viernes, 25 de mayo de 2012

QUE SUENE YA EL DESPERTADOR

Llegar tarde a todas partes es algo con lo que no puedo. Ser puntual es un rasgo de seriedad y de respeto a los demás. El tiempo es un valor inestimable que la gente debiera considerar en su justo término ya que como seres humanos, disponemos de él de una manera muy limitada. Así que perderlo graciablemente, por la falta de previsión o por la informalidad de alguien, me saca de punto. Vamos que me excita. Me pone. Me pone de una mala gaita que ...Si a la impuntalidad le sumamos la proliferación de “robadores de tiempo” (esos que se te acercan con sigilo y te atacan sin piedad con la frase ; “¿tienes un minuto?”), mi exasperación devuelve mi ser a su condición primigenia de neandertal.


Hace años, tuve un jefe que me ponía la adrenalina a mil. Como tirarse en paracaidas a diario. Que había que salir a una rueda de prensa, los periodistas debían esperar, al menos un cuarto de hora. Que había que ir a una inauguración, media hora de retardo. El bueno de Juan Carlos y quien esto escribe bailábamos zapateados en la antesala de su despacho para obligarle a moverse. Pero , ni así. Su bioritmo era pausado, reflexivo y lento hasta el paroxismo . Cierto es que, luego, contraponía a ese defecto su brillantez e inteligencia que desequilibraban a su favor cualquier valoración final a su gestión.

Pese a ello, se ganó a pulso, el sobrenombre de “Tardelli” . Tal apelativo nada tenía que ver, por similitud, con aquel legendario jugador de la Juve que con su gol ante Alemania dio a la escuadra azzurra el mundial del 82. Era “Tardelli” por su bien ganada fama de impuntual.

Sé que más de uno se preguntará por qué y para qué esa obsesión por la precisión en el horario. Muy sencillo, para administrar el tiempo y que no éste te administre a tí. Para cumplir con los compromisos, para hacer lo que haya que hacerse o, para poder perdelo tumbado a la bartola si te apetece.

No hacer nada, intencionadamente , es una de las mejores formas de ocio que conozco, y digo ocio, porque cuando el “no hacer nada” se comvierte en una imposición, en una consecuencia ajena a tu voluntad, la inactividad se convierte en un sufrimiento y en una desdicha.

Conozco un caso –al menos uno- que tras alcanzar un acuerdo de prejubilación con la empresa en la que había trabajado toda su vida, volvió, a los quince días, acompañado por su pareja, para deshacer su acuerdo de desvinculación laboral. “En casa –argumentó su esposa- es como un armario ropero en mitad del pasillo. No sabe hacer otra cosa que estorbar”. Y resucitó con la vuelta a la oficina.

Otros, buscan desesperadamente una salida a su situación de paro para estimular su experiencia vital, y para salir de la depresión de sentirse inservibles. Por eso el tiempo, y su administración es tan importante, aunque algunos no lo sepan.

Martin Garitano, Diputado general de Gipuzkoa, acaba de presentar ante las Juntas Generales su plan de gobierno. Bueno, primero, por aquello de la “participación ciudadana”, presentó de víspera su programa a sus correligionarios en una “performance bildutarra” y luego fue a la Cámara foral por imperativo legal.

Allí, frente a la representación popular legítima de los guipuzcoanos, interpretó cincuenta folios de intenciones y generalidades. Sus propuestas –pocas- se resumen en cuatro; no a la incineradora, no a la ampliación del puerto de Pasaia, no al Tren de Alta Velocidad, sí a la subida de impuestos. Con todo ello pretende ahorrar, según sus cuentas, mil millones de euros. Gixajo!.

Pero, lo más grave del conjunto vacío presentado, no es su inutilidad, sino que Garitano y Bildu han tardado un año en mostrar a los guipuzcoanos cual es su compromiso de gestión. Un año después de ser elegidos. Un año después de pisar moqueta en el Palacio de la Diputación. Un año de tardanza, de reflexión revolucionaria permanente, mientras que los problemas, como las basuras, se pudren a su alrededor. Y , lo peor de todo, que su inacción tiene ánimo de continuidad.

Hay quien dice que , habiendo vivido tantos años en los sueños sandinistas, la realidad les ha dejado groguis, aturdidos y perdidos en la contradicción. Otros apuntan a que con su dinámica de “ordeno y mando”, sin tener en cuenta a lo que les rodea, están alimentando la provocación, la moción de censura y , con ella, el victimismo de una nueva agresión que rentabilizar en su ya conocida estrategia de victimización.

Creo que , al final, habrá un poco de todo en su práxis. Incapacidad, desorientación, vanidad, soberbia e ignorancia. Y, todo ello, haciendo perder un tiempo valiosísimo a todos. Aunque en eso sólo son aprendices aventajados. El “maillot” de líder lo ostenta Patxi López quien esta pasada semana apadrinaba, por fin, el nuevo Plan de Ciencia y Tecnología para Euskadi. Un nuevo plan de conocimiento e innovación dado a luz en los minutos de descuento de la legislatura. ¿Era un plan o un mitin lo que presentó López?.

Unos caminan de “reflexión en reflexión” y otros “de mitin en mitin”. Hasta la derrota final, compañeros.
Que suene ya el despertador y nos pongamos en hora de una puñetera vez.

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