Después de las múltiples denuncias presentadas por los pacientes por las deficiencias observadas en los menús hospitalarios (tortillas verdes, caracoles en las acelgas, arandelas en las hamburguesas, yogures calientes, sopas frías...), la señora consejera aparece ufana afirmando que los controles hacia la empresa subcontratada se ciñen a la videovigilancia en el emplatado. Es, poco menos que afirmar que las irregularidades se deben a un sabotaje. Lo que faltaba.
La “pesadilla en la cocina” en el Complejo Hospitalario de Navarra parece no tener límites. Y los paganos, los pacientes, sometidos a la comida basura. Con un poco más de ingenio, a este paso, resultaría más barato contratar a Chicote como control de calidad alimentario. Seguro que la consejera Marta Vera y el Gobierno de Navarra se lo piensan. Si se lo proponen, podrían hacer hasta un “reality”. Mientras, los pobres pacientes pidiendo a sus casas que les lleven la comida. Lamentable.
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