viernes, 7 de marzo de 2014

SOCIALISTAS DE MANDO A DISTANCIA

Un bureau fax remitido a la sede socialista del paseo de Sarasate, en Iruña, acabó con la ficción. “Navarra, razón de estado” debía expresar. Y el mando a distancia apagó la emisión.
No miren a Ferraz. No apunten a Rubalcaba. Miren a Roberto Jiménez y al PSN.  En su mano y en la de los nueve parlamentarios de esta formación estaba presentar la moción de censura a Yolanda Barcina. En ello comprometió su palabra. Como el “rey sol”, el “PSN soy yo” –dijo-. No nos despistemos. Y, su palabra, se ha demostrado, vale de bien poco.

Ferraz –el PSOE- siempre lo tuvo claro. Navarra es una “cuestión de Estado” y el desbarajuste y desgobierno en el que vive sumida la Comunidad foral se las trae al pairo. Lo que importa para ellos –para los socialistas españoles- es no poner en riesgo  el estatus del Viejo Reino. Y las encuestas también.

Unas elecciones anticipadas, con UPN en franca decadencia, permitiría nuevas mayorías de gobierno. Con los socialistas, o sin ellos. Dependería de la aritmética.
La derecha navarrista se había apresurado a vociferar, “que vienen los vascos”. Como si los electores de aquel territorio que optaran por fuerzas abertzales fueran extraterrestres.
Y el PSOE, echó la raya. Línea roja, como le gusta decir a Patxi López.  Cuestión de Estado. Aunque en ello  le vaya la vida. La del PSN, vamos. Porque Roberto Jiménez, por muchos espárragos que pretenda comer para aligerar la digestión no podrá con el sable que tenga que tragar. Ni él, ni los suyos. Después de todo, les vale más cerrar la puerta de su sede por fuera  y  dejar que el mando a distancia siga decidiendo por ellos.

Entre lo que es bueno para Navarra y lo que le exigen desde Madrid, han optado por lo último. Olvidándose  de la descomposición institucional y el empobrecimiento de su propia casa. Porque, lo que está en juego, no es el derribo de un gobierno sino la regeneración  política e institucional  de una comunidad al filo de la quiebra,  sin recursos para sustentar el sistema público de salud, con una administración colapsada por la mala práxis en la gestión. Está en juego la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

Rubalcaba y el PSOE prefieren la descomposición a la incertidumbre electoral, o , lo que es lo mismo, han apostado por lo “malo conocido” ante la incógnita de recomponer la situación dando la voz al pueblo. Y no dudarán, si es menester, en pactar con Barcina para gestionar  el año largo de desasosiego que resta hasta el encuentro definitivo con las urnas.  Pactar hoy para gobernar mañana. Juntos sí. Si el escenario lo permite. Todo, al grito de “que vienen los vascos”. Y, si es preciso, si el riesgo arrecia, serán capaces de volver a reformar la Constitución en quince días. Para hacer desaparecer la disposición transitoria cuarta. La que establece –que curioso- el derecho a decidir interno de los navarros en relación a Euskadi. Cuestión de Estado.

Pese a todo, salvo que suspendan el derecho de refrendo, que vaya usted a saber, todo artificio posible tendrá que medirse con la voluntad expresa de la ciudadanía. Cuando toque o sea posible. Entonces unos –los navarristas de UPN- tendrán que dar cuenta de  del estropicio que han causado con su gestión de interés caciquil – a la viejas usanza-, y otros tendrán que poner a prueba su maltrecha credibilidad.
La confianza de las personas es un valor difícil de obtener y muy fácil de perderse. Basta una mentira para que la credibilidad o la fiabilidad del electorado se rompan, y en ambos casos, ni UPN ni el PSN  superarían hoy, no ya el polígrafo, sino la simple prueba del algodón.

Por méritos propios, UPN y PSN cotizan a la baja y el vuelco político en Navarra parece aproximarse. Ahora bien, una cosa es que las condiciones  sean favorables y otra, bien distinta, que no se actúe con prudencia, inteligencia y realismo ante el posible nuevo escenario. Pretender  giros copernicanos, intentar pasar facturas pendientes o  reivindicar el todo o nada puede desbaratar cualquier posibilidad de cambio. Aprender de los errores pasados es la mejor fórmula para no volver a cometerlos.

Navarra, los navarros y navarras, necesitan hoy, sobre todo, sosiego, centralidad, certidumbre, propuestas realistas y serias para abordar sus problemas. Necesitan disipar temores infundados para fortalecer una nueva convivencia plural. Sembrar para recoger. Confianza y solvencia. Atender el día a día sin mentiras para derribar los prejuicios atávicos instalados en el subconsciente colectivo. Así, y solo así, el cambio será posible.

