sábado, 5 de noviembre de 2011

SATURNO DEVORADOR


Aintzane Ezenarro y otros compañeros de “Aralar”  han decidido, según publicaban ayer diversos rotativos, no participar en actos electorales de la coalición “Amaiur”. Al parecer, la parlamentaria “mediática” y una parte de sus compañeros de grupo, no se encuentran cómodos  en esta “acumulación de fuerzas” que lidera la Izquierda Abertzale recién emancipada.

La incorporación de “Aralar” al “Polo Soberanista”  era una adhesión cantada. Aralar había hecho el mismo  recorrido de la Izquierda Abertzale con valentía y sin red bajo sus pies.  Había arriesgado frente a ETA y su convicción democrática le llevó a ser , en argot del viejo tiempo, un “cáncer liquidacionista”. No hay peor cuña –dice un dicho popular- que el de la propia madera , pues su textura, su dureza y características naturales resquebraja más y con más escarnio  al cuerpo del que se ha desgajado.

Aralar y sus militantes fueron diana de quienes durante un tiempo perpetuaron la estrategia político-militar. Una dura pugna de familia  que dejó heridas sangrantes y que aún hoy no han cicatrizado.

Pero, como siempre ocurre, la escisión siempre termina por pagar los platos rotos. Y la fortaleza militante del MLNV, su capacidad de mantener movilizado a su universo, aunque fuera por inercia y por el desesperado interés de acabar con la maldición de una tutela que le condenaba a ser proscritos,  rompió el sueño de una fuerza política –Aralar- que pretendía liderar una opción democrática abertzale y de izquierdas en este país.

El final de ETA y el cambio de armas por votos, hizo en el pasado próximo, que la Izquierda Abertzale tradicional recobrara el pulso político. En torno a su alternativa, a su novedad, a la situación político-económica, y al deseo de consolidar un proceso de paz, miles de electores, unos convencidos, y otros por simpatía bienintecionada, se vieron cautivados en los últimos comicios municipales y forales. Era su oportunidad. Podían presentarse al electorado. Partían de la base de un victimismo  real que los hacía atractivos. Eran lo “nuevo”, una opción fresca, independentista sin pistolas.

Aralar, que había caminado ya ese trayecto con enorme sacrificio, se vio superada por una ola que le dejó fuera de la costa, al albur de la marea y con riesgo serio de ahogamiento. Aquella ola también era suya. La salinidad del agua era la misma que a ella la había impulsado. Y el éxito de la espuma conquistando la playa le hizo sumarse a aquella corriente. A sabiendas de que sería aceptada por  conveniencia.
Aralar se sumó al carro de la declaración de Gernika. Quiso dejar su impronta –la unilateralidad- , para demostrar su carácter. Y fue ese el momento en el que bajó los brazos y se dejó engullir por una estrategia  que la echará al cubo de basura cuando convenga a los que mandan en la Izquierda Abertzale.

Deshizo su acuerdo navarro. Disolvió NaBai y se integró en unas filas en las que sus antiguos compañeros del MLNV le saludan con la sonrisa en los labios y el puñal al cinto, a la espera de ajustar cuentas.

Su última aportación ha sido la exigencia del cambio de marca electoral del nuevo Frente Nacional Vasco. No podía ser “Bildu”. Debía ser una nueva denominación, con el aporte urticante navarro que escocería a Batasuna. Así surgió “Amaiur”. Una concesión  por la nueva Unidad Popular.

Craso error de estrategia. Cuando una marca está consolidada y legitimada, lo que indica la inteligencia es no cambiarla. Pero la Izquierda Abertzale, siempre táctica, tragó con la pretensión de Aralar. Un nombre más, unas siglas más en el camino de Sortu no era nada.

Sí que era. Los pasados días, la militancia de la Izquierda Abertzale, como siempre lo hecho, de manera masiva y disciplinadamente, ha salido a la calle y ha embadurnado plazas, vías y hasta carreteras, con carteles en los que se trata de legitimar y de reconocer su nueva alternativa electoral. Necesitan que los suyos la identifiquen para movilizarse a las urnas. Antes, ya se habían ocupado de poner en su sitio, en las listas territoriales, a los seguidores de Zabaleta, Aldekoa y Txentxo Jimenez .  En el sitio de atrás. En los puestos de relleno. Misión cumplida. Deglución iniciada.

Ezenarro y otros han dicho que hasta aquí han llegado. No han sido tan claros en su argumentarlo, pero detrás de su renuncia a participar en campaña hay una resistencia activa a morir devorados por Saturno. Veremos si los electores de Aralar siguen sus pasos o se rinden ante el asedio que la Izquierda Abertzale les tiende.



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