La explotación de los recursos naturales ha estado y estará detrás de muchos de los acontecimientos que influyen directamente en nuestras vidas. Intereses geoestratégicos, conflictos armados, invasiones, sometimientos y enriquecimientos ilegítimos han sido las consecuencias del ansia de los poderosos por ampliar su umbral de liderazgo en el mundo. Por eso, no extraña ver cómo los Estados Unidos imponen a Ucrania un “acuerdo” para la explotación de sus “tierras raras” como contrapartida a su apoyo frente a Rusia. Como tampoco causa sorpresa ver el poder creciente de China en el continente africano donde , desde hace tiempo, ha instalado sus plataformas de apoyo en infraestructuras a los países en vía de desarrollo a cambio de acceder a sus tesoros minerales encontrados en su subsuelo. Es la lucha por el liderazgo mundial en investigación y tecnologías.
Nuestra historia reciente, esconde también experienciasestresantes que las nuevas generaciones de vascos debieran no olvidar porque marcaron el devenir de nuestras vidas, aunque nos resulte complejo admitirlo.
El Fuero de Bizkaia, principio jurídico-político bajo el que se rigió buena parte del país hasta su abolición en el siglo XIX, había defendido siempre el hierro de nuestros montes estableciendo taxativamente que “ningún natural ni extraño, así del Señorío de Vizcaya como de todo el Reino de España, ni de fuera de ella, no puedan sacar afuera de este dicho Señorío , para reinos extraños, vena ni otro metal alguno, para labrar hierro o acero”. Se trataba, claro está, de reservar el mineral para que las ferrerías propias lo elaborasen , dejando libre la exportación del hierro o acero “labrado” por nuestra industria pero prohibiendo terminantemente vender en bruto a “reinos extraños” la apreciada materia prima.
Esto se producía porque el mismo Fuero reconocía que el monte que circundaba los caseríos era un bien “comunal” de explotación libre para todos los vecinos o un bien de “propio”(del pueblo o del lugar), cuyas rentas se destinaban a sufragar los gastos municipales. Y en esta libre disponibilidad entraban tanto los pastos para el ganado como la explotación del mineral, que “pertenece a quien lo arranca de la tierra”, pero sólo mientras realizaba este trabajo.
Ni que decir tiene que, la abolición foral y , en paralelo, elavance tecnológico de la época -Henry Bessemer patentaba el método para la producción del acero mediante la descarburación de un lingote de hierro no fosforado, característica específica del hierro vizcaino- provocó una auténtica revolución en nuestro territorio.
La nueva fórmula para acerar el hierro impulsó una nueva industria que cambiaría el rumbo de la historia mundial. Y a nosotros nos dio vuelta la vida como un calcetín.
Como quiera que el Reino Unido fuese muy pobre en este tipo de mineral (hierro no fosforado) y dispusiera de una gran demanda para su incipiente industria siderúrgica, las “venas” de mineral vizcaino se vendieron masivamente a “reinos extraños”. Sin la protección foral, poderosas compañías extranjeras tomaron en arriendo las minas que la herencia o las desamortizaciones de tierras habían puesto en las manos demedia docena de grandes familias vizcainas, comenzando la explotación del mineral a gran escala.
En 1900 se explotaban en Bizkaia 252 minas de hierro cuya extracción , que llegó a constituir el 13,2% de la producción mundial, se destinaba en su práctica totalidad a la exportación. Tal descomunal expolio, llevado a cabo por empresas con una altísima rentabilidad -el 80% de beneficio sobre el precio finaldel producto- supuso un escarnio, no sólo para las fuentes naturales de Bizkaia sino, fundamentalmente, para la dignidad humana de miles de personas explotadas cruelmente por un sistema que sólo pretendía hacer acopio de inmensas sumas de dinero. Según estudios elaborados por el profesor González Portilla, entre 1876 y 1899, las empresas que desvenaban los yacimientos vizcainos tuvieron un ingreso de 886 millones depesetas de la época que se desglosaban del siguiente modo; pago de salarios 161 millones, gastos de explotación, 140 millones; ganancias 585 millones. De estas ganancias, más del 53% pasó a las manos de la oligarquía vizcaina , mientras que casi el 47% fue a las empresas extranjeras.
