Un año más. Empieza la liturgia. Miramos la predicción meteorológica. Va a hacer bueno. Fresquito a primera hora pero, luego, el día levanta. Hemos madrugado. Hay que aprovechar el tiempo. Preparar dos tortillas. Una con cebolla y la otra sin ella. Carne albardada y pimientos verdes. Menú de campa. La tartera, preparada. Que no se olvide la sudadera. Ni las zapatillas de tracking. Ikurriña en ristre. Camino de Foronda. El camión de venta de patatas de Araba nos indica que estamos cerca. Primeras retenciones. La gente de “organización” las resuelven rápido. Aparcamos en la finca de al lado. El suelo es compacto. Se ha cosechado y el agua del jueves no ha hecho mella en el terreno, que como siempre, presenta un firme desigual. Cuidado con las torceduras de tobillo. Centenares de personas salen de sus vehículos. Son como hormigas que se despliegan por la superficie de las fincas. Al frente, en la campa central, un potente escenario se erige presidencial con el eslogan del momento; “Alderdia gara” – “Somos el Partido”. Singularizar la organización no es signo de arrogancia. Simplemente es un rasgo de fidelidad, de orgullo. Es “mi partido”, el que siempre me ha acompañado.
A la tribuna principal le rodean las txosnas coronadas con
una hilera de ikurriñas. A su alrededor comienza el ir y venir de gente que busca su
espacio. “He quedado en el Txorierri”. “Pues yo en Gasteiz erdialde”. Se viaja
de punta a punta de Euskadi en una decena de metros. De Orduña a Mendaro y de
allí a Iparralde.
La edición de hoy, de este año, tiene un “algo” extraordinario. El bocata en Getxo o el talo de Mungia deberán
esperar. Antes, se impone una cita ineludible. En la carpa de los jóvenes, junto a “antolakuntza”, nos han citado para desarrollar una Asamblea
Nacional extraordinaria.
Algo insólito. Una asamblea
nacional en las campas y como
acto previo a la
festividad-celebración habitual. Sí, los órganos ejecutivos y legislativos
nacionales del Partido Nacionalista Vasco se reunirán de forma especial para dar inicio al proceso interno de
revitalización del partido. Ningún sitio mejor
que éste para poner en marcha el
proceso de puesta a punto de la organización política más importante del país.
Serán seis meses de
participación democrática de la base militante para ajustar y mejorar lo que
sea mejorable. Para ratificar
compromisos ideológicos. Para vislumbrar los nuevos retos de la Nación
Vasca en Europa. Para poner en valor los
programas, las medidas que impulsarán a
esta sociedad en los años venideros. Y también, claro está , para cambiar lo
que sea necesario para que esta herramienta, el PNV, siga siendo útil en su función de construir una Euskadi libre
de mujeres y hombres libres.
El PNV, reunido en las campas de Foronda, acotará el proceso
de su renovación, en el seno de una próxima Asamblea General a celebrar a
finales del mes de marzo del año que viene. El “viejo partido” necesita aire fresco para
seguir siendo el “faro” de la política vasca. Y, con ese nuevo oxígeno
programático deberá llegar,
igualmente, un nuevo equipo de
dirigentes capaces de encabezar la nueva singladura histórica que se avecina.
Será el nuevo eslabón de la cadena que tirará del engranaje. Nuevos
burukides en todos los ámbitos
-territorial y nacional- que continúen con la marcha emprendida por Sabino Arana en 1895.
Hay quienes, desde fuera de este gran partido, sólo centrarán su atención informativa en las
personas. Para ellos no habrá más proceso
que el devenir de los cuadros directivos. Será el morbo del relevo o de la continuidad. Y con
su especial interés por magnificar el
carácter nominal del proceso, pueden que alguno se despiste, desenfocando el significado del mismo. Las personas
siempre son importantes, pero, quienes llevamos años en este partido hemos
entendido que por encima del “yo” o el “tú”, está el “nosotros”, la
organización que perdura ante todo. El
Partido.
Vamos a tener tiempo para poder hablar y comentar lo que
creamos necesario. Con apasionamiento y con rigor. Pero , sobre todo, con
respeto. Con el respeto que siempre ha caracterizado a nuestra democracia
interna.
