La crítica, partidarios de Trump a un lado, ha sido unánime. "Los medios son indispensables para la democracia" ya que su función es importante para vigilar los "abusos de poder".
En el Estado español, del más progre al más casquivano, todos se han apuntado al carro. Ahora bien, cuando la censura, la manipulación o el atropello a la libre opinión ocurren en un ámbito más próximo, se mira hacia otro lado.
El diario “Vozpópuli”, uno de esos medios digitales que se dicen “independientes” y “liberales” surgidos en los últimos años, acaba de censurar, sin más razón que la ideológica, una colaboración gratuita remitida por el portavoz del PNV en el Senado, Jokin Bildarratz, titulada “Convierte tu muro en un peldaño”.
El senador de Tolosa se ha quedado boquiabierto. Y quienes hemos conocido el caso también.
La cuestión es que el medio digital en cuestión había invitado al bueno de Jokin a colaborar esporádica y gratuitamente con su publicación. Éste había accedido y con total normalidad democrática había remitido ya escritos que sin problemas fueron publicados. Pero hete aquí que los pasados días envió el artículo antes mencionado y recibió una respuesta del responsable de la sección de opinión por la que le comunicaba que el director del medio digital, Miguel Alba, no daba el visto bueno a la publicación del mismo, prescindiendo “de ahora en adelante de las colaboraciones de Jokin Bildarratz Sorron por ser contrarias a la línea editorial de Vozpópuli”.
¿Opiniones contrarias a la línea editorial?. Es la primera vez que conozco argumento similar para argumentar un veto. Además, que la expresión de un colaborador contradiga las diferencias existentes con el ideario del medio suele ser tenido por la empresa periodística afectada como atributo de pluralidad. Un haber a su favor en lugar de un “debe”
¿Cuál era, entonces, el sacrilegio cometido por el senador nacionalista? ¿A quien había insultado, mancillado o denostado en su escrito?.
Espero que las reflexiones de Jokin Bildarratz encuentren acomodo pronto en las páginas de DEIA, u otros medios para que sus inteligentes lectores puedan evaluar por sí mismos y con total libertad la literalidad de las ideas “transgresoras” escritas por el portavoz nacionalista.
Yo lo he hecho y no he encontrado referencia alguna que atente ni contra la libertad, los derechos humanos, la intimidad de las personas, ni nada que se le parezca.
Pero la censura de este medio “independiente” y aliado de la “verdad” se fundamentaba, según explicaciones dadas a los responsables de comunicación del partido jeltzale, en que Bildarratz se había posicionado “al lado de quienes quieren romper la unidad de España” y tal consideración fue tomada por sus editores como una “línea roja” que el diario digital no estaba dispuesto a amparar entre sus páginas. La “rigurosidad y la libertad” que la publicación dice guiar sus páginas no son de aplicación para quienes se confiesen nacionalistas. O para quienes defiendan ideas distintas al de “una” España “grande” y “libre”. Para ellos reserva su “apartheid” editorial.
En los Estados Unidos, un presidente electo puede llegar a deslegitimar la libertad de información y opinión. Un hecho grave que merece la crítica y hasta el boicot informativo por parte de las empresas de comunicación. Y el enfrentamiento se establece desde la fortaleza democrática. Es más, en los Estados Unidos de Norteamérica, un ciudadano, en el ejercicio de su libre opinión puede tener el mal gusto de quemar públicamente la bandera de barras y estrellas que representa la Unión. Y la Corte Suprema de aquel país, también en ejercicio de fortaleza democrática, amparará tal acto de rebeldía –y falta de educación- reconociendo y amparando el derecho a diferir, “que es la pieza central de las libertades concedidas por la primera enmienda”.
En la España de la unidad ”indisoluble” que tan ardientemente defiende “Vozpópuli”, no se puede ni opinar. Eso sí, se permite que estamentos policiales espíen a “secesionistas”, inventando pruebas si es preciso contra ellos, fabricando tramas complotistas que sufragan con fondos reservados. Cloacas de “guerra sucia” cuyo objetivo, combatir el “separatismo” vasco y catalán, no repara en medios ni escrúpulos. Y, de momento, nada pasa. Es la “razón de Estado” la que alimenta el sectarismo antinacionalista. En la policía, en los servicios de inteligencia, y en determinados ámbitos de la opinión publicada.
