jueves, 7 de marzo de 2013

¿ALEMÁN DE ALEMANIA O ALEMÁN DE LOS COJONES?

Alemania siempre me ha parecido un país magnífico. Su ímpetu, su empuje, el compromiso por salir adelante, su rigor, la capacidad de sufrimiento y superación. Me parece un país sin aspavientos, capaz de solventar adversidades ingentes. Ahí está el “milagro” de postguerra, la modernización de sus estructuras, la integración territorial tras la guerra fría. Alemania es también símbolo de respeto a la diversidad en una estructura federal en la que lo grande y lo pequeño conviven sin mayores estridencias. Un éxito de país forjado con el sacrificio de su ciudadanía. Un país capaz de suscitar pactos internos de extraordinario valor, como la asunción global de los sobrecostes de integración provocada por la unificación o por el acuerdo sindical de congelar los salarios a cambio de la estabilidad en el empleo.


No obstante, junta a estas características envidiables, existen otras que no seducen tanto. El exceso de planificación, el exhaustivo control, la frialdad de carácter o un marcado egoísmo en la defensa de sus intereses frente a los demás, hace que esta comunidad y sus gentes resulten también un tanto antipáticos a los ojos de quienes notan - notamos- su capacidad tractora y sus consecuencias succionadoras en los de alrededor.

Ambas percepciones consiguieron afianzar en mí la misma doble visión que tenía mi padre en relación a los alemanes. Para él, y luego para mí, deben diferenciarse dos tipos de alemanes; el “alemán de Alemania” y el “alemán de los cojones”. El primero recogía los valores positivos del emprendizaje, el trabajo, el sacrificio...

El segundo es el exponente de la arrogancia, la superioridad o de lo que genuinamente se expresa en una afirmación; “cabeza-cuadrada”.

Hans-Werner Sinn, es para mí, por el momento, un alemán sin catalogar. Presidente del influyente think tank germano IFO, es quizá el máximo exponente de la corriente de pensamiento que reclama mayor austeridad ante la crisis y más mano dura contra los “países del sur”. Controvertido, dogmático y, al mismo tiempo, riguroso, Sinn es, sin duda, uno de los economistas más respetados de su país. Sus ensayos se venden como rosquillas, sus conferencias llenan anfiteatros y sus opiniones son tenidas en cuenta en la cancillería, a quien se enfrenta cuando considera que ésta cede demasiado ante Europa.

En el génesis de la actual crisis convulsionó a la opinión pública alemana con su advertencia catastrofista. “Dentro de unos años –auguró-, nuestros hijos se verán obligados a ir al Sur de Europa a recuperar nuestro dinero”. Ahora, después de todos los rigores, recortes y ajustes practicados en las economías periféricas –Grecia, Irlanda, Portugal, España- este visionario de la economía se atreve a proclamar que la solución a la crisis sólo vendrá tras la aplicación de nuevos ajustes que propicien una devaluación interna que, en el caso español, cifra en el 30%.

En una entrevista publicada por el diario “El País” (2 Marzo 2013), Hans-Werner Sinn, desarrolla su tesis con total crudeza.

“P. ¿Qué le espera a España?
R. La ventaja de España es su potencial para recuperar competitividad. Ha mostrado flexibilidad, y eso hace posible mejorar vía exportaciones. La desventaja es su deuda externa, de más de un billón de euros. Pero lo más importante es la competitividad, y ahí soy medianamente optimista. A la vez, no tengo dudas de que les espera una década, incluso más, de austeridad hasta llegar a esa devaluación interna del 30%.

P. ¿Final del túnel para... 2023?

R. Sí, algo así, porque las primeras medidas acaban de aprobarse. Cuando Alemania entró en crisis, allá por 1995, no empezó a levantar cabeza hasta 2002, siete años después. España necesita un lapso de tiempo equivalente hasta que la sociedad y los políticos entiendan la gravedad de la crisis, hasta generar el entorno que permita hacer reformas. Eso está llegando. A partir de ahí hay que esperar otra década más para que los esfuerzos den resultado.

