Ecuador de campaña. Ecuador, capital Quito. Pues ni quito ni pongo. Los partidos políticos se afanan en multiplicar sus actos y mensajes. Saben, por lo menos en Euskadi, que de la activación de su respectivo electorado dependerá, quizá más que nunca, su representación en las próximas Cortes.
Inflación de encuestas electorales. Los medios de comunicación exhiben sus sondeos. Hasta el Gobierno vasco en un alarde ha hecho pública la suya (será porque los resultados les son propicios).
A la hora de hacerla pública cometieron un error. Enviaron el primer dossier con una distribución porcentual del voto estimado por territorio con su correspondiente asignación de escaños. Y luego, a modo de resumen presentaron el balance de la Comunidad Autónoma.
Quince minutos más tarde de enviar el estudio a los medios de comunicación, remitieron otro diferente. Habían detectado dos errores que querían solventar.
Las diferencias eran las siguientes. En el primer borrador, la encuesta gubernamental asignaba al PNV un escaño en Araba con el 19% de intención de voto. En el segundo original, pese a mantener al PNV con el mismo porcentaje (a todos los partidos también), se le quitaba el escaño y se incluía la horquilla “0-1”.
Hecha la comprobación, según los datos aportados, de la aplicación de la ley D´Hont, y en base a las cifras reportadas de todos los partidos, no había duda para eliminar la asignación del diputado para los jeltzales. El Gobierno vasco lo hizo.
Segundo error. Mientras en el primer original se asignaba, en base a los datos desarrollados territorialmente, cinco parlamentarios a “Amaiur” en el ámbito de la Comunidad Autónoma, en el segundo, con las mismas cifras se le restaba uno y se incluía la opción “4-5” . Razón para la variable, desconocida. Bueno, si. Las “cojonésimas”. Esas décimas interpretables, que dependiendo quien encarga y paga la encuesta, de si es privada o pública, sirven para maquillar resultados o para inducir opiniones. Vamos que las “cojonésismas” del Gobierno vasco estaban por poner a la baja a PNV y Amaiur.
Del resto de la encuesta, mejor no hablar. Bipartidismo puro y duro. Rubalcaba vs Rajoy. Rajoy vs Rubalcaba. Tanto monta, monta tanto. Parece como si el sociómetro vasco se hubiera realizado del Ebro hacia abajo.
Del Ebro hacia abajo se fue Patxi López. Colgó su uniforme de lehendakari tras el zaguán de Ajuria Enea y se fue de tournée. El Eustat le sorprendió con un crecimiento del 0,0% - es decir, nada- y para pasar el trago, se fue de campaña. Esta vez no necesitó el avión. Paró primero Valladolid y más tarde en Santa Coloma de Gramanet. Allí, junto a Montilla, el fracasado, llamó a los electores catalanes a pelearse por lo que quieren. Y lo hizo, ¡oh asombroso! Parlant catalá. (Aznar sólo lo hablaba en la intimidad).
Cualquier día de estos, nos va a sorprender a los vascos hablando en euskera.
La Izquierda Abertzale por su parte está de resaca. Tras la entrevista de ETA, hecha como voto por correo, llegó el éxtasis de Anoeta. Para algunos (EA, Alternativa, Aralar) era su primera vez. Un bautismo masivo de liturgia radical. Amen.
En paralelo a la catársis, los candidatos de “Amaiur” comienzan a despejar algunas de las incógnitas que su futura presencia en Madrid plantea. Iñaki Antigüedad, cabeza de lista por Bizkaia y catedrático, ha comenzado a disipar dudas. La Izquierda Abertzale no irá a Madrid ni a traer euros para Euskadi ni nuevas transferencias. Ellos no están para eso. Además, ha aclarado que no ocuparán permanentemente sus escaños. Que irán a Madrid puntualmente, dependiendo de la ocasión.
Vuelta al pasado. Los escaños como espectáculo. La política como arte escénica. Me lo temía. Mucho defender los derechos de Euskal Herria pero que luego, trabaje Ruton.
Pasan los días, y si algo empieza a estar claro es que la participación de los electores el próximo domingo parece que será elevada. Todos se afanan en encontrar la tecla mágica que mantenga despiertos a sus votantes. El que no se mueva puede que no salga en la foto. Ni quito ni pongo.
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