sábado, 5 de julio de 2025

EL CALOR DOMINANTE

Decía Jesús Insausti “Uzturre”, que los días en los que el viento sur apretaba, decidía no salir de casa. El veterano dirigente nacionalista  creía a pie juntillas  tal interacción climatológica y los días  de viento sur y de calor se le podía ver descentrado, irascible y fuera de sí. 

“No sé lo que me pasa -señalaba aquel venerable e histórico abertzale- pero con el calor y el siroco me trastorno, me vuelvo loco”. No le faltaba razón. Yo, que había tratado mucho con él durante su etapa  de dirigente del Bizkai Buru Batzar,  no le reconocía  las jornadas calurosas  dominadas por el viento sur. Aquel hombre apacible, sencillo  y humilde sufría una transformación y debajo de la boina que siempre portaba aparecía un refunfuñón  del que debías huir si no querías ganarte  alguna de sus reacciones irascibles con sus sentencias lapidarias.

El calor ambiental el irregular comportamiento del termómetro es un elemento exógeno que los humanos somatizamos en nuestros comportamientos, haciéndonos imprevisibles. 

Yo había visto como el ganado  reaccionaba de manera instintiva  ante  ese tipo de fenómenos  atmosféricos adversos. Las vacas, por ejemplo, los días tórridos  de verano, suelen buscar el refugio de pequeñas lomas elevadas en el terreno a la búsqueda de corrientes de aire imperceptibles que suavicen, aunque sea levemente, las temperaturas del ambiente. 

Las ovejas, por el contrario, se apelotonan hasta formar parte de una masa lanuda en la que esconden sus cuerpos del rigor de los rayos solares. Los borregos, se comprimen unos contra otros y permanecen inmóviles, como si evitaran el desgaste energético del movimiento. 

Las “machorras” -ovejas adultas que no han parido- , ante  el flujo de sol,  entran en letargo de “modorra” y se inhiben del mundo exterior,  como si esta inmovilización ralentizara sus ritmos cardíacos y las convirtiera en churras zombis 

Según la sabiduría  campesina de uno de los guardianes de los rebaños, los borregos se “acarran” porque “se les “hace agua la sesera”. El cerebro , por efecto del calor, se les licua y , por esopermanecen quietohasta que la frescura  del atardecer llega Los corderos ni se mueven mientras jadean arrejuntados a la espera de los bailables locales”.

Los humanos no parece que nos amodorremos con los golpes de calor. Al contrario. como explicara “Uzturre”, nos salimos de punto y nos crispamos. Los elementos más negativos de nuestra personalidad afloran cono una acción reactiva inesperada. Lo pude comprobar los 

pasados días. En uno de los habituales embotellamientos de tráfico, me encontré con “listos” que pretendíaganarcuatro metros en la caravana,  se cruzaban de carril  como si de su “trenzado” dependiera  del grado de velocidad de desplazamiento. Tales comportamientos , erráticos y de “tontolabas” con pedigrí, terminaron por exasperar a un conductor que comenzó a recriminar las maniobras sin sentido del “adelantador” macarra. 

Los gritos, los gestos y los ruidos de los automovilistas enzarzados en la bronca, por el insustancial manejo del automovilista imbécil, subieron de tono y, al final, uno de los chóferes salió de su vehículo y se dirigió, con aire retador hacia el otro protagonista de la escena. Ambos pusieron pie en el asfalto comenzando un asalto de golpes más propios de las acciones de Topuria que de ciudadanos civilizados atrapados en un embotellamiento

El sol aún no había llegado al mediodía y los más de treinta grados soportados sobre la carretera me hicieron creer que la temperatura nos estaba demenciando a todos. Era como si nos encontrásemos en la antesala de las calderas de Pedro Botero.

La escena de la pelea me hizo asociael calor y la violencia con otros hechos dantescos. Pensé en los hermanos Izquierdo que en una noche  inflamada de agosto disparaban sus escopetas a  todo ser viviente que se encontraron por las calles de Puerto Hurraco, en Badajoz.  Aquella aciaga e infernal jornada,  los hermanos Izquierdo, enajenados  por una venganza atávica y embrutecidos por el sudor de una ola  de temperaturas extremas asesinaron a nueve vecinos, disparando cerca de trescientos cartuchos con sus escopetas.

Pero, ¿puede el calor, las inclemencias meteorológicas, cambiar nuestros comportamientos hasta al extremo?

