sábado, 9 de febrero de 2013

RENOVACIÓN 360º



El 30 de octubre del pasado año, apenas una semana después de haberse celebrado los comicios autonómicos, con la piel sobrecalentada aún por una derrota sin paliativos, Patxi López, entonces lehendakari en funciones y secretario general del Partido Socialista de Euskadi, pronunció ante el Comité Nacional de su partido una afirmación categórica;  "Hoy nuestro viejo partido se está convirtiendo en un partido viejo" y se comprometió a poner freno a este declive a través de una “profunda reforma que incluya ideas y personas”

López no estaba desencaminado en el diagnóstico realizado. Algo muy importante por otro lado ya que sólo si se acierta con el origen de los males propios se podrá actuar en consecuencia en su resolución. Y a los socialistas se les acumulaban los problemas. Su ausencia de perfil propio en el Estado con la pérdida sostenida de todos sus poderes territoriales, la crisis en carne viva en Catalunya que auguraba cisma, el comienzo de las reyertas internas a la búsqueda de nuevos liderazgos y, además, la caída electoral en Euskadi, donde por primera vez en su historia habían gobernado sin poder rentabilizar tal hecho, situaba a los socialistas en una difícil encrucijada de la que debían salir. Bien renovándose o cediendo al clima guerracivilista que se fraguaba en su organización mayor.

La derrota en Euskadi les había aportado , significativamente, un tremendo malestar de cuentas pendientes con los nuevos ganadores –el PNV- a quien contemplaron como el responsable máximo de su fiasco. Un PNV que, a su juicio, no les dio un segundo de tregua y que, lo que más escocía, había sido apoyado en su papel de “oposición gobernante” por su propio presidente Zapatero, condescendiente con los jeltzales en su intento vital de resolver su propia debilidad,

Renovarse cuando uno llega malherido y se encuentra un panorama desolador puede resultar imposible, salvo que el cambio produzca desgarros internos. Por eso, mucho me temo,  con riesgo a equivocarme, que el PSE ha cedido a la tentación y la renovación exigida internamente ha quedado en stand by.

No es mi intención hurgar en casas ajenas. Pero, por la trascendencia que para el conjunto del país tendrá lo que acontezca estos dos próximos fines de semana (congresos de Euskadi y territoriales) , me atrevo a aventurar que, por desgracia, poco o muy poco cambiará en el Partido Socialista de Euskadi.

López habló de renovación de ideas y también de personas. Empezando por esto último y si tomamos como base la foto del cuadro dirigente  habido hasta la fecha, la instantánea no cambiará sustancialmente. Caerá del cuadro de honor Jesús Eguiguren y se incorporará funcionalmente como responsable de la organización Rodolfo Ares. Lo demás , a  pesar de los intentos de descabalgar a algún barón, seguirá prácticamente igual.

Y en lo que a las ideas respecta, no se observan novedades evidentes. La política anti recortes sociales, la modulación del perfil de “izquierda” y la defensa de su etapa gubernamental pasada completará una propuesta en la que la imagen de “unidad” pretenderá ser recuperada como un valor y una potencialidad futura. Vamos que la renovación gira 360 grados hasta reposicionar el partido en el origen mismo del tránsito.
Internamente, la mayoría socialista creía en la necesidad de cambio, y quien más convencido de ello estaba era el propio Patxi López. Pero el ex lehendakari, según afirman los próximos que se parapetan a su sombra para no sufrir desgaste alguno, “tiene la cabeza en la grave situación del PSOE”. De ahí que , sólo cuando despoje definitivamente la margarita de si dedicarse a cuestiones confederales o circunscribir su acción a Euskadi, podrá darse la renovación tan deseada. “Un año –cuentan en privado” es el tiempo que vamos a necesitar para aclarar el porvenir”

Los que no giran, ni 360 grados ni mueven la cintura  desaprovechando el momento creador son los de la Izquierda Abertzale. Su labor institucional, de la mano de EH Bildu empieza a resultar caótica. No hay ni conocimiento de los procedimientos ni de la realidad y todo es puro escaparate, ventajismo propagandístico. Hay, en este desmadre, quien echa en falta el rigor practicado, por ejemplo, por aquellos parlamentarios de Euskal Herritarrok, capaces de negociar y transaccionar medidas y propuestas.

Por el contrario, pronunciamientos como los de Maribi Ugarteburu denunciando a lehendakari de haberse plegado ante Rajoy por dinero, son impresentables y más propios del MLNV del “conflicto” que del nuevo tiempo.

Lejos de procurar el acercamiento de posturas, de trabajar eficazmente, la Izquierda Aberzale se está dedicando a algo que siempre hizo, culpar a los demás de todo lo que ocurre y eso demuestra que siguen sin superar la burbuja de aislamiento que ellos mismos tejieron   durante años de dogmatismo.

Las palabras de Ugarteburu  no han pasado sin ser tomadas en consideración por el PNV. Imputaciones tan graves contra el Gobierno y su Lehendakari han dejado poso y tendrán sus consecuencias. Por lo menos, de interlocución.

Lo que no puede ser, y esto se repite singularmente, es que mientras desde sectores de la Izquierda Abertzale, como la plataforma “Herrira” se invoque al diálogo y al acuerdo para establecer puntos de partida consensuados sobre, por ejemplo, la política penitenciara, desde Sortu o como se llame se ataque al lehendakari tan burda y desvergonzadamente. Así, colaborar es imposible.

Sortu haría bien en dejar a un lado tics y posiciones del pasado, para de una vez or todas actuar en pleno ejercicio democrático, llevando sus propuestas al Parlamento , a una comisión de paz y convivencia que , en una parte, por su culpa, aún no se ha creado. Llevar sus ideas al Parlamento, y dialogar más, Desde la reserva, como lo hacen todos, con los partidos y también con el Gobierno. Con ese al que han acusado de venderse por un plato de lentejas. Ese es el verdadero cambio que necesitan ellos y necesitamos todos. 

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