Tenemos que saber identificar muy bien dónde hemos fallado,
qué espera de nosotros la sociedad vasca. Y actuar en consecuencia. Siendo
conscientes de que, en poco tiempo, la percepción de la gente, ha cambiado y
que su exigencia se ha agudizado
notablemente. El desafío es considerable; volver a revalidar la confianza mayoritaria de la
gente. De la que ha mantenido fiel su vínculo con el PNV y de la que le ha
retirado su apoyo como respuesta a su desencanto y desapego por la gestión desarrollada.
Para los medios de comunicación – para algunos- lo relevante
del tiempo que se abre será determinar la continuidad o no de los actuales dirigentes. La aparición o no
de nuevas caras a las responsabilidades
públicas de la organización. Tendremos
titulares para todos los gustos en un
baile de opciones de sondeo permanente .
Pero, la tozuda realidad demostrará que sólo cuando la afiliación se haya
pronunciado se conocerá a los
protagonistas de este nuevo tiempo. Y eso ocurrirá cuando toque. No este domingo
en Foronda.
Tras la celebración de la asamblea a pie de campa, comenzará
el protocolo habitual de este evento anual nacionalista. El desfile de las organizaciones municipales con sus
estandartes representativos. Jóvenes y
mayores saludando a las miles de
personas que se movilizarán a la
llamada de un partido político. Algo inusual en el ámbito que nos rodea.
Delegaciones oficiales de pueblos que llegarán hasta Foronda para evidenciar
sus lazos de amistad con el nacionalismo vasco. Catalanes, gallegos, canarios,
occitanos, baleares, corsos, bretones, guineanos, sardos, saharauis… Banderas
multicolores.
De allí, pasaremos al mitin, a los discursos, donde el lehendakari Pradales se estrenará por
primera vez . Ha asumido su responsabilidad con arranque y decisión. Pero
necesitará todo nuestro apoyo para abordar satisfactoriamente las reformas que se ha comprometido a abordar
para que la ciudadanía vuelva a confiar
y a estimar nuestros servicios públicos. Y junto a él, estará el Partido.
El Euzkadi Buru Batzar. Siempre al lado
de la lehendakaritza y del gobierno de este país. Ortuzar,
su presidente, será, una vez más quien nos señale hacia
dónde nos dirigimos. Y explicite los hitos que el inmediato futuro nos esperan.
Luego , cuando la
retórica acabe, llegarán las fotos, y , a continuación, la fiesta. Será el momento del reencuentro de
la gran familia. Los abrazos de gentes de todo el país que durante todo el
año difícilmente se ha podido ver. El
recuerdo emocionado de los ausentes. De los amigos que se fueron, de los
familiares no que no volverán. De los enfermos. De los que están lejos.
Será la parte emocional de un día en el que el sentimiento
político sirve de paraguas en una gran “quedada” en la que la gente de Euskadi
expresa su experiencia vital, sus
ilusiones compartidas, sus inquietudes y
preocupaciones. Al olor de las sardinas de Santurtzi, el rito continuará con
una vuelta por las txosnas. Txakoli, sidra y vino de la rioja alavesa. Con
moderación, pues la alegría se desborda enseguida. Y cuando el cansancio asome,
“operación retorno”. Prudentemente cerraremos una jornada más de convivencia nacionalista. Plegaremos la
mochila y la ikurriña, y volveremos a la rutina. Con las pilas bien cargadas , con el
cuerpo organizativo a tope
de vitaminas. Dispuestos a
afrontar con ímpetu , en seis meses, la
puesta a punto que el PNV
necesita y que , entre todos ,
vamos a acometer para seguir liderando el país.
Disfrutemos mientras tanto de nuestro día. Un año más. Desde
Aralar hasta Foronda . Hemos transitado por
Aixerrota, Itziar, Olarizu, Salburua, Aiegi y ahora Foronda. Somos el
Parido. Alderdia gara. Y así lo seguiremos siendo. Enseguida los calendarios se
pondrán en marcha para abordar las tareas pendientes. Lepoan hartu ta segi
aurrera.
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