sábado, 24 de diciembre de 2016

VERDADES Y MENTIRAS

Parece mentira, pero es verdad. La radio vomita la falsa realidad. Unos policías, en operación de riesgo, han detenido a cinco terroristas. Con las armas en la mano. 

Ni la redada era peligrosa ni los detenidos criminales. Solo las pistolas  y los rifles eran de verdad. 

Los cinco, como los personajes de Enid Blyton, vivían la aventura. Creían que podían ayudar. Desatascar un conflicto. Con buena voluntad. Parece mentira, pero es verdad. ¡Que inocentes!. Engañados por todos. Por quienes les dijeron que ayudarían a la paz. Y por quienes les acusaron de colaborar con la guerra. 

Su misión era aflorar  un arsenal. Herramientas de guerra que nadie quiere. Ni quien las usara con saña. Ni quienes las perseguían con denuedo. Cuanta falsedad.
ETA decidió acabar con su actividad hace ya cinco años. Sin violencia, ¿para qué se necesitan armas?. Para nada. Desde entonces ha hablado de su desarme. Quizá  como contrapartida de algo. 

Una baza con la que negociar. ¿Con quien si nadie les espera?.  O como condición natural  de un final certificado. Que el último, apague la luz. Pero entregar sus herramientas destructivas no puede significar a los ojos de nadie un gesto de derrota. Eso pretenden. No perciben que mientras no las  destruyan y las entreguen, seguirán perseguidos. Y detenidos. De derrota en derrota hasta la debacle final. 

El tiempo ha pasado. Y seguimos igual. O peor. Porque sin  el gesto de  desmantelar la amenaza no se va a ningún sitio. Los gobiernos de España y de Francia no quieren saber nada de condiciones o de vincular la entrega de arsenales con contrapartidas. No quieren, ni tan siquiera, diálogo sobre ese tema. Simplemente, que entreguen las armas sin más.

ETA podía haber acabado ya  con este lío. Hasta de la manera más estrambótica, haciendo aparecer en el anonimato de la noche  un container  repleto de pistolas en el aparcamiento público de un supermercado. O con una nota pública en la que apuntara las coordenadas geográficas de sus almacenes. Descabellado, sí, pero mucho más práctico que esta mentira continuada del “sellado permanente”.

Primero engañaron a  unos señores muy serios, expertos internacionales en la verificación del final de conflictos. Hicieron con ellos un paripé. Con guion cinematográfico incluido.  Un ridículo sonoro con ribetes de tragicomedia que difamó el prestigio de los facilitadores externos. ¿Cómo fiarse en lo sucesivo de quienes arrastraron por los suelos la reputación de quienes pretendían mediar para solucionar un conflicto?. 

Sin un adversario ante el que entregar la chatarra, sin interlocución al otro lado de la mesa, ¿por qué no desarmarse ante la sociedad vasca?.  Bastaba que la idea fuera propuesta por el PNV o el Lehendakari para que ETA la rechazara de plano. Al menos inicialmente. ¿Cómo ceder ante Urkullu?.  Nadie dice a ETA lo que debe o no debe hacer. Y menos el PNV.  Es la soberbia de la intolerancia. De quien no sabe percibir que su tiempo se ha acabado e intenta vivir del mito alimentado por la épica. Vivir de una mentira que creen verdadera.

Suya –de ETA- es la iniciativa, las armas, y la estrategia. Aunque, al final, no les quede más vía que la ya indicada.  De ahí que se inventen excusas. Interlocutores. Foros de aquí o de allí. Sociedad “civil” por encargo. Hombres y mujeres “buenos” a los que involucrar. Sin garantías. Sin procedimientos. Sin seguridad. Así, pasa lo que pasa. Mentiras y verdades. 

También los gobiernos de España y de Francia mienten. Capitaneados por el primero, para ellos el potencial armado de ETA importa poco. Quizá esperen encontrar en los arsenales huellas, vestigios de adn que les permita involucrar e identificar a autores materiales de crímenes aún no esclarecidos. Tal vez. Pero, lo que de verdad les interesa es mantener el relato, la dinámica, del aplastamiento policial de la organización terrorista. 

