“Si he podido ver más allá es porque me encaramé a hombros de gigantes”. Con esta cita, atribuida a Isaac Newton, el nuevo consejero de Ciencias Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez Iglesias, quiso rendir homenaje, en el día en el que tomaba posesión de su cargo en el Gobierno vasco, a todas aquellas personas que le habían precedido en el cargo. La mención no era baladí. Se cumplían 44 años desde que los primeros consejeros del ejecutivo autónomo ocuparan sus puestos en la recién inaugurada institución vasca presidida por Carlos Garaikoetxea. Entre ellos figuraba también un científico. Un físico, para ser más concreto; Pedro Miguel Etxenike quien a sus entonces 30 años se convertía en el primer consejero vasco de educación de la era moderna.
Con
él arribó a la primera línea política una generación de reputados profesionales
que dejaron a un lado su actividad privada para dedicarse en alma y cuerpo a la
labor del servicio público. Tras ellos llegaron otros que tomaron el relevo y
también esos fueron sustituidos por nuevos equipos que con su impronta
conformaron el edificio institucional y el nivel de autogobierno que hoy
disfrutamos.
Sobre
los hombros de todos esos gigantes, quienes ahora llegan al gobierno del país pueden
ver más lejos, asumiendo el deber y el compromiso de mejorar la calidad de vida
futura de vascos y vascas. Política con sensibilidad emocional que diría el
lehendakari Pradales.
La
conformación del nuevo equipo de gobierno ha sido una novedad reseñable. Por un
lado, porque la ampliación de carteras no ha obedecido a decisiones tácticas
partidarias sino porque la nueva estructura goza de notable coherencia y
justificación práctica. Por otro, porque la determinación de las personas que
componen el grupo ha supuesto una singularidad en si misma.
Que
en los tiempos que corren, en los que la actividad política se encuentra tan
denostada, haya profesionales capaces de asumir en su vida, no sólo un impacto
negativo en el ámbito económico o de disfrute familiar, sino el desgaste que
supone situarse en la primera fila del escaparate público, por una vocación de
servicio público a la sociedad y al país, es digno de ser reconocido y subrayado.
Entre
las nuevas/os consejeras/os hay personas con un prestigio profesional y una
posición en el mercado privado relevante. Prestigio y posición que han
sacrificado para dedicarse a su nuevo cometido público, lo que supone un gesto
inusual en el panorama que vivimos y que, en cierta medida, nos reconcilia con
el buen sentido de la política.
Bueno
es poner en valor tal decisión de compromiso. Sobre todo, cuando sin tregua ni plazo
de cortesía parlamentaria de por medio, han aparecido “aves de rapiña” que,
detectores de presuntas irregularidades en mano, se hayan dedicado a cribar la
composición del nuevo gobierno a la espera de “encontrar petróleo” que explotar
en la escandalera de sus respectivos medios de comunicación.
No
pasaron ni cuarenta y ocho horas desde que se conociera la filiación de los
nuevos/as consejeros/as cuando el editorialista habitual del diario “Gara”
apuntara, a doble página, los “lunares” en la elección de Imanol Pradales.
Según
él , el nuevo equipo nacía con tres “lunares”; una consejera “investigada por
la fiscalía” (sin que haya procedimiento judicial que dé carta de naturaleza a
dicha denuncia); el caso del nuevo titular de Salud del que
se dice existe una grabación en el sumario de la OPE de Osakidetza
(grabación que no ha implicado
iniciativa judicial alguna) y el tercer caso apuntado hace mención a la participación de
un tercer consejero en la festividad popular de San Marcial en Irun, municipio del
que es originario. Resulta curioso que el “buscador de guano”
periodístico estirara su rastrillo buscando reproches de un supuesto “integrismo”
en el comportamiento festivo de un responsable público, y callara cuando otros
protagonistas -tal vez más próximos a su ideario- pretendían acceder a cargos
públicos de representación avalados por currículos plagados de crímenes
violentos, extorsión o acciones terroristas. Ahí el reproche no existía. Ni
había “lunar” que denunciar ante la opinión pública.
Pero
si el articulista-comentarista de “Gara” se pasó de frenada, los que en Hernani
decidieron hacer su “ongi etorri” particular al nuevo consejero de Seguridad,
Bingen Zupiria, se salieron del tiesto con amenaza incluida. Las reacciones de
todo el espectro político contra los inadaptados que se quedaron anclados en la
estrategia de odio, la imposición y la intimidación, reconfortan pero no nos
hacen olvidar que la semilla de la violencia todavía hace germinar brotes
tóxicos, y dañinos. Simientes que, confiamos, caigan en terreno baldío.
De
la constitución del nuevo Gobierno vasco señalar otra característica que quizá
haya pasado inadvertida a simple vista. Se trata del hecho de que el discurso
pronunciado por el lehendakari Pradales en dicho acto protocolario no estaba dirigido ni a los periodistas ni a
la opinión pública en general. El lehendakari dirigió sus palabras directamente
a sus colaboradores que tomaban posesión del cargo. Un nuevo paradigma que
expresa la vocación con la que inicia sus pasos el nuevo gabinete. “Os pido que
actuéis con rigor” -afirmó Pradales- “Sabemos que será un reto complicado. Lo
afrontamos con humildad y la autoexigencia desde el primer momento. Os pido que
os atreváis. Que no tengáis miedo a equivocaros, Que siempre que se trate de
mejorar la vida de las personas lo intentéis. Y quiero que cuando lo hagamos
pensemos en los ojos de las personas a las que vamos a dirigir las políticas
públicas”.
