Por mucho que espero, desespero. No termina de salir mi
nombre en los llamados papeles de Panamá. Cada día que pasa se me quitan las
expectativas de figurar en alguno de los
millones de documentos que dicen haber obtenido. No, si al final va a ser que a
Donato –mi padre- se le olvidó constituir una sociedad “offshore”-. Ya se sabe,
los pobres somos muy olvidadizos y cuando nos hablan de “paraísos” pensamos en cosas distintas a lo que las “rutilantes estrellas” del papel cuché
tienen en mente.
Para aita, como autónomo por cuenta propia que era, el sueño
del paraíso era disponer de tres o cuatro días de vacaciones sin tener que
“tirar de caja”. Sí, “tiraba de caja”. No como un banquero o un empresario manejando la tesorería. Tiraba
de caja físicamente de una conocida marca de bebidas que suministraba a bares, bodegas,
licorerías y otros establecimientos
hosteleros.
Para él, el paraíso era poder disfrutar de cosas sencillas,
como un plato de sopa de ajo o presenciar un partido de fútbol del “Basconia”
en las sesiones vespertinas de fin de
semana en Basozelai.
Por eso me temo que lo de las sociedades “offshore” no fuera
un tema que le preocuparan demasiado. Así que deberé asumir con resignación que no, no figuraré en los
papeles de Panamá. Pensaré que es como quien sueña con que le toque la lotería
pero jamás compra un boleto.
El ya ex ministro Soria también ha dicho que jamás ha
comprado un cupón de lotería. Pero, según se desprende de las informaciones
publicadas, en algún momento le tocó un
premio. Cosas de la vida. Ni
él ni su familia tenían nada que ver con una de las sociedades denunciadas en
los “papeles de Panamá” y el caso es
que, según parece, fue su padre quien
supuestamente constituyó la entidad y él junto a su hermano aparecían y
firmaban en varios documentos de la misma. Hay que ver cómo
son los padres. Cuantas sorpresas nos dan. No que es de buen hijo es negarlo
todo. Hasta tres veces. Pero el gallo cantó y Soria quedó en evidencia.
Otros no han necesitado la intervención de progenitores. Han
sido ellos solitos los que se han buscado la figura jurídica de las “sociedades
pantalla” para salvaguardar su patrimonio del malvado fisco recaudador.
Cineastas, artistas, futbolistas, empresarios, estadistas, motoristas y una
infanta real figuran, por el momento, en
un listado hasta ahora opaco pero que ha saltado a la luz y a la vista del
escaparate público por la “traición” de una fuente que ha tirado de la manta.
El objetivo de todo el montaje es la ocultación de capitales
de procedencia no conocida a fin de eludir el pago de impuestos. Es decir, que
el coste de los servicios públicos lo sufrague Rita la pollera, o lo que es lo
mismo, que solo aguanten las cuentas del Estado o de la Administración correspondiente
los tontos de carabaña cuyas retribuciones están sujetas a la transparencia de
una nómina y a quienes presentan a la auditoría de Hacienda su correspondiente balance de ingresos y
pagos. Vamos, la gente decente.
Alguien con tanto “prestigio” social como Leticia Sabater decía el otro día en
relación a la detención del ex banquero y “prócer” de la ética política Mario
Conde que “no se puede ser guapo, rico e inteligente, porque te machacan”.
No, si en la España cañí en la que se nombra “comisario
honorario de la policía” a Francisco Marhuenda, lo más de lo más es ser un chorizo reconocido,
un evasor de impuestos o un sinvergüenza
simpático al que se le ríen las gracias en un programa televisivo de máxima
audiencia.
Tanta exaltación de estulticia me reconforta con el hecho de
saber que mi nombre no estará en el listado de Panamá. Donde sí consta es en la
Hacienda foral vizcaina. Como debe ser. Una carta me acaba de notificar mi
clave para confeccionar la declaración de la renta. Espero que me
dé a devolver. Eso significará que ya he pagado-y por demás- lo que me
corresponde. No, no me haré rico de repente. Prefiero seguir en los paraísos de
Donato. Sin fortuna pero honrado.
Además del fenómeno panameño, que espero continúe hasta que
la información llegue oficialmente a las haciendas para que éstas apliquen el
rigor de la ley a los sinvergüenzas del “offshore”, esta semana hemos asistido
a un nuevo episodio político del serial “la que se avecina”.
Por un lado, el gobierno del PP, ha seguido en funciones. En
funciones de atacar, recortar y poner en cuestión todo lo que desde el ámbito
institucional vasco se aprueba.
