viernes, 6 de diciembre de 2013

LA “CONSTI” Y EL CONCIERTO DE LAS FUERZAS PESADAS


Razones de fuerza mayor me impidieron ayer acudir a un acto al que el Delegado del Gobierno, D. Carlos Urquijo, me había invitado.  Fue la conmemoración de la Carta Magna española.  Lo cierto es que eso de los festejos  de exaltación siempre me resultan  un tanto indigestos.

La verdad es que , después de escuchar las lindezas que el señor delegado gubernativo acababa de decir en relación a la Ertzaintza y el recibimiento a los excarcelados de ETA,  no tenía gana alguna de compartir agenda , ni espacio, ni nada con  D. Carlos  el “provocador”.

Sin embargo,  del acto de ayer, una previsión  incorporada al mismo, me generó algo de curiosidad malsana. El lehendakari, en el Día internacional del euskera  había  tenido como telonera en el evento institucional a Dulce Pontes. La “azucarada” portuguesa, maestra del fado, deslumbró con su voz exquisita interpretando el “agur jaunak” y “maitia nun ziran”. Fue una “delicatessen”  en una celebración  fina y elegante.

La celebración de la “consti”, también incorporaba acompañamiento musical. O eso se desprendía de la invitación, si bien la conjugación de las palabras “música” y “militar” representa un oxímoron perfecto.  Al término del acto –indicaba la cartulina de invitación enviada por Urquijo- , la Unidad de Música del Cuartel General de Fuerzas Pesadas ofrecerá un concierto”. La Unidad del Cuartel General de Fuerzas Pesadas  ni más ni menos.

Sólo de imaginar la escena se me pone la carne de gallina. Y no es para menos. Festejar la “ley de leyes” con una banda militar tiene bemoles, pero ya se sabe, si la defensa de la unidad “patria” está reservada en dicho texto magno a las Fuerzas Armadas, en lugar de a la soberanía de sus ciudadanos, está casi todo dicho.

El Delegado gubernamental fue fiel en su discurso al guión que todos esperábamos. La defensa de la España una e indivisible y la leña a los nacionalistas que hablan y hablan del “derecho a decidir” y que lo único que pretenden es  el “derecho a dividir”.

Los nacionalistas vascos siempre hemos sido respetuosos con quienes , aquí o en cualquier sitio, se han identificado con la comunidad española, con sus instituciones, símbolos o con su actual status quo. Lo que nunca hemos entendido es que , para afianzar y positivizar su posición tengan la imperiosa necesidad de zurrar la badana a quienes no se identifican como ellos.

Es lo que le pasa a Urquijo, que en lugar de representar a un cargo institucional   respetuoso con el resto de entidades, organizaciones o posiciones políticas,  su acción se transforma en ariete de fuerza partidaria y cuan corregidor en casos, o inquisidor en otros,  demoniza y  criminaliza según el caso, utilizando si para ello fuera menester la fuerza de la abogacía del Estado.

Carlos Urquijo es un caso evidente del retorno a la esencias que en España se está dando  en relación al tema autonómico, por no hablar de las nacionalidades históricas. Se trata de una regresión que va más allá de lo conceptual y que cada día se muestra sin menos sonrojo.  Como Carlos Uquijo, o por ejemplo, Alfonso Guerra, quien los pasados días se mostró partidario de aplicar el artículo 155 – la suspensión de la autonomía- en el supuesto de que la Generalitat de Catalunya continuara adelante con si intención de consulta popular.

Similares situaciones han sido ya planteadas por el ex general Monzón, o por Juan Velarde, premio Príncipe de Asturias y miembro del Tribunal de Cuentas, que en un exceso de lucidez involucionista reclamaba emular a Espartero en el  bombardeo de Barcelona en 1842.

Años atrás , el lehendakari Ibarretxe  tuvo que padecer la saña y la manía persecutoria de Aznar, que llevó al código penal la posibilidad de que una nacionalidad –una comunidad autónoma- planteara el ejercicio democrático de la consulta. Una política que ha sido reivindicada hoy por los sectores más ultras del Partido Popular y por la brunete mediática que acompaña a la vanguardia de la fundación FAES.

