Hoy, con toda solemnidad, en la Casa de Juntas de
Gernika, so el Árbol, Iñigo Urkullu
jurará el cargo de Lehendakari de Euskadi en la undécima legislatura
autonómica.
Han transcurrido sesenta días desde que se
celebraran las elecciones vascas. Dos meses escasos para certificar, con
normalidad democrática, un gobierno de coalición entre diferentes. Algo complejo de muñir pero
que pone en evidencia la enorme diferencia de cultura política que se da entre
Euskadi y el Estado, donde recordamos con sonrojo el tortuoso camino –diez
meses de gobierno en funciones y la repetición de unas elecciones- que condujo
a Rajoy a su investidura. Diferencias
acusadas también en la configuración del
equipo de Gobierno (Rajoy necesitó cinco días para anunciar sus ministros tras
ser elegido y Urkullu apenas tardó cuatro horas en comunicar el gabinete de
colaboradores).
Dos sociedades diferentes. Culturas políticas
distintas. Dos modos de hacer, de entender, la acción política. Dos modelos de significar las discrepancias y su conciliación a través
del diálogo y el pacto. Acuerdo, es el concepto determinante en Euskadi.
El acuerdo de gobernabilidad alcanzado entre el PNV
y el PSE pone en valor ese afán de dotar
a la política de un componente práctico al servicio de bien común. La voluntad mayoritaria de la ciudadanía vasca
pedía a los partidos políticos sumar
energías, aglutinar esfuerzos para, desde la diversidad, poder abordar no ya los problemas del día a
día, sino abrir un cauce de diálogo y colaboración por las grandes tareas de
país que tenemos pendientes. Y ese objetivo ha quedado desbrozado.
El acuerdo alcanzado entre nacionalistas y
socialistas mantiene dos ámbitos específicos de sintonía. Por un lado, la
acción común de gobierno, con un programa específico y detallado que vincula a
los firmantes. Y, por otro, establece el cauce parlamentario para intentar
alcanzar grandes pactos de país en dos materias de enorme trascendencia; la paz
y la convivencia y la actualización del autogobierno.
En lo que se refiere a la acción específica del
nuevo gobierno, las prioridades son conocidas; la creación de más y mejor
empleo, la incentivación de la actividad económica y la búsqueda de nuevas
oportunidades; el sostenimiento de los servicios públicos de calidad y la
profundización de, a través de los principios de realidad y de responsabilidad,
una Euskadi cohesionada y con justicia
social.
El en terreno parlamentario, el compromiso adquirido entre PNV y PSE, señala las reglas básicas para establecer un diálogo
resolutivo abierto al resto de formaciones políticas. En tal sentido se recoge
la creación de dos ponencias parlamentarias. Es decir, desbroza el camino para un diálogo y un
acuerdo parlamentario amplio en los elemento troncales de la nueva etapa
política. Hojas de ruta también trasladadas a otros grupos políticos que EH
Bildu y Elkarrekin Podemos han manifestado su voluntad de aproximación y
sintonía.
La primera de estas ponencias se desarrollará en el seno de la Comisión de
Derechos Humanos y estará vinculada a la Memoria y la Convivencia en la que, entre otros compromisos
compartidos figuran el final ordenado de la violencia, el impulso de una
propuesta de desarme definitivo de
ETA y su disolución, la búsqueda de un documento
de reflexión crítica de vulneraciones de derechos humanos.
Asimismo, el acuerdo suscrito ahonda en la necesidad de desarrollar las políticas públicas en relación a las víctimas y sostiene una reorientación
de la acción penitenciaria, favoreciendo el acercamiento de presos, el
cumplimiento de los derechos vinculados a los penados –que deben encontrar vías
para su resocialización y excarcelación-, al tiempo que se reclama para la
Comunidad Autónoma Vasca la
transferencia de la competencia de prisiones.
Por otro lado, el acuerdo PNV-PSE
establece que en el marco de la XI legislatura que ahora empieza se abordará de forma resolutiva el proceso de
actualización del autogobierno.
A efectos prácticos, el acuerdo
firmado entre Ortuzar y Mendia
establece el cauce para llevarlo
a la práctica; la recuperación de la Ponencia de Autogobierno.
El punto de partida de todo el
proceso parte de la base del
cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika. (Se actualizará nuevamente el
catálogo de funciones, bienes y servicios pendientes de traspaso a la Comunidad
Autónoma). A continuación, la nueva ponencia parlamentaria, en una primera
fase, recuperará las aportaciones y bases presentadas por las formaciones
políticas en la legislatura anterior, Y, en paralelo, dará un plazo para que las nuevas formaciones
con representación en la Cámara hagan en ella sus propuestas.
Finalizado este primer trámite,
se habilitará el modo (dentro de la
propia ponencia o fuera de ella) para que se elabore, en virtud de las
aportaciones y de las sintonías observadas, un texto articulado a modo de
Proposición de Ley de Reforma estatutaria. Este texto deberá volver al ámbito
de la ponencia en un plazo no superior a
ocho meses para su ulterior aprobación.
