viernes, 7 de agosto de 2015

DESALMADOS



No recuerdo bien cómo fue ni por qué. Pero alguna fechoría debí protagonizar que hizo que el fraile de religión se agarrara un globo patriótico. Cuando ya desaparecía de su vista, el hermano marista apretó los puños y me dijo; “Mediavilla, es un usted un desalmado”. ¿Desalmado yo?. Podía haberme calificado de muchas maneras. Un “golfo”, un “sinvergüenza”…pero ¿”desalmado”?. ¿O sí?.

Mi educación católica me había llevado a aprender, sin razón científica para ello, que todas las personas teníamos un alma. Algo inmaterial, que no se podía ver pero que nos hacía diferentes de los seres irracionales. ¿Y quiénes eran los seres irracionales?. Pues mayormente los animales. Los perros y los gatos no podían hablar, luego identifiqué el lenguaje como una capacidad del alma. “Es mucho más –me dijo un cura-. El alma nos permite pensar, saber lo está bien y mal. Es como una luz que está dentro de nosotros y que nos guía hacia Dios”.

“Entonces –pregunté- cuando un perro muerde es porque no piensa, porque no sabe lo que está mal y, ya que va a ir al infierno, le da igual morder”?. El hermano Jesús, que así se llamaba el fraile de Caparroso,  trató de zanjar la cuestión. “Los perros muerden porque no tienen alma. Y se acabó la cuestión”.  Pero yo, que entonces no me callaba ni debajo del agua le contesté; “Pues, mi compañero Bitor,-enseñé el brazo donde llevaba “tatuada” la dentadura de una dentellada de mi socio de pupitre- me ha mordido porque no le he dado mi bocadillo.  Él no es un perro. ¿Tampoco tiene alma?”. El debate se acabó de forma radical, y sin recreo para el mordisqueado y el de los dientes afilados.

La verdad es que aquella reprimenda de ser un “desalmado” me dio muchas vueltas a la cabeza. Si el alma era una luz interior, ¿por qué el médico encendía una linterna para mirarme las amígdalas? ¿Por qué no se iluminaban desde dentro?. ¿Sería verdad que no tendría alma?. Don Paco Goyarrola, el médico, me alivió un poco. “Tiene unas anginas como las de un caballo. No me extraña que le cueste tragar saliva, tiene la garganta prácticamente cerrada”.

Aquello calmó un poco mi curiosidad, pero uno que es de mucho pensar sobre temas trascendentes no encontró la tranquilidad absoluta. Y el resto de los orificios corporales. ¿Por qué no emitían luz cuando se abrían?. Por ejemplo, jamás había visto iluminado el retrete en el acto de defecar (entonces diría “cagar”, pero con el tiempo me he vuelto más refinado). Otro compañero de andanzas, más vivo que yo en eso de interpretar los sofismas religiosos, me sacó de dudas. “Es que los mokordos –perdonen el término escatológico pero es la cita textual que se me dijo entonces - hacen un efecto de tapón  que impide que la luz salga”. “Además, no sería bonito que el alma se viera por el culo”. La respuesta era evidente,

Sea como fuera, el misterio del alma se me fue olvidando. Sobre todo cuando se me fueron presentando otros enigmas mucho más trascendentes y de mayor dificultad de interpretación. Ni que decir tiene que cuando, también en religión, me trataron de convencer de que “Dios es uno y trino”, todo mi ejercicio deductivo  sufrió un colapso. Pero aquello quedó en nada cuando ya en materias mucho más científicas me presentaron a los logaritmos neperianos y aquello de que “N” tiende a “infinito”. Bua chaval, las veces que me he sentido perro, sin comprender nada de nada. Con unas ganas de morder irrefrenables.

Cuento toda esta filípica porque en las últimas semanas, y con la sequía estival de novedades políticas, algunos medios de comunicación han tratado de resucitar la tesis de que el PNV siempre ha contado con dos almas. Una radical reivindicativa, y otra moderada y pactista.

El ensayo de la bipolaridad nacionalista, o lo que otros han denominado la teoría del péndulo, siempre ha llevado aparejada una cierta dosis simple de identificar “buenos” y “malos” nacionalistas. Domesticados y asalvajados. Un ardid maniqueo que jamás ha tenido en cuenta que, ya desde sus orígenes, el PNV conjugó armónicamente objetivos y práctica. Por ir al principio, Sabino Arana formuló la opción reactiva del nacionalismo vasco contra España, por ser el Estado que constreñía el proyecto nacional de Euskadi. Pero fue el propio Sabino quien no dudó en pactar con las fuerzas fueristas de la época para alcanzar el primer peldaño de representación popular como diputado “provincial” de Bizkaia, donde  su primera moción presentada  pretendía, no ya la independencia inmediata, sino un consejo regional vasco formado por una mancomunidad de diputaciones.

