sábado, 8 de marzo de 2025

TAUROS Y GEMINIS

Los tauro solemos tener reacciones de difícil comprensión más allá de una dosis elevada de testarudez. No quiero decir que todos los nacidos bajo ese signo zodiacal obremos de manera idéntica, pero sí he de reconocer -por experiencia propia lo digo- que algunos de nuestras formas de actuar o de manifestarnos tiene poco de racional y mucho de cabezonería.

Por lo general, y sigo hablando desde mi autoobservación, los tauro solemos tener mucho aguante. Soportamos con paciencia las críticas y las opiniones que nos llevan la contraria o, abiertamente nos son beligerantes. Cargamos reposadamente nuestros tanques mentales de tolerancia, pero, llegado el momento en el que la caldera no admite más presión, explotamos y corneamos -como buenos morlacos – a todo lo que nos pasa por delante. Tenga que ver con  nuestro hartazgo o no. Y en ese estado de enajenamiento temporal, junto a las embestidas arrolladoras, dejamos de procesar racionalmente. El efecto es temporal, pero muy “heavy”.

Mi hija no tiene para olvidar un episodio que protagonicé hace ya unos años, cuando ella era aún adolescente y con total naturalidad y normalidad, pretendía disfrutar de la compañía de su cuadrilla de amigas-os en una plácida noche veraniega vacacional. No recuerdo bien qué había toreado mi “ego tauro” aquella tarde-noche, pero, lo cierto es que quien esto cuenta estaba engorilado por una razón tan banal que ni la encuentro en mi memoria. “¿Salir a la calle hoy?” -contesté a mi joven hija -. Por contextualizar diré que el “hoy” era una jornada del mes de agosto (verano en la Castilla española). Además, las salidas vespertinas eran habituales en ese periodo estival (la chavala había compartido ocio con sus amigos todos los días pasados), por lo que su pretensión no era para nada extraña. Pero yo en aquel momento estaba “cruzado”.  Y por eso sentencié: “¡Hoy no sales!”.

Como era de esperar, mi negativa, por extraña, tuvo respuesta inmediata. “¿Por qué no voy a salir hoy?  -preguntó con lógica mi adolescente hija-. Y entonces, el tauro que llevo dentro respondió como si la interrogación hubiera sido un par de banderillas clavadas en el mismísimo  lomo: “¡Porque hace frío!”.  Habría sido más convincente decir aquello de “porque lo digo yo”, pero no. ¡Frío! en agosto. Es cierto que el ambiente había refrescado un tanto -afortunadamente- pero nada que impidiera , con un simple jersey,  disfrutar de una maravillosa noche  de juegos juveniles.

Mi empecinamiento duró un rato. Una escena totalmente surrealista para incredulidad y asombro de los de alrededor. Una muchacha intentando adivinar  el porqué de aquel sinsentido y un adulto  subido en la grupa de Bucéfalo musitando  incoherencias  propias de la época cavernaria. Al final, la cordura cónyuge, solventó la papeleta. “Anda hija, vete tranquila con tus amigos. Ya sabes; cosas de tu padre. Coge un jersey y no vuelvas tarde” -sentenció la sensatez allí presente-. La entonces chiquilla cada vez que recuerda el episodio se descongoja de risa. Y no es para menos. “Cosas de mi padre”.

Yo pensaba que el nuevo coordinador general de Podemos Euskadi, Richar Vaquero, era también tauro. Vi que en su biografía constaba que había nacido el mes de mayo y di por hecho que el buen hombre era de los míos. Por eso achaqué  su respuesta negativa inicial al acuerdo de fiscalidad con PNV y PSE a una de las “salidas de tono” que los tauro solemos protagonizar  de vez en cuando.

No entendía como, si el contenido del posible  acuerdo  no estaba siendo cuestionado  por la formación morada -a sabiendas de que no colmaba todas sus expectativa-, se anunciara  públicamente  que no se apoyaría. Máxime cuando, al mismo tiempo,  se decía que en la consulta interna a sus bases  estas habían apoyado el acuerdo (46%) frente a quienes lo rechazaban (43%). Votación, al parecer exigua, pero solventada por un estrecho margen  de los posibilistas del pacto. Pese a ello, el resultado era un portazo, algo solo entendible  por razones ocultas  que , a todas luces se nos escapaban, pero que en cualquier caso deberíamos respetar  aunque nos produjeran un sentimiento de total desconfianza hacia  quienes habían decidido no respaldar  un texto que previamente habían avalado y consensuado.

