jueves, 18 de marzo de 2010

EL PADRE QUE NOS PARIÓ

Ayer fue una de esas fechas que alguien se inventó como promoción de calcetines, corbatas, lociones de afeitar, calzoncillos o discos. Un día de género, masculino, por supuesto. El día del padre que nos parió.Se mezcla lo religioso y lo pagano, el rito, el marketing y la ñoñería .

¿El día del padre?. Que dura carga, dios mío. Deberíamos cobrar un plus de peligrosidad por ostentar tal condición.

Detrás de ese título se esconden responsabilidades estratégicas de cara a los hijos. A nosotros –los padres- nos toca velar por la resolución de sus grandes necesidades. Es decir, la paz mundial, el desarrollo económico, la fortaleza de euro, el equilibrio norte-sur.

Por el contrario, a las madres les toca el rol de lo intrascendente. El pediatra, las vacunas, el colegio, la comida de cada día, la ropa, el autobús… Nada significativo que no implique una dedicación casi exclusiva.

Un día quise meterme en ese ámbito de competencias y salí escaldado. Excelencia en ignorancia. Por no saber, no sabía ni en que curso estaba mi hija. Si la ESO, Bup, COU. Incompetente total. Por no hablar de otros temas relacionados con la ocupación del tiempo – los amigos, el francés, el inglés, el baloncesto…-

Lo que sí he sido durante un tiempo ha sido taxista ocasional de fin de semana. Pero a eso también he renunciado. Sacó el carnet de conducir y la emancipé.

Ser padre es muy duro. Ahora dicen que hay que ser “colega”, “amigo” de los hijos. Que hay que hablar con ellos. Joder con la modernidad.

Para padres, los de antes. Comer y cenar tenía una hora. Cuando el padre se sentaba en la mesa (a mesa puesta). Hablar?. Hablábamos largo y tendido.

.- Has traído las notas?.
No. Todavía no me las han dado.
.- Pues qué raro, pasan ya dos meses. Y Aitor ya las ha traído.
.-Sí pero las mías no han llegado todavía. (No había escapatoria. Eso de tener hermanos empollones era una putada. Y el caso se puso peor a raíz de que los profesores extremaron su sensibilidad a la hora de puntuar y perfeccionaron la calificación hasta el matiz, pasando del término “suspenso” al “insuficiente” o “muy deficiente”)

Eran conversaciones francas – sin tintes políticos-. De alto nivel intelectual. Habábamos de matemáticas, de física. Hasta de latín. Lecciones teóricas que luego la zapatilla veloz de mi madre se encargaba de trascender al mundo real. ¡Cuanto cariño condensado en dos sacudidas certeras en donde la espalda pierde su nombre!

Donato, mi padre, era un tío cojonudo. Desde mi venida al mundo pensó en mí. Y me regaló todo. Hasta no tener que heredar su nombre, como lo había hecho él de mi abuelo. Eso sí que fue un obsequio porque de lo contrario me hubiera pasado la vida armado de humor –como él lo hizo- respondiendo a quien me llamara por el nombre con el sonsonete de “tócame el aparato”.
Hace ya cuatro años que se nos fue, y le echamos de menos. ¿Quíen no echa de menos a un padre?.

Afirma el dicho que “madre no hay más que una”. Y padre?.
Aquí ya entran dudas. Hay padres de la patria, padre sacerdotal, padre de una idea. Padre bantú, esquimal, indio. Hay hasta padrón. Por cierto, acabo de leer una noticia científica insólita. Biólogos de la Universidad de Santiago de Compostela han descubierto que el pulpo tiene paternidad múltiple porque las crías pueden ser de tres o cuatro padres diferentes, ya que la hembra puede almacenar espermatozoides viables durante 10 meses.

Ahora entiendo lo que se quiere decir cuando se habla de que fulanito o menganito “es un pulpo”. No es que tenga la mano muy larga sino que el individuo en cuestión es producto humano de tres o cuatro progenitores. Pluralismo que diríamos ahora.

Todo un avance de la nueva era de la normalización. Como la política exterior del nuevo gobierno que se ha propuesto acabar con la “evangelización ideológica” con la que ejecutivos anteriores sometían a la diáspora vasca. Se conoce que la torsura nacionalista de Ibarretxe pretendía competir con las andanzas de Fray Junípero Serra o del Padre Bartolomé de las Casas en un adoctrinamiento abertzale de los vascos de ultramar.

Así que borrón y cuenta nueva. Y para deshacer el lío padre, nada mejor que una madre. La madre Ana Urchueguía, nueva delegada de Euskadi en Chile y Perú. Llegar y besar el santo. Tomar posesión y terremoto al canto.

El padre que nos parió…que descansado quedó.






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