sábado, 1 de marzo de 2025

HABLAR POR HABLAR

En este mundo trepidante y complejo que nos ha tocado vivir, la solución de los problemas no se suele abordar -por desgracia- atendiendo al carácter complicado de las dificultades en cuestión. Lo fácil suele ser simplificar las causas y las conclusiones. El populismo tira de demagogia y pretende convencer a la opinión pública de que todos los aprietos son sencillos de superar. Soluciones mágicas y milagrosas. “Deus ex machina” de los griegos latinizados, las pócimas mágicas de los druidas o el bálsamo de Fierabrás.

El bálsamo de Fierabrás pertenece al conjunto de remedios mágicos de la literatura caballeresca medieval. Según la tradición, Fier-a-bras, “el de brazo feroz”, era un gigante sarraceno que portaba en su caballo dos barriles con bálsamo sustraídos en Jerusalén, y procedentes del que había sido empleado en la sepultura de Jesús. En el transcurso de un combate, el gigante perdió los barriles, que fueron encontrados por sus enemigos que bebieron el brebaje, curaron todas sus heridas y acabaron con el coloso musulmán. Esta misma figura fue presentada por Cervantes en El Quijote como una especie de panacea reparadora de cualquier problema de salud. Desde entonces, el bálsamo de Fierabrás es sinónimo de quienes todo lo resuelven en un abrir y cerrar de ojos con la facilidad del chaquillo de sus dedos o de un discurso prometedor y concluyente.

 

Nagore Alkorta es uno de esos perfiles que EH Bildu pone en circulación con evidente éxito para intentar demostrar que su capital humano representa a un sector joven, abertzale, euskaldun, blanco moralmente y con proyección de futuro. La alcaldesa de Azpeitia, actual vicepresidenta de EUDEL, viene a identificar a esa imagen de segunda fila angelical que da la sensación de no haber roto un plato en su vida. Pocas veces se le ha visto alzar la voz. Tal vez el contraste más llamativo lo representó cuando, inflexible, se negó a que una acería obsoleta y desocupada de su municipio fuera rehabilitada y reutilizada por una nueva inversión industrial que prometía una importante inversión y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Frente al empleo y al desarrollo económico Alkorta priorizó la recuperación urbana y medioambiental. Y una sociedad acomodada como la nuestra, que mira más por el interés individual que por aspectos colectivos, la respaldó y le renovó su confianza en las últimas elecciones municipales.

Alkorta, esa cara amable cuyo protagonismo rara vez causa rechazo, compareció ante los medios de comunicación el pasado martes en Gipuzkoa junto a otros cargos públicos de similar imagen. Su mensaje era el de abonar el terreno para lo que “sus mayores” presentaran apenas un día más tarde; su apuesta por una “reforma fiscal profunda”.

La alcaldesa de Azpeitia jugó el papel de víctima, de representante de unos ayuntamientos demandantes de una “suficiencia financiera” que les permita desarrollar sus servicios públicos. “Suficiencia” que, a su juicio no se da, porque, entre otras razones, cerrada la recaudación del pasado año, se verán obligados a devolver una parte de los recursos ya embolsados  como consecuencia   de que las previsiones iniciales de recaudación  no se vieron finalmente  cumplimentadas.

Nagore Alkorta reprochó tal circunstancia al “optimismo” previsor de las haciendas vascas en cuanto a la recaudación y a la “caída de los ingresos por IVA”, si bien las razones reales del desfase, (ya explicadas por los responsables forales y no contestadas por nadie) fueron, entre otros,  el imprevisible impacto de la sentencia en relación a la reclamación de los mutualistas  y la millonaria devolución  a los afectados que tal medida provocó, lo que hizo descuadrar el balance final de ingresos.

De todas maneras, y pese a la falta de rigor de los argumentos empleados, la puesta en escena de la vicepresidenta de EUDEL en representación de EH Bildu, tenía otra función clara; reivindicar una política fiscal diferente a la que PNV y PSE habían pactado y llevado a las Juntas generales como proyecto de norma que ahora iniciará su trámite para su posterior aprobación.

Alkorta difícilmente suele interpretar un rol político. Pero cuando lo hace, sigue un guion. Un papel que la comisaria política de la Mesa ejecutiva de EH Bildu le escribe y le adjudica.  Una actuación que ella -como otros compañeros- cumple y escenifica con disciplina. Aunque en muchas ocasiones, se perciba que la puesta en escena está dirigida, como en este caso, con mando a distancia. Algo que, en el fondo, le convierta en una figurante que “habla por hablar” y por obediencia disciplinaria.

