sábado, 11 de octubre de 2025

BANALIZAR EL SUFRIMIENTO

Tenía razón John Carlin cuando el otro día escribía en “La Vanguardia” que, por desgracia, no
todas las víctimas de genocidios son iguales. El escritor y periodista británico, reflexionaba en
relación a las respuestas emocionales que las sociedades occidentales expresan ante
cataclismos humanitarios que provocan miles de víctimas inocentes.


Carlin partía de la base de que “todas las víctimas son iguales” haciendo un guiño al concepto
que desarrolló Georges Orwell en su libro “Rebelión en la granja” (“todos los animales son
iguales, pero algunos son más iguales que otros")


La novela de Orwell narraba una revuelta del ganado contra los granjeros humanos, teniendo
como inspiración el deseo básico de igualdad y libertad. En su relato, Orwell fabuló a los
animales estableciendo sus principios de convivencia, “siete mandamientos” cuyo objetivo
final era el de la igualdad de todos sus componentes. Sin embargo, pasado el tiempo, los
cerdos, convertidos en élite gobernante, comenzaron a gozar de privilegios que manipularon
los principios originales de la revolución concluyendo que la sublevación igualitaria terminara
en una nueva forma de tiranía y de desigualdad donde la élite (los gorrinos) gozara de un
estatus superior al resto de especies. De ahí la frase de que “todos los animales son iguales,
pero algunos son más iguales que otros".


Carlin, asume este principio en el comportamiento de las personas y determina que resulta
paradójico que se hagan distingos entre dramas humanos de primera y de segunda división.
Nos pese o no, tiene razón. No sentimos con el mismo énfasis dramas que conllevan un
sufrimiento incalificable. Discriminamos injustamente el padecimiento de la gente según
criterios absolutamente subjetivos .


Está claro que el conflicto entre Israel y Palestina ocupa, en preocupación social, un lugar
predominante. En occidente, al menos en las sociedades avanzadas y con vocación progresista
en lo que a derechos humanos y libertades se refiere, Palestina está en el imaginario global de
mayor simpatía de la ciudadanía. Euskadi, paradigma de sociedad solidaria y empática con los
desfavorecidos -sean estos de cualquier origen o condición- lidera esa vocación de cercanía y
apoyo a Palestina. Una solidaridad a veces acrítica, incapaz de analizar los errores compartidos,
convirtiendo la pugna de dos partes en una relación maniquea de buenos -los palestinos- y los
malos -los israelíes-.
 

El genocidio perpetrado contra la población de Gaza como respuesta judía a los actos
terroristas de Hamas , ha movilizado conciencias y ha tenido en vilo a diario a cadenas de
televisión, radios y prensa escrita.
 

Las matanzas, la persecución, la hambruna y el intento prolongado de aniquilación del Pueblo
Palestino ha hecho activarse a miles de personas. Se ha pasado de la libre expresión al boicot
de pruebas deportivas o la movilización masiva. Las iniciativas solidarias han sido diversas, y ,
entre ellas se ha llegado a fletar una denominada flotilla , calificada por sus promotores “de la
libertad” cuya actividad, supuestamente de ayuda humanitaria (nadie sabe ni los alimentos, las
mantas, medicinas o materiales de apoyo que transportaba) ha centrado la atención de casi
tantos minutos de noticieros como los devastadores ataques armados contra la población
indefensa de Gaza.

La citada “avanzadilla” marítima tenía como objetivo, según palabras de sus notables
patrocinadores , “romper el bloqueo” con que Israel sometía a Gaza. Un propósito loable si su
acción hubiera resultado verosímil, pero, en tanto en cuanto fue concebido como una especie
de “reality show” retransmitido en directo, su impacto quedó reducido a lo que , realmente
buscaba, la publicidad de un acto simbólico con más ideología que práctica. Efectismo frente a
la violencia de verdad.


Finalmente , interceptados, detenidos y devueltos a casa por el ejército israelí, la “armada
invencible” de telepredicadores y vendedores de humo, acabó con un minuto de gloria en los
medios de comunicación, cuyo seguidismo , en algún caso, debería hacernos reflexionar sobre
la vocación informativa como servicio público o como puro medio de entretenimiento.

