Razones de fuerza mayor me impidieron ayer
acudir a un acto al que el Delegado del Gobierno, D. Carlos Urquijo, me había
invitado. Fue la conmemoración de la
Carta Magna española. Lo cierto es que
eso de los festejos de exaltación
siempre me resultan un tanto indigestos.
La verdad es que , después de escuchar las
lindezas que el señor delegado gubernativo acababa de decir en relación a la
Ertzaintza y el recibimiento a los excarcelados de ETA, no tenía gana alguna de compartir agenda , ni
espacio, ni nada con D. Carlos el “provocador”.
Sin embargo,
del acto de ayer, una previsión
incorporada al mismo, me generó algo de curiosidad malsana. El
lehendakari, en el Día internacional del euskera había
tenido como telonera en el evento institucional a Dulce Pontes. La
“azucarada” portuguesa, maestra del fado, deslumbró con su voz exquisita
interpretando el “agur jaunak” y “maitia nun ziran”. Fue una
“delicatessen” en una celebración fina y elegante.
La celebración de la “consti”, también
incorporaba acompañamiento musical. O eso se desprendía de la invitación, si
bien la conjugación de las palabras “música” y “militar” representa un oxímoron
perfecto. “Al término del acto –indicaba la cartulina de invitación enviada por
Urquijo- , la Unidad de Música del Cuartel General de Fuerzas Pesadas ofrecerá
un concierto”. La Unidad del Cuartel General de Fuerzas Pesadas ni más ni menos.
Sólo de
imaginar la escena se me pone la carne de gallina. Y no es para menos. Festejar
la “ley de leyes” con una banda militar tiene bemoles, pero ya se sabe, si la
defensa de la unidad “patria” está reservada en dicho texto magno a las Fuerzas
Armadas, en lugar de a la soberanía de sus ciudadanos, está casi todo dicho.
El Delegado
gubernamental fue fiel en su discurso al guión que todos esperábamos. La
defensa de la España una e indivisible y la leña a los nacionalistas que hablan
y hablan del “derecho a decidir” y que lo único que pretenden es el “derecho a dividir”.
Los
nacionalistas vascos siempre hemos sido respetuosos con quienes , aquí o en
cualquier sitio, se han identificado con la comunidad española, con sus
instituciones, símbolos o con su actual status quo. Lo que nunca hemos
entendido es que , para afianzar y positivizar su posición tengan la imperiosa
necesidad de zurrar la badana a quienes no se identifican como ellos.
Es lo que
le pasa a Urquijo, que en lugar de representar a un cargo institucional respetuoso con el resto de entidades, organizaciones
o posiciones políticas, su acción se
transforma en ariete de fuerza partidaria y cuan corregidor en casos, o
inquisidor en otros, demoniza y criminaliza según el caso, utilizando si para
ello fuera menester la fuerza de la abogacía del Estado.
Carlos
Urquijo es un caso evidente del retorno a la esencias que en España se está
dando en relación al tema autonómico, por
no hablar de las nacionalidades históricas. Se trata de una regresión que va
más allá de lo conceptual y que cada día se muestra sin menos sonrojo. Como Carlos Uquijo, o por ejemplo, Alfonso
Guerra, quien los pasados días se mostró partidario de aplicar el artículo 155
– la suspensión de la autonomía- en el supuesto de que la Generalitat de
Catalunya continuara adelante con si intención de consulta popular.
Similares
situaciones han sido ya planteadas por el ex general Monzón, o por Juan
Velarde, premio Príncipe de Asturias y miembro del Tribunal de Cuentas, que en un
exceso de lucidez involucionista reclamaba emular a Espartero en el bombardeo de Barcelona en 1842.
Años atrás
, el lehendakari Ibarretxe tuvo que
padecer la saña y la manía persecutoria de Aznar, que llevó al código penal la
posibilidad de que una nacionalidad –una comunidad autónoma- planteara el
ejercicio democrático de la consulta. Una política que ha sido reivindicada hoy
por los sectores más ultras del Partido Popular y por la brunete mediática que
acompaña a la vanguardia de la fundación FAES.