De un tiempo a esta parte, y quizá como consecuencia de la crisis que también ha afectado a las empresas periodísticas, han proliferado iniciativas de todo tipo que han tratado de cubrir los espacios no complementados por los medios de comunicación tradicionales. Confidenciales, diarios digitales, blosgs informativos, etc se prodigan en un nuevo universo globalizado en el que las redes sociales hacen correr todo tipo de publicaciones. Y en este nuevo universo de la “aldea global” hay quienes mantienen los principios deontológicos del periodismo y quienes se han dejado seducir por el “todo vale”. Información y opinión se entremezclan sin rigor y el riesgo cierto de emitir informaciones no contrastadas, bulos o simplemente “intoxicaciones” interesadas ha infectado el escaparate mediático al que se enfrenta la opinión pública.
Además, a este fenómeno que Umberto Eco ya desarrolla en su novela “Número Cero” y que denomina “la máquina del fango”, se le ha sumado una consecuencia añadida; la categorización de los “opinadores” como expertos y referencias del nuevo periodismo. No hay tertulia ni debate en las grandes cadenas de televisión y radio en las que no haya una estrella rutilante de la polémica y la controversia. El fango se extiende de la red al divertimento de las grandes cadenas y con ello el riesgo cierto a vivir desinformados, manipulados o, simplemente infectados por motivaciones espurias e ideológicas, convirtiendo el espacio de comunicación en una enorme ciénaga en la que los intereses económicos de unos pocos y el control político de otros van de la mano.
La cuestión es, una vez más, vivir con espíritu crítico. Diferenciar lo riguroso de la mercancía averiada. Distinguir la información de la opinión y admitir el principio de la pluralidad de ideas. Discrepar con respeto, atendiendo a razones y sin el apriorismo de la “verdad” absoluta. Lo contrario nos conduce al “pensamiento único”, a la “supremacía ideológica” y al fanatismo.
No nos fijemos únicamente en los excesos de Donald Trump. Miremos a nuestro alrededor para separar la paja del grano –no todo el periodismo que se ejercita hoy está contaminado-. Todavía hay profesionales y empresas de comunicación decentes y que cumplen con su función social.
El veto de “Vozpópuli” a Jokin Bildarratz puede parecer una anécdota. No lo es. Es el síntoma fehaciente y constatable de que una parte de la democracia está enferma en el Estado español. Fango. Mucho fango es lo que hay.
Adoz Koldo !!!.
ResponderEliminarMediavilla, a estas alturas el bueno de Bildarratz debería saber que así no seducimos a España "ni pa Dios". Porque ahora estamos a eso,¿no?. Romper la unidad de España no está dentro de la ley Española, avisad a Bildarratz antes de que sea demasiado tarde.
ResponderEliminar¿"Máquina del fango" decía usted?, pues ahí la tiene desde ayer a la tarde a toda máquina y hoy en grandes titulares. Unos a la fiscalía, otros directamente al juez, algunos a la comisión europea contra el racismo y la intolerancia y todos, to-dos, a por EITB. Ya tienen al PNV en el redil de la legalidad Española negro sobre blanco. Ahora toca copar EITB, que ya la tienen medio copada pero no les vale, la quieren enterita, y a ello van. ¿Y qué se encuentran enfrente?; un PNV melifluo y pusilánime en el GV en coalición con el nacionalismo Español(empecemos a hablar con propiedad, si hay algún "no nacionalista" en Euskadi no está ni en el PP ni en el PSE) que sin esperar, si quiera, las explicaciones de EITB y sin un análisis propio y exhaustivo del hecho denunciado se une al coro de enfangadores (PP-PSE-UPN-COVITE,CS.PPN-PSN,EL CORREO...).
ResponderEliminarQué importa si el video está editado,los subtítulos mal traducidos y el conjunto descontextualizado, qué más da, y si no fuera así y tras estudiar el tema en profundidad y con un mínimo de temple resulta que el programa merece la crítica pues se hace, pero en tiempo y lugar. No hacía falta aparecer a las primeras de cambio con los pantalones bien bajados,txintxos txintxos, junto al nacionalismo Español más recalcitrante haciéndoles el caldo gordo, no es una cuestión política, hablamos ya de dignidad, esa que no se debe perder aunque cueste la estabilidad de un gobierno. ¿o si?
Otro día hablamos de vaya semanita,ocho apellidos vascos y hasta de Txomin del regato, y de las risas que se hacen en España y nos hacemos en Euskadi a su cuenta....en el fondo, somos unos cachondos.