sábado, 6 de abril de 2024

FRIEGA DE ORTIGAS

Cada vez que se cambia la hora me trastorno. Es como si alguien agitara mi reloj biológico y se me desacompasara lo magro y lo inmaterial. No sólo he perdido una hora de sueño, que eso por sí mismo desequilibra, sino que me noto incómodo con las circunstancias. Como cuando la goma del calzoncillo te estrangula un huevo y no aciertas con la postura que mitigue el pellizco. En resumen, que estoy un tanto irascible.  Para colmo, se me ha estropeado el reloj de pulsera. Fue un regalo de mis  antiguos compañeros de curro y no me lo he quitado en años. Al parecer, por muy sumergible  que la máquina fuera, le ha podido el roce y en la esfera aparecen gotitas de humedad. Lo he tenido que sustituir. Y me ha costado encontrar un peluco que no tuviera las pilas agotadas.

Me encuentro extemporáneo total. Como si necesitara  una descarga para despertar plenamente. Creo  que a mi cerebro le cuesta adaptarse a ese brusco cambio de hora.  Siempre he pensado que mi materia gris se licua cuando duermo. Y gracias a esa liquidez  se producen los sueños más insospechados. Las ideas fluyen y ocupan toda la cavidad craneal en una reparadora calma. Por eso, tras despertarme, procuro no incorporarme bruscamente. Si lo hago, los sesos aún acuosos se golpean con las paredes óseas y provocan desazón. Por eso  me tomo mi tiempo para salir de la cama. Hay que permitir  que pase un rato para que la sesera se solidifique y comenzar a hacer actividad normal.

Con la alteración del horario, mi cuerpo experimenta una especie de resaca que no desaparece ni tras ingerir las grageas efervescentes de un tubo entero de “Redoxon”.  Ojo que este preparado es un complejo vitamínico aunque parezca un sistema profiláctico si su nombre se lee de atrás para adelante.

En ese trance me hallaba cuando alguien me sugirió un remedio mucho más natural para reaccionar. “Tu abuelo –me dijo una voz-  cuando  se encontraba entumecido y necesitaba tonificarse  para espabilar, lo tenía claro”. “Tonificar –pensé para mí-. ¿Se tomaría un Gin tonic?” No. “Estimulaba  su cuerpo  favoreciendo la circulación sanguínea  al aplicarse unas friegas con un ramo de ortigas “¿Un ramo de ortigas?

Al parecer, restregarse el cuerpo  con ortigas resulta eficaz. Así parece  que lo ha demostrado un estudio clínico realizado por investigadores británicos. Según ellos, la acetilcolina liberada por los pelos urticantes de la planta, un vasodilatador  que aumenta el tamaño y la permeabilidad de los capilares, ayuda a la reparación de la zona entumecida. Según cuenta el mencionado estudio, para ser eficaz la terapia, la aplicación de ortigas debe ser de 30 segundos al día y repetirse entre dos y siete jornadas.

Pero hay más. Desde la antigüedad grecolatina se ha utilizado la urticación como remedio afrodisíaco, como lo mencionaban Petronio en el Satiricón y Rabelais en el siglo XVI. ¿En qué consiste la urticación con efectos afrodisíacos? En azotarse con un ramo de ortigas en el bajo vientre y en las nalgas.

 “Jodé con el abuelo –pensé-“. Yo, una vez, cogiendo moras en un zarzal, pretendí llegar a una enorme baya  supermadura. La fruta era de exposición y parecía decir “¡cógeme!”. Ni corto ni perezoso fui a por ella. Pero la muy tramposa estaba situada  dentro, muy dentro, de la maleza.  Dejé de respirar. Me incliné. Extendí el brazo. Me volvía estirar. Me puse de puntillas. Por fin agarré la mora con dos dedos. Pero cuando tiré de ella para arrancarla, mi cuerpo se balanceó en sentido contrario. Perdí el equilibrio y caí sobre un matojo de espinas. Y encima de una frondosa capa de ortigas. ¡Qué sensación!. Ni las prácticas del marqués de Sade. Las ortigas  me excitaron.  Y me aceleraron mi riego sanguíneo, hasta el punto que mis  hematíes  parecían bólidos de fórmula 1.   

Solo pensar en los habones y en la picazón entonces provocada por las peludas hojas de la ortiga, me  reseteó mi atolondramiento horario.  Y desperté.

Ha comenzado ya la campaña electoral. Aunque no lo parezca. Unos se encuentran enfrascados en la final de copa, en una fiebre rojiblanca  que lo opaca todo y no deja margen para otras sensaciones. Es, salvada la distancia, como un fervor cuasi religioso en el que el conjunto de la sociedad parece poseída por una fe fanática  en unos colores y en el convencimiento  de una victoria épica  de una cuadrilla de jóvenes que patean un pelotón.