No sé si su negativa era porque ”hacía frío”. O porque sintieron el vértigo  de tener que optar  frente a quienes dogmáticamente les criticaban, sin más argumento que el reproche ideológico, por una posible sintonía  en materia tributaria que afectaría  notablemente -para mejor- a miles de vascos y vascas.

Vértigo al encontrar “una ventana de oportunidad” para poner en valor  su fortaleza menguante, les llevó, no a abrirla  para consolidar su posición, sino para arrojar por ella  al vacío su fiabilidad y credibilidad  frente a los demás.  Inexplicable sí, y decepcionante para quienes entendemos la acción política como la actividad en la que quienes participamos en ella asumimos la voluntad de dialogar, negociar y acordar con los diferentes en beneficio de la colectividad que nos ha elegido.

Me equivoqué con Richar Vaquero. No es tauro como pensaba, sino géminis, pues su cumpleaños se celebra más allá del 20 de mayo que marca el límite zodiacal  de los bóvidos.

Y, probablemente me haya equivocado igualmente a la hora de interpretar la respuesta pública de los suyos a la voluntad de acordar un nuevo espacio tributario. La decepción lleva, en ocasiones, a la visceralidad y en ella tendemos a tratar  a los demás con excesiva rigidez.

 No negaré que su “no” al acuerdo y su desafortunada explicación me haya desagradado. Admito que, en contra de mi ánimo optimista, he tenido que aceptar las advertencias  de quienes se me acercaron para decirme que no fuera iluso “porque estos no son de fiar”, que “ya nos la jugaron en el pasado y que ahora nos la volverán a jugar”. La experiencia desanima.

Pero, no debemos imputar a los actuales responsables de Podemos Euskadi, ni a su nuevo coordinador, acciones que cometieron sus antecesores. Por ello, sin caer en la ingenuidad, ni en la candidez,  me resisto a pensar en que si la voluntad de acuerdo es sincera, si el problema no es el contenido  sino los umbrales de satisfacción de unos y otros, si la afirmación de “no querer cerrar puertas”  es real, merezca la pena dar una última oportunidad al entendimiento. Sin falsas esperanzas, con realismo y responsabilidad. Sin tacticismos. Ni buscando fines imposibles que incidan en abrir más la brecha de la desconfianza instalada entre nosotros.

Haber participado en múltiples iniciativas de diálogo entre diferentes me ha enseñado  que para los acuerdos fructifiquen es necesario respeto, saber atender las necesidades del adversario y tener voluntad de acordar. Ponerse en sus zapatos y estar dispuestos a perder una parte de tu zona de confort para alcanzar un bien común superior que satisfaga a las partes. Y en esa aplicación estamos ahora nuevamente.

La búsqueda de un punto medio que permita aprobar un nuevo marco fiscal y tributario en Euskadi puede parecer una disputa económica árida en la que contrastar modelos y sensibilidades diferentes. Efectivamente esto es así. Pero en nuestro caso es algo más. Es también una cuestión política. Es buscar la fórmula  que tienen las administraciones para atender varias necesidades. La de proteger a quien más necesitan el respaldo de los poderes públicos. La de atender eficazmente a quienes  tienen problemas para emanciparse, llevar adelante una expectativa de vida con calidad y dignidad. La necesidad de nutrir de fondos a sus arcas para desarrollar los servicios públicos. Y la de incentivar la actividad generadora de empleo y riqueza para todos.

Cada cual puede tener su modelo para satisfacer  todas estas demandas pero solo desde el realismo y el consenso  se podrán hallar  marcos estables que garanticen  temporalmente la consecución de esos objetivos. Es la hora de la inteligencia , de saber discernir  lo importante de lo que no lo es. Lo efectivo de lo efectista.

Los tauro y los géminis, según reza el horóscopo, formamos una unión complementaria. En general las relaciones de ambos signos suelen resultar beneficiosas ya que aunque representen a personas diferentes, suelen coincidir en sus planteamientos vitales. Si tienen que trabajar codo con codo o si deciden emprender un proyecto de colaboración, los efectos suelen ser bastante buenos en general. A Tauro le falta ese punto de inventiva que a Géminis le sobra. También a Géminis le falta ese toque de reflexión y de seguridad que Tauro posee.

No soy nada dado a creer en la astrología ni en los designios zodiacales. Pero, por si acaso, cruzo los dedos.

