sábado, 18 de mayo de 2024

MILLI VANILLI

De vez en cuando llegan  hasta las páginas de los periódicos  noticias que  sorprenden por el desparpajo que la especie humana tiene para generar situaciones insólitas. Esta pasada semana, los medios de comunicación se hacían eco  de la presunta picaresca  suscitada por dos hermanos gemelos que, al parecer,  habían sido capaces  de engañar a un relevante club de fútbol de trayectoria internacional.

 

Se trata del caso  investigado  por  el Dínamo de Bucarest en relación a la personalidad de uno de sus fichajes  más importantes; el bisauguineano  Edgar Miguel Ié.

Edgar Ié nació el 1 de mayo de 1994 y deportivamente  es internacional absoluto con Guinea-Bisáu tras haber jugado en categorías inferiores con Portugal. Se formó en la cantera del Sporting de Portugal hasta que en 2012 fichó por el Fútbol club  Barcelona B. El 3 de diciembre de 2014 debutó con el primer equipo que entonces entrenaba Luis Enrique y en el que se encontraba, entre otros, Lionel Messi.  El defensa de Bissau dejó el Barça en 2015, jugando posteriormente en el Villarreal B, Os Belenenses, Lille, Nantes, Trabzonspor, Feyenoord y finalmente, en febrero de este año, fichó por el Dínamo de Bucarest.

 

Hasta aquí la ficha de la trayectoria deportiva del individuo en cuestión. Sin embargo, la noticia saltó la pasada semana cuando  el presidente del club rumano, el ex jugador  Florin Prunea,  que llevaba un tiempo con la mosca detrás de la oreja, comenzó a hacer determinadas averiguaciones  sobre su fichaje  y su irregular  comportamiento, tanto dentro del terreno de juego como fuera de él.

 

Las dudas sobre el origen y la identidad del  futbolista surgieron del hecho que éste apenas sabía comunicarse en inglés  en sus apariciones públicas -sólo hablaba portugués- a pesar de haber jugado en la liga española, en Francia, Turquía y en los Países Bajos.  Además, Ié tenía derecho por contrato a utilizar  para su uso personal un vehículo dispuesto por un patrocinador pero nunca lo utilizó. Según señalan ahora  “por no tener que enseñar el carnet de conducir”.  Pero el indicio definitivo  que disparó todos los rumores  fue que Edgar sufrió recientemente la rotura de uno de sus ligamentos cruzados, si bien en los últimos encuentros disputados  nadie pudo apreciar cicatriz alguna provocada por dicha lesión.

 

Aunque no haya aún certeza  demostrada del presunto engaño y tanto el jugador como  el propio club hayan desmentido  la noticia que califican de "calumnia, engaño y ataque canceroso", distintas fuentes  apuntan a que quien realmente ha jugado los últimos cinco encuentros con el Dínamo de Bucarest   es Edelino Ié, hermano gemelo de Edgar y al igual que éste, jugador de fútbol. De confirmarse  este hecho,  el equipo rumano, que pasa por horas bajas en la división de honor de su país, podría enfrentarse a una sanción federativa  que le haría perder la categoría en una liga que llegó a ganar en 18 ocasiones. Todo un drama para un país como Rumanía en el que circunstancias  de similar  pelaje suelen provocar  reacciones  y respuestas  radicales.

 

Casos de suplantación  o de solapamiento de personalidad  los hemos conocido hasta en las mejores familias. En la mía y en la más tierna infancia, mis dos hermanos varones  comenzaron juntos  a ir a una academia, paso previo a la educación reglada. Los dos compartían pupitre  en la instrucción educativa básica (leer, escribir, empezar con los números, etc) . Lo que les diferenciaba era la aplicación, aunque a los profesores les costó darse cuenta de ello. Así, mientras el primero, al que le gustaba  eso de estudiar,  se afanaba en cumplir y rellenar los ejercicios y trabajos  que la maestra les ponía a ambos, el segundo, sabiendo que su hermano haría los ejercicios por los dos,  se despistaba o echaba una reconfortante siesta. El resultado  de los “deberes”  siempre era sobresaliente  para los dos. Aunque solo uno fuera el autor de las respuestas. El problema surgió  cuando, mosqueados los docentes, optaron por separar la pareja.  Pronto , el episodio se equilibró.

 

La mayoría conoce casos en los que  alguien se ha hecho pasar por otra persona para aprobar un examen del carnet de conducir o para sacar una buena nota en una oposición.

