viernes, 3 de enero de 2014

DEL MITO AL REALISMO, LA ÚNICA SALIDA

El comunicado del EPPK, hecho público en la tarde del pasado sábado, es uno de las diversos pronunciamientos públicos que en breves días verán la luz en relación al futuro de ETA, de sus presos y del nuevo rumbo que la Izquierda Abertzale ha determinado unilateralmente para desatascar el camino hacia la desaparición definitiva de la estrategia armada y la superación de sus consecuencias múltiples.

Si tras la cumbre de Aiete y el alto el fuego definitivo de ETA, dicha estrategia contemplaba la asunción de compromisos en virtud de la reciprocidad de movimientos –contactos de ETA con los gobiernos español y francés- , la evidencia de que ni Rajoy ni subsidiariamente Hollande variarán sus políticas, ha obligado a la Izquierda Abertzale en su conjunto a establecer una nueva hoja de ruta en la que el avance o el enquistamiento del proceso sólo dependerá de sus propias decisiones.

La falta de compromiso del Gobierno español, que se siente cómodo instalado en el inmovilismo, y las necesidades urgentes de todo tipo de un colectivo humano que quiere ver salidas tras serle declarada como extinta su actividad, llevó, hace unos meses, a que importantes dirigentes de la Izquierda Abertzale, como Iñigo Iruin o el propio Arnaldo Otegi, pidieran reflexivamente, pasar a una nueva fase con compromisos posibilistas, adecuados a la realidad. Es decir, utilizar los mecanismos del ordenamiento jurídico-legal para rescatar y rehabilitar al capital humano desamparado en tierra de nadie tras el cese de actividad de la organización que ellos mismos habían creado y alimentado.

Sin la actividad de ETA, sin su presión armada, sus presos habían quedado al socaire de la voluntad política del Gobierno español, de su voluntad o no de modificar la política penitenciaria, y, especialmente de la eliminación o no de las medidas excepcionales adoptadas durante años.

La presión social, la respuesta masiva en las calles reivindicando el acercamiento de los reclusos, las movilizaciones de todo tipo, sirven para exhibir músculo, para demostrar que los presos son el principal factor aglutinador de su respaldo social. Pero, por desgracia para ellos, para nada más.

Manifestaciones multitudinarias, como la que se prevé en Bilbao el próximo día 11, permitirán captar una foto de notable impacto para conocer el arraigo que la militancia presa concita en la Izquierda Abertzale. Pero esa instantánea de respaldo numeroso, más allá de la solidaridad o el calor hacia el colectivo recluso, no obtendrá resultado práctico alguno.

Además, la aplicación de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en relación a la “doctrina Parot”, que algunos creían provocaría una reacción en positivo del Gobierno Rajoy, ha servido para todo lo contrario. Presionado por los sectores más conservadores, el Gobierno español ha afrontado las consecuencias de esta sentencia con un doble movimiento; dejando el protagonismo de su aplicación a los jueces y anunciando dureza en la aplicación de la política penitenciaria a los no concernidos por dicha casación.

El escenario, lejos de suavizarse, se ha endurecido. Sin atisbo de involucrar al Gobierno español en un proceso de diálogo, sin opciones para una resolución global que pudiera pactarse, con unas perspectivas judiciales futuras mucho más complicadas que las que hoy existen, ¿qué alternativa les quedaba?.

La primera premisa que da origen a la respuesta es convencerse de que cuando alguien ha decidido, y ha expresado, que quiere acabar con una historia, con una actividad – ETA ha anunciado hace más de dos años el cese definitivo de la lucha armada- lo que quiere más que nada es que ese final llegue rápido. Que no haya tiempos perdidos porque eso implica dudas, recelos e incertidumbre.

Dos años sin respuestas para los presos es mucho tiempo. Sobre todo, cuando durante años se les había obligado a una disciplina férrea bajo el pretexto de que “las soluciones serán colectivas o no serán”. Y ni lo han sido no lo serán. Sin atisbo de negociación posible y olvidándose de reivindicaciones maximalistas utópicas –la amnistía-, sólo quedaba una salida. Aplicar al ámbito personal de cada preso, lo que en política ya había hecho la Izquierda Abertzale, es decir adaptarse a la legalidad vigente –aceptar la Ley de partidos- para rehabilitar su organización –Sortu-.