A lo largo de su dilatada historia el PNV ha sabido conjugar “desiderátum” y “práxis” en un ejercicio  dinámico de construcción nacional. Jamás ha habido una apuesta de “todo o nada” o, por el contrario,  una renuncia a sus objetivos fundacionales. El PNV, les guste o no a quienes analizan su práctica política, es un partido independentista. Sus dirigentes lo son y por ende su base social y militante. Por eso extraña observar los distingos que unas u otras declaraciones públicas provocan en determinadas columnas periodísticas. Y más en momentos como el actual en el que la fortaleza institucional, la cohesión en sus filas, y la definición compartida de objetivos políticos inmediatos presentan a un PNV rocoso y sólido.

Esa argumentación ahora reeditada de las dos almas quizá busque  hallar fisuras inexistentes para, una vez más, trascender al debate viciado de “soberanistas” y “autonomistas” que ya hemos conocido y que no soporta el más mínimo rigor.

También, en paralelo, hemos escuchado, de portavoces de otras formaciones políticas subsidiadas  en un proyecto de “acumulación de fuerzas”, la desgastada cantinela de que las bases del PNV  sí son soberanistas mientras que sus dirigentes suponen un freno a la construcción nacional. Quizá no merezca la pena tan siquiera responder pues quien eso afirma no se da cuenta del menosprecio con el que trata a la militancia del PNV, al creer que vive  aborregada frente a unos burukides que hacen y deshacen a su antojo. Cuanta frustración esconden estas declaraciones insidiosas.

Todo esto de las “dos almas” surge en puertas del intenso proceso que se avecina para definir un nuevo estatus político para Euskadi. Y en la ya inminente elección catalana, en la que unos y otros, afrontan el paso por las urnas como si fuera un plebiscito.

Por ir a esta última cuestión; se ha puesto en el grito en el cielo por decir que si una mayoría de catalanes, una mayoría absoluta de representantes en el nuevo Parlament, declara la independencia de aquel país, la representación vasca en el Parlamento de Gasteiz  reconocerá dicha proclama. Si la mayoría absoluta de los catalanes así lo estima ¿qué deberíamos hacer?. ¿Negar la evidencia?. ¿Contrariar la voluntad democráticamente expresada?.

Segunda consideración; Catalunya tiene abierta su vía. Y la respetamos. Pero no es la nuestra. Tenemos objetivos similares y caminos distintos.

El “nuevo estatus”  no tiene inicialmente vocación de ruptura. Al contrario, pretende encontrar un punto de aproximación social que no habla de “independencia” sino de “interdependencia”. De soberanías compartidas. De respeto entre iguales. De no subordinación. De capacidad de decidir y de pactar. De reconocimiento expreso de nuestro ser nacional.

La convivencia solo es exitosa – hasta en el ámbito de la pareja humana- si se lleva a cabo voluntariamente. La imposición, la supremacía o la unidad –que no unión- son las causas de fracaso que ahora pretendemos superar. Hablar de independencia no intimida al PNV ni a sus dirigentes.  Llevamos mucho tiempo construyéndola día a día y nuestro compromiso es conseguir la mayoría social que democráticamente la sustente.

Los israelitas vagaron cuarenta años por el desierto en su éxodo por llegar a la “tierra prometida”. Moisés y la generación que con él partió de Egipto no cruzaron el río Jordán . Se quedaron a las puertas. Pero otra generación, sus hijos y nietos, alcanzaron la meta. Más allá del mesianismo de la cita, el PNV sabe a dónde se dirige. Ha hecho escalas en el trayecto, porque la inteligencia aconsejaba asegurar el terreno ganado. También ha perdido generaciones en el camino, pero no se ha detenido. Su propuesta inmediata será una nueva estación tránsito  desde la que el andén del destino comience a ser alcanzable. Sin complejos. Sin almas opuestas. Simplemente con corazón y con cabeza.

4 comentarios:

  1. "Catalunya tiene abierta su vía. Y la respetamos. Pero no es la nuestra. Tenemos objetivos similares y caminos distintos"
    Claro porque que el PNV nunca y nunca querrá la independencia, solo quereis seguir anclados a Madrid y que siga el negocio!
    Tal vez nos tengamos que ir a Catalunya si queremos ser independientes! uds. sigan con el psoe...

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  2. No, mejor nos vamos con los de Bildu a quemar contenedores y oficinas de Kutxabank que eso libera mucho. O a hacer pancartas y dar gritos. No te j...

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    1. si Sabino Arana levantara la cabeza y viera este PNV, echaba del partido todos los chupopteros que solo piensan en el negocio y no en Euskadi y su futuro!

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  3. No hombre, seguro que se iba a liberar ...estrés (lo único que han liberado, a Willy no fueron ellos) con la Borrikada.

    Tampoco podemos asegurar que le pareciesen lo más de lo más los pisamoquetas de HB, por comentar.

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