viernes, 2 de marzo de 2012

REVOLUCIÓN PUERTA A PUERTA (y 3)

El iglú verde del vidrio es el único contenedor que permanece en las calles de Usurbil. Los demás residuos, incluidos los restos orgánicos, se recogen en puntos próximos a los domicilios, puerta a puerta. A tal efecto, el ayuntamiento ha instalado, en los portales, garajes, inmediaciones de las viviendas, una serie de postes en los que los vecinos deben colgar o situar, según corresponda, la basura que toque. Cada cual tiene un número que le identifica. Para bien, y también para mal. Son como perchas en las que depositar los restos del consumo humano. Como un árbol de navidad en el que cuelgan bolsas nauseabundas y cubos de desperdicios.



Cuando llueve, el expositor de basura y los “frutos” que penden de sus ramas sufren los efectos de la precipitación acuosa. Si es el día del cartón o el papel, la flor de celulosas varias atadas con un cordel –como indica la ordenanza- languidece hasta marchitarse y caer al suelo en un caos que recuerda otras épocas. Si la jornada indica desperdicios, el cubo marrón con las sobras de cocina se empapará hasta rebosar. Y, en los aledaños, animales diversos, merodearán al olfato de la porquería al aire libre. Un retrato para nada poético ni evocador. Una inmundicia que creíamos olvidada en las calles de un país que se identifica con el eslogan de “saboréala” o que exhibe su “green capital”.


La información no es inventada. Basta entrar en internet y contemplar los comentarios y los lamentos de quienes no sintiéndose “eco-religiosos” (dícese de quienes pertenecen a la secta del “Zero Zabor”) denuncian los graves inconvenientes del sistema de recogida de basuras impuesto a la ciudadanía.

Pero, ¿qué es el “puerta a puerta”?. Nada mejor que la web de un municipio que lo experimenta para conocerlo; Usurbil. Su página de internet incluye un amplio apartado, bajo el clarificador título de “Osasuna atez ate”, en el que se nos explica en qué consiste.

Los residuos se dividen en cinco fracciones; elementos orgánicos (todos los restos de cocina y jardín); los envases ligeros (bolsas, recipientes de plástico y latas); el papel y cartón; el vidrio y la denominada porción de “rechazo” (todo aquello que hoy por hoy no es reciclable).

Durante la semana, cada vecino deberá acumular obligatoriamente en su casa la basura generada, separándola en cinco contenedores. Dependiendo del día de recogida establecido por el ayuntamiento, el vecino/a, sacará a la calle la fracción correspondiente de 06:30 a 08:30 de la mañana y los domingos hasta las 09:00 horas. En el caso de Usurbil, la basura orgánica se recoge los lunes, jueves y sábado. Los martes y viernes los envases ligeros; el miércoles el papel y, el domingo, los productos de rechazo. Así, que si se come pescado el lunes, sus restos deberán ser mantenidos en el domicilio hasta el jueves por la mañana. Pero no hay problema por los olores. El ayuntamiento aconseja cómo eliminar las molestias; “envolverlo en papel de cocina antes de echarlo al cubo. De ese modo, el papel absorberá la humedad de los restos de pescado y no olerá”.


También responde a otras cuestiones controvertidas; “El cubo marrón –material orgánico- huele mal?. “No –responde la página web de la corporación- si seguimos estos sencillos consejos: mantener el cubo abierto mientras lo tengamos en casa; colocar papel de cocina en el fondo del cubo, para que absorba la humedad y envolver los restos de pescado en papel de cocina”. También nos dice que si a los envases de plástico les quitamos el aire, ocupan menos espacio y que para que no registren olores es conveniente lavarlos previamente.


¿Se puede sacar la basura cuando se quiera?. La respuesta es taxativa; “No.Solo se saca en el horario y el calendario acordados”. Y ¿si alguien incumple horario/calendario?. Según la ordenanza, si se incumple “reiteradamente” es “sancionable”. Y lo es.

Xabier Mikel Errekondo, hoy diputado de Amaiur, fue el alcalde de Usurbil que tras victoriosa “consulta popular” en febrero de 2010 instaló el “atez-ate” en el municipio. Los resultados de esta intervención resultan controvertidos. Los partidarios de la “eco-religión” afirman que gracias a la planificación obligatoria de las basuras han conseguido reciclar más del 80% del volumen total. Otros, asediados por el intervencionismo gobernante, reconocen que se han pasado a la “clandestinidad”. No entienden que comer pescado sea una tarea pautada, salvo riesgo de fetidez doméstica. Por eso, y evitando a los vigilantes de la ley, practican una nueva actividad de riesgo; “el turismo de la basura”. Es decir, sacar a escondidas los residuos, esconderlos en el maletero del coche y conducirlos hasta el pueblo más cercano donde verterla en contenedroes. (En Lasarte en el hipermercado Urbil, tuvieron que cerrar con llave los contenedores ante la avalancha de basura proveniente de Usurbil y de Hernani. El ex alcalde de Urnieta -otro fan del puerta a puerta-, tuvo que quejarse de los de Hernani dejaban su basura en su pueblo http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2011/03/08/sociedad/euskadi/urnieta-denuncia-que-vecinos-de-hernani-dejan-basura-en-la-localidad. Con los datos de San Marcos, el “turismo de la basura hernan

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