Todos sabemos  que ante elevadas temperaturas dormimos peor, estamos más estresados e incómodos. Las temperaturas extremas despiertan factores sociales y psíquicosvolviéndonos más irascibles y presuntamente violentos.

Mal que nos pese, este efecto no es una leyenda urbana sin fundamento.  La ciencia, al menos la que he podido consultar, avala que sí hay una conexión entre la criminalidad y las altas temperaturas veraniegas. Y criminólogos como Adolphe Quetelet, establecieron las pautas sobre las que se rigen las “leyes térmicas”.

Este científico belga determinó que el calor incrementaba los delitos contra las personas (asesinatos, violaciones, reyertas...) mientras que con el frío aumentaba loscrímenes contra la propiedad (robos).

Algunos médicos y especialistas han comprobado que lasolas de calor extremas que estamos padeciendo aumentan la producción de adrenalina y que activan una mayor agresividad bajo ciertas condiciones. A esto le sumamos que estas subidas de temperatura alteran las zonas del cerebro involucradas con la regulación de las emociones. Algo que se relaciona con la ansiedad, el estrés y los trastornos postraumáticos.

Especial incidencia -triste y preocupante al mismo tiempo- es la correspondiente al riesgo de atentados machistas, cuya probabilidad aumenta hasta un cuarenta por ciento. Julio es el mes del año con más asesinatos contra las mujeres , y agosto el tercero. La conclusión es que el calor es uno de los detonantes pero obviamente el más importante es el machismo en sí, esto no hay que olvidarlo y hay que seguir luchando para eliminar esta lacra sociahasta su erradicación.

El verano es el momento del año en el que se producen más asesinatos por violencia de género. Y el periodo estival acaba de empezar. Prevengámonos , no sólo del calor y de sus secuelas psicosociales , sino de la epidemia de intolerancia  y negacionismo que se propaga entre nosotros, especialmente  entre los más jóvenes, renegando y contextualizando un problema -el machismo estructural y la violencia ejercida contra las mujeres- que nos envilece y avergüenza profundamente.

Prefiero ser un borrego amodorrado con la sesera derretida por el calor que un espécimen supuestamente racional capaz de las peores reacciones guiadas por su instinto de dominación y superioridad en un momento de acaloramiento-

 

Cambiando el tercio; a quienes se les han debido fundir los plomos por el calor es a los estrategas del Partido Popular. La crisis profunda del partido socialista y la  campaña de desprestigio que hace de Pedro Sánchez un alma en pena , no ha servido para que los populares de Feijóo aprovechen la circunstancia para mejor posicionarse en la escena política española y centrarse a la espera de cosechar  un mejor resultado en la sociología templada de las clases medias, ávidas de un nuevo tiempo de moderación  y tranquilidad.

Teniendo todo el panorama a favor, y a las puertas de un nuevo congreso que , supuestamente, les permita renovar su escorada imagen de derecha casi extrema, los populares han vuelto a sorprender con un nuevo giro hacia la radicalidad habilitando a Manuel Tellado y Ester Muñoz  como nuevos secretario general y portavoz de partido de Génova.

Tellado ha sido en los últimos tiempos  el lenguaraz vocero de un PP faltón y sin flitros. Un profesional del titular fácil y de la política de la hipérbole. Muñoz , por su parte, no le ha ido a la zaga, con intervenciones vergonzosas  y sonrojantes sobre el franquismo o la memoria histórica .

Con estos nombramientos, Feijóo renuncia a la moderación. Da por imposible un acercamiento con otras formaciones políticas que ,en una hipótesis poco probable  podría negociar con él  (PNV o Junts) y se lanza a aglutinar el voto de VOX en un proyecto de  derecha y extrema derecha que recupere la unidad perdida tras los gobiernos de Aznar. 

Parece imposible, sí, pero esta es la pretensión del gallego  que , definitivamente ha echado por tierra cualquier opción conservadora moderna y europeísta, en detrimento  de una organización radical y profundamente conservadora.

En esa deriva, que nadie espera nada  de los nacionalistas vascos y catalanes. Y mucho menos con los nuevos actores previstos, y con las salidas de tono de “ offsidescomo Javier de Andrés, que cada vez que habla aleja un poco más a su partido de la normalidad democrática y del sentido común. Será también , efecto del calor dominante.

