domingo, 2 de agosto de 2015

ENTREVISTA EN "EL MUNDO"

'El PNV no va a perder el norte'

  • «Se debe reconocer que no hay una nación española como tal, hay soberanías compartidas que conjugan un Estado» 

  • «Otegi es un líder indiscutible de ese mundo pero está maduro, con sus años, y tendría que enfrentarse a gente de otra generación»

  • «A la sociedad catalana se la ha llevado a una situación de no retorno. No hay más solución que hacer una consulta vinculante sobre su futuro»

  • «Hay un intento por vincular el cambio en Navarra al miedo de 'que viene los vascos', cuando ya estaban ahí porque los navarros son vascos» 

Koldo Mediavilla, en la sede del PNV, conocida como Sabin Etxea.
Koldo Mediavilla, en la sede del PNV, conocida como Sabin Etxea. ARABA PRESS
El nuevo secretario del EBB del PNV afirma que su designación es temporal, hasta la renovación de la dirección del partido en enero. «¡Claro, que somos independentistas!», exclama, pero matiza que «ahora no toca». Reconoce que será complicado declarar la independencia unilateralmente en Cataluña «sin un reconocimiento externo»
Tras las elecciones del 24 de mayo, ¿se puede afirmar que nos encontramos ante el PNV más sólido de la democracia?
No diría que el más solido, quizá sí el que mayor representación institucional tiene desde 1978. La situación interna es sólida y consolidada, no hay riesgo de controversia interna. El PNV está bien pero tiene los pies en el suelo. Sabe que en el Parlamento somos mayoría minoritaria y que en el conjunto de la CAV suponemos el 34% de los votos. Ni se nos ha subido a la cabeza ni vamos a perder el norte en relación a mantener la estabilidad, la centralidad y nuestra capacidad de diálogo.
El éxito, ¿es mérito propio o más bien demérito de formaciones como PSE, PP y EH Bildu que han convertido al PNV en un voto refugio?
Los demás han sufrido sus crisis internas. También ha habido partidos emergentes. Eso quizá ha provocado que la estabilidad habitual del PNV acreciente su representación.
Cuando el PNV pasó a la oposición en 2009 inició un profundo proceso de actualización, renovación y moderación. Visto con perspectiva, ¿se puede concluir que la moderación es más rentable políticamente que el tensionamiento?
No sé si es más rentable o no pero somos la única formación que tras 30 años en el poder, con el lapso de Patxi López, mantenemos una representación pública y siendo el partido que lidera el país. Antes nos acusaban de tener dos almas, una reivindicativa y radical y un alma dialogante y pactista. Creo que el PNV siempre ha sido realista y pragmático en sus planteamientos y en estos momentos lo está haciendo con mayor eficacia. Desde tiempos de Xabier Arzalluz ha habido un aggiornamento de las estructuras y de un nuevo discurso que el propio lehendakari Ibarretxe comenzó a plantear. Es un tránsito de un nacionalismo más esencialista, de ideas más reivindicativas, a un nacionalismo democrático de carácter institucional que creemos que tiene su encaje de cara al futuro. Nosotros vimos que la sociedad está cambiando rápidamente.
Usted es el nuevo secretario del Euzkadi Buru Batzar...
Es un orgullo y una responsabilidad. Nosotros hemos hecho una reasignación de tareas más coyuntural que otra cosa. Tendremos un proceso de renovación a comienzos de 2016. Estamos en un proceso de tránsito. El proceso interno de renovación comenzará a partir de septiembre.
Como miembro de la dirección del PNV, ¿cuál es el reto que le resta al partido en clave interna?
Hay un reto importante que es revitalizar la base social. Hay un agotamiento de nuestra base militante, la masa social envejece. Tenemos que ser capaces de garantizar que no hay tapón generacional en los ámbitos directivos, que hay una regeneración real de nuestra base militante.
¿En Gipuzkoa hay un tapón generacional?
No en Gipuzkoa, en todas partes puede haberla. Hay que encontrar nuevos actores dispuestos a comprometerse con la responsabilidad de compartir unas ideas ahora que la acción política está tan denostada.
El lehendakari le instó a Felipe VI a cambiar la Constitución «desde los cimientos». Hace unos días apeló al carácter plurinacional del Estado. El monarca en cambio habla de España como la empresa que une a todos. ¿Hay más margen de entenderse con Felipe VI que con Juan Carlos I?
En algún momento desde ámbitos próximos a La Zarzuela sí ha habido sondeos para intentar un acercamiento pero todos ellos vienen mal avalados por un continuismo que no entendemos. Desde su toma de posesión y entronización no ha habido ningún elemento de novedad respecto a su padre, el PNV no ha observado que haya ningún movimiento que nos permita ser optimistas en un cambio del planteamiento general del Estado.