El término de “genocidio” se ha utilizado por lo expertos internacionales para definir
persecuciones y matanzas diversas. Aunque el interés generado hacia ellos por la “progresía”
occidental no haya organizado ni flotillas ni movimientos reivindicativos de protesta. Por
ejemplo, el conflicto que desangra a Sudán parece una barbarie olvidada. Allí, en una especie
de “guerra civil”, han muerto 400.000 personas, 12 millones han tenido que huir de sus
hogares y cerca de 25 millones de víctimas conviven con el hambre. Las peores atrocidades
han sido provocadas por un grupo denominado Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), una especie de
milicia, apoyada por los Emiratos Árabes Unidos, que es capaz de asesinar a todos los varones
de diversas aldeas (incluidos los niños mayores de diez años) y de violar a las mujeres y a las
niñas so pretexto de acabar con toda la población de raza negra en la zona.
 

El sufrimiento en Sudán no es nuevo ni reciente pues varios gobiernos norteamericanos lo
definieron como genocidido, hasta el punto que Anthony Lake, quien fuera consejero nacional
de Seguridad de Bill Clinton y luego dirigió Unicef, afirmara al respecto que la masacre de
Sudan “es como la de Gaza -que ya es suficientemente horrible-, pero peor”. Pese a ello, nadie
ha alzado la voz ni contra Abu Dabi ni contra Dubai, emiratos que prestan apoyo logístico y
económico al conflicto. Tampoco hemos tenido noticias de protestas o boicot ante el negocio
del futbol europeo o estatal, inyectado de petrodólares proveniente de aquellos impulsores
de las matanzas en Sudan.
 

Otro segundo ejemplo; la actual Myanmar o antigua Birmania y la persecución de la etnia
“rohingya”, una minoría de carácter musulmán represaliada y reprimida por la actual junta
militar gobernante tras años de conflictos, persecución y desplazamientos forzosos. Más de un
millón de personas viven fuera de sus hogares, especialmente en campos de refugiados en
Bangladesh, dependiendo completamente de la asistencia humanitaria para su protección
(alimentos, agua, refugio y salud) 
 

A pesar de su presencia histórica, los rohingya carecen de reconocimiento oficial como
comunidad étnica.  Su persecución ha sido denominada por las Naciones Unidas como
“genocidido” pues se les ha negado la identidad legal o ciudadanía lo que les ha convertido en
la mayor población apátrida del mundo. Esa falta de reconocimiento oficial deja a las familias
rohingya sin derechos básicos y protección, haciéndolos susceptibles a la explotación, violencia
sexual y de género, y diversas formas de abuso. La mayoría de los refugiados rohingya
apátridas (98%) residen actualmente en Bangladesh y Malasia. 
 

Ningún actor de Hollywood ni personaje mediático ha salido a la calle para denunciar el
gonocidido rohingya . Tampoco  para alzar la voz por la limpieza étnica en el enclave de Nagorno Karabaj donde 100.000 personas han tenido que huir recientemente de sus casas
ante la ofensiva de Azerbiyán que amenaza ahora con invadir Armenia. Eso no tiene impacto
mediático. Es de segunda división, no como la cruel ocupación israelí de Gaza. 

 

La causa palestina genera más simpatías que el dolor de Ucrania, donde los delirios imperialistas de
Putin ha provocado ya más de millón y medio de víctimas entre muertos y heridos de ambas
partes. Y, a pesar del importante apoyo económico y militar de occidente, tampoco hemos
visto a intelectuales o líderes de la opinión publicada manifestarse ante la embajada rusa en
Madrid. Ni hemos visto a esas mismas formaciones supuestamente progresistas que enarbolan
el pañuelo palestino como un símbolo de amistad , agitar de igual forma la bandera de Ucrania
frente al autoritarismo devastador del Kremlin. Antes, al contrario, han exhibido banderas del
Donbass pro ruso con el que se posicionan sin disimulo.


Sí, hay víctimas de primera y de segunda, genocidios con mayúsculas y con minúscula. Buenos
buenísimos y malos malísimos. Y también hay respuestas sinceras y manifestaciones
posturales que dejan la ética a un lado para reflejar solamente el perfil más ideológico
interesado de quienes trivializan el dolor con pronunciamientos efectistas, más próximos a las
artes escénicas que al compromiso efectivo .
 