¿Sobre qué bases discutir y
acordar?. No hay exclusiones. Sobre “todas las propuestas/cuestiones” que sean planteadas por
los grupos parlamentarios. “Entre otras” se citan las siguientes; el “reconocimiento
de Euskadi como nación”; el “reconocimiento del derecho a decidir del Pueblo
Vasco y su ejercicio”; “la Identificación
clara de competencias exclusivas”, “el sistema concertado de garantías que
impida la modificación unilateral del nuevo pacto alcanzado”. Y también, claro
está, por expreso deseo de los socialistas, la “reforma de la Constitución” o
la “convivencia y solidaridad con el conjunto del Estado”.
Se trata de un catálogo de
temas. Un catálogo no cerrado.
¿Significa esto que el PNV
renuncia a sus planteamientos
tradicionales contemplados como nuevo Estatus?. No. Al contrario. El PNV depositó en la
ponencia parlamentaria durante la legislatura pasada sus bases sobre las que
cimentar el nuevo autogobierno. Ahora, según lo acordado, las recuperará y sobre
ellas buscará el acuerdo más amplio posible. Incluida la posibilidad y la
conveniencia de una consulta habilitante previa de la reforma del autogobierno.
Ésta es una medida que sólo el PNV propuso en la legislatura anterior y que
recuperará en los debates que se lleven a cabo en la nueva ponencia. Además, la
posibilidad de una “consulta habilitante”
es una previsión de consecuencias
no vinculantes. La previsión establecida para
la actualización del autogobierno reserva el poder determinante de la decisión
de la ciudadanía a través de un referéndum como parte final de todo el proceso.
Algunos han llegado a
interpretar que el convenio firmado con los socialistas impide o veta la acción del PNV en materia
del nuevo autogobierno. Y tal premisa no obedece a la realidad. El programa conjunto suscrito entre
nacionalistas y socialistas enmarca el ámbito parlamentario de discusión y
acuerdo. Pero, para más abundamiento, la
literalidad de lo firmado reconoce expresamente que “los partidos políticos
firmantes de este acuerdo nos reconocemos mutuamente libertad para defender en
dicha ponencia nuestros respectivos postulados y planteamientos en materia de
autogobierno”. Y tal principio también está expresado en un segundo documento
público en el que nacionalistas y socialistas acuerdan el funcionamiento coordinado
de sus respectivos grupos parlamentarios
Otra de las cuestiones que ha
generado determinada controversia y que ha prodigado interpretaciones
interesadas ha sido la vinculación de los pasos a dar en materia de
autogobierno a la “legalidad” y al “ordenamiento jurídico vigente en cada momento”. Lo que se pretende con ello es conjugar dos
principios; el de legalidad y el principio democrático que establece la
posibilidad de cambiar esa legalidad a través de la voluntad de la ciudadanía
en cada momento. Esos preceptos están presentes en los textos acordados en su
día en las conversaciones de Loiola. Se trata de un doble compromiso. Aceptar
la legalidad y poder cambiarla democráticamente.
Hasta aquí mi primera
aproximación al acuerdo político alcanzado en Euskadi entre nacionalistas y socialistas. Creo,
sinceramente, que se trata de un buen punto de partida para que este país tenga en los próximos años el sosiego y la
confianza necesarios para edificar consensos y confluencias mayoritarias y
plurales. Si somos capaces de poner en valor lo que nos une, como lo hemos hecho en este acuerdo, estoy
plenamente convencido de que una nueva Euskadi tiene el futuro garantizado.
Una duda:
ResponderEliminar¿La reclamación de la competencia de la gestión económica de la seguridad social es según la interpretación del PSE o del PNV respecto al alcance de la misma?
Perplejidad:
La que me genera que "EL PAÍS" y Susana Díaz estén tan contentos con el contenido sobre autogobierno del pacto,que lo vean tan bueno para España(una y grande) y que todo esto venga tras "tranquilizar" Urkullu al presidente de la gestora del PSOE. A mi todo esto no me tranquiliza nada.
Escepticismo:
Nosotros aceptamos la legalidad(Española) y ellos,los nacionalistas Españoles PP-PSOE-CS,tienen la llave para cambiarla "democraticamente". Es cierto que hay que decir la verdad a la gente, es cierto que incrementar en 40.000 las plazas de funcionarios en la CAV es una milonga demagoga y delirante hoy por hoy. Tan cierto como que esperar un cambio en la legalidad Española en la dirección de respetar la decisión de los vascos o la bilateralidad efectiva entre la CAV y España es,como poco,ingenuo. Es evidente que por eso están tan contentos "EL PAÍS" y Susana Díaz; entramos en el redil y les damos la llave. Cojonudo.
Se me hace muy difícil confiar en un partido que hace cuatro días nos "regalaba" un video vergonzoso, hiriente contra el euskera y los euskaldunes. Un video zafio,mentiroso,manipulador, que iba contra el corazón de nuestra cultura y la convivencia. No entiendo por qué se pretende conceder derecho a veto a los que representan una parte ínfima de nuestra socieadad,porque en democracia,la representatividad lo dan los votos de los ciudadanos, no otra cosa. ¿Acaso en España,ellos mismos, han tenido en cuenta alguna vez a los minoritarios cuando se ha tratado de tomar alguna decisión importante y tanto más cuando de atar la una y grande se trataba?. El nacionalismo Español hace piña en cuanto suena la palabra "España",nosotros les regalamos el derecho a veto. Utilizan la "transversalidad" para cuando su debilidad le impide imponer. Se unen en cuanto los números les dan. Saludos.