¿Qué significa cambiar la Constitución desde los cimientos? ¿En qué se concreta?
En admitir que el Estado es un Estado plurinacional, que debe haber un reconocimiento de las naciones que lo conforman.
Pero eso ya lo hace la Constitución actual...
En teoría sí, pero vivimos en una situación de subordinación absoluta. Se debe reconocer que no hay una nación española como tal, hay soberanías compartidas, ámbitos nacionales que conjugan un Estado. Convivir es vivir juntos pero de manera voluntaria, no se entiende una unidad impuesta.
¿Tiene el PNV definido en qué puntos se debe reformar la carta magna? ¿Tienen una propuesta de reforma elaborada?
El reconocimiento de Euskadi como nación en el Estado para nosotros es básico; el reconocimiento de la bilateralidad entre Euskadi y el Estado, también. Hoy por hoy no planteamos un ámbito de independencia. Cuando hablamos de nuevo estatus hablamos de un nuevo espacio que genere un ámbito de convivencia pactada entre Euskadi y el Estado. Nosotros tenemos una propuesta trabajada, identificada. Ya la tuvimos en 1978.
Con Pedro Sánchez al frente del PSOE, ¿se abren nuevas opciones para avanzar en una reforma del modelo de Estado?
No hemos visto más allá del enunciado de reforma federal que hizo en Granada. Sí hemos visto posiciones, como las de Ramón Jauregui, que son explorables; también posiciones que apelan a un modelo quebequés, etc. Pero son ideas que no están reflejadas. Son un batiburrillo de ideas.
¿Estamos ante el momento en el que más cerca ha estado un cambio del modelo de Estado?
Estamos cerca del cambio del modelo de Estado, pero ya lo veremos.
¿En otoño por fin presentarán su propuesta de nuevo estatus?
En otoño sabremos los ámbitos sobre los que pivotará. Será un texto, no una propuesta articulada. Serán ideas básicas para alcanzar acuerdos mayoritarios.
¿Será una propuesta de fácil acuerdo más allá del PSE?
Será complicado. Queremos el acuerdo más amplio posible. Nuestros márgenes son el Estatuto político aprobado con anterioridad por mayoría del Parlamento o los acuerdos de Loyola, donde estuvo el PSE y la izquierda abertzale.
¿Lo tienen hablado con el PSE? ¿Acordado, incluso?
No, acordado no. El PSE sabe cuáles son las pretensiones del PNV y nosotros conocemos las ideas del PSE. Veremos.
¿Qué hay que hacer para poner de acuerdo al PSE y a EH Bildu con el PNV en un proyecto de modelo de autogobierno?
Hay que saber hacer un diagnóstico claro de la situación del país. El autogobierno lo entendemos como una opción de mejora de las condiciones de vida de los vascos y vascas. Eso se hace intentando que los ámbitos de poder de Euskadi no se vean interferidos, desde el respeto a las partes. El PSE, que ha gobernado este país, conoce los problemas que implica que el Gobierno de Madrid intente poner coto a las capacidades de autogobierno. Por eso, el PSE no debería tener problemas en asumir el blindaje del ámbito competencial. Ir más adelante será cuestión de ejercitar la habilidad de diálogo y persuasión y llegar a acuerdos.
El PNV no se declara hoy abiertamente independentista...
No, no... el PNV ¡claro que se declara independentista!, desde siempre, desde su origen. Lo que ocurre es que no estamos hablando de eso ahora.
Bien, bien, aclarado. Se lo decía porque sus votantes, según el Euskobarómetro, no se declaran independentistas, sólo un 16% lo hace. ¿No es una contradicción defender una aspiración que sus votantes no desean?
El PNV surgió para hacer de Euskadi un estado vasco. Por eso es independentista, por eso sus dirigentes somos independentistas. La cuestión es encontrar un mayor grado de adhesion por parte de la sociedad, hay que ir poco a poco. La sociedad vasca está cambiando. El ámbito sociopolítico es nuevo, ha cambiado. Las encuestas son fotos fijas de momentos. En Cataluña había un 19% de independentistas hace cinco años y el año pasado ya eran más del 50%.
¿Cómo explica la situación en Cataluña?
A la sociedad catalana se la ha llevado a una situación de no retorno. No hay más solución al proceso catalán que hacer una consulta vinculante sobre su futuro. La fragmentación social ha llegado a extremos de no retorno.
En Euskadi vivimos algo parecido con el plan Ibarretxe. De aquello se aprendió y el PNV incluso inició un nuevo camino.
No hablaría de rentabilidad. La situación es la que es. Cataluña ha intentado tomar decisiones vinculadas a la legalidad, como el Estatut, que luego fue cepillado por el Tribunal Constitucional y en dos ocasiones ha intentado legalmente hacer una consulta pactada y vinculante. Cuando todas las puertas se cierran la voluntad sale por la ventana.
