Pablo va a tener razón. Que Pedro no manda ni
en su propia casa. Y eso le resta autoridad. Pedro y Pablo, Pablo y Pedro. No,
no son los Picapiedra. Ni un episodio animado en Piedradura.
Tampoco es un capítulo de juego de tronos,
aunque en liza aparezcan barones y sultanas. Es el lamentable espectáculo de
canibalismo político desarrollado en el Partido Socialista.
Pocas veces había contemplado un sainete
cainita en vivo y en directo. Es en casa ajena y eso obliga, cuando menos, a un
respeto de neutralidad. Pero el cruce de cuchillos es tan violento y el barullo se produce a los ojos de todos
que a cualquiera deja atónito.
Que Pedro Sánchez era un líder cuestionado
en el socialismo español era un rumor afianzado en los mentideros
mediáticos. Los adversarios políticos de Sánchez utilizaron ese argumento en
campaña para desacreditar su consistencia como estadista alternativo. Eran
puyas envenenadas que venían del
contrincante que pugnaba por desplazarle
del espacio de “la izquierda”. Argumentos que hicieron mella electoral,
pero no tanta como las heridas abiertas por las dentelladas de quienes, en su
propia casa, casi no han esperado el
trámite de la noche electoral para saltar a la yugular del aún bisoño dirigente
madrileño.
La representación más rancia del viejo
socialismo felipista, no ha dudado un instante en responsabilizar a Sánchez de
los peores resultados electorales de un
socialismo decadente que ellos mismos protagonizan genuinamente. Un ataque feroz que puede echar
por tierra las oportunidades, pocas pero
posibles, que el PSOE de Sánchez pueda
tener para formar un gobierno
alternativo a la derecha de Rajoy y
Rivera.
Lo apretado de los números concede a
Sánchez una opción de llegar a la
Moncloa. Inicialmente, Rajoy y el PP
deberían fracasar en la búsqueda, no ya
de una mayoría absoluta, sino en la configuración de más apoyos a su favor que en contra de su
candidatura para la presidencia gubernamental española.
Si Rajoy falla, y para eso el PSOE, Podemos y
el resto de formaciones deben decir “no”
a la alternativa de populares y
ciudadanos, Sánchez podría tener una opción de resultar elegido. Necesitaría,
eso sí, sumar más apoyos que la alianza de las derechas. Y para ello
debe ganarse la confianza de Podemos y
alguna formación más.
Esta apuesta parece arriesgada, pero de
fructificar, además de conseguir el
objetivo de desalojar del poder al
PP, daría alas a Sánchez para
experimentar con un nuevo proyecto de “izquierda”, una nueva opción de
“ruptura” con el pasado que inaugurara
ese tiempo de regeneración democrática, de diálogo y transición que todos los agentes políticos
han reclamado antes, durante y después de la campaña electoral.
No cabe duda que las condiciones previas manifestadas por Pablo Iglesias para concitar esa mayoría – el reconocimiento
plurinacional del Estado y el derecho a
decidir- son un grave problema para facilitar una aproximación. Toda “línea
roja” lo es. Un problema y un error de bulto de cara a propiciar un acercamiento. Pero algunos han
utilizado dicho argumento como ariete
para zancadillear a Sánchez, a quien desean ver
fuera de la secretaría general del PSOE. Fuera y amortizado de un escenario
político que no se entiende.
No se entiende que quienes han alcanzado la presidencia de su
comunidad autónoma por la acción-omisión de “Podemos” -Castilla la Mancha, Extremadura, Valencia,
Asturias- sean quienes ahora con desparpajo e insolencia exijan a Sánchez que no se comprometa a pactar con el
partido de los círculos. . Y lo que ya es el colmo es que, sin esperar un
minuto a que se aclare el umbral de la investidura, sin conocer tan siquiera si la puerta de la Moncloa puede
abrirse o no a Sánchez, se invoque, se exija y se reclame la celebración inmediata
de un congreso para elegir nueva
ejecutiva, nuevo liderazgo y nueva cabeza para el Partido Socialista. Feo, muy feo.
Hacerlo como lo ha hecho Susana Díaz es revelador.
Para ella Sánchez es ya pasado. Lo considera amortizado y su intención es
enterrarlo rápidamente. Antes incluso de que se certifique su defunción
política –si es que esta llega-. Y lo ha hecho con soberbia, con prepotencia ,
con el tono rancio que ha
desprendido en los últimos años un
socialismo encastado. Una soberbia que algunos
confunde con autoridad.