Algunos opinan
que en el marco de esa regresión –o
involución- no tiene mucho sentido que
el PNV se obstine ahora en propiciar un debate en sede parlamentaria para la
búsqueda de un nuevo estatus político para Euskadi. Y, “sensu contrario”, no son pocos los que
afirman que es precisamente ahora, en medio de esta crisis y con los procesos
catalán y escocés en ebullición, cuando Euskadi debe dar un paso adelante.
Bien
pensado, siempre hay alguien que dice que “éste no es el momento más adecuado”
y nunca encuentra la ocasión propicia. Acierte o no, el PNV ha decidido cumplir
con su compromiso programático, y tras una discreta ronda de contactos con las
formaciones políticas, llevará en breve al Parlamento una iniciativa para poner
en marcha , sin prisa pero si pausa, una ponencia que aborde un nuevo impulso
del autogobierno, un nuevo estatus para Euskadi.
Desde EH
Bildu se han apresurado, como si de una competición se tratara, de tratar de
medir la voluntad del PNV exigiéndole que tenga en cuenta en sus planteamientos el nuevo estatuto
político (Plan Ibarretxe) y los acuerdos multipartidarios de Loiola .
Resulta curioso
que la Izquierda Abertzale cite ambas premisas ya que en el caso del Nuevo
Estatuto Político, tres de sus parlamentarios apoyaron aquel texto pero
otros tres lo rechazaron, siendo aquella una propuesta netamente del PNV y de
su entonces Lehendakari (de nadie más). Y , en el supuesto de Loiola y los
acuerdos multipartidarios allí logrados,
su firma se fue al traste porque ETA así lo decidió. Luego, diez años
más tarde, y nuevamente con retraso, la
Izquierda Abertzale parece reincorporarse
al ámbito político, aunque por su falta de humildad parezca deducirse de que sea ella quien
inaugure un nuevo tiempo.
Dicho esto,
el PNV no ha fijado aún públicamente su propuesta en este nuevo escenario parlamentario
que pretende abrir. Simplemente ha querido asegurarse la presencia de todas las
formaciones políticas en la casilla de salida de este proceso. Y todas están
dispuestas a establecer un diálogo y a plantear sus propias inquietudes y
propuestas.
Seguramente
se necesitará tiempo para definir el qué debatir y el cómo. Para determinar la
metodología y los distintos hitos a resolver. No será fácil pero queda todo un
camino que explorar y que compartir. De ahí que, ante los “urquijos” agoreros,
o quienes pretenden abortar en el minuto cero cualquier posibilidad de avance,
sea necesario actuar con cautela, con seguridad y afianzando los pasos que se
den. Avanzar por donde pisa el buey, que
diría Ibarretxe. Seguridad y firmeza en los movimientos, aunque , para algunos
salvapatrias indeseables, como los que
embadurnaron de pintura rojigualda la fachada del batzoki de Barakaldo, eso del
“nuevo estatus” sólo responde a una
treta españolizante. Ellos son como
Urquijo, han celebrado la “consti” pero en el otro extremo. Son como el hambre
y las ganas de comer.
Pena de
banda de las Fuerzas Pesadas. Si me remuerde la conciencia, mañana puedo hacer
propósito de enmienda. Acabo de recibir otra invitación. Como diría un amigo,
manuscrita a mano. Dice lo siguiente; “
Estimado señor, el próximo 08 de diciembre (zulú) celebramos la festividad de
la Inmaculada Concepción, Patrona de la Infantería Española, en el
acuartelamiento de “Soyeche” (Munguía). El acto estará presidido por el
Teniente General Jefe del Mando Logístico del Ejército, Excmo. Sr. D. Juan
Bautista García Sánchez. Estaremos
encantados con su presencia y muy honrados de que nos acompañe”.
El programa
adjunto es muy austero (serán los recortes). A las 12h. Santa Misa en la
capilla del acuartelamiento (asistencia voluntaria) y a las 13 h. Comienzo del acto militar. No dice nada de
música, ni de banda. Me lo voy a pensar.
¿Estará Urquijo?. Miraré en mi agenda. 8 de diciembre…uhmm. Me da que va a ser
imposible. Tanta ocupación me rompe los esquemas. Otra vez será.
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