martes, 29 de mayo de 2012

4-40


A tenor del enunciado, alguien pudiera pensar que este escrito  fuera dedicado al grupo musical  portorriqueño que acompaña a Juan Luis Guerra.  No. Cuatro fueron las resoluciones que de las cuarenta presentadas por el grupo socialista, fueron aprobadas ayer en el pleno monográfico desarrollado por el Parlamento Vasco en relación a la tan traída y llevada fiscalidad.
Un pleno auspiciado por el propio Partido Socialista,  que pretendía dar cobertura a la tan manoseada teoría de la “suficiencia financiera” esgrimida por Patxi López y su Gobierno de saldo.
Meses de discurso vacío, de consignas , de titulares periodísticos, pero sin propuesta concreta alguna, que desembocaron , ni más ni menos que en un plano monográfico de la Cámara Vasca.
¿Para qué sirvió la iniciativa?. Para nada. Para que al Gobierno en decadencia  y al Partido Socialista se le volviera a ver el plumero. Para que su desnudez parlamentaria volviera a exhibirse e un intento farragoso de utilizar todos los ámbitos institucionales a su alcance como herramientas de una estrategia electoral y propagandística.  Para intentar vender la moto de que el socialismo de Patxi López  vuelve a enfrentarse a las derechas  representadas por PNV y PP.  Y , todo ello, sin la mínima vergüenza  política y sin el menor reparo  para con el escenario  institucional.
El Partido Socialista sabía que el Parlamento Vasco no era el ámbito competencial adecuado para abordar  cualquier iniciativa vinculada al modelo tributario. Lo sabía, porque, no en vano, participa en las respectivas Juntas Generales de las novedades normativas  que a este respecto se producen. Conocían que  incitar allí un debate  resultaría esteril. Pese a todo, quisieron llevar a la Cámara autonómica su puesta en escena. Una puesta en escena carente de contenido y de sentido útil. Su intención era  “hacer que se hace”, y nada más.
Y recibieron cera. Cera de verdad. El más duro, a nivel dialéctico, fue el Partido Popular, que mantiene una dura pugna con su hasta ahora “socio preferente” por desvincularse  de su errática política. Los parlamentarios Damborenea y Olazabal fueron los más duros con Patxi López y sus portavoces. Debate “falso”, “cobarde”, “ sin vergüenza” fueron algunas de las perlas escuchadas en la tribuna de oradores.
Ricardo Gatzagaetxebarria fue más técnico, más riguroso a la hora de analizar la situación económica del país y , las responsabilidades  no cubiertas por un gobierno que sólo sabe pedir más dinero a los demás sin hacer sus deberes de austeridad y eliminación del déficit.
Y, luego, Carlos Aguirre, el Consejero de Economía y Hacienda,  paseó su patetismo por el hemiciclo. “Pájaros y flores”, como  calificara un parlamentario de la oposición.
Absolutamente descorazonador.
Con una recesión galopante, con una caída brutal de la tasa de actividad, con el paro desbocado,  con todas las luces rojas encendidas, el PSE y su lehendakari se dedicaron a pasar el rato y , a volver a perder el tiempo  irresponsablemente.  Su inconsistencia hizo que sólo  sacaran adelante  cuatro de las cuarenta propuestas de resolución presentadas. Mientras, el resto del arco parlamentario  hacía prospera r sus correspondientes iniciativas. (El PNV sacó adelante su reivindicación de reformular el Concierto Económico con nuevas concertaciones de impuestos como el IVA,  especiales o no residentes). Más soberanía fiscal que seguirá reivindicando en el marco de un nuevo estatus político.
Por el contrario, el Gobierno de Patxi López se volvió a arrastrar en minoría, y lejos de asumir la debacle, sus defensores se sintieron reconfortados por haber “colocado” su mensaje preelectoral.  No tienen remedio, o quizá sí. No va a tardar mucho tiempo en que la propia Cámara  se vuelva a unir para decirles  que su tiempo se agotó. Que este país no necesita ya de  un gobierno mitinero  , empecinado en  sobrevivir  para y por la propaganda.
Tic-tac. Son menos cinco.  

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