He llegado a la convicción de que los servicios policiales de España y Francia conocen perfectamente  dónde están escondidas las armas que aún ETA posee. Saben dónde se encuentran ocultas. Cuatro, cinco o seis almacenes perfectamente vigilados –aquí y allá- , balizados  a la espera de que alguien los pretenda desprecintar y vaciar. Trampas custodiadas, a la espera  de que el ratón busque su queso. 

Tiempo, recursos, inteligencia e infiltración suficiente han tenido para desbaratar todo el complejo de infraestructuras edificado por ETA en la clandestinidad. No se entiende de otro modo que hayan visto la luz  inventarios prolijos y detallados del material que aún falta por incautar. Y eso me lleva a creer que la no resolución definitiva de este episodio tiene, también, un trasfondo engañoso. Los despojos de ETA son rentables para quienes desean exprimir al máximo la verdad de una “victoria inapelable”. Réditos argumentales de una historia acabada que se pretende prolongar en el tiempo por orgullosa  autocomplacencia. Y, tal vez, como pretexto que dificulte una normalidad política en Euskadi.
Cuanta “mentira” disfrazada de “verdad”. Cuanta miseria, Cuanta farsa. 

Este país no tiene más tiempo que perder. Acábese ya con lo que debía estar finalizado. Póngase fin, de una manera ordenada, verificada y concluyente a un desarme que permita pasar una página y empezar una nueva en nuestra historia. Déjese a un lado el cálculo político y el interés de cada cual y atiéndase el bien común. Basta ya de mentiras disfrazadas de verdad.

Las principales organizaciones políticas y sociales de este país, en un gesto poco común, acaban de suscribir públicamente ese compromiso. Pongámoslo en valor y hagamos comprender  a quienes tienen en su mano la solución del problema  que ya no hay excusas para no resolverlo adecuadamente.

La superación de la violencia, la construcción de un nuevo espacio para la convivencia es un ámbito que ni quita ni da votos a nadie. ¿Por qué seguir especulando  con lo que se hace o se debe hacer?. Hágase y punto. Dense los pasos necesarios para que desaparezca de una vez lo que fue una organización armada: Porque  desprovista ésta de su actividad y de su potencialidad de hacer daño, sólo le quedará una decisión pendiente; deshacer su estructura.   

Afortunadamente, los cinco de Louhossoa (Txetx Etcheverry, Michel Berhocoirigoin, Béatrice Molle-Haran, Michel Bergougnan y Stéphane Etchegaray) han sido puestos en libertad.  

La justicia gala les imputa cargos de tenencia y transporte de armas y explosivos en relación con una empresa terrorista. Su bienintencionada acción de facilitar el desarme de ETA les ha convertido en víctimas de un despropósito. Una mentira que no puede ni debe repetirse. 

3 comentarios:

  1. Tu artículo denota una falta absoluta de conocimiento de lo que son los procedimientos de control interno de inventarios que debe hacerse por terceras partes de manera independiente

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  2. No sé si es usted un miserable señor Mediavilla, no tengo el gusto de conocerle lo suficiente como para juzgarle de tal manera, pero su artículo, en prosa y en verso, es pura miseria, política y moral. Pretendida equidistancia que no logra esconder su objetivo; sucio objetivo.
    ¿Engañados por todos?
    ¿Desarme por GPS?
    Me consta que el presidente de su partido ha mostrado una honestidad en este proceso que no merece actitudes como la suya.

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  3. Koldo, estoy totalmente de acuerdo contigo. Este análisis equidistante que te reprochan (y que siempre reprochan al PNV por ejemplo) es fruto de la distancia y del realismo. Y no sólo de la imparcialidad (que no existe en política.

    Yo conozco personalemente a Béatrice Molle quien fue esposa de Ximun Haran primer presidente del PNB en Iparralde.

    Los cinco han actuado con buena intención, pero seguro con cierta instrumentalización de que ni siquiera se han dado cuenta.Da pena. No se lo merecen. Muchas veces la buena fe choca contra el realismo...

    Como dices, ETA ha sido derrotada, por las fuerzas de seguridad primero, la sociedad vasca en su conjunto, pero tambien por la propria izquiera abertzale que desempeño su papel en su camino de la normalización.

    Que deje ETA sus arsenales de una vez por todas. No han logrado nada y no lograrán nada más. Guste o no, esta es otras de la verdades.

    Iparraldetik,

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