viernes, 25 de noviembre de 2011

NO ME IMPORTARÍA PAGAR EL IMPUESTO DE PATRIMONIO

Las tres diputaciones forales han aprobado estos pasados días los correspondientes proyectos de norma que rehabilitan el Impuesto sobre el Patrimonio en Gipuzkoa, Araba y Bizkaia.


Los proyectos aprobados por los consejos de gobierno que presiden Javier Andrés y Jose Luis Bilbao son idénticos. El texto enviado a las Juntas Generales de Gipuzkoa por el ejecutivo que dirige Martin Garitano, no. El proyecto de Bildu contiene diferencias, no sustanciosas, pero sí de contenido efectivo.

Si los dos borradores normativos no encuentran en el trámite parlamentario una homologación se producirá lo que los expertos denominan una cierta “desarmonización fiscal”, es decir, que los contribuyentes se someterán a obligaciones distintas según el territorio en el que residan.

La “desarmonización fiscal y tributaria” es un efecto no deseado, pero tampoco significa que nos enfrentemos a una catástrofe. Se ha dado en el pasado -está en la capacidad genuina de soberanía fiscal de los territorios históricos- y tampoco ha provocado cataclismos, más allá de la desigualdad de derechos y deberes de la ciudadanía de una misma comunidad.

¿Cómo se solventa esta situación?. Alguien puede pensar que la solución pasa por el Parlamento Vasco y una ley “armonizadora”. Pero no. El Parlamento Vasco no tiene capacidad legislativa sobre tributos. No puede regular ni tipos, ni exenciones, ni ámbitos de aplicación. Intentar “armonizar” desde la Cámara de Gasteiz supondría romper el modelo institucional y el propio Concierto Económico.

¿Cuál es la solución pues?. Muy sencillo. Si existen dos textos diferentes y uno está aprobado por dos territorios, equipárese el segundo borrador en discordia al que apruebe la mayoría de entes forales. Es decir, que Araba y Bizkaia se han armonizado y ha quedado fuera Gipuzkoa. Por lo tanto, deberá ser este territorio el que acerque su posición a la normativa pactada por alaveses y vizcainos.

¿Cómo se hace?. A través del trámite parlamentario, introduciendo en el proyecto ya calificado las modificaciones que sean menester.

¿Por qué se rescata ahora el Impuesto de Patrimonio?. En primer lugar, porque la situación de crisis económica exige una reflexión global del sistema tributario y de las figuras que lo componen. Vinculado a esto, las Administraciones públicas se han encontrado con una merma significativa de recursos para poder atender sus obligaciones con la ciudadanía. Merma que deben intentar paliar sin afectar significativamente a los contribuyentes (a todos), que ya soportamos sobre nuestras espaldas el peso de la crisis. Por eso, y habida cuenta de que en nuestro entorno geográfico también se recuperará esa figura impositiva (no habrá efecto de deslocalización de contribuyentes), las instituciones forales han decidido, modificando los problemas técnicos y de equidad que el antiguo impuesto tenía, reclamar de los contribuyentes de mayor poder adquisitivo un mayor esfuerzo de aportación tributaria. Vamos, que quienes más tienen y más ganan sean más solidarios con el conjunto de la hucha pública.

El nuevo impuesto de Patrimonio tiene un carácter transitorio (años 2011 y 2012). El mínimo exento se establece en los 800.000 euros y los 400.000 de la vivienda habitual.


En Bizkaia, por poner un ejemplo, afectará a 3.000 contribuyentes de los más de 600.000 que cotizamos en Hacienda. Y la repercusión recaudatoria – en dos años- será de 80 millones de euros en Bizkaia (40 millones/año) y de 8 millones en Araba (4/año).

Yo no pagaré este impuesto. Pero no me importaría hacerlo. Supondría que tendría una pasta gansa que no dispongo.


Comprendo que a quien le toque pagar se moleste por ello. A nadie le gusta meter la mano en la cartera y retratarse con Hacienda.


Lo que no llego a entender es la beligerancia con la que determinados cronistas y comentaristas económicos (básicamente del grupo Vocento) han reaccionado ante esta posición institucional.


Recuerdo que fue el Lehendakari López quien desde hace tiempo reclamó una nueva fiscalidad para que “quienes más tienen más paguen”. Esos mismos comentaristas de “Vocento” le hicieron la ola cuando lo propuso. Ahora que instituciones gobernadas por el PP y PNV presentan una alternativa equilibrada, se rasgan las vestiduras e incitan a la rebelión. ¿Les tocará a ellos hurgar en sus bolsillos?. (3.000 contribuyentes de los 600.000 vizcainos se verán afectados). ¿Manifestarán con su protesta su solidaridad con quienes les dan de comer?. Lealtad es lealtad. Otra cosa, predicar o dar trigo.

Aquí y ahora hace falta trigo. Para que la vaca siga dando leche.


Por cierto, cada vez que cito a la vaca, algunos se mofan del símil. ¿Será porque sólo conocen vacas suizas?. Aquí, todas las terneras al ordeñe. La vaca suiza, la vaca que ríe, la monchina y la betizu.

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