sábado, 16 de abril de 2016

ENSEÑAR LA PATITA

Por mucho que espero, desespero. No termina de salir mi nombre en los llamados papeles de Panamá. Cada día que pasa se me quitan las expectativas de figurar  en alguno de los millones de documentos que dicen haber obtenido. No, si al final va a ser que a Donato –mi padre- se le olvidó constituir una sociedad “offshore”-. Ya se sabe, los pobres somos muy olvidadizos y cuando nos hablan de “paraísos”  pensamos en cosas distintas a lo que  las “rutilantes estrellas” del papel cuché tienen en mente.

Para aita, como autónomo por cuenta propia que era, el sueño del paraíso era disponer de tres o cuatro días de vacaciones sin tener que “tirar de caja”. Sí, “tiraba de caja”. No como un banquero  o un empresario manejando la tesorería. Tiraba de caja físicamente de una conocida marca de bebidas  que suministraba a bares, bodegas, licorerías  y otros establecimientos hosteleros.

Para él, el paraíso era poder disfrutar de cosas sencillas, como un plato de sopa de ajo o presenciar un partido de fútbol del “Basconia” en las sesiones vespertinas  de fin de semana en Basozelai.
Por eso me temo que lo de las sociedades “offshore” no fuera un tema que le preocuparan demasiado. Así que deberé asumir  con resignación que no, no figuraré en los papeles de Panamá. Pensaré que es como quien sueña con que le toque la lotería pero jamás compra un boleto.

El ya ex ministro Soria también ha dicho que jamás ha comprado un cupón de lotería. Pero, según se desprende de las informaciones publicadas,  en algún momento le tocó un premio. Cosas de la vida. Ni él ni su familia tenían nada que ver con una de las sociedades denunciadas en los “papeles de Panamá” y  el caso es que, según parece, fue su padre  quien supuestamente constituyó la entidad y él junto a su hermano aparecían y firmaban  en varios documentos de la misma. Hay que ver cómo son los padres. Cuantas sorpresas nos dan. No que es de buen hijo es negarlo todo. Hasta tres veces. Pero el gallo cantó y Soria quedó en evidencia.

Otros no han necesitado la intervención de progenitores. Han sido ellos solitos los que se han buscado la figura jurídica de las “sociedades pantalla” para salvaguardar su patrimonio del malvado fisco recaudador. Cineastas, artistas, futbolistas, empresarios, estadistas, motoristas y una infanta real figuran, por el momento,  en un listado hasta ahora opaco pero que ha saltado a la luz y a la vista del escaparate público por la “traición” de una fuente que ha tirado de la manta.

El objetivo de todo el montaje es la ocultación de capitales de procedencia no conocida a fin de eludir el pago de impuestos. Es decir, que el coste de los servicios públicos lo sufrague Rita la pollera, o lo que es lo mismo, que solo aguanten las cuentas del Estado o de la Administración correspondiente los tontos de carabaña cuyas retribuciones están sujetas a la transparencia de una nómina y a quienes presentan a la auditoría de Hacienda  su correspondiente balance de ingresos y pagos. Vamos, la gente decente.

Alguien con tanto “prestigio” social  como Leticia Sabater decía el otro día en relación a la detención del ex banquero y “prócer” de la ética política Mario Conde que “no se puede ser guapo, rico e inteligente, porque te machacan”.
No, si en la España cañí en la que se nombra “comisario honorario de la policía” a Francisco Marhuenda,  lo más de lo más es ser un chorizo reconocido, un evasor de impuestos  o un sinvergüenza simpático al que se le ríen las gracias en un programa televisivo de máxima audiencia.

Tanta exaltación de estulticia me reconforta con el hecho de saber que mi nombre no estará en el listado de Panamá. Donde sí consta es en la Hacienda foral vizcaina. Como debe ser. Una carta me acaba de notificar mi clave para confeccionar la declaración de la renta. Espero que me dé a devolver. Eso significará que ya he pagado-y por demás- lo que me corresponde. No, no me haré rico de repente. Prefiero seguir en los paraísos de Donato. Sin fortuna pero honrado.

Además del fenómeno panameño, que espero continúe hasta que la información llegue oficialmente a las haciendas para que éstas apliquen el rigor de la ley a los sinvergüenzas del “offshore”, esta semana hemos asistido a un nuevo episodio político del serial “la que se avecina”.

