viernes, 22 de marzo de 2013

PRESUPUESTOS

Pocos parecen recordar el dicho de que “en boca cerrada no entran moscas”. Lo cierto es que en la nueva estación del año en la que nos encontramos, primavera, este tipo de insectos todavía escasea por lo que la charlatanería continuada se prodiga sin, por el momento, mayores incidencias destacables. Sin embargo, de proseguir con la tendencia, alguno puede llegar a tener un empacho de bichos por empecinamiento de palabrería. La causa de tanta locuacidad incontinente es el anteproyecto de presupuesto aprobado por el Gobierno vasco.


Ayer, sin ir más lejos, escuché la entrevista que Xabier Lapitz realizó en Onda Vasca al Secretario General de Eusko Alkartasuna, Peio Urizar. El hoy dirigente de Bildu se abonó a la tesis de deslegitimar las cuentas presentadas por el Gobierno de Urkullu. Y lo hizo, siguiendo la estela marcada inicialmente por Patxi López y luego continuada por Laura Mintegi; la necesidad de incrementar los ingresos públicos, es decir conseguir más dinero.

El periodista de Onda Vasca quiso que Urizar concretara. Más dinero ¿de dónde?. Si en el último Consejo Vasco de Finanzas, las tres diputaciones, es decir las gobernadas por PNV, Bildu y el PP, habían determinado, con datos reales en la mano, la previsión de ingresos y la merma de recursos que se apreciaba para todos (para las diputaciones, ayuntamientos y también para el Gobierno vasco) ¿cómo obtener más ingresos?.

Y Urizar balbuceó. Como si una mosca se colara por la garganta. “Del déficit –dijo entonces-“ “Euskadi no tiene que cumplir lo que Madrid diga”. Pero no se quedó ahí y comenzó a confundir “déficit” con “endeudamiento” para terminar pidiendo no que no se pagara el Tren de Alta Velocidad.

Su compañera y portavoz, Laura Mintegi había dicho algo parecido en sede parlamentaria. La profesora universitaria había reclamado del Gobierno vasco la retirada del presupuesto para acordar con la oposición un nuevo cálculo de ingresos. En este caso, la fuente para detraer dinero se hallaba en el Cupo. Que no se pague al Estado ni el coste del Ejército, ni del TAV, ni ...

Está bien eso de pedir a los demás lo que los tuyos no hacen, porque si no me equivoco mucho, trimestralmente los bolivarianos de la Diputación de Gipuzkoa, con el comandante Garitano a la cabeza, transfieren a religiosamente las partidas correspondientes a los compromisos institucionales; es decir la aportación económica acordada a la Comunidad Autónoma y al pago del Cupo. Seguro que ellos mantienen esos pagos, en su pureza abertzale, por “imperativo legal”. Los demás por colaboracionismo.

El mismo capítulo –los ingresos- fue utilizado el jueves, en la Cámara de Gasteiz, por el socialista alavés Txarli Prieto, para deslegitimar las cuentas aprobadas por el Consejo de Gobierno que preside Urkullu. En este caso sus principales argumentos para justificar que la captación de más dinero es posible fueron dos. Por un lado, los rendimientos que se podrán obtener de nuevos medidas tributarias a concertar o ya aprobadas y la no sacralización del déficit.

Resulta curiosa la primera propuesta, máxime cuando hace un mes escaso el Diputado General de Bizkaia apuntó la posibilidad de un “recálculo” en virtud de dicha premisa, y los socialistas tildaron el supuesto de “ocurrencia” o de “artificio financiero”. Y, en el caso del déficit, fue Zapatero y su gobierno, con la inestimable colaboración del PP quienes, en quince días, modificaron la intocable Constitución española para obligar a todos los poderes del Estado al riguroso cumplimiento del déficit establecido por el Gobierno español. Prieto debió estar entonces de vacaciones. O cazando moscas.

No es fácil olvidar aquel discurso pronunciado en la última parte de su mandato por Patxi López quien requería al PNV “¿que hospital, qué escuela hay que cerrar? ¿Qué ayudas sociales hay que recortar?”.