 

sábado, 28 de junio de 2025

PREOCUPADOS Y OCUPADOS

Hay preocupaciones que generan ansiedad. Cada cual tiene sus obsesiones, sus miedos y los problemas que convierten a su cabeza en un circuito cerrado de  interrogantes y sensaciones.  

Todo el mundo  se preocupa por algo, aunque se reconozca como el ser más feliciano del planeta.  La cuestión está en dosificar  el grado de ansiedad que los problemas, propios o ajenos, generan. Cuando hablamos de desasosiegos todo el mundo piensa en lo evidente; en las guerras, en las injusticias, en la crueldad de los crímenes machistas, en el desapego de la política. Y sí, todo el mundo guarda una parte de su amargura particular a todas estas calamidades que nos acechan y en las que, individualmente poco podemos hacer. 

Pero hay desasosiegos propios que afectan a la fibra sensible de las personas, aunque, para los no afectados, su efecto resulte anecdótico o simplemente curioso. En Sevilla, por ejemplo están alarmados con la soberbia de Trump, la maldad de quienes asesinan civiles en Gaza o quienes aprovechan su condición privilegiada para actuar impunemente. Pero lo que verdaderamente les ha consternado y dolido profundamente en el alma ha sido la restauración que se ha llevado a cabo en imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena. 

La hermandad custodia de la icónica representación religiosa había encargado a un prestigioso estudio de conservación artística (que ya había participado anteriormente en el saneamiento de la imaginería) que limpiase los policromados, reparase las articulaciones y rehabilitase los tejidos de la Virgen venerada. Pero el resultado de esta última intervención “levantó en armas” a los devotos hispalenses. La indignación fue tal que por centenares se manifestaron ante la iglesia en la que la Macarena reside. “No es mi Virgen -decía una encendida beata- “No es ella. Para mí nos la han cambiado, esa no es mi Macarena “¿Qué han hecho? Son unos mamarrachos los que están ahí dentro", estallaba otra de las fieles congregadas. 

Las largas pestañas colocadas en los párpados de la imagen y el perfilado de las lágrimas en la cara de la madre de Dios fueron los aspectos más criticados por los fieles sevillanos. "Una cosa es limpiarla y otra es ponerla esas pestañas, esos ojos chinos".  

El “incendio” popular fue tal que la cofradía se vio obligada a modificar la imagen en veinticuatro horas. En tan solo un día se llevaron a cabio tres cambios en las restauraciones abordadas. Y con ellos se exhibió a tres Macarenas distintas. El lío aún no ha terminado pero , por lo pronto, se ha llevado por delante al Mayordomo y al Prioste de Nuestra Señora de la Esperanza que presentaron su dimisión irrevocable. Las pestañas con rímel y el maquillaje de la Macarena fue la causa de la revuelta social y del cabreo sevillano.

Todos tenemos nuestro ámbito de turbación. Yo, sin ir más lejos, he pasado unos días agobiado por algo, que bien visto, resulta trivial. El coche que me transporta de aquí para allá y sin el que prácticamente no me muevo, ha empezado a sucumbir. El vehículo tiene ya unos añitos y ha cumplido con creces con su expectativa de vida. Por eso, comienza a dar señales de agonía.  Y eso me da pavor. No porque el auto fallezca en cualquier momento sino por la hipótesis de verme tirado en la carretera . Me da pánico cualquier incidencia. Eso de llamar al seguro , a la grúa, esperar a que llegue, conectar con un taller, trasladarse de la calzada al destino en taxi u otro medio  requerido con urgencia, me come los hígados. Si, lo reconozco, los imprevistos que rompen mi rutina, que descontrolan mis previsiones, me descomponen. No soy persona. Pierdo los papeles y necesito atemperar los nervios para encontrar soluciones racionales a los problemas.

Temo el momento. Mi coche, al menos el monitor donde se presentan los datos básicos del vehículo, parece un árbol de navidad en el que han empezado a encenderse  unas cuantas luces. La primera lleva ya un tiempo prendida y, según el manual de instrucciones, avisa de un fallo eléctrico en el motor. Me dijeron que no le presara atención, pero ahí está, hasta que se le ocurra ser la representación de  algo peor. Luego, se ha iluminado un pilotito naranja que todavía no he descubierto a qué hace referencia. A continuación, el aire acondicionado ha acabado con la carga que le permite enfriar y ha dejado de funcionar, por lo que estos pasados días de temperaturas elevadas, la sauna automovilística ha sido insoportable.