Por un lado, el gobierno del PP, ha seguido en funciones. En funciones de atacar, recortar y poner en cuestión todo lo que desde el ámbito institucional vasco se aprueba.
Desde el 20 de diciembre, fecha en la que se celebraron las elecciones generales y el Gobierno español entró en “funciones”, el gabinete presidido por Mariano Rajoy ha recurrido la ley vasca de vivienda, la del fracking y acaba de anunciar que piensa paralizar la nueva normativa de adicciones, así como la de empleo público (esta aún en tramitación). 
Pero la mano censora de la Administración representativa de la “indisoluble nación española” no se ha quedado ahí. Ha recurrido también las becas de los dos últimos cursos y la recuperación de la jornada de 35 horas semanales para los funcionarios dependientes de ejecutivo de Gasteiz.

A este paso, no va a quedar materia sin impugnación ni ámbito vasco que no conozca la furia querellante del corregidor Urquijo. Pero esto no es nuevo.

Lo realmente insólito, digno de reseña, es el descubrimiento paulatino del carácter político de “Podemos”. La primera muestra la tuvimos en el pleno que el Congreso de los diputados celebró el pasado martes. Allí se debatió una proposición no de ley presentada por la formación de los círculos. La denominada “Ley 25”, el corazón reivindicativo de los de Iglesias.  La propuesta, que sirvió como ópera bufa para un nuevo enfrentamiento dialéctico con el PSOE, pretendía articular la defensa de los valores  de la justicia social frente a los recortes de Rajoy.  Una patraña utilizada para medir quien era de “más izquierdas” en el hemiciclo. Pero el contenido de la proposición –sólo se aprobaba si se tomaba en consideración o no- y la intervención del portavoz de los podemitas dejó en evidencia su alma centralizadora. Ni respeto a los marcos competenciales, ni a las iniciativas ya adoptadas por las comunidades autónomas –Ley de vivienda por ejemplo- ni nada por el estilo. La crisis del estado de bienestar bien vale una centralización de políticas públicas como denunció el parlamentario vasco Mikel Legarda. No fue el único. Joan Tardá, portavoz de Esquerra republicana de Catalunya fue más contundente. Tardá se reconoció “sorprendido y cabreado” por la chapuza de propuesta que no hace referencia en su texto ni a títulos competenciales, ni respeto a los estatutos de autonomía, ni al coste o a quien se hace cargos de sus medidas. “¿Ustedes legislan y las comunidades pagan?. Así le invito yo a lo que quiera” –ironizó el parlamentario catalán-.
“Podemos”,  como el lobo en el cuento de los siete cabritillos, ha empezado a enseñar la patita por debajo de la puerta.  Y el disfraz de “guays del paraguay” se desvanece a poco que se estiren.

Quien se ha estirado hasta quedar en evidencia ha sido el portavoz de este grupo en las Juntas Generales de Araba. Se discutía en la cámara alavesa una moción socialista para condenar  los actos vandálicos protagonizados por un grupo que reventó la jornada de movilización estudiantil contra la LOMCE del pasado 17 de marzo causando importantes daños en el campus universitario de Vitoria y en el centro de la ciudad.

El texto de los socialistas contó con el respaldo claro de PNV y PP, pero cosechó el voto contrario de EH Bildu, Podemos e IU-Equo. La voz cantante la llevó Juan José Celorio, de “Podemos”, que  no tuvo otra ocurrencia que acusar a las fuerzas mayoritarias de ser “nostálgicas de la violencia” para obtener réditos políticos.
“Hubo disturbios, actos con los que no estamos de acuerdo, pero fueron obra de minorías. Nos preocupan más esas prácticas que hacen que miles de estudiantes sufran, por una imposición hecha por un Gobierno, una violencia estructural”, dijo Celorio sobre la LOMCE y otras reformas educativas. Pero no se quedó allí: “Las cabezas y los cuerpos de la gente son más importantes que el mobiliario”. Y como colofón, la sentencia del juntero de “Podemos”. “Estamos viendo cómo determinadas fuerzas están descolocadas. Los partidos viejos están descolocados y nostálgicos. Les gustaría volver a una época en la que la violencia les sirviera políticamente”.


Empieza ser hora que los medios de comunicación centren su foco en quienes representan a “Podemos” en las instituciones vascas. Que conozcamos cómo actúan y qué dicen. Simplemente para que sepamos qué piensan y hacen los que nos representan. Que enseñen, de una vez la patita. Y que se les vea sin trampa ni cartón. 

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