Ganando mayoritariamente la voluntad ciudadana, la “razón de Estado” cederá. Una oportunidad  histórica que  deberemos saber aprovechar.

Si los socialistas navarros han perdido el norte, los que capitanea Patxi López en la Comunidad Autónoma Vasca tampoco desentonan. Tras el acuerdo firmado con el PNV en septiembre pasado, que les centró en el mapa y les rentó parte de la notoriedad perdida en la política vasca, vuelven a  evidenciar  comportamientos un tanto erráticos.

No conocer el final de la ecuación interna en el PSOE estatal y sus consecuencias organizativas en Euskadi, puede ser la causa del descuadre momentáneo. Es como si Patxi López  no estuviera presente estando, dando origen a posicionamientos dispares  que obedecen a la autoría de quien o quienes los protagonizan. Idoia Mendia aprieta por un lado. Pastor busca la descalificación del Lehendakari. Txarli Prieto vuelve al discurso fácil del “rojerío”. Arriola...y Ares, desaparecido un tiempo, se reivindica ahora en la pacificación. Todo ello, con Patxi López actuando como profesor “ex cátedra”.

Además,  el acuerdo suscrito con el PNV les ha dejado un cierto  sabor agridulce.  El protagonismo inicial del pacto, su rentabilización les ha resultado efímera y cada día que pasa en sus bases se instala la creencia de que el único beneficiario del consenso es el nacionalismo y su lehendakari gobernante. De ahí que, avanzado el tiempo, y sin un liderazgo claro que controle el panorama, se instale la creencia de que hay que volver a la estrategia del “acoso y derribo”.   

Era sabido que el acuerdo con el PNV  no iba a modificar el papel de oposición de los socialistas, pero, una cosa era  seguir marcando perfil propio y otra, bien distinta,  volver a posiciones de bloqueo.  La sensación de que sólo el PNV ha rentabilizado el acuerdo les está llevando a tensar la cuerda en demasía. Baste que el lehendakari pronuncie la palabra deuda  y aflore lo que la Administración vasca deberá pagar hoy y mañana en concepto de amortización e intereses para que se sienten violentados y salgan por peteneras.  Y no es que el PNV hable de herencia recibida, que bien podría hacerlo, simplemente constata que cumplir con los compromisos contraídos por el ejecutivo anterior  ha costado  a todos más de 600 millones en 2013,  800 en número redondos en este ejercicio, y todavía en 2015 supondrá 1000 millones de euros al presupuesto público. Casi nada.

No hay ingreso extraordinario que soporte esa carga, como, para, además, tener la poca vergüenza de reclamar más “derechos subjetivos” o más gasto expansivo. No se entiende  tampoco que quien modificara la Constitución en quince días para, siguiendo los dictados de la troika, establecer la obligatoriedad de “estabilidad” presupuestaria acuse a los demás de aplicarla a municipios o entes locales. De igual manera resulta responsable pedir que otros hagan, de manera abreviada lo que ellos, con mayoría absoluta  incluida –por el apoyo sumiso del PP- fueron incapaces de llevar adelante en tres años y medio.

El PSE parece haber entrado, de nuevo, en ciclo esquizofrénico, hablando de “síndrome Cabacas”, de “pasividad de la Ertzaintza”  o de “tiempo perdido” del Gobierno Urkullu a quien, en poco tiempo, se le  acusará de actuar únicamente por “ensoñaciones identitarias”. Nada que no hayamos padecido  anteriormente. Eso demuestra  que el socialismo vasco sigue sumergido en una crisis  de la que sólo saldrá cuando López despeje definitivamente la margarita y decida irse o quedarse. La ensoñación del “mando a distancia” les tiene alterados y dispersos porque dependiendo de qué pase en Madrid su estructura en Euskadi variará o no. Y todo esto con el horizonte electoral del 2015 al borde del camino.  

4 comentarios:

  1. Koldo no vamos a mirar para atrás, me siento mas optimista mirando solo hacia delante. Estos constitucionalistas, sean del color que sean, defiende la España una grande y libre. No se asusten los señores P S O? E....ustedes mantienen un discurso similar y en donde yo convivo sus mandos intermedios siguen con LEJONA,MUSQUIZ O CIERVANA .....esa es la realidad. Y no es NAFARROA.

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  2. El mismo tipo de mando a distancia que obligó a José Luis Bilbao a aprobar una subida de impuestos cuando "la vaca no daba más leche". Todos sois iguales..

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  3. Pueeeeesssss los mandos a distancia terminan quedándose sin pilas de tanto usarlos ... llega un momento que por más fuerza que apliques sobre el botón ... nada ... ni caso ...

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  4. De un tiempo a esta parte el correo Español pisa el acelerador de la gota malaya anti PNV.Empiezan a sentir una nostalgia insufrible de la época del pucherazo.
    Van todos a una como en Fuenteovejuna.

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