Cuando dos no se hablan ambos suelen tener responsabilidades. ¿En qué se ha equivocado Mas y en qué Rajoy?
Rajoy habla de aplicación de la ley pero convierte la ley en una jaula. Enfrentar legitimidad con legalidad, cuando el Tribunal Constitucional dice que el problema de decisión en Cataluña no es jurídico sino político. No se puede negar el diálogo ante un problema real que existe, permanecer impasible y decir que ante todo imperará la ley, cuando luego se la saltan en otros supuestos de modo permanente; Estatuto, pensiones, caja única...
Y Mas, ¿en qué se ha equivocado el president?
Mas, pues... [silencio]. Creo que se ha visto obligado ante la ola social que tenía enfrente, ha sido la sociedad la que ha arrastrado a los políticos. Quizá cabía haber intensificado más un acuerdo previo en relación a las balanzas fiscales, etc. Todas las propuestas del president han sido rechazas por La Moncloa. No diría que se ha equivocado sino que se ha visto forzado por las circunstancias, por no ser superado por la propia sociedad.
¿Hay riesgo de contagio con lo que suceda en Cataluña?
De contagio catalán no, pero sí de que las políticas de recentralización e imposición continúen. El PP y Mariano Rajoy actúan como una máquina de hacer independentistas, aquí y en Cataluña. La sanción por la pitada en la final de Copa es un hecho inaudito.
¿Se cree el anuncio de las formaciones nacionalistas catalanas de que si vencen declararán la independencia de forma unilateral?
No tengo por qué dudar de ello, pero me resulta complicado que haya una declaración unilateral de independencia si no tiene un reconocimiento externo.
¿A quién van a invitar al próximo Alderdi Eguna, a Unió Democràtica o a Convergència? ¿Le ha sorprendido la fractura en CiU?
A los dos, pero no vendrá nadie porque habrá elecciones en Cataluña ese día. Sí me ha sorprendido y en cierta manera nos ha incomodado. Respetamos la decisión. Mantenemos magníficas relaciones con Artur Mas y Convergència y con Duran i Lleida.
¿Se puede decir que tras lo sucedido en las elecciones del 24 de mayo la izquierda abertzale ha tocado fondo, no tanto por los votos sino por su incapacidad para adaptarse al nuevo contexto?
La izquierda abertzale necesita tiempo para ejercitar una transformación como una formación política al uso. Están teniendo muchos problemas de adaptación al sistema, de poder establecer ámbitos de militancia. Sortu, que se planteaba ser una formación mayoritaria, no ha obtenido esa militancia. No es fácil cuando vienes de una estructura más como movimiento que como partido. Luego están los problemas que tienen en ese universo en torno a ETA, sus presos y sus familias. No creo que la situación sea definitiva, que no puedan levantarse y retomar la marcha para volver a ser pujantes.
¿Qué impacto tendrían para ese mundo anuncios como la disolucion de ETA, la salida de Otegi de prisión y un reconocimiento sólido del daño causado que se podrían dar en los próximos años?
Los tiempos de la izquierda abertzale no son los de los demás. Está tardando demasiado en dar pasos. Lo de Otegi no lo entendemos, es un líder indiscutible de ese mundo pero maduro, con sus años, y que tendría que enfrentarse a gente de otra generación. Ahora están centrados en que alguien pague la factura de las ultimas elecciones y están muy incómodos con los partidos emergentes que le están disputando espacio de radicalidad que ellos ostentaban.
¿Qué supondrá que Uxue Barkos sea presidenta de Navarra? ¿Veremos grandes cambios en la relación entre Euskadi y la Comunidad foral?
Veremos un cambio profundo que es que dos comunidades dejarán de vivir de espaldas la una de la otra. No se va a aplicar la transitoria cuarta, tampoco habrá elementos de adhesión de Navarra a la CAV, pero habrá normalidad y colaboración.
Barkos ha dicho que es una presidenta abertzale que gobernará una comunidad que no lo es mayoritariamente. ¿No se corre el riesgo de caer en contradicciones?
El acuerdo es programático y están definidos los ámbitos. Para nada se ha planteado un programa abertzale, nacionalista, sino de gobierno para todos. Lo que tengan que decidir los navarros lo decidirán ellos, nadie más. Ha habido un intento de vincular el cambio en Navarra al miedo de 'que vienen los vascos', cuando los vascos ya estaban ahí porque los navarros son vascos.
Bueno, muchos navarros eso no lo creen así...
Ya, ya, aunque no lo crean...

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