El “cortafuego” que le han impuesto en una
posible negociación con Pablo Iglesias,
la negativa al diálogo con quien pretende “romper España”, no es sino un subterfugio. Negar cualquier acercamiento
con quien defienda el “derecho a decidir” de los pueblos, debería tener
consecuencias previas. ¿Qué pinta Ximo Puig gobernando con Compromis en la
comunidad valenciana? ¿Qué sentido tiene el acuerdo de los socialistas vascos con el PNV y su
coalición foral y municipal en Euskadi? ¿Acaso el PNV no es partidario de la
autodeterminación o de las consultas que definan la arquitectura jurídico-política del
Estado?. Envolverse en la bandera de la unidad constitucional no es un argumento.
Es una argucia para distanciar a Pedro de Pablo. Así de sencillo.
Pero, ¿es que los socialistas no quieren
gobernar en España?. ¿No les motiva
impedir la continuidad de Rajoy en la Moncloa?. Mucho me temo que detrás
de toda esta operación de acoso y derribo al
candidato Sánchez se esconde una
decisión no explicitada de garantizar una estabilidad pactada. Te permito
(PP) la estabilidad en el Estado –por lo
que me felicitarán una parte de las
cancillerías europeas y quienes soportan los “mercados”- y a cambio tú (PP) me garantizas la
estabilidad en las comunidades autónomas que gobierno (PSOE). “Quid pro
quo”. Se desvanece la amenaza de una
repetición electoral, se corta el paso a la radicalidad e internamente el
aparato bipartidista mantiene intactas sus bases de poder
y control. Todo ello sin la necesidad efectiva de un voto a favor de Rajoy que selle la “gran coalición”
aunque, de facto se establezca como tal, enmascarado de “pacto de Estado” por
la unidad de España y en contra de los
“experimentos revolucionarios” que empañan el panorama.
En esa perspectiva es cuando cobra fuerza
aquella apelación de Felipe González
meses atrás a la “gran coalición”. Felipe, un factótum que aún no ha abierto la boca, si bien sus
allegados afirman que “se muere de ganas de decir cuatro cosas”.
El espectáculo, lo ha dicho el propio Patxi
López, es lamentable ya que cada día que pasa se suma al linchamiento público de
Pedro Sánchez todos aquellos que tenían, dentro del socialismo español, una
factura que pasar al propio partido. Los madrileños del represaliado Tomás Gómez, el “apartado” Madina, los “chaconistas”… Todo
un grupo de “resentidos” que, al rebufo de la sultana andaluza , no han pestañeado
a la hora de lanzarse en tromba contra Sánchez, como los buitres a la carroña.
El final de esta historia parece cantado
pero no todo está dicho. Dependerá del
coraje que demuestre Pedro Sánchez y de la fuerza que éste aún disponga en los órganos internos de su partido. Si
aguanta el pulso y las “bases” le respetan frente a las baronías y a la
nomenclatura, quizá tenga una oportunidad de optar a la presidencia del
gobierno español. Necesita un voto más que los que concite la alianza
Rajoy+Rivera. Si lo logra, no será fácil
desalojarle del poder. Hará falta una moción de censura con candidato
alternativo y, viendo el espectro parlamentario existente, esa hipótesis se
presenta hoy por hoy remota.
Si Pedro aguanta y gana, callará a Pablo. Y se
hará un hueco como líder de una nueva
izquierda. Podrá rejuvenecer su partido. Eliminar los reinos de taifas y los
servilismos que le han conducido hasta su declive reputacional. Si esa tesis no
prospera, si se impone el pacto tácito PP-PSE, o en el absurdo mayor, se obliga
a la repetición electoral, cobrará fuerza
ese dicho ocurrente de que el “PSOE es un partido fundado y disuelto por
Pablo Iglesias”.
Los demás, los que hemos padecido el ninguneo
electoral, nos podemos permitir ahora el lujo de ver el espectáculo esperando
cómodamente a los acontecimientos. Esperando a Pedro y a Pablo. Los picapiedra postelectorales.
Decía Antonio Machado que “en España, de cada
diez cabezas, nueve embisten y una piensa”. La cita viene que ni pintada. Atentos
a los cabezazos. Yaba daba du!!!
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