El grado de entusiasmo desbordado raya lo insospechado. Incluso para los más futboleros –como es mi caso- el clima generado y las expectativas creadas resultan excesivas. En Bizkaia hoy por hoy,  no hay nada más importante  que la final, el Athletic y la gabarra. Ni elecciones  ni gaitas. Otra cosa será  lo que, terminado  el partido de esta noche en Sevilla, ocurra mañana. La fiesta o la depresión. 

En los otros dos territorios vascos y, abstraídos de esta locura colectiva, tampoco se observa, por el momento, especial pulsión por  las elecciones que se celebrarán el próximo día 21. No hay, aún, olor a voto y las encuestas indican  que el porcentaje de participación continua siendo bajo –alrededor del 60%-.

Habrá que estar atentos para  si en las dos semanas que restan para el encuentro  con las urnas  el electorado vasco despierta y muestra su voluntad  tomar parte activa  en la elección.

 Además, más allá de identificación de  las tendencias de voto, los estudios prospectivos publicados, advierten de la existencia de una importante  bolsa de electores indecisos. Censado vacilantes que  no contemplan todavía si el domingo 21 acudirán  o no hasta los colegios electorales. Y, en caso de haber  decidido ya su presencia, dudan  abiertamente a quien votar.

En cuanto a los pronósticos, las elecciones parecen, en un primer vistazo  escenario de  una polarización  política que vaticina un empate técnico. Empate entre EH Bildu,  cuyo incremento  de votantes  parece notable, y el PNV, que no consigue  movilizar al conjunto de sus seguidores tradicionales. El resto -PSE y PP- parecen repetir resultados. No así los representantes de la izquierda españolista, cuya  división les conducirá a la marginalidad parlamentaria, cuando no a la desaparición.

La opción representativa de la Izquierda Abertzale aparece en los sondeos con una fuerza desconocida hasta ahora. Su electorado arraigado  aparece tremendamente motivado  y su operación  cosmética de moderación le está sirviendo para presentarse ante  los votantes de izquierda (anteriormente  reunidos en derredor de las siglas de Podemos) como opción de “refugio”. El viento sopla a favor de la opción que encabeza  Pello Otxandiano, un teórico de Sortu convertido en un  moderado cabeza de cartel.

El PNV, interpelado en los dos anteriores comicios por una parte de sus seguidores habituales, había tomado la arriesgada decisión de renovar a sus principales figuras para representarle en estos comicios. Una posición comprometida y atrevida que, a tenor  de los primeros sondeos  no le está penalizando. El problema del PNV no es una migración de su votante a otra formación. Su inquietud pasa por recuperar la confianza de quienes se han sentido abandonados o supuestamente maltratados por su gestión pública. Un importante  número de electores que necesita ser convencidos para que recobrar la confianza perdida en el PNV.

Los sondeos apuntan a que EH Bildu difícilmente medrará más en el avance de los días. Por ellos, la campaña podría acabar ya. No necesitan ni debates  ni entrar en polémicas que polaricen más  la elección. Al PNV le interesa todo lo contrario, provocar una movilización de última hora que haga crecer la participación

Todo apunta a que los últimos días de campaña serán cruciales. A EH Bildu, aunque parezca extraño, la posibilidad de gobernar le importa poco. Su anhelo es ganar al PNV. Superarle. Bien en escaños o en votos. Ya tendrán tiempo de gobernar más adelante (salvo que los socialistas entren en esquizofrenia).

El PNV, por el contrario, necesita convencer a los indecisos que su voto será determinante  para,  bien favorecer el gobierno que encarna Pradales –un tipo solvente y de garantías- o , en sentido contrario, aventurarse  a que Otxandiano  -un candidato  indefinido con cara de profesor- tenga alguna opción  de mando en el próximo ejecutivo autónomo.

La clave, la última semana.  Todo pendiente de la participación. Si los indecisos salen de su letargo y valoran que la gobernabilidad futura de Euskadi  depende de su voto. Toca devolver el reloj del país al huso horario de la racionalidad y la certidumbre.  De lo contrario, algunos  pueden tener la tentación  de aplicar sus remedios en el “cambio de ciclo” que preconizan. Ortigas  

 

 

1 comentario:

  1. No os parece que a Pradales le falta un poquito de conocimiento de la realidad de su propio partido? Me refiero a su "pamplonada". ¿Como se puede soltar esa perla siendo geroa bai parte de la ecuacion? Un bluf, con cara de cemento. Es una ironia 😏😏

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