 

 

 

 

 

 

  

sábado, 1 de marzo de 2025

HABLAR POR HABLAR

En este mundo trepidante y complejo que nos ha tocado vivir, la solución de los problemas no se suele abordar -por desgracia- atendiendo al carácter complicado de las dificultades en cuestión. Lo fácil suele ser simplificar las causas y las conclusiones. El populismo tira de demagogia y pretende convencer a la opinión pública de que todos los aprietos son sencillos de superar. Soluciones mágicas y milagrosas. “Deus ex machina” de los griegos latinizados, las pócimas mágicas de los druidas o el bálsamo de Fierabrás.

El bálsamo de Fierabrás pertenece al conjunto de remedios mágicos de la literatura caballeresca medieval. Según la tradición, Fier-a-bras, “el de brazo feroz”, era un gigante sarraceno que portaba en su caballo dos barriles con bálsamo sustraídos en Jerusalén, y procedentes del que había sido empleado en la sepultura de Jesús. En el transcurso de un combate, el gigante perdió los barriles, que fueron encontrados por sus enemigos que bebieron el brebaje, curaron todas sus heridas y acabaron con el coloso musulmán. Esta misma figura fue presentada por Cervantes en El Quijote como una especie de panacea reparadora de cualquier problema de salud. Desde entonces, el bálsamo de Fierabrás es sinónimo de quienes todo lo resuelven en un abrir y cerrar de ojos con la facilidad del chaquillo de sus dedos o de un discurso prometedor y concluyente.

 

Nagore Alkorta es uno de esos perfiles que EH Bildu pone en circulación con evidente éxito para intentar demostrar que su capital humano representa a un sector joven, abertzale, euskaldun, blanco moralmente y con proyección de futuro. La alcaldesa de Azpeitia, actual vicepresidenta de EUDEL, viene a identificar a esa imagen de segunda fila angelical que da la sensación de no haber roto un plato en su vida. Pocas veces se le ha visto alzar la voz. Tal vez el contraste más llamativo lo representó cuando, inflexible, se negó a que una acería obsoleta y desocupada de su municipio fuera rehabilitada y reutilizada por una nueva inversión industrial que prometía una importante inversión y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Frente al empleo y al desarrollo económico Alkorta priorizó la recuperación urbana y medioambiental. Y una sociedad acomodada como la nuestra, que mira más por el interés individual que por aspectos colectivos, la respaldó y le renovó su confianza en las últimas elecciones municipales.

Alkorta, esa cara amable cuyo protagonismo rara vez causa rechazo, compareció ante los medios de comunicación el pasado martes en Gipuzkoa junto a otros cargos públicos de similar imagen. Su mensaje era el de abonar el terreno para lo que “sus mayores” presentaran apenas un día más tarde; su apuesta por una “reforma fiscal profunda”.

La alcaldesa de Azpeitia jugó el papel de víctima, de representante de unos ayuntamientos demandantes de una “suficiencia financiera” que les permita desarrollar sus servicios públicos. “Suficiencia” que, a su juicio no se da, porque, entre otras razones, cerrada la recaudación del pasado año, se verán obligados a devolver una parte de los recursos ya embolsados  como consecuencia   de que las previsiones iniciales de recaudación  no se vieron finalmente  cumplimentadas.

Nagore Alkorta reprochó tal circunstancia al “optimismo” previsor de las haciendas vascas en cuanto a la recaudación y a la “caída de los ingresos por IVA”, si bien las razones reales del desfase, (ya explicadas por los responsables forales y no contestadas por nadie) fueron, entre otros,  el imprevisible impacto de la sentencia en relación a la reclamación de los mutualistas  y la millonaria devolución  a los afectados que tal medida provocó, lo que hizo descuadrar el balance final de ingresos.

De todas maneras, y pese a la falta de rigor de los argumentos empleados, la puesta en escena de la vicepresidenta de EUDEL en representación de EH Bildu, tenía otra función clara; reivindicar una política fiscal diferente a la que PNV y PSE habían pactado y llevado a las Juntas generales como proyecto de norma que ahora iniciará su trámite para su posterior aprobación.

Alkorta difícilmente suele interpretar un rol político. Pero cuando lo hace, sigue un guion. Un papel que la comisaria política de la Mesa ejecutiva de EH Bildu le escribe y le adjudica.  Una actuación que ella -como otros compañeros- cumple y escenifica con disciplina. Aunque en muchas ocasiones, se perciba que la puesta en escena está dirigida, como en este caso, con mando a distancia. Algo que, en el fondo, le convierta en una figurante que “habla por hablar” y por obediencia disciplinaria.

