sábado, 28 de septiembre de 2019

ALDERDI EGUNA. LA VITAMINA DEL PNV

Fue una de las contadas ocasiones en las que he pisado una plaza de toros. Era un chaval  con la mayoría de edad recién cumplida. Al fin podía votar, y lo haría para apoyar el Estatuto de autonomía de Gernika. Precisamente  el acto al que asistía en “Vista alegre”, acompañado por la cuadrilla de Basauri  tenía como objetivo respaldar  el referéndum de autonomía. Un enorme cartelón con un “Bai” presidía el estrado en el redondel.  Las gradas  estaban repletas de gente. Jóvenes y viejos compartíamos espacio en un coso  convertido en atalaya reivindicativa.


Como  animación  del acto político, dos intervenciones musicales. La primera  a cargo de “Jon Koldo Larrañaga eta bere taldea” y la segunda, la más esperada, Estitxu Robles Arangiz y su pegadiza sintonía “Bai, bai, bai, Estatutoari bai. Herriak dio Bai”.

De las intervenciones políticas recuerdo muy poco. Solamente el reproche a quienes se oponían al  estatuto. Eran  “los de siempre”. Los que iban a liberar el país “pegando tiros” y nos  acusaban a los nacionalistas vascos del PNV (los “burgueses”)  de “habernos vendido a Madrid” – el “Estatuto de la Moncloa”, decían- . Ya por entonces prometieron aprobar un “Estatuto Nacional de Euskal Herria” pero de aquella promesa  no se supo nada más.  Mucho ruido y pocas nueces. Luego, el Estatuto se convirtió en los cinco puntos  de KAS.  La “herriko alternativa”.  Y siguieron pegando tiros y desangrando el país. Lastrando, en definitiva, el avance del país.

Edmond Simeoni en Alderdi eguna  de Aixerrota. 1979
Lo que recuerdo nítidamente de aquel mitin es que alguien venido de fuera  se dirigió al público para apoyar “la causa del Pueblo Vasco”. Comparecía representando a una bandera  en la que se podía ver, sobre fondo blanco, la cabeza de un moro (Tête de Maure) de color negro portando una bandana blanca en la frente. Era la enseña de su país, Corsica.  Se trataba del líder del nacionalismo corso, Edmon Simeoni.

Nacido en 1934, el médico Simeoni  inició sus pasos en el activismo en 1961. En 1970 participó en la formación de la Acción Regionalista Corsa (ARC), que denunció el dominio de los clanes en la vida política local y luchó contra la especulación y en defensa del medio ambiente. Cinco años más tarde,  con una docena de militantes ocupó en un acto reivindicativo  contra el “colonialismo francés”  una bodega  en las inmediaciones de Aléria.  Pretendían con su acción  denunciar la cesión de tierras vinícolas por parte del Estado galo  a los repatriados de Argelia.

En la operación de desalojo, el gobierno francés  movilizó a unos 1.500 policías y en la refriega  murieron dos agentes. Simeoni fue condenado a cinco años de prisión, de los que cumplió tres. Tras salir de la cárcel fue elegido en 1982 diputado en la primera Asamblea de Córcega.

Considerado como “padre del nacionalismo insular corso” fue una de las figuras más  influyentes de la isla mediterránea en los  últimos 50 años. Falleció en Ajaccio en diciembre de 2018.

Aixerrota 1979
Su discurso, pronunciado en francés,  en apoyo del Estatuto vasco fue largamente ovacionado  por una militancia entregada  al proyecto del autogobierno, una demanda  reclamada como un clamor y un derecho. Pero el encuentro de Bilbao no fue el único compromiso público en el que el dirigente corso participó. Al día siguiente, en las campas de Aixerrota el dirigente corso,  compartió  la tribuna  de autoridades  en la tercera edición del Alderdi eguna.  Una celebración multitudinaria en la que el dirigente insular  -con traje y corbata- quedó  “impresionado” por la fuerza del nacionalismo vasco.

Cuarenta años después,  las campas de Foronda serán testigo de un  reencuentro  histórico. Otro líder corso, otro Simeoni – Gilles-, participará en el Alderdi eguna de este año.  Gilles Simeoni  (hijo de Edmond) es actualmente presidente del Consejo Ejecutivo de Córcega –la máxima autoridad de la isla-.  De dilatada actividad política –fue alcalde de Bastia en 2014-  el presidente de Córcega  será recibido en visita oficial, por el lehendakari en Ajuria Enea. Y en Sabin Etxea , por Andoni Ortuzar.

