Algunos cantábamos el “Eusko Gudari” cuando, en las despedidas de soltero o celebraciones a uso, comenzábamos a estar notablemente “perjudicados”. Otros entonaban, con poco fuste y peor vocalización, “Asturias, patria querida”. Pero siempre había algún rumboso que se atrevía con aquello de “Dicen que van a poner ferrocarril a Laredo”.
Penoso, ¿verdad?. Pues sí. Pero real como esa liturgia social que todos hemos protagonizado de vez en cuando en la que hacer el ridículo parece ser el principal objetivo del evento.
Desconozco en qué despedida y fiesta de quintos ha estado Gasco. Pero el otro día nos desayunamos con la cantinela de que el Gobierno vasco estudia ampliar la línea ferroviaria Bilbao-Castro bien a través del Metro o del trazado de Eusko Tren. ¿Metro a Castro?. ¡Jesús que fiestuki la del viceconsejero de Transportes!.
Nos ha dejado alelados con la noticia. Yo ya intuía que Gasco nos iba a dar muchas alegrías durante su mandato pero mi madre no le ve la gracia al asunto.
“¿Cuándo van a terminar las obras del Metro en Basauri? – me preguntó el otro día-. Porque los trabajos van con un retraso que ya ni se sabe. ¿Y va a llegar el Metro a Galdakao como aseguró el otro gobierno?. ¿Y al hospital de Usansolo?”.
Me encogí de hombros y no supe que decir. Como no supe qué contestar cuando alguien me recordó que Urduliz espera desde que reinó Carolo a que se elimine el paso a nivel que divide el municipio. O cuando mi hija me preguntó que para cuando iba a estar el tranvía a la UPV-EHU (bien puesto el acrónimo).
Mudo. Lo del tren a Castro me ha dejado de una pieza. Malpensado que es uno, creí que la idea podía ser de Pastor. Por aquello de ir y venir en Metro todos los días a Bilbao desde su casa. Pero no creo que ese sea el origen de la ocurrencia. ¿Será que hemos ampliado el mapa?. En ETB la cartografía abarca hasta La Rioja. ¿Llevará Gasco el Metro a Fuenmayor?. Aguardemos a la próxima “despedida” o “cena de fin de curso”, que como alguno le de por cantar eso de “A Pamplona hemos de ir…” el Metro puede ser tan largo como la Gran Muralla China.
David Copperfield es uno de los principales ilusionistas contemporáneos. Entre sus trucos más impactantes destacó su arte para hacer desaparecer la estatua de la libertad. Aquí, por estas latitudes, la polifacética ministra Garmendia ha superado su palmarés.
Primero volatilizó la Fuente de Neutrones por Espalación , el Centro de Gran Ciencia comprometido para Bizkaia y como segundo episodio, su número de escapismo se ha repetido en el sur, donde el mayor telescopio del mundo ha desaparecido de su ubicación inicial en Canarias para reaparecer, por arte de birlibirloque, en el chileno desierto de Atacama.
Los canarios están que trinan. Cristina Garmendia les ha dejado sin alpiste. Pero la innovadora ministra sigue con su espectáculo. Esta misma semana, en una entrevista concedida a un diario de nuestro entorno ha rizado el rizo. Preguntada por el grave déficit que soporta la innovación empresarial con la salida de nuestro territorio de los principales investigadores respondió lo siguiente: “No hay fuga de cerebros, exportamos investigadores y conocimiento”. Olé.
Tenía un amigo de condiciones intelectuales similares a las de la ministra Garmendia. Le llamábamos “Todojunto”. Era macizo, como un sifonier de roble de cajones apilados. Sin cuello, “Todojunto” era cabeza, cuerpo y extremidades en un compacto perfecto. Y el cerebro lo tenía igual.
Suya era la frase de que “un valiente jamás retrocede. Gira 180º y sigue adelante”. Lo mismo que Cristina Garmendia. Con la memoria Ram fundida.
Ahora, para memoria, la de la presidenta del Parlamento Vasco Arantza Quiroga.
La Presidenta del Parlamento ha vuelto a exhibirse al hablar del euskera y de la “memoria histórica”. El mismo día del aniversario del bombardeo de Gernika vinculó la recuperación y resarcimiento público de las víctimas del franquismo con la incitación al odio. Vino a señalar que la transición modélica española nos obliga a todos a una amnesia selectiva. Así, frente a quienes pretendemos rehabilitar el recuerdo legítimo, Arantza Quiroga se “rebelaba” por “trasladarnos sus odios a nuestra generación”.
Rebelarse como tal lo hizo Franco y ese acto de “rebelión” hizo que miles de mujeres y hombres padecieran y sucumbieran ante su hostigamiento criminal.
Luis Amarika, como muchos trabajadores inocentes de este país, purgó su compromiso con la libertad en el campo de concentración de Miranda de Ebro. Allí, hacinado como un animal, contaba los días de cautiverio dando gracias a Dios por no haber sido fusilado. Salió de aquel infierno sin conocer de qué se le había acusado. Y vivió el resto de su vida humillado. Escondió hasta su lengua –no la oficial ni la segunda sino la propia-. Ocultó su penalidad a sus descendientes y murió sin poder ver de nuevo la democracia. Tras su desaparición, sus nietos encontramos tras un viejo calendario con la imagen de una virgen, una pequeña ikurriña. El único vestigio de su pasión clandestina.
¿Odio señora Quiroga?. Odio no. Dignidad. Aunque mucho me temo que desconozca el significado del término. El día que lo explicaron en clase, seguramente, usted había hecho pira. Como algún otro que tal baila.
Esos tiempos de Carolo serán los del lehendakari Ibarretxe o Ardanza, que es desde cuando esperamos que nos quiten el paso a nivel. Y lo del tranvía a la UPV, parecido.
ResponderEliminarNo hay proyectos pendientes de la época Ardanza. El tranvía a la UPV y el soterramiento de Urduliz fueron acordados y desarrollados con el Gobierno anterior. Efectivamente. Pero existía proyecto, previsiones de inversión, plazos...lo razonable en una gestión seria y rigurosa. Ahora tocaba su ejecución pero Gasco y compañía se olvidan de los compromisos. Como el caso del tranvía a Rekalde. Es mejor hablar de lo irreal (metro en Donostia o ampliación ferroviaria a Castro) que de lo que compromete. Porque lo que compromete es tasado y su incumplimiento deja a la luz pública la incompetencia de dirigentes más preocupados por el humo que por solucionar los problemas que están al alcance de su mano.
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