EL ESTILO DE BILDU. EL ESTILO DE LA DIPUTADA FRANCO

La nueva Diputada de Hacienda de Gipuzkoa, Helena Franco, ha comparecido por primera vez ante los medios de comunicación para darle un sopapo político al anterior ejecutivo foral presidido por Markel Olano.

La “mandamás” de la Hacienda en Gipuzkoa ha salido a la palestra para decir que , entre las previsiones recaudatorias y presupuestarias aprobadas por los peneuvistas y las cifras ajustadas al día de hoy, hay un desfase de cien millones de euros.

Franco, que palmarés se le conocía en su ámbito, no ha tenido empacho en calificar el presupuesto aprobado por el anterior equipo de gobierno de “poco responsable y poco prudente”, al observarse que, entre el pago del iva de Rover y el no incremento de la recaudación a las previsiones estimadas, se ha generado un desfase de unos cien millones de euros. En ese agujero, la diputada de Hacienda de la izquierda abertzale, incluye igualmente el gasto suplementario realizado por la Diputación de Markel Olano para garantizar el convenio de las residencias de tercera edad o en las aportaciones realizadas de cara a establecer un billete único del transporte.

Vayamos por partes. En lo que yo conozco, que no es mucho, establecer una cifra de ingreso recaudatorio jamás ha sido una ciencia exacta. Es verdad que los técnicos de las respectivas haciendas forales (las que recaudan y saben de verdad cómo está el termómetro económico de los territorios históricos) analizan pormenorizadamente todos los parámetros posibles (tanto en las proximidades de octubre, fecha del Consejo Vasco de Finanzas, como en febrero, cita de la liquidación de aportaciones) para determinar cómo se comportarán los distintos sujetos tributarios de cara a establecer una cifra cercana a la que puede estimarse como recaudación final. Con ella se establecen los compromisos institucionales de aportaciones, de Cupo, de gestión propia y de presupuesto municipal.

En mi corta experiencia vital y profesional, no he conocido a economista alguno que haya acertado a adivinar qué pasará dentro de un mes, o un año, en el panorama financiero-económico. Los economistas son realmente especialistas en explicarnos el día después. Por qué sí o no a la crisis pasada. Cuales fueron los motivos, incluso los culpables. Son, a su modo, como los forenses, especialistas en explicarnos a posteriori.

Hago esta anotación, porque la Diputada Franco, debiera conocer no ya la teoría económica de los impuestos sino la incertidumbre del denominado “riesgo compartido”, o los vaivenes de la recaudación por las incertidumbres de todo tipo que condicionan la actividad económica. Y, entre ellas, la incertidumbre política no es pequeña, a la hora de analizar comportamientos económicos. ¿Se ha preguntado la diputada Franco, antes de tirar la piedra, cuanto se ha contraido la inversión en Gipuzkoa como temor a un gobierno foral de la Izquierda Abertzale? O si ¿ha favorecido o no el gobierno de Bildu el crecimiento empresarial y económico?.

Me dirán los prescriptores de la Izquierda Abertzale que estas son cuestiones apriorísticas de quienes pretenden negarles legitimidad para gobernar. No. No es mi caso. Seguro que hay datos que avalan o no la deslocalización fiscal en Gipuzkoa desde que Martín Garitano es Diputado General. Todo se sabrá tarde o temprano.

También hay datos que justifican el desfase reaudatorio-presupuestario, porque la gestión pública no es una intervención humana infalible. Todo lo contrario. Que se lo pregunten al Consejero Aguirre que ni a martillazos es capaz de cuadrar unas cuentas que pretendió identificar y definir desde el más ortodoxo plan académico. Académico, teórico pero alejado de la realidad administrativa. Y como prueba está el incremento en las tarifas residenciales para garantizar los servicios de tercera edad y romper la amenaza latente de huelga en el servicio. ¿Era previsible? ¿Era necesario?

Lo que me preocupa de la Diputada Franco es que haya salido a la ventana institucional para denunciar el presunto “derroche” de sus antecesores de la Diputación guipuzcoana por puro impulso político. Sin ajustarse ni al sentido común ni a las razones que existen tras el supuesto desfase económico.

Impulso político que contrasta con el silencio mantenido por Bildu o por la Izquierda Abertzale en relación con la reforma constitucional que limita gravemente el margen de actuación de las instituciones forales en materia de solvencia económica. Silencio ante una vulneración evidente del sistema de Concierto Económico.

Pero, claro, está visto que para Bildu o la Izquierda Abertzale, su punto de atención prioritario está centrado en derrotar al PNV. Zumbarle allá donde pueda, con motivos o sin ellos, para luego, con cara de querubines, pedirle que se sume a su coalición libertadora.

Me gustaría ver, por un agujerito, a Martin Garitano explicarse en el seno del Consejo Vasco de Finanzas. Verle cómo argumenta lo que su diputada de Hacienda acaba de indicar ante un público que ni sabía, ni se le exige, conocer los entresijos de laberinto tributario-institucional.

Me gustaría que, con el mismo desparpajo y falta de vergüenza que Helena Franco, tratara de argumentar ante el resto de diputados generales y de representantes gubernamentales el reproche a su antecesor. Sí, me gustaría verlo. Para ser testigo de la incapacidad de quienes siempre se escudan en los demás para esconder sus enormes carencias.


Es el estilo de Bildu. El estilo de la diputada Franco.