sábado, 7 de diciembre de 2019

TAJADA EN MANO


Dani es uno de esos peones de la infantería social del país de los que se hace imprescindible su presencia en una organización política.  Ha ocupado puestos de responsabilidad  en la agrupación en la que milita pero estos  cargos nunca han hecho justicia a la relevancia de su actividad, ni de su encomiable entrega. 

Dani, como muchos y muchas,  no buscan en su meritoria labor más recompensa que aquella que satisfaga el bien común y el acierto o éxito  del grupo del que forma parte.  Un quehacer  en el que, además de su huella personal, siempre  pretende recoger testimonio,  capturando imágenes  en cuantos eventos  participe a modo de registro fotográfico  de la singladura política y colectiva en la que se mueve.

Tiene una vitalidad envidiable. Tan pronto  mete horas en la mecánica electoral como se calza un delantal para, junto a los voluntarios de las marmitas,  preparar una sopa de ajo o un bacalao a la vizcaína  para una cena de hermandad conmemorativa de la festividad de San Andrés.

Su dinamismo, a pesar de que los años no perdonan, es digno de resaltarse, pero aún más  apreciable que  su  presteza física es su energía mental. Lúcido y reflexivo, atesora una experiencia vital curtida en  una crónica laboral intensa y en unas firmes convicciones morales y éticas. Todo ello, junto a una cuidada formación, le han cincelado un perfil digamos que “socialcristiano”, comprometido con la justicia social  y con la doctrina  más progresista del culto católico en el que mantiene firmes convicciones. Sí, es de los que irónicamente suelo denominar un  “comecirios”, apelativo  que a él le chirría pero que interpreta  benévolamente con una sonrisa. El gesto le cambia cuando habla de la política española y de la cantidad de falsedades que alegremente  dicen sus correspondientes líderes. 

“No hay derecho. Cuando uno miente intencionadamente –señala- , la mentira se convierte en calumnia y como tal  debe ser perseguible jurídicamente. ¿Por qué no presentamos una querella contra Casado  por sus calumnias?. Si ve que actuamos con rotundidad  se tentará más la ropa cuando vuelva a hablar de Euskadi”.

Comparto el cabreo  que provocan muchas de las cosas que pronuncian  determinados  dirigentes del Estado.  Se ha perdido el sentido de la acción política, la búsqueda del bien común, adulterándolo con la confrontación, el descrédito  y la ofensa. La persuasión de opiniones se fragua no por el convencimiento, por las  explicaciones  clarificadoras sino por la rotundidad de las críticas, el titular corto o la consigna. Y en esa comunicación  se camuflan mentiras, falsedades o “fake news” que repetidas como un mantra quedan ahí  como arietes lacerantes  que pretenden ofender, herir o derribar al adversario.  Son las consecuencias de una política líquida, evanescente , en la que los valores han desaparecido en detrimento del resultadismo.  Y querellarse no es la solución. Entre otras razones porque  la judicialización de la política  nos conduce a callejones sin salida como el que lamentablemente contemplamos  con los juzgados y condenados  injustamente por el “procés”. Y , además, porque en muchos casos,  los administradores del poder judicial, so pretexto de amparo a la libertad de expresión, han rechazado cualquier procedimiento

Pero el estado de ánimo de Dani, por lo general positivo y optimista, se entristece  cuando hace referencia a uno de los problemas  que una parte de “nuestra” clase política  evidencia; la falta de paciencia vinculada con la reivindicación permanente.  Es un mal que viene de lejos y que  se conjuga con las formaciones que difícilmente tendrán responsabilidades de gestión. Y, que, bajo esa premisa, se permiten reclamar el oro y el moro sin que en sus demandas haya el más mínimo ejercicio de arrimar el hombro. Para ellos Dani encontró un dicho andaluz que conoció durante su azarosa vida profesional. “Son los que ‘en diciendo melón, tajada en mano’ ”.