No seamos lelos. Dejemos de aplaudir las patrañas de activistas de propaganda que se sienten
satisfechos de lavar sus conciencias con operaciones cosméticas que solo buscan su
notoriedad o ser los más “guays” ante la opinión pública. Dejemos de banalizar el sufrimiento
y con humildad, entendamos que todas las víctimas de “genocidios” son iguales y que todas, y
recalco lo de todas, se merecen el mismo respeto.
 

sábado, 4 de octubre de 2025

EN EL LIMBO

Fue durante el mandato de Benedicto XVI, cuando la Iglesia Católica desbarató el dogma del limbo, ese supuesto lugar a donde los niños iban tras morir sin bautizarse. Durante decenios, infierno, purgatorio, paraíso y limbo , centraron  la expectativa post mortem de las almas humanas. El miedo a las calderas de Pedro Botero, la recompensa del cielo o la penitencia del purgatorio , impregnaron el imaginario de una sociedades  donde lo religioso fue consustancial al entendimiento de la vida humana. La religión entendida como castigo o cono premio, un pensar que convertía al individuo en un ser temeroso  de Dios .

Así, el limbo, se constituyó en ese lugar poco definido donde los pobres niños que morían antes de pasar por la pila bautismal para borrar el pecado original, eran almacenados como víctimas inocentes de una situación sobre la que la Iglesia Católica, tan dada a garantizar soluciones absolutas, no había encontrado una posición adecuada e incontestable. El limbo era como un gran paréntesis, un conjunto vacío sin puertas ni ventanas de salida.

La evolución de esta materia  fue paulatina en la doctrina católica. En el siglo V,  San Agustín decía que los niños muertos sin bautizar iban al infierno y, a partir del siglo XIII, comenzó a hablarse del "limbo" como "ese lugar donde los niños no bautizados estarían privados de la visión de Dios, pero no sufrirían, ya que no lo conocían".

Tuvo que ser Ratzinger,  antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, algo así como el ideólogo de la praxis católica,  quien hizo desaparecer el limbo, al considera que “los niños no bautizados que mueren “se salvarán y disfrutarán de la visión de Dios" ya que “la misericordia de Dios es más grande que el pecado”.

Así, de un plumazo, la Iglesia hizo desaparecer  el limbo tras ocho siglos de amenaza  latente , por el simple hecho de que los infantes  recién nacidos no vieran sus cuerpos mojados por el agua purificadora del río Jordán. ¡Qué cosas!. Recuerdo cuando mis mayores hablaban del “limbo” con ese acento  de misterio y un poco de angustia que siempre provoca lo desconocido y lo que se teme. Consterna pensar en tantas mujeres (fundamentalmente ellas) atormentadas por, además de la pérdida de un hijo/a -que ya es suficiente sufrimiento- cargar con la culpa de que su alma se viera perdida por no haberla “purificado” previamente con el bautismo.

Pero aquel  lugar misterioso y enigmático, según se afirma ahora, ya no existe. ¿Y los miles de niños que muertos anticipadamente fueron recluidos allí por los curas inquisitoriales de varios siglos? ¿Qué será de ellos? ¿Serán, como en Peter Pan, los “niños perdidos”?

Al parecer, según la doctrina en boga en el Vaticano, dichas criaturas terminaron  ascendiendo a los cielos, como querubines, para disfrutar eternamente de la presencia del Creador.

Sin embargo, para asombro de propios y extraños, esta pasada semana hemos asistido a un intento mundano de resucitar ese lugar indefinido y etéreo. La jefa vasca del Ministerio Público, es decir la Fiscal jefe del País Vasco, doña Carmen Adán, manifestó el otro día , durante la presentación de la memoria de la fiscalía, que determinados expedientes vinculados con denuncias practicadas  por presuntos delitos contra la libertad sexual, habían sido extraviados.

Ante las denuncias aparecidas en los medios de comunicación en relación a un campamento juvenil de verano en la localidad alavesa de Bernedo, según las cuales se habían producido presuntamente, actuaciones lesivas contra la libertad sexual de los menores, la Fiscal Superior del País Vasco, justificó la no puesta en marcha   del expediente correspondiente de investigación  porque que el atestado elaborado por la Ertzaintza y presentado en el juzgado "se quedó en un limbo y no motivó la incoación de diligencias previas, que es obligada".

Adán explicitó que “en su día fue remitido el atestado”, incluso una posterior ampliación del mismo, sin que hubiera respuesta del ministerio público. Al parecer,  según ella, un error de carácter informático, posibilitó que “el expediente se quedara en el limbo”.