Pero los representantes corsos no serán los únicos que acudan hasta Euskadi para participar en el encuentro anual del Partido Nacionalista Vasco con su base sociológica y militante.  Catalanes con el presidente del PDCAT al frente – David Bonvehí- ; gallegos, canarios, valencianos, alsacianos,  bretones, occitanos, galeses…además de una nutrida representación de dirigentes políticos latinoamericanos y del Partido Demócrata europeo. 

El nacionalismo vasco es referente para muchas organizaciones  y la pujanza que está demostrando en este tiempo de crisis contrasta con la política líquida existente alrededor. El PNV está demostrando templanza, capacidad de diálogo, de  acuerdo,  de estabilidad y conexión con la realidad. Todo ello sin renunciar a sus objetivos de construir una nación, la vasca, en un contexto europeo democrático  y de desarrollo humano.

Hoy, igual que hace cuarenta años, el contexto del Alderdi eguna resulta  especial. Si por entonces los vascos nos enfrentábamos a la necesidad de aprobar un marco legal referencial sobre el que sustentar nuestra capacidad de autogobierno, ahora el reto – o al menos uno de ellos- al que nos enfrentamos es actualizar  y modernizar  dicho marco jurídico. Y, si es posible, hacerlo con mayor consenso y apoyo del que tuvo en su día el Estatuto de Gernika.

Hace cuarenta años, en Aixerrota,  y enfrascados en la campaña estatutaria,  los nacionalistas del PNV nos enfrentamos al boicot y el enfrentamiento  de quienes  se creían representar a los “abertzales genuinos”.  La noche previa al Alderdi eguna, las calles de Getxo aparecieron repletas de pintadas  amenazadoras y  en el amanecer  del domingo los accesos a donde se iba a celebrar la reunión jeltzale fueron sembrados de clavos y tachuelas  para evitar la llegada de vehículos.

Las provocaciones, los obstáculos, no pudieron con la voluntad de la gente y el Alderdi eguna se desarrolló  con una participación masiva. También el referéndum estatutario  consiguió que el autogobierno  se abriera paso. Pese a quienes optaron por el boicot, el descrédito o por la abstención.

Hoy, cuatro  décadas después, aquellos “liberadores “del país siguen sin reconocer su fracaso y aunque abrazan como conversos  la capacidad de autogobierno del texto estatutario (parecen ser los más furibundos defensores de su virtualidad),  no abjuran de su rupturismo pretendiendo que el nuevo estatus que el Parlamento vasco  elabora sea un producto  que nada tenga que ver con el refrendado el 25 de octubre. Buscan un texto jurídico ex novo, aunque eso suponga renunciar a los logros conseguidos  durante largos años por quienes sí creyeron en la vía estatutaria como víopción pragmática de construcción nacional.  Lo importante en el trance actual no es dejar la impronta de cada cual  en el nuevo proyecto jurídico-político  en redacción. Lo importante es atender el mandato parlamentario de “actualizar“ el autogobierno. Y de hacerlo  “buscando un acuerdo” lo más amplio posible, desde las bases  programáticas que cada cual ha aportado en el largo proceso  de ponencia  desarrollado en la Cámara de Gasteiz. No se trata por lo tanto  de tener un borrador impecable  en los principios abertzales desentendiéndose  de la legalidad o de su practicidad. Este país no está para ejercicios cosméticos inservibles. Ni para admitir vetos por parte de nadie.  Necesitamos dar pasos prácticos y viables en el autogobierno. Pasos en el reconocimiento nacional, en la apertura de una vía para el ejercicio acordado en el derecho a decidir. En el respeto mutuo  a cada entidad institucional. Pasos adelante compartiendo  niveles de soberanía. Conjugando voluntad y pacto.

Además de este contexto, el Alderdi eguna vuelve a llegar a las puertas de una nueva carrera electoral. En las vísperas de que comience la campaña electoral en los cuartos comicios generales celebrados en cuatro años.

Para los nacionalistas vascos, la celebración del Alderdi eguna es como la absorción de vitaminas  que fortalecen su corpus político. El reencuentro anual de militantes y simpatizantes, el espíritu festivo del evento, la emotividad  de sentirse acompañados, con unidad y fortaleza, es la mejor pócima mágica para abordar retos y desafíos  como los que en semanas  volverán a ocuparnos. Retos de coyuntura, como renovar la confianza de la ciudadanía  para defender Euskadi en el parlamento español, y de largo recorrido como el ya mencionado de la aprobación de un nuevo estatus jurídico-político.

Aixerrota 1979/Foronda 2019. Cuarenta años haciendo país. Cuarenta años de autogobierno.  El camino continúa.  Alderdi eguna,  las vitaminas del PNV.

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