Desde que Iruin y Otegi hablaran de “nuevos pasos”, de adaptarse a la realidad, se esperaba un pronunciamiento de la Izquierda Abertzale sobre los presos. El debate interno ha debido ser complicado y duro. No ya porque la respuesta haya llegado fuera del plazo establecido (se habló de septiembre-octubre), sino porque la reactivación de algunas iniciativas radicales (huelga de hambre en Sevilla, episodios de kale borroka), han dejado traslucir diferencias y dificultades notables en un conjunto que quiere mantenerse intacto y que pretende garantizar que en este viaje (de la alternativa militar a la política) tiene que participar toda la tripulación de lo que hasta ahora fuera el MLNV. En ese afán de que no haya bajas en el nuevo tránsito, los tiempos se dilatan y las decisiones tardan más de lo previsto ya que son muchas las costuras que zurcir en un ropaje en el que todos quepan.

Hecho lo más complicado, persuadir a todo el colectivo de que la decisión es la única posible y viable, queda la no desdeñable tarea de relatarla al conjunto de la sociedad, dotándola de una coherencia y de una liturgia adecuada. Porque sin épica, sin trascendencia internacional, alguien pudiera pensar que el epílogo de su historia correspondía más a una capitulación en toda regla que a un cambio de estrategia para ganar en votos lo que no se ganó por las armas. De ahí que acertar en un relato apropiado que dé sentido a sus actos resulte determinante. Y, a veces, paralizante.

Es por eso por lo que la Izquierda Abertzale busque incesantemente tramoyas inverosímiles, escenarios alambicados y de difícil comprensión pública sobre los que colgar sus perchas resolutivas. Primero fueron los comités diversos de intermediación, verificación, resolución...Luego, la Conferencia Internacional, Aiete...Ahora el Foro Social, Bakebidea, la comisión de “notables”. Percheros varios con el calificativo “internacional” como elemento relevante de su composición. Herramientas de enganche que doten a sus decisiones de una cierta solemnidad.

El EPPK acaba con el mito.
La decisión sobre los presos ha encontrado como envolvente básico el denominado Foro Social, una entidad que de la mano de Lokarri había realizado pactadamente una docena de recomendaciones para “desatascar” el proceso de paz buscando la implicación ETA y a sus presos en las mismas.

La respuesta del EPPK a dichas “recomendaciones”, como expresión colectiva, reinaugura el tiempo del “realismo” que reclamaran Iruin y Otegi. Aporta significativas decisiones que incidirán, de llevarse a la práctica decididamente, en el encauzamiento real de los presos de ETA hacia su reintegración o resocialización. No hay más camino que el reconocimiento del daño causado, de la aceptación de legalidad vigente en materia de política penitenciaria –incluida la asunción de las condenas- y la renuncia expresa a la violencia para abrir un horizonte hasta ahora sellado bajo el precinto imposible de la totémica amnistía.
El paso dado rompe el mito. Colectivamente han decidido que la salida será individual y que cada cual deberá pugnar por sus beneficios penitenciarios contemplados en la ley para aproximarse a su excarcelación. Como cualquier otra persona privada de libertad sin vinculación política alguna. Este hecho singular deberá dar pie a ulteriores decisiones que nos sitúen ante el final ordenado e inequívoco de una organización armada que, más pronto que tarde, deberá, en pura coherencia con el camino andado ya, acreditar su desaparición completa. Sin actividad violenta en su agenda, exonerada su milicia presa de su obediencia de mando, ¿a que espera ETA para concluir sus días de manera oficial?. El final del trayecto está hoy, más cerca que ayer. Aunque la búsqueda de un relato, del cómo hacerlo, retrase un desenlace por todos esperado. Próxima estación; el desmantelamiento de la infraestructura militar. Ojala sea pronto.

4 comentarios:

  1. Ya, y Uds. qué de qué???

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  2. Iban: Nosotros cincuenta años construyendo el País de verdad mientras uds, colocaban palos en las ruedas. Palos, bombas y balas. Los conversos a la cola!

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  3. Ciñase al tema, compañero.. que lo de la frase de Irujo ya huele!, si Aiete no ha servido para nada, si la movilización popular por los derechos de los presos tampoco, digamos que las gestiones "discretas" de Urkullu y el PNV con el Gobierno de Rajoy, también, ha sido un auténtico fracaso, digo yo!

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  4. Siempre igual vosotros ,nosotros ,ellos . Cuando habláis de ceñirse al tema es que solo existe un tema el vuestro.
    Pensáis en alguna ocasión en la pluralidad social, en la economía, en los trabajadores, en la educación, en los empresarios, en los jubilados. Creo que no esa es la realidad el País y efectivamente hay que ceñirse al los temas en plural, Gu Geurea.

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