Quien escribió esta vez el guion desarrollado por la primera edil azpeitiarra no tuvo en cuenta cuestiones básicas, tales como que en el modelo institucional y económico de Euskadi la “suficiencia financiera” no está garantizada para nadie (ni para el gobierno vasco ni para las diputaciones ni para los ayuntamientos). Aquí, el Concierto económico consagra lo que se denomina “riesgo compartido”, es decir que sólo de nuestra capacidad de hacer las cosas bien o mal depende el resultado recaudatorio y la disponibilidad presupuestaria  que entre todos asumimos con compromiso de reparto. Por lo tanto  que nadie garantiza la suficiencia financiera de nadie.  

Segunda consideración; si los ayuntamientos deberán devolver unas cuantías será porque previamente y como “pago a cuenta” ya han recibido un aporte económico. Luego, el encuadre definitivo del balance será, simplemente, una cuestión de ajuste y de responsabilidad. Y, en tercer lugar, la invocación a aprobar una “fiscalidad profunda” que impulse la recaudación y garantice la prestación de los servicios públicos no se compadece con algunas de las medidas propuestas por EH Bildu en su carta de medidas tributarias barajadas en estos últimos tiempos. Mucho hablar de “recaudación” y si se aplicaran tan solo dos de las disposiciones impulsadas por los de Alkorta – la “monetización” de las deducciones por vivienda y descendientes y la traslación de la tarifa general de Navarra al conjunto de los tres territorios de la CAV- el impacto negativo de tales propuestas en la recaudación de la Comunidad Autónoma sería de 450 millones de euros. 450 millones menos de ingreso cotejados con datos reales, con obligados tributarios con cara y ojos. Datos reales frente al discurso, al dogmatismo y la interpretación. No con estimaciones, ni con informes de coyuntura, estudios o conjeturas medias, fuentes que utiliza EH Bildu para dictaminar que sus soluciones aportarán al erario vasco, ni más ni menos que 900 millones de euros más de los que hasta ahora ingresa. Tela marinera sin soporte empírico.  Hablar por hablar.

Después de Alkorta, del inocente victimismo envuelto en celofán, y en perfecta sincronización comunicativa con su mensaje, aparecía en escena la secretaria de programa de EH Bildu, Nerea Kortajarena. Ella fue la que redondeó el relato. Lo simplificó y propuso desenlace. La opción presentada por PNV y PSE en fiscalidad era, a su juicio, un “ajuste superficial”, un “simple retoque” “falto de ambición” y una “improvisación”. Su alternativa; una enmienda a la totalidad. Devolución y punto.  El “no” por el “no” y “porque lo digo yo”.

Lo de siempre. Todo mal. Y la salvación a tal “desastre”, la poción mágica de EH Bildu. La versión vasca del bálsamo de Fierabrás.

Ni una sola palabra de las medidas incorporadas en el proyecto de norma. Ni al incremento del mínimo exento a declarar, ni a las nuevas bonificaciones a la conciliación, a la igualdad, al alquiler, a la adquisición de viviendas para jóvenes, a la incentivación de la industria verde y la descarbonización. Desprecio absoluto por las deducciones sociales tendentes a mejorar la situación de las personas, especialmente las identificadas con las rentas bajas y medias.

Su “bálsamo” mágico pretendía echar abajo todo -enmienda a la totalidad-. “Eliminar el trato privilegiado” de las “rentas de capital”. Una nueva base en el IRPF (modelo navarro), un cambio la aplicación de las deducciones (reembolsables), revisar el Impuesto de Sociedades y el de Patrimonio. En resumen, revertir lo existente. A partir de ahí, EH Bildu, invitaba a PNV y PSE a “corregir su improvisación y falta de ambición”. “Si se habla de estas materias, si no nos enredamos en otras materias, - sentenció la coordinadora parlamentaria de la Izquierda Abertzale-  EH Bildu está dispuesta a negociar  una reforma fiscal de calado y a retirar la enmienda a la totalidad “.

Dogmatismo, impostura y soberbia para acabar mencionando el “diálogo y la negociación”.

Su arrogancia tiene una respuesta sencilla y que el futuro confirmará. Sólo quien quiere negociar, negocia y acuerda. Quien habla por hablar, enmienda a la totalidad.