jueves, 5 de julio de 2012

DEL BANCO AL BANQUILLO

La imputación del juez Andreu en la Audiencia Nacional contra 32 directivos de Bankia y de su matriz, el Banco Financiero y de Ahorro (BFA), por los supuestos delitos de estafa, apropiación indebida, contables, administración desleal y falsedad documental sitúa en plena actualidad la negligente gestión llevada a cabo en España en muchas de sus instituciones financieras. El caso Bankia se une ahora a las investigaciones judiciales llevadas a cabo contra ex directivos de Caixa Catalunya, Caja Castilla la Mancha, Caixa Galicia, Banco de Valencia, o Caja de Ahorros del Mediterráneo, entre otras entidades.


Este tránsito, del banco al banquillo, se produce después de un proceso de indignación colectiva tras el levantamiento del velo del déficit real de las instituciones financieras españolas y que ha arrojado un pasivo superior a los 60.000 millones de euros.

Lo cierto es que la consternación social existente tiene su explicación lógica. El coste del saneamiento del sector financiero será pagado a escote por el conjunto de la ciudadanía que ve cómo el Estado deberá afrontar medidas de recorte añadidas (subida del IVA, despido de trabajadores públicos, medicamentazo, incremento en la edad de jubilación, congelación de pensiones...) para hacer frente al incremento del déficit público que supondrá la inyección de rescate europeo.

Y, no puede ser, que la factura de la mala gestión (por decirlo suavemente), de unos pocos , la debamos pagar todos. Ruborizan informaciones de pensiones multimillonarias, de bonus esperpénticos o de salarios desorbitados en medio de una crisis galopante que empobrece a la mayor parte de la ciudadanía. Privatizar beneficios y socializar las pérdidas ha sido una constante en este sector en el que la regulación y el control ha brillado por su ausencia). Por no hablar del engaño (las acciones preferentes es una buena muestra), de la opacidad y de los oscuros intereses de múltiples operaciones que favorecieron la especulación urbanística y la pérdida de valor de muchas empresas cuyas participaciones fueron captadas a través del apalancamiento financiero como paso intermedio para su segregación y posterior venta (Florentino).

Detrás de todas estas prácticas se encuentran, básicamente, antiguas Cajas de Ahorro, utlizadas por algunos políticos , como “juguete financiero”. Y cuando ésto afirmo, miro al levante español donde la captación de suelo para promociones urbanísticas (ruinosas tras el estallido de la burbuja inmobiliaria), ha emponzoñado y ensuciado el carácter de servicio público que la política tiene. La avidez del enriquecimiento rápido, la cultura del “pelotazo” y la irresponsable política de “que pague el siguiente” ha traído este lodazal de insolvencia que ahora afronta el Reino de España.

Cuando un taller, una pequeña empresa entra en quiebra, el libre mercado las hace quebrar. Sus trabajadores intentan cobrar la parte que se les adeuda y los acreedores acuden a la masa de la quiebra para poder resarcirse de sus impagos. Pero cuando la quiebra llega a una entidad bancaria mal gestionada, lo que se ha hecho es, en lugar de garantizar los depósitos (los ahorros de los impositores), buscar su rescate y su refinanciación, lo que supone su nacionalización. Ese ha sido el caso de Bankia, con un agujero que estremece a cualquiera.


Mientras, las entidades financieras que cuidaron sus cuentas y que gestionaron con rigor sus fondos, además de ser investigadas (puestas injustamente bajo la misma lupa que las entidades tóxicas) y de ser sometidas a nuevas medidas de recapitalización -lo que hace resentirse a sus fondos propios y a su obra social, hasta ahora sólidamente gobernada- , sufren las consecuencias de una crisis que no han causado. Es decir, que como siempre, pagan justos por pecadores. Los malos gestores son rescatados y los buenos gestores sufren las consecuencias. Un horror.

Ahora, quienes provocaron ese cataclismo, que se salieron de rositas de la intervención (nadie ha explicado las responsabilidades de Rodrigo Rato o de la interminable lista de militantes del PP y PSOE abonados a su consejo de administración), deberán pasar directamente del banco al banquillo.

No deseo ningún mal a nadie. Pero entiendo que después de tanto desahucio, de falta de crédito a los emprendedores, después de tanto engaño y ostentación de insensatez, esos que han jugado con pólvora del rey , sean ahora llamados a capítulo. Y que paguen en consonancia con su responsabilidad.

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