viernes, 15 de junio de 2012

¡ AL RESCATE!

Me temí lo peor cuando alguien gritó; “¡Al rescate!”.



¿Llegarían los hombres de negro?, ¿los vigilantes de la playa?. No. Fueron los bomberos los que acudieron a la emergencia.

Gracias a su pericia y a un pequeño taladro de bricolaje solventaron la delicada situación. Dos horas tardó el cuerpo de extinción de Incendios en desencarcelar el pene de un granadino de 52 años que había acudido hasta un hospital andaluz con su miembro viril a punto de engangrenarse tras haberlo introducido en un cilindro metálico y , fruto de la excitación inflamatoria, no poderlo desatascarlo. Los operarios sanitarios, atónitos por la escena e incapaces de poner remedio a aquello al carecer de instrumental, se vieron obligados a llamar a los bomberos que , muy profesionalmente, consiguieron cortar la pieza de acero con incisiones miliméticas para no dañar al aparato en cuestión.


Finalmente, y satisfactoriamente, el granadino conservó su cipote de una pieza y el rescate dio su fruto.


Nadie ha dicho nada de las razones que llevaron al cincuenton andaluz a introducir su apéndice en un tubo de acero pero, tal y como está la cosa, ocurrencias tan inauditas no son extrañas.

La madrugada del pasado sábado, el Fondo Monetario Internacional hacía sonar la campana de alarma. España necesitaba ayuda urgentemente. Su sistema financiero, hinchado por sobreexcitación, corría el riesgo de engangrenarse tras atascar su músculo en el ladrillo. Tras negar la evidencia – ¿quien no diría ante una situación tan embarazosa aquello de “no es lo que parece”?- De Guindos tuvo que comparecer públicamente al finalizar una cumbre europea extraordinaria por videoconferencia. Contrariado, a regañadientes, el ministro de economía no tuvo más remedio que reconocer el rescate. Pero no a España, sino a la banca. Una intervención que no sería gravosa para el Estado ya que la ayuda aportada era un crédito al sistema financiero. Un crédito en condiciones ventajosas. Sin efectos colaterales. Vamos, que a España le había tocado el bote del euromillón. Rajoy, que preparaba la maleta para Polonia -para ir al fútbol- no tuvo más remedio que comparecer públicamente. Y, puestos a crear situaciones comprometidas, metió su credibilidad en un lío. “España no había sido rescatada”. “Nadie le había presionado para solicitar la ayuda exterior. Fue él quien presionó al mundo para que interviniera”.

Sus palabras sonaron a huecas y en los estamentos europeos, encabronados como monos, se escucharon carcajadas de desprecio. La herramienta utilizada para el desbloqueo no fue un pequeño taladro de bricolaje sino una rotaflex de 100.000 millones de euros (multipliquemos por 166 y veremos en pesetas la barbaridad de la cifra).

Pero, ¿cual era el origen y las consecuencias de esta traumática intervención?. Haré el cuento corto para que entre en este post.


Durante unos años, en la España de la “mejor política industrial es la que no existe”, se encontró una gallina de los huevos de oro; el ladrillo. Toda la actividad económica pasaba por la promoción inmobiliaria, por la especulación, por la vivienda. de nueva construcción. Hubo años en los que en el Estado se contruyeron más viviendas que en todos los Estados Unidos. La banca, especialmente las entonces cajas de ahorro ocupadas por consejeros políticos de escasa preparación y alta ambición, se dedicaron a financiar a troche y moche cualquier iniciativa que se les presentara encima de la mesa. Terra Mítica, Marina Dor, Cristiano Ronaldo, aeopuertos sin aviones... Hasta se habilitaron créditos para que con los mismos se compraran participaciones empresariales (aupa Florentino). Las cajas de ahorro, ahora bancos, como no tenían dinero suficiente para avalar tanta burbuja de dispendio, pidieron dinero prestado a los bancos europeos. Crédito y más crédito que ya se pagaría en el futuro. Pero el globo se pinchó. Aquellas promociones que entonces se pagaban a doblón, perdieron todo su valor y la morosidad, los impagos, hizcieron que los banco-cajas quedaran desnudos y con un cañón a liquidar a entidades europeas que ahora se ha cifrado en 100.000 millones de euros.


¿Qué ha supuesto el rescate?. Algo muy sencillo. Que si hasta el momento eran las cajas las deudoras, a partir del “crédito extraordinario” ahora concedido que llegará al Estado a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) , será el Reino de España el garante del pago de la deuda. Así, el “pufo” de la banca pasa a ser el pufo de todos, aunque Rajoy diga lo contrario. ¿Cómo se pagará el rescate?. A través de los presupuestos generales del Estado. 100.000 millones en diez años, a razón de diez mil millones por ejercicio, a lo que habrá que sumar el interés (cada punto, mil millones más –se habla de un interés del 3 o del 4%-). Y eso, tras los recortes ya efectuados ¿cómo se consigue?. Con nuevos recortes (pensiones, funcionarios, sanidad, educación...) y nuevos ingresos (incremento del IVA hasta 4 puntos). Lo peor de todo, es que ese “prestamo” le computará a España como déficit y su deuda acumulada alcanzará el 80% del PIB. Su consecuencia inmediata es que varias generaciones de españoles deberán pagar en su propia carne el derroche y el despilfarro económico cometido años atrás por populares y socialistas. Ese es el porvenir que se vislumbra.


“España tiene el sistema financiero más sólido de comunidad internacional”. Alguien lo dijo hace apenas tres años. La cuestión era pura brabuconada. Como el del chiste que se vanagloriaba de tener el pene más grande. Su atributo tenía “prepucio, pucio y postpucio”. Grande sí , pero a punto de perderlo por su mala práxis.

Así les va. Y así les viene.

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