Hace casi cuatro años también irrumpieron en campaña. Lo hacían en Arrasate para asesinar, delante de su mujer y su hija, al militante socialista Isaías Carrasco. Impregnaban de sangre y sufrimiento unas urnas que repudiaban, que combatían a golpe de pistola.
Ayer, los encapuchados reaparecieron en otra cita electoral. Lo hicieron en una extensa entrevista que publicaba el diario “Gara”. Su vuelta a la escena tampoco era baladí. Si en los anteriores comicios quisieron dejar su impronta con el asesinato –y lo consiguieron-, ahora pretenden dejar su huella con sus palabras. Algo hemos ganado.
Sus declaraciones ven la luz la víspera del mitin central de la Izquierda Abertzale en el velódromo de Anoeta. Es el retorno a la épica, a la teoría de la “acumulación de fuerzas”.
ETA ha regresado para explicar su decisión publicada el 20 de octubre pasado de cese definitivo de la actividad armada. Se lo debía a su universo sociológico. Sobre todo, cuando en las últimas fechas, los rumores de diferencias internas, de “soldados perdidos”, habían encendido luces de alarma entre quienes pensaban que la reversibilidad del fin de la violencia podía no ser tal.
Sus aclaraciones publicadas ratifican la opción de una paz duradera. El desarme está en su agenda. Presos, exilados, desmilitarización son las bases para una conciliación de las “consecuencias del conflicto”. No ha habido “contactos directos” con los gobiernos, pero No participará en el debate político. No habrá tutela político-militar. La Izquierda Abertzale tiene el camino expedito para actuar en el plano político. Abren una puerta al reconocimiento del dolor causado…
Las palabras de ETA, en su contexto global, tranquilizan. Básicamente a los suyos. Consumo interno. Calma, que esto va bien. Que lo tenemos controlado.
En el pasado, sus apariciones de campaña, servían para pedir abiertamente el voto para las opciones del MLNV. Afortunadamente para la Izquierda Abertzale, en esta ocasión, ETA no solicita un apoyo explícito para “Amaiur”. Pero su sola aparición y el impacto mediático que ha generado, no oculta su intención de respaldar el Polo soberanista construido bajo el paraguas de dicha marca.
Anoeta y su aforo de diez mil butacas no necesitará que un enmascarado se suba repentinamente al escenario para quemar una bandera española y, puño en alto, incitar a la masa al grito de “ Jo ta ke, irabazi arte”. Quienes acudan al velódromo irán aleccionados de casa con el despliegue especial editado en “Gara”.
Quizá para muchos activistas de la Izquierda Abertzale, la mediática aparición de ETA y sus palabras, sean un estímulo para seguir con el “subidón” emocional que, desde hace meses, les permite experimentar una permanente situación catártica. Pero para quienes forman parte como invitados del convite de la coalición, la injerencia de ETA en su campaña se convertirá en un nuevo sapo que tragar en la renovada dieta alimenticia diseñada por los cocineros de la “unidad abertzale”.
EA, Alternativa y, en esta ocasión, Aralar, se comerán el sapo. Lo harán sin aspavientos y sin taparse la nariz. Así lo impone el guión de tragasables que han asumido por pura supervivencia.
Una última cuestión en relación al contenido de la entrevista publicada a ETA. Quien habla en “Gara” encapuchado tiene un perfil marcadamente político. Sabe perfectamente cuales son las debilidades de su estrategia pero también tiene muy claro dónde están sus desafíos. Y, también, quien es su adversario a batir; el PNV.
Leyendo pausadamente sus reflexiones no hay duda de que el PNV es para ETA el espejo de su fracaso y el reverso de una estrategia de destrucción nacional. De ahí que su objetivo a corto, medio o largo plazo sea la sustitución del liderazgo jeltzale por uno nuevo, emergente y capitaneado por la “acumulación de fuerzas” que hoy abarrotará las gradas del velódromo de Anoeta. Por eso ETA les ha saludado desde la puerta del recinto.
Espero que el PNV sea capaz de percibirlo. Y que la sociedad vasca lo calibre debidamente.
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