A partir de esta enorme acumulación de capital , el proceso de industrialización se aceleraba con un transporte ferroviario acorde al acarreo del material por toda la margen izquierda de la ría , con enlaces comerciales navieros (astilleros) que a la vuelta de su viaje a Inglaterra para llevar materia prima, traían de vuelta el necesario carbón para crear aquí industrias siderúrgicas cuya instalación provocaba la ampliación de las instalaciones portuarias. Y con toda la actividad económico-comercial, los “capitalista” de Neguri formalizaban las dos entidades bancarias hoy fusionadas. El Banco de Bilbao en 1857 y el Banco de Vizcaya en 1901.
El impacto provocado por la exportación de mineral de hierro tras la caída de los fueros fue brutal en todos los sentidos, cambiando la fisonomía de Bizkaia totalmente. Una Bizkaiahumanamente distinta, política-culturalmente diferente yeconómicamente desconocida.
Entre 1877 y 1900, en menos de un cuarto de siglo, la población aumentó en el territorio 121.000 personas, casi todas las cuales llegaron de distintos puntos de la península y se ubicaronfundamentalmente en la margen izquierda de la ría de Bilbaomientras el resto del territorio permaneció estancado. Bilbao y sus minas que a mitad de siglo XiX representaba el 25% de la población vizcaina, en 1900 llegó a constituir el 54% y el número de habitantes no nacidos en Bizkaia se duplicó pasando del 13% al 26%.
Hoy es difícil imaginarse el cambio superlativo que vivieron nuestros antepasados apenas hace un siglo y medio. De aquel “boom” provocado por la extracción minera quedan historias humanas imborrables . Nos dejó lo peor del capitalismo salvajey como respuesta al mismo, la aparición de organizaciones de clase defensoras de los derechos de los trabajadores. Muchos de aquellos hombres padecieron una explotación inhumana. Con horarios de trabajo interminables, en condiciones de salud laboral lamentables y jornales indignos. Conocieron el concepto de la “cama caliente”, un alojamiento a turnos compartidos que pagaban de su salario como crédito de unos “economatos” que las propias empresas organizaban para suministrarles materiales de subsistencia básicos y cuyo pago les amarraba aún más a una dinámica de subyugación inmoral y destructiva. Cuanto más trabajaban y consumían -tabaco y alcohol fundamentalmente- más debían a sus propios empleadores.
Ha pasado mucho tiempo -no tanto- de toda esta “revolución social”. El liberalismo económico, afortunadamente, ha moderado su ansia de “acumulación de riqueza" si bien en algún caso, quienes apelan al “mercado” y a sus supuestas reglas se olvidan del principio del bien común y de la función social del trabajo.
Vivir para trabajar o trabajar para vivir, he ahí el paradigma que cada cual debe responder.
Esta pasada semana , la patronal vizcaina ha escenificado en relevo de su directiva. Carolina Pérez Toledo ha cedido su puesto en la presidencia de la patronal vizcaina y tras el proceso electoral interno reglamentario resultó elegido como cabeza visible de los empresarios del territorio Guillermo Buces , un emprendedor que comenzó desde cero en una empresa de artes gráficas y que hoy factura cerca de diez millones de euros.
En su despedida como presidenta del empresariado vizcaino, Carolina Pérez insistió en su discurso duro frente a las reformas laborales puestas encima de la mesa , desde la posibilidad de establecer un salario mínimo propio en Euskadi -hasta el Gobierno vasco ha visto con buenos ojos tal hipótesis- hasta la pretensión de pactar y/o aprobar una reducción de la jornada laboral.
Las palabras Carolina Pérez pueden ser entendidas aunque no compartidas. Las que resultaron extemporáneas fueron las explicaciones de su secretario general, auténtico “alma mater” de la filosofía empresarial vizcaina, quien en respuesta a unas declaraciones de la ministra Yolanda Díaz-“trabajar menos para ser más felices”´- señaló que “utilizar la felicidad para implementar esta política ignora los factores que han contribuido al desarrollo económico de Euskadi”, lo cual supone “una actitud irresponsable”. “La declaración de la ministra desvalora el esfuerzo y la dedicación laboral, cualidades que son fundamentales en cualquier sociedad avanzada” , permitiéndose , acto seguido solicitar a los partidos políticos vascos que voten en contra de esta medida cuando sea presentada en el Congreso de los Diputados.
Azpiazu ya ha dejado claro de qué lado del paradigma está. Es su opción. Yo, prefiero quedarme con el espíritu conciliador del nuevo presidente que ha dicho que “impulsará el diálogo con todos los sindicatos , sin líneas rojas pues es necesario cambiar la relación entre empresas y sindicatos que está obsoleta”. A ver si es verdad.