miércoles, 16 de abril de 2014

FEDE BERGARETXE, LA CLANDESTINIDAD Y EL ABERRI EGUNA

Amigo Fede, ¡ que jovenes eramos !
He tenido la enorme fortuna de compartir unos minutos entrañables con Fede Bergaretxe. Bergaretxe fue, durante los años duros dela dictadura el presidente del Consejo Nacional de la Resistencia en el interior de Euskadi. Burukide del Bizkai Buru Batzar y entregado activista del Partido Nacionalista Vasco. En mi ámbito personal, fue mi primer presidente en la Junta Municipal de Basauri. Más tarde mi alcalde,  compañero en la Diputación en diversas responsabilidades y todo un maestro en entrega y dedicación por este país.

He coincidido con él en Onda Vasca  para rememorar  la historia de  dos aberri egunas emblemáticos. El primero se celebró en 1964 en Gernika. “Se nos criticaba por entonces que el PNV no hacía nada contra la dictadura, que estábamos huérfanos de activismo. Y diseñamos  revivir el Aberri eguna  haciendo un llamamiento para que frente al franquismo alzáramos la  voz en Gernika. Fue una decisión inicial del PNV –prosigue Bergaretxe- pero inmediatamente se nos sumó a la cita el Partido Socialista, la UGT y hasta la CNT”. Llovía a mares, pero la villa foral, pese a la presencia policial, al corte de carreteras, el temor a la represión, se vio tomada por cerca de treinta mil personas que reivindicaba libertad para Euskadi y sus ciudadanos. Un éxito de movilización que dejó en evidencia que el PNV seguía estando aquí.
 

En esa cita –Aberri eguna de 1964- se tomó aquella foto que presidió miles de hogares vascos durante años, la imagen de un joven  frente al Roble de Gernika. Una estampa que representaba la voluntad inquebrantable de un Pueblo frente a la tiranía.

Pero Bergaretxe, poco propicio hasta hace pocas fechas en revelar historias del pasado reciente,  volcó su memoria a otra fecha señalada; 1974.

“Estábamos –el PNV- valorando qué hacer con motivo del Aberri eguna. Como representante del Consejo Nacional de la Resistencia del interior mantenía contactos semanales con la representación de esta organización en el exilio. En una de esas reuniones me preguntaron si teníamos decidido qué hacer en el Aberri eguna. Les respondí que aún no teníamos claro cómo reivindicar el Día de la Patria y entonces me sugirieron que ellos `tenían una idea´”. La  “idea” era hacer pasar la muga al Lehendakari Leizaola y presentarlo en Gernika como gesto de continuidad y de legitimidad democrática.

“Yo se lo planteé inicialmente a Juan Ajuriagerra.  No le gustó. Es más, me dijo que estaba en contra. Que era una operación de alto riesgo y que no era partidario de someter al lehendakari al peligro de una posible detención”. “Pero, cuando abandonaba su despacho –continua su relato-  me paró y me dijo: “Yo estoy en contra pero esa es una decisión del Bizkai Buru Batzar. Si ellos lo aprueban, yo lo aprobaré””.


Dicho y hecho. Bergaretxe propuso la acción al BBB. “La mayoría era partidaria de ejecutarla (Xabier Arzalluz, Luis Mari Retolaza, Sabin Zubiri, Anton Ormaza...) pero veían muchos peros al acto. Txomin Saratxaga era quien más fervientemente la defendió. Al final, se decidió tirar para adelante. Se lo comuniqué a Ajuriagerra que la respaldó. Le pregunté, ¿y qué dice de eso el propio lehendakari?. ¿El lehendakari? –me contestó-. No ha dicho nada, pero seguro que está por la labor ya  que es tan inconsciente como vosotros”.

Ajuriagerra dio el “placet” a la operación pero puso una condición. “Si el tema sale mal –afirmó- necesito dos cabezas para cortar. Una en el exterior y otra aquí, en el interior”. Eran las “cabezas” de Mikel Isasi y la propia de Fede Bergaretxe.

