martes, 13 de marzo de 2012

MEJOR TENER A FAVOR AL ÁRBITRO QUE A LA LEY

 
El otro día escuchaba en una emisora radiofónica cómo un sesudo analista  determinaba que el “fútbol era hoy el opio del pueblo”. Se refería de esta manera a la locura colectiva vivida en Bizkaia la pasada semana  a raíz del partido disputado entre el Manchester United  y el Athletic club.

Lo cierto es que  aquel evento dejó en evidencia que para muchos ciudadanos el Athletic  supone mucho más que un club deportivo o un conjunto de muchachotes  en pantalón corto dando patadas a un pelotón.

No considero al fútbol, en traslación de la cita marxista, en “opio” social de nuestro tiempo pero sí es  verdad que, en determinados ámbitos, se tiene a esta actividad como una característica humana sobrevalorada. Y con ello no me refiero ni al Athletic ni a todo lo que envuelve ese sentimiento  rojiblanco que  moviliza, en determinadas ocasiones, a todo un territorio.

Pero, también en ese mundo de inflación  futbolera que algunos alimentan (duelo Madrid-Barcelona hasta en la sopa), podemos encontrar  elementos de reflexión que nos pueden servir para otros ámbitos de la vida.

Por ejemplo, llevamos  semanas escuchando lastimosos discursos sobre la trascendencia de las decisiones arbitrales en la contienda futbolística. Que si los árbitros benefician más al Madrid que al Barcelona. Que si los equipos pequeños siempre son los paganos de los árbitros. Que si la mano de Villar,  que si la presión de Mourinho…

Datos objetivos: en las 26 jornadas que se llevan disputadas de la presente liga  de primera división, ni al Barcelona ni al Real Madrid se le ha pitado aún un penalti en contra.

¿Qué significa esto?. Más allá del fútbol, la respuesta es sencilla, que es mejor tener a tu favor al árbitro que a la ley. La ley es siempre igual –objetivamente para todos-. Su interpretación  y aplicación por los jueces es lo que perturba la justicia.  El fútbol es la anécdota.

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