López conocía por entonces la caída de ingresos públicos provocada por la recesión y la ausencia de actividad económica. Lo sabía –por eso adelantó las elecciones- porque así lo habían certificado tanto su consejero de Hacienda como las tres diputaciones forales, representadas por tres formaciones políticas diferentes (PNV, Bildu, PP). Menos recursos, menos capacidad de endeudamiento, menos margen de déficit hacían, que el entonces presidente del Gobierno vasco supiera que el margen presupuestario del nuevo ejecutivo se redujera en cerca de 1.200 millones de euros. Los mismos 1.200 millones que el gabinete del nuevo inquilino de Ajuria Enea ha tenido que recoger en su proyecto presupuestario. Unas cuentas rígidas y extremadamente ajustadas que responden a aquellas preguntas iniciales que se hacía el secretario general del PSE: No se cerrará ni una cama hospitalaria, ni un centro educativo. Ni se privatizarán servicios básicos, ni se despedirá a trabajadores públicos. Y, además, se mantendrán las prestaciones sociales.

¿Ajustes? ¿Recortes?. Claro que el presupuesto presentado por el Gobierno de Urkullu los contempla. Pero priorizando. Como lo hacemos todos en la economía familiar. Preservando lo esencial, lo que es relevante. Sin gastarnos lo que no tenemos.

De cada diez euros, siete y medio de las cuentas públicas para el 2013 se dedicarán a sostener los servicios básicos; Sanidad, Educación, prestaciones sociales. Para no superar las líneas rojas que marcan el bienestar de la ciudadanía. Para resistir.

La polémica en torno al presupuesto puede ser agotadora. Sobre todo si tenemos en cuenta la magnitud del cantinfleo que a su alrededor se ha generado y los laxos plazos que aún nos quedan para despejar la incógnita de su aprobación o devolución ( finales del mes de abril).

Resulta lógico que la oposición cargue contra virtualidad. Incluso que se presenten enmiendas de totalidad que, en el supuesto de un proceso negociador fortalezcan la posición de quien esté dispuesto a explorar un posible acuerdo. El trámite es relevante, nadie lo duda, pero aún es pronto para nerviosismos o conclusiones definitivas.

¿Alguien tiene mejores propuestas?. Que las aporte, que las ponga negro sobre blanco.

¿Tiene sentido en todo este panorama obstaculizar la aprobación del presupuesto? ¿Tiene sentido no arrimar el hombro?

Quien ha sido lehendakari apenas hace cien días, estoy seguro, sabrá el significado del término “responsabilidad”. Y obrará en consecuencia.
Nadie pide firmar cheques en blanco de confianza ciega. La cuestión estriba en permitir o no que, con los escasos recursos existentes, se establezca un muro de contención que mantenga en pie el estado de bienestar que durante años hemos construido y disfrutado. Ese es el objetivo básico que hoy tenemos todos. Gobierno y oposición.

Impedir su aprobación puede ser legítimo pero quizá irresponsable. Que cada cual sopese en qué lado situarse. En el de atender las necesidades que la ciudadanía reclama o en el de satisfacer un interés político particular.

2 comentarios:

  1. Hola,la oposición está a sacudir al PNV y hacer visible su "soledad","inacción" etc en la típica estrategia de desgaste social y electoral.Nada nuevo bajo el sol.Labor del gobierno y el PNV es poner en dificultades a la oposición a base de insistir hasta la saciedad(y hacer que el pueblo escuche e interiorice la pregunta) aquello de "dígannos,a qué partida sumamos y de que partida quitamos?".
    Por otra parte,y en esta batalla como en todas,el gobierno vasco y el PNV tiene a la "Brunete" en el Correo Español y el Diario Vasco y a la "quinta columna" en el Boulevard de Radio Euskadi,sus informativos de las 7 y las 8 de la mañana,y la sibilina elección de tertulianos y entrevistados.Vamos,que Ares vive y que su morroi aprendió lo suyo en Berrozi.Convendría tenerlo en cuenta.Saludos.

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