El viaje fugaz de Leizaola fue un éxito. “Primi Abad lo coordinaba todo. Y, por seguridad, cambió hasta en cinco ocasiones las previsiones logísticas. “Primero – recordaba Bergaretxe- me dijo que le pasaría la muga y nos lo entregaría a tres kilómetros de la frontera, en un aparcamiento que había en Irun. Luego, cambió el punto de encuentro y la hora. Más tarde nos citó en Durango, y, finalmente, en la basílica de Begoña en Bilbao”.

Así fue. Fede salió aquel sábado de su casa de Basauri con su esposa, Maite. “Habíamos dejado a los hijos en casa de una prima y le dije a mi mujer que íbamos a  Bilbao a comprar unos zapatos. Cuando  ya en el coche le dije que iríamos por Begoña se extrañó y tuve que explicarle a dónde nos dirigíamos y para qué. Toda la seguridad era poca”.

Bergaretxe  recogió a su insigne pasajero según lo previsto y dio un amplio rodeo hasta entregarlo en el lugar señalado, la casa del burukide Sabin Zubiri. “Fuimos por la ría, y me hizo parar varias veces. Quería no perderse detalle alguno  de lo que tantos años no había podido ver con sus propios ojos”.

En la casa de Zubiri –donde pernoctó- le esperaba el BBB (Arzalluz, Retolaza...) al igual que unos periodistas del diario “Le Monde” con quienes Leiazola departió largamente. A día siguiente el plan era que Bergaretxe recogiera “el paquete” y lo llevara a Gernika. Pero Zubiri le convenció de que él mismo lo transportaría. Dicho y hecho. Pero el viaje tuvo su incidencia. “Leizaola se empeñó en que, antes de ir a Gernika,  quería visitar la tumba de Sabino Arana en Sukarrieta. Así que el plan se trastocó. A pesar del riesgo evidente que el cambio de agenda reportaba –la policía franquista estaba en situación de alerta-, Leizaola pudo acudir al pequeño cementerio de la localidad costera y allí reencontrarse con Sabino Arana.

“El cambio de planes modificó las previsiones y la comitiva presidencial llegó más tarde de los previsto a la Casa de Juntas. Estábamos muy nerviosos. Hay que tener en cuenta que entonces no había teléfonos móviles y cualquier alteración del orden establecido  extremaba los riesgos. Finalmente el lehendakari llegó a Gernika, posó ante el árbol y mantuvo un breve encuentro con un grupo reducido de gudaris y militantes abertzales. De allí salió inmediatamente hacia Iparralde. Llegó a la hora de comer en Donibane y lo primero que dijo a los comensales que celebraban el Aberri eguna fue, “Vengo de Gernika”. La gente no se lo creía. Pero fue verdad”.

El nacionalismo vasco había retado al régimen para expresar que la legitimidad democrática seguía ahí. Que la cadena no se había roto y que los jóvenes vascos debían ser conscientes de que la dignidad del Gobierno vasco en el exilio permanecía intacta pese al destierro, las penurias y , a veces, el olvido. Euskadi continuaba su lucha por la libertad y la democracia. Hasta hoy.

Escuchando a Bergaretxe , viendo el brillo en sus ojos y percibiendo la pasión en sus palabras,  se es consciente de la impresionante labor que muchos hombres y mujeres desarrollaron en los momentos más duros del franquismo. La Euskadi de hoy la disfrutamos gracias a ellos, a su sacrificio, a su abnegación patriótica, a su compromiso.

Gracias a todos ellos. Eskerrik asko bihotz bihotzez.
Amigo Fede, a seguir descubriendo  avatares de nuestro pasado reciente. Veo que , pese a definirte como “desmemoriado”, conservas unos archivos mentales muy lúcidos y llenos de detalles. Sigue así de magnífico.

1 comentario:

  1. Koldo me encanta que nos recordéis a todos, pasajes que nunca deben olvidarse. Me gustaría que aprovecharas tu blog para contarnos una y otra vez capítulos pasados, dignos de recordar. Benetan Mila Esker.

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