jueves, 3 de noviembre de 2011

MI BOLA DE CRISTAL


Dieciocho son los escaños en liza  en estas próximas elecciones generales en la Comunidad Autónoma Vasca y cinco más en Navarra.
Los resultados de hace cuatro años serán irrepetibles. En primer lugar, porque la Izquierda Abertzale no compareció en aquellos comicios (sí lo hicieron Aralar y EA). Y en segundo término porque los socialistas degustaban su momento más dulce y ahora se enfrentan al trago más amargo de su historia democrática reciente.

En la CAV, el PSE obtuvo nueve escaños al Congreso. El PNV 6 y el PP los tres restantes. En el Viejo Reyno, UPN obtuvo dos actas de diputados. Los mismos que los socialistas y, la última, fue para NaBai.

El 20-N nada será igual. Por un lado, la comparecencia a las urnas del “Polo Soberanista” –Bildu+Aralar- reducirá el margen de reparto de escaños. Por otro, la crisis socialista, cuyo fondo no se conoce aún,  reportará un vuelco  en el “vaso comunicante” del electorado español. La derecha (PP-UPN) será quien rentabilice el batacazo socialista.

Es pronto para hacer previsiones, pero todo indica que asistiremos a una reñida pugna en la que el liderato en diputados electos  se dirimirá en la aplicación territorial de la ley D´Hont y el efecto de los “restos” en la formulación matemática. Es decir, que  será un puñado de votos el que incline finalmente la balanza a la hora de asignar las últimas credenciales parlamentarias. Va a ser, un final de infarto.

Hablar hoy de previsiones puede ser una temeridad, sobre todo cuando nadie sabe exactamente cómo incidirá finalmente el electorado, preocupado más en cuestiones de supervivencia que en juegos políticos de malabares. Pero es en la niebla de la incertidumbre cuando la intuición marca el camino.  Mi bola de cristal  está encendida e indica que en la Comunidad Autónoma Vasca puede llegar a producirse un triple empate a cinco diputados (PNV, PP e Izquierda Abertzale). Eso supondría el descalabro socialista que pasaría de los actuales 9 diputados a 3. El liderazgo en votos  dependerá del nivel de movilización de los votantes del PNV, remisos tradicionalmente  a activarse en unas elecciones “españolas”. Por el contrario,  los votantes de la Izquierda Abertzale mantienen su nivel de implicación política y si bien la suma de Aralar al proyecto “Amaiur” no obtenga el efecto sumatorio contemplado inicialmente, el resultado final seguirá siendo positivo para ellos. Positivo pero menor al esperado. El PP por su parte, recolectará buena parte del electorado socialista y su efecto “ascensor-descensor” tendrá en Araba  el territorio más fecundo, siendo allí donde los socialistas se jueguen el ser o no ser del Ministro Jaúregui.

En Navarra, el camino está expedito para la derecha de UPN-PP. Obtendrán una mayoría holgada que les permitirá hacerse con tres de las cinco actas de diputados en liza. Las otras dos se las disputarán la Izquierda Abertzale –que tiene grandes posibilidades de ganar una-, los socialistas y “Geroa Bai”, heredera de NaBai, que, pese al tirón electoral de Uxue Barkos, tendrá muy difícil hacerse un hueco y superar los 40.000 sufragios que serán necesarios para acreditarse en la Carrera de San Jerónimo.

Mi bola de cristal indica también que, en el Estado,  los resultados serán apabullantes. Y Mariano Rajoy, el asceta, pasará por encima de unos socialistas que no alcanzarán, tan siquiera,  el suelo electoral  marcado por Almunia (125 diputados). Ya puede esprintar Rubalcaba,  que su marca puede establecer un récord para los suyos. Un récord, pero negativo.
La bola de cristal se ha apagado. La frotaré con cristasol  para que, la próxima vez, brille con mayor luminosidad y enfoque mejor. Esto no ha hecho sino empezar.

 


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