viernes, 12 de julio de 2013

BANDERAS

El Delegado del Gobierno español en Euskadi ha remitido un importante número de requerimientos a pequeños municipios para exigir el cumplimiento de la ley 39/81 en el plazo máximo de un mes. La mencionada ley no es otra sino la que regula la colocación de la bandera española en los edificios oficiales.



Sin que haya mediado conflicto ni generado controversia alguna, Carlos Urquijo, con su habitual cintura de acero inoxidable, plantea el cumplimiento ineludible de la legislación vigente. Y todo ello sin tener en cuenta del tensionamiento social que tal decisión acarrea.



Resulta evidente que la ley dice lo que dice y que su cumplimiento resulta obligatorio, especialmente para los representantes públicos. La simbología y, en su caso la bandera, es reflejo del ordenamiento jurídico-político que ampara al conjunto del Estado y en él, por el momento, se halla enclavada Euskadi. Nos podrá gustar mucho o nada, pero como dicen ahora, es lo que hay.



Lo que no es entendible es la vocación permanente de resucitar conflictos donde no existen, tensionando permanentemente el equilibrio de una convivencia en la que quienes nos consideramos vascos de nacionalidad nos sentimos incomodados por el ejercicio obligatorio de subordinación a la que se nos pretende someter con estos actos imperativos de carácter simbólico. Sobre todo, cuando la enseña representativa del Estado se impuso en este país como razón de fuerza y su obediencia obligatoria tanto sufrimiento causó en el pasado reciente.



Crear problemas donde no los hay es, por lo tanto, la vocación de Carlos Urquijo y con tal patrón ha desplegado sus requerimientos a los consistorios. Desafectos o no con la rojigualda, el imperativo legal marca su exhibición pública. Eso, o males mayores que el delegado gubernativo no dudaría en ejecutar, a través de la abogacía del Estado para quien hiciera caso omiso a su mandato.



Las banderas son símbolos. En ellas se refleja la voluntad de las personas, los sentimientos más íntimos que un colectivo humano tiene para identificarse como tal. Tratar de imponer su colocación o prohibirla en el supuesto contrario, supondría una falta de respeto a la pluralidad, a las emociones que dan sentido a la identidad de los seres humanos.



Personalmente no me siento identificado por la bandera española. No la considero mía. Pero no por ello la detesto. Jamás se me ocurriría ultrajarla. Porque no me gustaría que otros lo hicieran con la bandera que sí considero como propia.

Las percepciones, los sentimientos, no se imponen. Se respetan. Y de la misma manera que concibo la ikurriña como mi estandarte, puedo entender que otras personas de nuestro alrededor se identifiquen, con la misma legitimidad que yo, con la rojigualda. Es mi derecho y, el de los otros.



La obligatoriedad de colocar la bandera española en las entidades oficiales de Euskadi nos recuerda a los nacionalistas vascos que aún nos queda camino que recorrer en nuestro proceso de construcción de la Nación Vasca.



Yo aspiro a que, más pronto que tarde, sea la ikurriña la que, por derecho propio, presida las balconadas institucionales. No por imposición, ni por imperativo legal, sino porque la voluntad mayoritaria lo determine libre y democráticamente. Para eso trabaja el nacionalismo vasco, para que Euskadi sea una Nación libre en Europa y nuestro símbolo esté en pie de igualdad con los de otras realidades nacionales.



Admitir la legalidad vigente no es una claudicación. Ni un gesto de postración. Aquí, sobran los complejos. Quienes hasta hace unos días tildaban a la militancia del PNV de “españoles” , quienes nos han censurado por “someternos al poder español”, no tienen reparos en colgar la “española” en los consistorios que presiden. Organizarán manifestaciones de apoyo a la ikurriña, gritarán una y mil veces eso de “española ez, ikurriña bai”, pero la bandera que les requiere colocar Carlos Urquijo presidirá los ayuntamientos que gobiernan. Complejos, por lo tanto, los justos.

Argumentarán en su defensa, que instalan el pendón español por “imperativo legal”.



Por supuesto. Como los demás. Lo hicimos y lo hacemos en espera de que el marco legal cambie. Y cambiará. Porque un país no se construye de un día para otro. O por poner este o el otro estandarte en el mástil. Un país se construye todos los días. Ganando terreno a las conciencias. Tejiendo una colectividad social que se sienta identificada y representada en unas instituciones, en un proyecto que hacer avanzar hasta, siendo mayoría, hacer valer nuestra decisión, nuestros derechos.



Una bandera no debe ser utilizada como barricada. Ni como distintivo de dominio –al estilo de Carlos Urquijo-, ni como elemento de discordia que perturbe la paz ciudadana –chupinazo de San Fermín- . Encender la mecha de las pasiones es relativamente sencillo cuando se pretende que los símbolos agredan. En este país, por desgracia, ha habido quienes por los colores de una bandera han matado y humillado. Y, también, quienes han muerto por ellos. Demasiada tragedia hemos vivido ya, unos y otros, como para seguir alimentando odios banderizos destructivos.



El 14 de julio de 1894, en la sede del Euskeldun Batzokija de la calle Correo de Bilbao, los hermanos Arana Goiri desplegaron por primera vez la ikurriña como emblema representativo de la patria vasca. Se cumplen, por lo tanto, 119 años desde que la bandera vasca fuera izada para prender la conciencia nacional de este Pueblo. Hoy es un signo de identificación incontestable de un país que pretende encontrar su sitio en el mundo. Un símbolo hecho para aunar conciencias. No para ir contra nadie. No lo olvidemos nunca.

3 comentarios:

  1. "Es triste, bien triste, que hoy haya alguien puesto una Ikurriña para estropear el arranque de los Sanfermines".

    UXUE BARKOS, Geroa-Bai/Madril-Ere-Bai (PNV)-ko bozeramailea.

    ____________

    ¿ "Un símbolo para aunar conciencias" ? No la del PNV actual, desde luego.

    PNV, quo vadis?

    Aitziber Ruiz (Anónima)

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  2. La IA ha hecho mucho por la consolidación de la extrema derecha neofascista,sectaria y cunetera navarra durante estos últimos 35 años.Pensaba que esto tocaba a su fin,pero no.Noqueado el mayor argumento(ETA) para el mantenimiento del apartheid antieuskaldun(la mezcla de churras con merinas ha funcionado a la perfección) durante los últimos 35 años por parte de los ultras cuneteros con el apoyo(durante casi todo este tiempo)del PSN,y justo cuando parece posible visualizar una alternativa al sectarismo ultra navarrero-Español y unos resultados electorales históricos en Navarra va la IA y toca a rebato……..al enemigo.Hay que ser muy ignorante de la realidad socio política Navarra para no saber que actos de este tipo,en ese momento,con esas consecuencias y con la difusión conseguida no pueden convertirse más que en un bumerán en contra de la causa que se dice defender,como agua de mayo esperan en Cordovilla cagadas de este tamaño.En fin,que más allá del respeto debido(que hay que decir por otra parte en absoluto se nos tiene a nosotros) actuar como “pequeños Urquijos” y fastidiar un rato al enemigo(enemigo,si) de esta manera no puede traer más que un nuevo 13 de mayo del 2001 pero al revés.Al tiempo.

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  3. Y a la del "quo vadis" comentarle que resulta,al menos,osado preguntar a los demás a dónde van cuando hace poco más de un año su propia estrategia durante 35 años acaba de llegar a su destino:la rendición sin condiciones.
    Estáis como para dar lecciones de estrategia,quien y vosotros.......

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