Llama la atención que pese al celo demostrado hasta ahora por la fiscalía en casos vinculados con menores (tutelados o no), se haya producido un vacío como el contemplado con las denuncias al campamento de Bernedo, y los intentos autoexculpatorios del Ministerio Público insinuando  que los errores cometidos correspondían a otras instancias -juzgado y Ertzaintza-, lo que viene a demostrar la percepción de que las actuaciones de la fiscalía son “de otro mundo”. De ahí lo del “limbo” y los expedientes  desaparecidos.

El caso ha levantado una notable polvareda. Mientras un centenar de padres de niños que asistieron a dichos campamentos apoyan a los monitores y se quejan de la presunta manipulación de los hechos, las denuncias de presuntas víctimas se incrementan. Una incertidumbre si se hubiera hecho lo que tocaba en su caso que era investigar, en lugar de echarse a dormir.  Y todo ello mientras la Fiscal Jefe pasa a otros la “patata calienta” sin tener la humildad de admitir que el ministerio público que ella dirige ha estado en este caso  “en Belén con pastores”.

 ¿Habrá muchos más expedientes como estos en el limbo  de la fiscalía? La reacción pública de Carmen Adán no tranquiliza. También la consejera andaluza de sanidad dijo en la radio que el número de mujeres afectadas por la demora en los resultados de los cribados de mama era de cuatro, y en dos días ya se hablaba de seis mil las mujeres perjudicadas por la negligencia del servicio andaluz de salud.

Vuelva a la realidad  señora fiscal.

 

La que no sabemos si vive en el limbo, en los mundos de Yupi o en Babia, es la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Sus pronunciamientos, su actitud  y hasta su puesta en escena , revelan o un desconocimiento bárbaro de la realidad o una mala fe inusitada en sus habituales discursos y pronunciamientos públicos. La verdad es que escucharla habitualmente sonroja por pudor al más ingenuo.

Si la presidenta madrileña, que se siente acosada por todo el mundo y se planta como víctima de un presunto linchamiento público contra ella, su familia y amigos, dijera que “por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas” estaría  expresando , quizá, su mensaje más cercano a la verdad . Pero, ni eso. Ayuso ha hecho de la mentira, del bulo, de la descalificación más burda  despreciable, su estrategia política. La manipulación de las palabras pronunciadas por el lehendakari Pradales en el Alderdi eguna  (“Ayuso, entzun. Euskadi euskaldun!”), no tienen un pase. Ver la versión televisiva de su delirante  interpretación, no hace sino corroborar la sensación de hallarnos ante una dirigente a la que le falta una patata para el kilo. Vamos, que está como un cencerro. Interpretación que se acrecienta cada vez que abre la boca para vincular a cualquier tipo de protesta con la “kale borroka”, identificar a sus opositores políticos con los “batasunis” o los “etarras” de antaño o denostar el euskera como lengua “cateta”. Lo dijo en plena Asamblea de Madrid para calificar  a quienes hablan dicha lengua. "¿Saben lo que es cateto? Llamarse Juan y pedir que por favor en el País Vasco te llamen Jon, porque si no te quedas fuera del sistema, del sistema público o te quedas fuera de las subvenciones. Eso es lo que hacen ustedes utilizando las lenguas cooficiales. Cateto es tener un Consejo de Gobierno que habla en español perfecto, pero que luego les exija a los médicos tener que hablar en vasco si quieren atender. Eso sí que es cateto. Cateto es tenerte que llevarte a tus hijos a La Rioja porque el sistema público los abandona y no los escolarizan. Eso es lo más cateto"

Está claro que Ayuso no es “ahobizi”, ni “belarri prest”. No. Es una ignorante que , como tal,  es intrépidamente atrevida. Hasta quedar en evidencia.

 Lo más grave de todo no es la actitud falsaria y antidemocrática de su comportamiento (cada cual hace el ridículo como quiere). Lo verdaderamente preocupante es que, pese al  evidente dislate permanente en que ha convertido su acción política, haya un importante número de seguidores, partidarios, y medios de comunicación que apoyan y rían sus inverosímiles ocurrencias.  Lo realmente alarmante es que un partido como el PP, con vocación de gobierno y , supuestamente , responsabilidad de estado, la considere como aspirante en la sombra a encabezar su alternativa.  Lástima de limbo para poder remitirla!  A ella y a todos los que la jalean.