Desde el 20 de diciembre, fecha en la que se
celebraron las elecciones generales y el Gobierno español entró en “funciones”,
el gabinete presidido por Mariano Rajoy ha recurrido la ley vasca de vivienda, la del fracking y acaba de
anunciar que piensa paralizar la nueva normativa de adicciones, así como la de
empleo público (esta aún en tramitación).
Pero la mano censora
de la Administración representativa de la “indisoluble nación española” no se
ha quedado ahí. Ha recurrido
también las becas de los dos últimos cursos y la recuperación de la jornada de
35 horas semanales para los funcionarios dependientes de ejecutivo de Gasteiz.
A este paso, no va a quedar materia sin
impugnación ni ámbito vasco que no conozca la furia querellante del corregidor
Urquijo. Pero esto no es nuevo.
Lo realmente insólito, digno de reseña,
es el descubrimiento paulatino del carácter político de “Podemos”. La primera
muestra la tuvimos en el pleno que el Congreso de los diputados celebró el
pasado martes. Allí se debatió una proposición no de ley presentada por la
formación de los círculos. La denominada “Ley 25” , el corazón reivindicativo
de los de Iglesias. La propuesta, que
sirvió como ópera bufa para un nuevo enfrentamiento dialéctico con el PSOE,
pretendía articular la defensa de los valores
de la justicia social frente a los recortes de Rajoy. Una patraña utilizada para medir quien era de
“más izquierdas” en el hemiciclo. Pero el contenido de la proposición –sólo se
aprobaba si se tomaba en consideración o no- y la intervención del portavoz de
los podemitas dejó en evidencia su alma centralizadora. Ni respeto a los marcos
competenciales, ni a las iniciativas ya adoptadas por las comunidades autónomas
–Ley de vivienda por ejemplo- ni nada por el estilo. La crisis del estado de
bienestar bien vale una centralización de políticas públicas como denunció el
parlamentario vasco Mikel
Legarda. No fue el único. Joan Tardá, portavoz de Esquerra republicana de
Catalunya fue más contundente. Tardá se reconoció “sorprendido y cabreado” por
la chapuza de propuesta que no hace referencia en su texto ni a títulos
competenciales, ni respeto a los estatutos de autonomía, ni al coste o a quien
se hace cargos de sus medidas. “¿Ustedes legislan y las comunidades pagan?. Así
le invito yo a lo que quiera” –ironizó el parlamentario catalán-.
“Podemos”, como el lobo en el cuento de los siete
cabritillos, ha empezado a enseñar la patita por debajo de la puerta. Y el disfraz de “guays del
paraguay” se desvanece a poco que se estiren.
Quien se ha estirado hasta quedar en
evidencia ha sido el portavoz de este grupo en las Juntas Generales de Araba.
Se discutía en la cámara alavesa una moción socialista para
condenar los actos vandálicos
protagonizados por un grupo que reventó la jornada de movilización estudiantil
contra la LOMCE del pasado 17 de marzo causando importantes daños en el campus
universitario de Vitoria y en el centro de la ciudad.
El
texto de los socialistas contó con el respaldo claro de PNV y PP, pero cosechó
el voto contrario de EH Bildu, Podemos e IU-Equo. La voz cantante la llevó Juan José
Celorio, de “Podemos”, que no tuvo otra
ocurrencia que acusar a las fuerzas mayoritarias de ser “nostálgicas de la
violencia” para obtener réditos políticos.
“Hubo
disturbios, actos con los que no estamos de acuerdo, pero fueron obra de
minorías. Nos preocupan más esas prácticas que hacen que miles de estudiantes
sufran, por una imposición hecha por un Gobierno, una violencia estructural”,
dijo Celorio sobre la LOMCE y otras reformas educativas. Pero no se quedó allí:
“Las cabezas y los cuerpos de la gente son más importantes que el mobiliario”.
Y como colofón, la sentencia del juntero de “Podemos”. “Estamos viendo cómo
determinadas fuerzas están descolocadas. Los partidos viejos están descolocados
y nostálgicos. Les gustaría volver a una época en la que la violencia les
sirviera políticamente”.
Empieza
ser hora que los medios de comunicación centren su foco en quienes representan
a “Podemos” en las instituciones vascas. Que conozcamos cómo actúan y qué
dicen. Simplemente para que sepamos qué piensan y hacen los que nos
representan. Que enseñen, de una vez la patita. Y que se les vea sin trampa ni cartón.
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