Quien escribió esta vez el guion desarrollado por la primera edil azpeitiarra no tuvo en cuenta cuestiones básicas, tales como que en el modelo institucional y económico de Euskadi la “suficiencia financiera” no está garantizada para nadie (ni para el gobierno vasco ni para las diputaciones ni para los ayuntamientos). Aquí, el Concierto económico consagra lo que se denomina “riesgo compartido”, es decir que sólo de nuestra capacidad de hacer las cosas bien o mal depende el resultado recaudatorio y la disponibilidad presupuestaria  que entre todos asumimos con compromiso de reparto. Por lo tanto  que nadie garantiza la suficiencia financiera de nadie.  

Segunda consideración; si los ayuntamientos deberán devolver unas cuantías será porque previamente y como “pago a cuenta” ya han recibido un aporte económico. Luego, el encuadre definitivo del balance será, simplemente, una cuestión de ajuste y de responsabilidad. Y, en tercer lugar, la invocación a aprobar una “fiscalidad profunda” que impulse la recaudación y garantice la prestación de los servicios públicos no se compadece con algunas de las medidas propuestas por EH Bildu en su carta de medidas tributarias barajadas en estos últimos tiempos. Mucho hablar de “recaudación” y si se aplicaran tan solo dos de las disposiciones impulsadas por los de Alkorta – la “monetización” de las deducciones por vivienda y descendientes y la traslación de la tarifa general de Navarra al conjunto de los tres territorios de la CAV- el impacto negativo de tales propuestas en la recaudación de la Comunidad Autónoma sería de 450 millones de euros. 450 millones menos de ingreso cotejados con datos reales, con obligados tributarios con cara y ojos. Datos reales frente al discurso, al dogmatismo y la interpretación. No con estimaciones, ni con informes de coyuntura, estudios o conjeturas medias, fuentes que utiliza EH Bildu para dictaminar que sus soluciones aportarán al erario vasco, ni más ni menos que 900 millones de euros más de los que hasta ahora ingresa. Tela marinera sin soporte empírico.  Hablar por hablar.

Después de Alkorta, del inocente victimismo envuelto en celofán, y en perfecta sincronización comunicativa con su mensaje, aparecía en escena la secretaria de programa de EH Bildu, Nerea Kortajarena. Ella fue la que redondeó el relato. Lo simplificó y propuso desenlace. La opción presentada por PNV y PSE en fiscalidad era, a su juicio, un “ajuste superficial”, un “simple retoque” “falto de ambición” y una “improvisación”. Su alternativa; una enmienda a la totalidad. Devolución y punto.  El “no” por el “no” y “porque lo digo yo”.

Lo de siempre. Todo mal. Y la salvación a tal “desastre”, la poción mágica de EH Bildu. La versión vasca del bálsamo de Fierabrás.

Ni una sola palabra de las medidas incorporadas en el proyecto de norma. Ni al incremento del mínimo exento a declarar, ni a las nuevas bonificaciones a la conciliación, a la igualdad, al alquiler, a la adquisición de viviendas para jóvenes, a la incentivación de la industria verde y la descarbonización. Desprecio absoluto por las deducciones sociales tendentes a mejorar la situación de las personas, especialmente las identificadas con las rentas bajas y medias.

Su “bálsamo” mágico pretendía echar abajo todo -enmienda a la totalidad-. “Eliminar el trato privilegiado” de las “rentas de capital”. Una nueva base en el IRPF (modelo navarro), un cambio la aplicación de las deducciones (reembolsables), revisar el Impuesto de Sociedades y el de Patrimonio. En resumen, revertir lo existente. A partir de ahí, EH Bildu, invitaba a PNV y PSE a “corregir su improvisación y falta de ambición”. “Si se habla de estas materias, si no nos enredamos en otras materias, - sentenció la coordinadora parlamentaria de la Izquierda Abertzale-  EH Bildu está dispuesta a negociar  una reforma fiscal de calado y a retirar la enmienda a la totalidad “.

Dogmatismo, impostura y soberbia para acabar mencionando el “diálogo y la negociación”.

Su arrogancia tiene una respuesta sencilla y que el futuro confirmará. Sólo quien quiere negociar, negocia y acuerda. Quien habla por hablar, enmienda a la totalidad.   

 

 

1 comentario:

  1. La verdad es que he leido por encima el artículo, pero aun y todo no me ha defraudado. Tu fobia a la izquierda abertzale (ehbildu) es la columna vertebral de todo tu duscurso, intentando con tu estilo habitual degradar al maximo no solamente lo politico sino tambien lo personsl. En eso eres un artista. Sin embargo en lo que más destacas es en tu empeño en poner en los otr@s las propias miserias. Porque para postureo, celofanes o leer discursos escritos por otros y hacer politicas dictadas por otros no teneis rival. No hay mas que seguirle al nuevo lehendakari para darse cuenta de ello: celofán puro y duro, pero con lacito BBVA y VOCENTO

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