El caso, a mi juicio, más estrambótico  fue el de “Milli Vanilli”.  El alemán Robert “Rob” Pilatus y el francés Fabrice “Fab” Morvan  bailarines y modelos, negros, jóvenes y guapos, fueron lanzados al estrellato  como cantantes por el productor Frank Farian  con el nombre artístico de “Milli Vanilli”. Con un solo disco y una serie de vídeos que explotaban su atractivo físico, arrasaron en Europa y Estados Unidos. Siete millones de copias vendidas, un disco de platino, un Grammy  en su meteórica carrera. Pero “Milli Vanilli” tenía truco. Era un fraude. Rob y Fab solo hacían playback sobre las voces de los verdaderos –y menos agraciados– intérpretes, Brad Howell y Charles Shaw.

Descubierta la patraña, “Milli Vanilli”  como ascendió al olimpo descendió al averno. De ser estrellas a acabar estrellados

 

Desde que Pedro Sánchez  decidiera  notificar que hacía un paréntesis en su actividad pública y de la dimisión en diferido pasó a retomar  su mandato  con  estrategia reforzada, parece haberse puesto de moda  en política eso que el evangelio de San Juan  cita como alegoría  de la resurrección.  Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver.”

 

El paladín de la Moncloa, tras su  advertencia de  enfadarse y dejar de respirar dando un paso atrás, ha hecho de su reflexión un regate en corte tras el cual ha tomado carrerilla  y se ha abalanzado contra sus adversarios. Su campaña electoral en Catalunya   ha sido un contrataque en toda regla cuyos resultados , además, le han salido bien.

Para escarnio de todos, Pedro Sánchez,  explicará esta próxima semana en el Congreso, en comparecencia  extraordinaria, los motivos y las consecuencias de su “ejerecicio espiritual”. Una píldora más de la agitación y propaganda en que han convertido la acción política en el Estado.

 

Volviendo a Catalunya, quien provocó las elecciones, quien adelantó los comicios en un ejercicio de   supuesto ventajismo político –intentando pillar a contrapié a Puigdemont-  y desbarató  la oportunidad de aprobar los presupuestos generales del Estado, ha terminado pagando  su error. Y es que, muchas veces, la “innovación” política  y el azar electoral  los carga el diablo.

ERC y su presidente Pere Aragonés, han pagado las consecuencias de su error  y han sufrido un duro golpe. Aragonés  ha sido consecuente y ha dado un paso a un lado, dejando la primera línea  de la acción del partido republicano, que deberá reflexionar  y recomponerse, si bien alguien recordaba con mordacidad que  cada vez que Esquerra entra en crisis  se comporta como la película “la matanza de Texas”. Esperemos que esta vez, la sangre no llegue al río.

 

Y en ese panorama, Oriol Junqueras  ha vuelto a hacer  lo del evangelio de San Juan, “Me voy hoy pero,  si me lo piden, volveré”. Veremos cómo evoluciona todo, pero me temo, que a la legislatura actual, en Catalunya y en el Estado, le queda poco recorrido.

 

Todo lo contrario a lo que, probablemente, acontezca en Euskadi. Nacionalistas y socialistas continúan trabajando para cerrar un acuerdo programático de consenso  que les dé cobertura  en un nuevo gobierno de coalición.  Los progresos  programáticos parecen sucederse, si bien  las conversaciones avanzan  con discreción.  Algo que no ha gustado nada al  futuro portavoz intermitente de EH Bildu, Pello Otxandiano.

 

Otxandiano, que también ha disfrutado de un merecido letargo  reflexivo  de cinco días sin salir de casa tras las elecciones  autonómicas,  ha vuelto  para denunciar  que nadie cuenta con su partido, EH Bildu.  “Nadie nos ha llamado. Resulta inaudito porque lo que toca hacer  ahora es entablar un diálogo  con las principales formaciones políticas sobre el futuro de este país”. Por ello, el cabeza de lista del segundo partido de la cámara vasca, ha decidido  iniciar por su cuenta una ronda de contactos, tras la cual decidirá  si presenta o no su candidatura a la investidura como lehendakari (algo que siempre han hecho  para fortalecer su imagen  de líder la oposición).

 

Otxandiano  debería abandonar ya el rol  victimista  del pactista rechazado. Lo quiera reconocer o no, su propuesta es minoritaria y pretender pasar  por un “colaborador”  leal  del próximo gobierno,  es como un intento de suplantar  la realidad por una ficción. Presentarse como ganador como ha perdido.

 

El tiempo de la propaganda electoral pasó. El “éxito” de "Milli Vanilli" es ya  cosa del pasado.  Es hora  de remangarse y trabajar. Y eso es precisamente lo que el PNV  ha empezado a hacer con Imanol Pradales.

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