Una
declaración de intenciones de calado que ha coincidido en el tiempo con la
publicación del “deustobarómetro”, cualitativo sociológico que indicaba que
siete de cada diez vascos/as exigían al nuevo ejecutivo un profundo cambio en
las políticas públicas, siendo la sanidad, por primera vez, la principal preocupación
de los encuestados.
Se
impone, por lo tanto, un giro de agujas en la coyuntura que nos ha tocado
vivir.
El
inicio de un nuevo tiempo y la configuración del Gobierno vasco han puesto en
evidencia, además de todo lo anterior, la reconocida normalidad que vive
Euskadi. Sin ocultar la existencia de
problemas y de tensión social. Pero, en comparación con el clima político que
se observa en escenarios próximos, normalidad democrática a fin y a la postre.
Sin
embargo, a tenor de los contemplado en el escaparate público, la “normalidad”
no interesa. Prima el espectáculo. El zafarrancho de combate, el conflicto. El
lío.
El
pleno parlamentario de investidura fue un buen ejemplo de “normalidad”. Dos
candidaturas, dos debates respetuosos. Ideas, propuestas. Diálogo cabal, sin
estridencias. Contraste y votación. Como siempre hemos entendido la política.
De allí surgió un lehendakari electo que dos días más tarde tomaría posesión de
su cargo en una ceremonia solemne y elegante en Gernika. Simbolismo y legalidad
en un mismo plano. Resultado de esta “bendita normalidad” en los medios de
comunicación del Estado; cero patatero.
Los
periódicos, las radios, las televisiones estaban a otras cosas. A Miley y su
visita a la Madrid de Ayuso. A la inestabilidad catalana. A las posibilidades de Illa. La apuesta de
Puigdemont y la crisis de ERC. ¿Bloqueo y elecciones? El interés estaba en los
jueces y la amnistía. En el Fiscal General y la revuelta interna. A los
capítulos de corrupción y a las consignas repetidas por los portavoces de unos
y otros.
¿Qué
en Euskadi había un nuevo lehendakari y se constituía un nuevo gobierno de
coalición? Para qué informar. Si la normalidad no vende. La teoría del “hombre
muerde a perro” en lugar de lo contrario. La actualidad la marca el espectáculo.
Y en ese concepto estridente y frívolo también los medios de comunicación
vascos se han contagiado. Preocupa, especialmente, el área informativa de los
medios públicos. Se creen en la necesidad de competir con las televisiones
privadas en lugar de ajustar su especialización a una agenda informativa vasca
en condiciones, seria y rigurosa. Y en
esa dinámica se permiten veleidades de contenido dudoso. Aparece la opinión en
la información. Y hasta algún presentador se cree creativo y gracioso. Pero sus
ocurrencias no hacen ninguna gracia.
Deberemos
abrir una reflexión sobre la necesidad de prestigiar los servicios informativos
de los medios públicos. Sin dirigismos pero, igualmente, sin que la línea
informativa esté al albur de la libre opinión
de quienes gozan de pantalla y
micrófono. Normalidad democrática.
Veremos
más lejos a hombros de gigantes. Siendo atrevidos, sin miedo a equivocarnos,
pero con rigor y autoexigencia.
Nadie se cuestiona casi nada. Nos lo dan masticado y adelante, a tragar. La federación de asociaciones para la defensa de la sanidad pública no tiene sede social en el batzoki, ni en Ajuria Enea, y dice lo que dice en su informe de junio del 2024, entre otras cosas que prácticamente dos tercios de la población de la CAV considera la sanidad vasca buena o muy buena.
ResponderEliminarEl deustobarómetro dice que la población de la CAV suspende nuestra sanidad (Osakidetza) con un 4,4 sobre 10.
Algo no cuadra. Alguien se equivoca, o el deustobarómetro o la federación, pero nadie se lo cuestiona, como el deustobarómetro concluye a favor de obra (leña al PNV y G.V) se le da carta de naturaleza y se marca el calendario informativo en base a "1.000 entrevistas online" contradichas por el reciente informe de la federación, que ni se nombra, se obvia en todos lados, no interesa, no va a favor de obra......
En cuanto a los medios públicos pues si...malas copias de "la sexta" a tutiplén. Una pena.
Xabier Intza
"El Tribunal de Cuentas advierte con sanciones a Vox, Sortu y los Comunes por ocultar la identidad de sus donantes".
ResponderEliminaroooohhhh!!!! ustelkeria, Iriondo?
Xabier Intza
Lo de las pintadas, ¿a quien o quienes se las endosais? ¿A ertzainas en lucha? ¿A alguna accion de bandera falsa? ¿O a la izquierda abertzale o alguna escision? Muchos pensamos que dentro de vuestras siglas hay personas a las que les gusta enmierdar el ambiente. Lo del tribunal de cuentas dicho en este foro por un jeltzale suena precisamente a eso. A ver cuánto dura el bulo
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