Algunos opinan que  en el marco de esa regresión –o involución-  no tiene mucho sentido que el PNV se obstine ahora en propiciar un debate en sede parlamentaria para la búsqueda de un nuevo estatus político para Euskadi.  Y, “sensu contrario”, no son pocos los que afirman que es precisamente ahora, en medio de esta crisis y con los procesos catalán y escocés en ebullición, cuando Euskadi debe  dar un paso adelante.

Bien pensado, siempre hay alguien que dice que “éste no es el momento más adecuado” y nunca encuentra la ocasión propicia. Acierte o no, el PNV ha decidido cumplir con su compromiso programático, y tras una discreta ronda de contactos con las formaciones políticas, llevará en breve al Parlamento una iniciativa para poner en marcha , sin prisa pero si pausa, una ponencia que aborde un nuevo impulso del autogobierno, un nuevo estatus para Euskadi.

Desde EH Bildu se han apresurado, como si de una competición se tratara, de tratar de medir la voluntad del PNV exigiéndole que tenga en cuenta  en sus planteamientos el nuevo estatuto político (Plan Ibarretxe) y los acuerdos multipartidarios de Loiola .

Resulta curioso que la Izquierda Abertzale cite ambas premisas ya que en el caso del Nuevo Estatuto Político,  tres de sus  parlamentarios apoyaron aquel texto pero otros tres lo rechazaron, siendo aquella una propuesta netamente del PNV y de su entonces Lehendakari (de nadie más). Y , en el supuesto de Loiola y los acuerdos multipartidarios allí logrados,  su firma se fue al traste porque ETA así lo decidió. Luego, diez años más tarde,  y nuevamente con retraso, la Izquierda Abertzale parece reincorporarse  al ámbito político, aunque por su falta de humildad  parezca deducirse de que sea ella quien inaugure un nuevo tiempo.

Dicho esto, el PNV no ha fijado aún públicamente su propuesta en este nuevo escenario parlamentario que pretende abrir. Simplemente ha querido asegurarse la presencia de todas las formaciones políticas en la casilla de salida de este proceso. Y todas están dispuestas a establecer un diálogo y a plantear sus propias inquietudes y propuestas.

Seguramente se necesitará tiempo para definir el qué debatir y el cómo. Para determinar la metodología y los distintos hitos a resolver. No será fácil pero queda todo un camino que explorar y que compartir. De ahí que, ante los “urquijos” agoreros, o quienes pretenden abortar en el minuto cero cualquier posibilidad de avance, sea necesario actuar con cautela, con seguridad y afianzando los pasos que se den.  Avanzar por donde pisa el buey, que diría Ibarretxe. Seguridad y firmeza en los movimientos, aunque , para algunos salvapatrias  indeseables, como los que embadurnaron de pintura rojigualda la fachada del batzoki de Barakaldo, eso del “nuevo estatus”  sólo responde a una treta españolizante.  Ellos son como Urquijo, han celebrado la “consti” pero en el otro extremo. Son como el hambre y las ganas de comer.

Pena de banda de las Fuerzas Pesadas. Si me remuerde la conciencia, mañana puedo hacer propósito de enmienda. Acabo de recibir otra invitación. Como diría un amigo, manuscrita a mano.  Dice lo siguiente; “ Estimado señor, el próximo 08 de diciembre (zulú) celebramos la festividad de la Inmaculada Concepción, Patrona de la Infantería Española, en el acuartelamiento de “Soyeche” (Munguía). El acto estará presidido por el Teniente General Jefe del Mando Logístico del Ejército, Excmo. Sr. D. Juan Bautista García Sánchez.  Estaremos encantados con su presencia y muy honrados de que nos acompañe”.

El programa adjunto es muy austero (serán los recortes). A las 12h. Santa Misa en la capilla del acuartelamiento (asistencia voluntaria) y a las 13 h.  Comienzo del acto militar. No dice nada de música, ni de banda.  Me lo voy a pensar. ¿Estará Urquijo?. Miraré en mi agenda. 8 de diciembre…uhmm. Me da que va a ser imposible. Tanta ocupación me rompe los esquemas. Otra vez será.


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