P. ¿Alemania no debería cambiar de política para hacer más suave esa travesía del desierto?

R. Alemania puede expandirse; otros países con superávit pueden hacer lo mismo. Lo preferible es que el ahorro alemán no se vaya a otros países, sino que cree una burbuja en casa. Las fuerzas del mercado van a favorecer ese movimiento, aunque con Alemania no es sencillo. Ya hay un incipiente boom de la construcción, y los precios y salarios van hacia arriba junto a la economía. La competitividad de la exportación va a bajar gradualmente.

P. ¿Así de fácil?

R. Quizá no. Alemania no va a expandirse tan rápido como lo hizo el Sur cuando nosotros lo necesitábamos: los alemanes tenemos una relación paranoica con la inflación. Pero hay cosas que pueden ayudar: una devaluación fiscal en la periferia (reducir las cotizaciones sociales y subir el IVA) facilitaría las cosas. Además, debe haber quitas significativas en el Sur: algunos países no pueden satisfacer sus deudas, y eso es mejor que los rescates.

P. ¿Y mutualizar deuda?

R. Es la receta adecuada para resucitar conflictos. Lo demuestra la historia de EE UU.

P. El FMI, que no es precisamente heterodoxo, defiende la mutualización. Y mantiene que el exceso de austeridad europeo es contraproducente.

R. En la zona euro la austeridad es inevitable. Es un proceso extremadamente difícil, pero no hay alternativa. Algunos querrían menos ajustes. Lo entiendo. Pero menos austeridad supondría menos sufrimiento ahora a cambio de más dolor en el futuro y de aumentar el riesgo de ruptura del euro. No hay que hacerse ilusiones con el dolor que viene. Será duro. Las devaluaciones internas pueden ser crueles. Pero si algún país cree que va a ser demasiado, se puede salir del euro.

P. Es el caso de Grecia, según su tesis. ¿Y España?

R. No creo que España tenga que salir. Grecia sí: está en una situación tan desesperada, no podrá prosperar en el euro. Las actuales exigencias europeas sacrifican a una generación a un desempleo masivo. Portugal está en una situación similar.

P. ¿Qué papel juega el BCE?

R. El BCE ha empleado una lógica convincente a fin de no permitir el colapso. Pero imprimir dinero infravalorando los riesgos no es una solución a largo plazo. Se ha aliviado el dolor, pero con ello solo se posponen los ajustes necesarios. El BCE, la Comisión y el FMI diagnosticaron mal la crisis, como si fuera un problema puramente fiscal y financiero, sin caer en la pérdida de competitividad del Sur. Por eso hemos acudido a apaños en lugar de buscar soluciones reales. Existen serios riesgos de desestabilización de seguir con esa política de rescates.

P. En España existe la sensación de que el Gobierno alemán agrava la crisis con declaraciones y decisiones malintencionadas...

R. Depende... La crisis se generó por el excesivo flujo de capitales de Alemania hacia el Sur; eso sobrecalentó las economías de la periferia y las hizo dependientes del crédito externo. Los mercados han entendido ese error; lo están corrigiendo. Pero no te puedes lavar la cara sin mojarte.

P. ¿Un consejo para Rajoy?

R. Rajoy debe aprobar otra reforma laboral que flexibilice los salarios a la baja. Eso hizo Schröder en 2003. Eliminó el salario mínimo y laminó el Estado del Bienestar privando a millones de personas de sus ayudas sociales: eso causó disturbios y protestas. Le costó el cargo. Sin embargo, se trataba de la política adecuada. Puede que con eso Rajoy no consiga gobernar mucho tiempo, pero eso es lo que España necesita.

P. Aconseja germanizar España: trasladar el modelo alemán a toda Europa.

R. Esa es la única posibilidad.”

Menudo panorama que nos dibuja el experto teutón. ¿Alemán de Alemania? O ¿Alemán de los cojones?



1 comentario:

  1. Me ha encantado el artículo... si se pasa por aquí que le manden a una clase de primero de economía a hacer un par de dibujitos en la pizarra... creo que se le han olvidado...

    El tejido industrial español y germano no tienen nada que ver, inflación... si la banca suelta dinero (el crédito fluye)... se dispara, la competitividad no solo se logra bajando salarios... también mejorando procesos productivos -bajar los salarios especializados es un error- , sus medidas son buenas para Europa o para Alemania?, ...

    Y este es el mejor economista alemàn?? Pues con esas medidas de diez años nada... bastante más.

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