Para más abundamiento, otra luz, esta vez reconocible, ha comenzado a parpadear hasta quedarse quieta. Se trataba la del nivel de aceite. Como la advertencia parecía grave, he detenido el coche. He comprado una lata de lubricante e intentado reponer el líquido. Imposible.  El capó no se abría. Al parecer, en un estacionamiento anterior, alguien impactó contra  mi frontal y el muelle que permitía acceder a la palanca que percutía la apertura de la tapa, se había desplazo y roto. Así, que de urgencia tuve que acudir al taller de reparaciones donde un profesional muy amable consiguió levantar  el soporte e incorporar el aceite. El motor estaba seco y se “bebió”, ni más ni menos, que tres litros de lubricante para marcar niveles de normalidad. “p´a habernos matao”. 

Total; que “vivo sin vivir en mí” que diría la mística. 

Colectivamente, varios han sido los ámbitos que han tenido conmocionada a la sociedad vasca o a una partemayoritaria de la misma. En un primer lugar aparecía la percepción extendida de que la sanidad vasca  estaba fallando estrepitosamente. Percepción no constatable empíricamente pero sí instalada como una falsa realidad virtual  que se extendió en la opinión pública como una epidemia, convirtiéndose en la principal preocupación social testada en los estudios sociológicos.

La segunda sensación colectiva ha sido, el supuesto descontrol del ámbito educativo,  con huelgas e incertumbre colectiva entre padres y madres de Euskadi. Inseguridad en el funcionamiento de las aulas públicas y , también en la educación concertada. Conflictos con el profesorado, con el transporte y hasta con los comedores. 

El tercer problema interiorizado por la sociedad vasca ha sido el conflicto en el colectivo de la Ertzaintza,  una sensación de descontrol  en el cuerpo de seguridad autonómico  visibilizado en movilizaciones  y protestas de alcance general.

Sanidad, Educación, Ertzaintza, Seguridad, son materias sensibles que amargaron el último tránsito del Gobierno vasco presidido por el lehendakari Urkullu. Preocupaciones que , justa o injustamente penalizaron y que generaron un desgaste notable en los gestores públicos y en las formaciones políticas que los sustentaban. Cabría detenerse  en cada apartado para analizar los factores que propiciaron los cambios de opinión que crisparon a la gente. Estrategias políticas  de la oposición, dinámicas sindicales de protesta y de ruido, medios de comunicación complacientes con las disputas… y los errores de gestión inherentes a todo gobierno provocaron una tormenta perfecta

Se ha cumplido un año desde la constitución del nuevo ejecutivo vasco presidido por Imanol Pradales. El lehendakari de Mamariga se propuso como primera  tarea, recuperar la confianza perdida en estos servicios públicos. Se comprometió a liderar un pacto por la salud que vigorizara Osakidetza. Un pacto que salvo limitadas excepciones ha conseguido aunar criterios políticos, sociales, profesionales y de diferentes colectivos. Un amplio consenso que junto a una mejora de las prestaciones en el Servicio Vasco de Salud, ha conseguido que la Sanidad Vasca  haya abandonado el ranking de la preocupación fundamental de los vascos y vascas . 

Lo mismo ha hecho con la Educación y con la Ertzaintza, desactivando conflictos laborales enquistados y dando margen al acuerdo con los principales colectivos afectados.

Ahora, Pradales, un sociólogo bien fundamentado, se apresta a abordar la siguiente crisis de opinión. El problema de la delincuencia y el notable incremento de la preocupación de vascos y vascas por el objetivo incremento de actos delictivos, violentos o no, perpetrados en Euskadi.

No va a ser esta tarea fácil ni cómoda, pues en este problema hay quienes, como en río revuelto, esconden otros argumentos  que fácilmente conducen  al radicalismo, el racismo y la xenofobia. Pero lo cierto es que es preciso detener la proliferación de delitos y faltas que, sin castigo aparente, amedrentan a la ciudadanía.Conjugar justicia con derechos humanos. Cumplimiento de la ley con respeto a la convivencia. 

El miedo es un motor que genera odio y  enfrentamiento (basta con ver los hechos recientes acaecidos en Hernani para adivinar el peligro real de una explosión social en nuestras calles).Estamos preocupados sí, pero ocupados también.