jueves, 27 de diciembre de 2012

UN MILLÓN DE RAZONES

El Museo Guggenheim Bilbao cerraba su decimoquinto aniversario con la recepción de su visitante un millón. El tercer mejor año de su corta historia. Que una instalación cultural fuera capaz de atraer a un millón de visitantes al año era, simplemente una quimera que nadie se hubiera creído. Pero sí. Es cierto. Y con esa realidad, sostenida en el tiempo, Euskadi ha encontrado en el sector turístico un magnífico complemento para su PIB, sobre todo en épocas de dura crisis como la que vivimos.


El Museo Guggenheim Bilbao fue una apuesta arriesgada. Una sociedad como la nuestra, en franca decadencia industrial en el último decenio del pasado siglo, encontró en este equipamiento cultural, una pieza valiosísima para su renovación. Para su refundación diría yo. Porque el Guggenheim y su “efecto” de regeneración ha servido no ya para dar luminosidad a un espacio urbano degradado sino para proyectar al conjunto del Pueblo Vasco a un nuevo universo de modernidad y cosmopolitismo.

Y es que el “efecto Guggenheim” no sólo es envoltorio de arquitectura de vanguardia mundial, es un nuevo concepto de innovación cultural, de ocio, de servicios, de globalización que sirve como faro de persuasión para miles y miles de ciudadanos que acuden hasta Bilbao desde los cinco continentes del planeta (no hay que olvidar que buena parte de los visitantes del museo provienen del ámbito internacional).

Su impacto publicitario exterior, la consistencia de las exposiciones presentadas en estos quince años y una gestión saneada y eficaz -pese a las críticas insolventes que ha sido objeto recurrentemente- confieren a la pinacoteca bilbaína una relevancia de primer nivel en la configuración de la nueva Euskadi del siglo XXI.

Confluyen en este proyecto la maestría arquitectónica de Frank O´Gehry, auténtico icono constructivo de finales del siglo XX; la valiosísima aportación de arte moderno internacional de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York; y , finalmente, el acierto y el rigor de un equipo propio dirigido con acierto por Juan Ignacio Vidarte.

Tres valores encadenados que, quince años después de su inauguración llama el interés de un millón de personas que anualmente peregrinan hasta Bilbao. Éxito, sí, sin precedentes. Éxito de visitantes. Éxito cultural, con muestras de primer orden en el escaparate mundial. Y éxito, también por contar con importantes aportaciones de empresas asociadas y de amigos del museo que hacen de éste, uno de los más saneados económicamente que se conocen en nuestro entorno.

 
El Guggenheim Bilbao es para nosotros, como el premio gordo de una lotería que nos hemos trabajado institucionalmente pese a que algunos cortos de vista sigan sin apreciar el valor fundamental que aporta al conjunto de Euskadi. Las malintencionadas críticas, con tinte político añadido, a la gestión del museo bilbaíno –una consejera, afortunadamente cesada, pretendió pedir responsabilidades judiciales a Vidarte- ; las acomplejadas visiones antiamericanas de responsables públicos y privados que , insensatamente, han pretendido eliminar la marca “Guggenheim” del proyecto vizcaino; el purismo despreciativo de quienes han pretendido disociar cultura de actividad económica; la altanería discursiva de detractores del proyecto, incapaces de reconocer su desenfoque de la realidad; no han diezmado la solidez y la proyección que el Museo Guggenheim Bilbao sigue manteniendo para Bizkaia y para Euskadi.

Un millón de razones anuales para alimentar y conservar esta joya. Y , como no, en cuanto la situación económica lo permita, abordar su ampliación en discontinuidad en Urdaibai en un nuevo proyecto complementario al ya consolidado de Bilbao.

Seguro que pese a la tozudez de los datos hay más de uno que se niega a reconocer la trascendencia irrepetible en nuestra sociedad de un proyecto como éste. Que con su pan se coman su resquemor. Afortunadamente, son una minoría. Irredenta, pero minoría.

Zorionak Guggenheim Bilbao. Felicidades en tu decimoquinto aniversario. Y por el millón de razones que anualmente reportas a Euskadi por tu existencia.

1 comentario:

  1. Kaixo Koldo:
    Los que vivimos en Urdaibai pasamos de vuestro museo. Por que tenemos uno mejor que es nuestra natura, aquella en que el mejor artista vasco vivo nos ha dejado su huella imborrable. Que nos traerá riqueza ..quizás ..pero a base de convertirnos en meretrices del ruido, del cemento, de las prisas..Si os gusta tanto Urdaibai gastaos el 10 % de publicidad del Guggy en promocionarla y seguro que le duplicamos en visitantes. Y no tenemos mil razones..porque desde Atxarre no gobiernan las razones sino los sentidos.
    Au revoir.

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