Los que son incapaces de darse cuenta de que para disfrutar de una fruta bien madura hay que , inicialmente, tratar la tierra, depositar las semillas, regar la planta y esperar pacientemente a que llegue a su plenitud y momento óptimo para ser degustado.

El símil, le viene como anillo al dedo a la “izquierda patriótica “ de este país.  Es como la cofradía del “hayque”. “ Hay que hacer esto o hay que hacer lo otro” . Pero nunca se remanga para poder llevarlo a cabo. Y, además  recrimina a los demás por sus supuestas incongruencias o contradicciones. Ellos jamás son responsables de nada  y algo tan marxista como la autocrítica , no existe.  Ellos jamás retroceden. Cuando van a darse de bruces contra una pared , dan la vuelta y siguen adelante.  Pero eso sí, “tajada en mano”.

Hace cuarenta años tuvieron la oportunidad de sumarse  a la Euskadi del autogobierno, con el Estatuto de Gernika – que ellos llamaron de la Moncloa-. Se quedaron fuera d aquel consenso que ha permitido construir , con sus luces y sus sombras, la Euskadi que disfrutamos.  Pero no sólo se quedaron fuera sino que combatieron ardorosamente  esta propuesta  jurídico-político.

Han tenido que pasar cuarenta años para que públicamente, y como reproche a otros –por los incumplimientos por ejemplo-  hayan puesto en valor del marco estatutario.  Cuarenta años tarde descubrieron la política en el Estado. Cuarenta años tarde, reconocieron el Estatuo de Gernika. Siempre fuera de lugar. Siempre extemporáneos. 

Ahora que ha llegado la hora de dar un nuevo paso adelante en la construcción del país – un paso adelante, no “el paso definitivo”-  han vuelto a revelarse  refractarios  a alcanzar un acuerdo de amplia base que dé la oportunidad a toda una nueva generación de vascos y vascas a prolongar su autogobierno desde la convivencia  y el bienestar colectivo.

El desmarque de EH Bildu del texto jurídico presentado a la ponencia de autogobierno demuestra , una vez más, que  la izquierda patriótica  sólo conoce la estrategia del “todo o nada” , del “conmigo o contra mí” y en esa posición  conseguirán lo que siempre ha demostrado su balance político; la nada.

No voy a entrar en las razones esgrimidas que han  servido como argumento para desbaratar un consenso en este momento. Creo que aún hay tiempo para tejer , aunque fuera con hilvanes, una propuesta  válida, con visos de legalidad, que poder aprobar  mayoritariamente.  Solo recordar, cuando se cargan las tintas ahora de supuestos incumplimientos de mandatos, que ya el mes de julio pasado EH Bildu amenazó con salirse  del procedimiento  establecido en la ponencia parlamentaria para presentar unilateralmente su propio texto. Amenaza que cumplió, aunque  la literalidad del  escrito no se haya visto hasta este momento.

Otro tanto ha ocurrido con la “negociación” presupuestaria. Mucha reivindicación, mucha exigencia, mucho compromiso, pero a la hora de la verdad , “caca de vaca”. Nos tienen acostumbrados a esa dinámica que acaba en frustración, porque en su fuero interno, eso de hacer nación día a día es una falacia que esgrimen los del PNV para esconder  su falta de compromiso con el país y con la soberanía. Ellos prefieren seguir viviendo en la distopía  que han creado. En la ruptura democrática que contamina todo lo que toca. Hasta el movimiento de los pensionistas  lo van a terminar por  romper por burda manipulación.

Mientras tanto, y quizá a pesar de ellos, el país sigue adelante. Con paso firme. Con buenas noticias como la reducción del desempleo o la estabilidad política con el pre acuerdo presupuestario con Elkarrekin Podemos.

Dani puede estar tranquilo porque , a pesar de unos y otros, Euskadi sigue adelante. Pasito a pasito. Metro a metro. Para que  podamos tener “tajada en mano”.

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