viernes, 3 de mayo de 2013

LA AMNESIA SELECTIVA DE PATXI LÓPEZ

Amnesia selectiva. Esa parece ser la dolencia que aqueja al equipo directivo del Partido Socialista de Euskadi. Memoria de pez. No recuerdan nada. Salvo que con su impronta Euskadi se convirtió, milagrosamente, en un oasis, no guardan recuerdo alguno de los recortes que bajo su mandato se aplicaron en este país. Ni redujeron en un 5% el sueldo a los funcionarios, ni aplicaron dicha rebaja a los trabajadores dependientes de la educación concertada –ahora vendrá paco con la factura tras los recursos judiciales correspondientes-, ni dieron amparo a la congelación de las pensiones, ni tampoco rememoran las barridas que Carlos Aguirre llevó a cabo en los créditos presupuestarios disponibles en su mandato


No. No recuerdan nada. Es como si los demás lo hubiéramos soñado. ¿Será, tal vez, porque aquellas medidas fueron inducidas por Zapatero y no por Rajoy?. Es probable.

Quizá necesiten una sesión de hipnosis para recobrar la memoria aunque no creo que se necesite una terapia tan especializada para reverdecer su recuerdo. Algo, en su inconsciente mental debe quedar de todo aquello ya que buena parte de sus cesantes altos cargos han requerido al Gobierno de Urkullu que les restituyan aquella quita, al no sentirse –ahora- vinculados legalmente el recorte practicado.

Mirar hacia atrás ha sido una constante que en política se ha utilizado para justificar acciones, a menudo, incómodas. La “herencia recibida” o el peso del pasado, ha sido dardo recurrente para eludir responsabilidades propias o para desgastar al adversario con facilidad. Pero tal ardid, por manido y desgastado, exaspera a la opinión pública que, si pudiera, convertiría a los evocadores del retrovisor en estatuas de sal, como Edith, mujer de Lot, tras su huida de Sodoma y Gomorra.

Posiblemente por eso, y por estar más interesado en mirar hacia delante y poner toda la atención en el camino próximo y sus obstáculos, Urkullu anunció, antes de ser lehendakari, que su gobierno sólo echaría la vista atrás una sola vez. Para saber de dónde partía. Y lo ha cumplido. Hubiera sido fácil abrir el catálogo de reproches y estirar la lista de censuras de quienes le precedieron. Sobre todo cuando coincidirá todos los jueves y los viernes, con su amnésico antecesor en el hemiciclo parlamentario.

Seguro que en más de una ocasión el lehendakari actual, su gobierno, y el grupo parlamentario que le apoya, se ha mordido la lengua y, no sin esfuerzo, han reprimido su instinto primario de poner en evidencia pública la desvergüenza de los olvidadizos. Un ejercicio de control y de templanza que, a tenor de sus declaraciones y comportamientos, los socialistas parecen desatender alegremente. Como si en la distracción de su pasado no hubieran dejado en los cajones munición política que alguien pudiera utilizar contra ellos.

No será Urkullu quien lo haga. No es su estilo. Ni su preocupación. Aunque le insulten y le intenten desacreditar reiteradamente.

Algunos perdieron buena parte de su tiempo levantando alfombras o rebuscando fantasmas que no existían. Y en su afán de “caza de brujas” terminaron par mancillar el nombre de empresas solventes, vilipendiadas por denuncias insolventes que la justicia se encargó de archivar o de no investigar.

Recuperar ese tiempo perdido es ahora la prioridad. Destinar 200 millones en este año para reactivar la economía. Y otros 45 más para la solidaridad en el empleo y la incentivación de los emprendedores. Definir un nuevo marco tributario y de lucha contra el fraude fiscal. Y reformar y reestructurar el sector público vasco para hacerlo más eficaz. Seis compromisos que huyen del zafarrancho y de la melé política.

Una propuesta sólida que ha encontrado, en primera instancia, el desprecio y la arrogancia de quienes exigen “exclusividad” en el acuerdo porque su castidad ideológica les impide compartir mantel con quienes son “los abanderados del recorte”.

Memoria pez, sí, de quienes gobernaron con el PP hasta hace cuatro días. De quienes acomodados con los votos prestados de los populares se permitieron, por pura soberbia, presidir un gobierno sin presentar en su mandato el correspondiente programa que les comprometiera con el Parlamento. Un gobierno sin programa, amamantado por quienes, pasado un corto tiempo hoy son repudiados e incluso vetados. Desvaríos de quienes aquí propugnan el aislamiento del PP, y en su España deseada, reclaman el consenso de Estado con Rajoy y Montoro. Desmemoriados de conveniencia que acusan a los demás de “hacer trampas” mientras no les tiembla el pulso para romper la baraja de juego disfrazados de progresía de cartón piedra. Parlamentarios que no hablan para Euskadi sino para Ferraz. Impostores que utilizan la política vasca como trampolín de impulso de sus pasiones partidarias.


López y Ares en el 1º de mayo con los sindicatos

Tras el castigo al PNV a modo de bloqueo presupuestario, algunos vaticinaban que, a continuación, los socialistas vascos bascularían como un péndulo para ofrecer su colaboración al nacionalismo reivindicando su centralidad y liderazgo en la actual fragmentación política. Quienes así pensaban, se equivocaban.

El desinhibido papel interpretado el pasado jueves por Patxi López en el Parlamento echó por tierra esa hipótesis. No habrá entendimiento PSE-PNV mientras López continúe en la política vasca. O, cuando menos, hasta que éste no decida embarcarse o quedarse en tierra en el proceso de búsqueda de nuevos liderazgos en el Partido Socialista Obrero Español. Tal juego compromete seriamente la estabilidad política en Euskadi.

Cuando el final de la recesión económica parece adivinarse – las elecciones alemanas de otoño parecen marcar el punto de inflexión- , cuando la consolidación de la paz vislumbra dificultades, cuando más necesario parece el entendimiento, que intereses particulares cierren el camino a la colaboración y el acuerdo representa una irresponsabilidad mayúscula que califica a quienes los anteponen al bien común.

El PSE debe optar ya. O se dedica a promover la carrera interna de Patxi López manteniendo el bloqueo y la tensión en Euskadi o se compromete a arrimar el hombro para que, desde un diagnóstico compartido, saquemos, entre todos, al país del atolladero.







2 comentarios:

  1. No me sorprende nada de un hombre que hizo bandera de ser un producto de la emigración, como que Agirre, leizaola,Garaikoetxea, Ardanza o Ibarretxe debieran avergonzarse de su cuna.
    Este país se ama o no se ama, te apellides o vengas de donde vengas. Pidamos perdón al mesias de la igualdad. Todo lo demás remoras de su propia tara.

    ResponderEliminar
  2. Amigo Koldo, me parece verte insinuar unos extraños sonidos guturales en pos del apareo, veo corte al PSE, veo humildad y disponibilidad al acuerdo, luego hemos bajado a la tierra.
    Eso sí, no hay ninguna difucultad en el proceso de Paz, ya que éste no existe.. tan sólo hay una decisión unilateral de una parte y una (impresentable) actitud boicoteadora de la otra (el gobierno de Rajoy), el resto como siempre... esperando con discrección, y qué decía el 2º punto de Aiete?, yo es que me he perdido...

    ResponderEliminar