sábado, 30 de enero de 2021

LA DISOLUCIÓN DE LA “NUEVA POLÍTICA”

¿Alguien se acuerda del revuelo que causó la actitud del  bombero vizcaino que se negó a dar cobertura a un cargamento en el puerto de Bilbao al sospechar  que se trataba de material bélico con destino a Arabia Saudí? ¿Recuerdan el escándalo que se originó  por aquella protesta organizada políticamente por Podemos  y ampliamente aplaudida  por determinados medios de comunicación? ¿Caen en la cuenta de las estrafalarias acusaciones que por entonces  hicieron los “morados” contra las instituciones vascas  a las que acusaron de colaborar en el genocidio yemení?

La puesta en escena fue  toda una performance.  Como la mayoría de las acciones reivindicativas  de los “círculos”. Postureo y teatralización de la política en un  guion maniqueo de “buenos y malos”. Así, se inculpó a la diputación vizcaína de  “persecución laboral” al “bombero pacifista”. Se planteó como un conflicto entre progresistas contra casquivanos. Pacifistas contra corruptos belicistas.  Se tiró de demagogia barata  y se aprovechó el “tirón” mediático  de aquel episodio, amplificado con altavoces  en todo el Estado,  llegando a situar al protagonista en cuestión como si fuera  un “héroe” popular  enfrentado al sistema. Batman contra la corrupción de Gotham.

 Su “popularidad” fue tal, que el “bombero solidario” fue elevado  al liderazgo de los morados  en una ciudad como Getxo donde se le presentó  como cabeza de lista electoral. Una alternativa que confiaba  revolucionar el resultado de las urnas, pero que solamente recabó el 7,8% de los votos, obteniendo dos de 25 electos. El bombero “antibelicista” se convirtió en concejal.

Pues bien, de aquel episodio, de su impacto y consecuencias, pocos se acuerdan ya. Al menos, los “anticapitalistas” que  protagonizaron la eventualidad  la han olvidado totalmente. Hasta el bombero-concejal  ha desaparecido de la escena institucional pues renunció a su condición de electo  el pasado ejercicio, apenas  un año después de acceder al ayuntamiento.  Una dimisión que justificó porque “soy activista, no político”. Política, casta, intereses, nepotismo. Todo la misma cosa.

Recupero aquel sucedido  porque lo de las armas en las “guerras olvidadas”, lo de la “ética” en la política  parece interesar, según y cómo. Según se esté en el gobierno o en la oposición y dependiendo del impacto mediático que tengan las acciones que se lleven a cabo.

Mirando el Boletín Oficial del Estado me he encontrado con una noticia un tanto difícil de descifrar y que  es como la parte trasera del espejo de Podemos.   El pasado día 19 de enero, el Consejo de Ministros que preside Pedro Sánchez  y cuyo vicepresidente segundo es Pablo Iglesias,  acordaba autorizar  que la sociedad con sede en Luxemburgo   PRILL HOLDINGS S.À.R.L pudiera adquirir el 26,17% del capital social, hasta alcanzar el 71,17%, de la empresa española MAXAMCORP HOLDING, S.L. y de sus sociedades filiales, destinando sus actividades a la Defensa Nacional.

 ¿Por qué la autorización del Gobierno español? En la reseña  del Consejo de Ministros se explica que el visto bueno oficial  es necesario porque la ley así lo establece cuando se refiere a la adquisición de  empresas  relacionadas con la “defensa nacional” y esta sociedad en cuestión realiza la investigación, desarrollo, fabricación y comercialización de armas y sistemas de uso en tierra, mar y aire.

 Intentemos clarificar un poco el galimatías de empresas  y de negocios.  La corporación Maxamcorp Holding SL (gigante industrial que se dedica a la fabricación de explosivos de uso civil y de suministros militares de alcance) es la cabecera de un grupo que no ha estado exento de polémica por sus exportaciones a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.  Una de sus filiales  (participada al 100%) , Expal Systems SA,  fue vinculada con la fabricación de bombas de racimo, si bien los catálogos de la industria militar  señalan que su oferta principal  presenta especialización en toda una variedad de morteros y de munición diversa.

Cabe remarcarse en este sentido  que un cargamento de estos proyectiles  fue el que suscitó la actuación, en 2017 del  anteriormente citado bombero en el puerto de Bilbao y todo show mediático y político organizado por “Podemos” a su alrdededor. “Bombas asesinas de niños yemenís”  dijeron entonces.  

Más ingredientes en  esta sopa de interese ocultos. ¿Quiénes  están detrás de esta corporación armamentística cuya venta autorizó el Consejo de Ministros? El presidente de Maxamcorp Holding es José Manuel Vargas, máximo responsable de AENA en la etapa de Rajoy y anteriormente consejero delegado de Vocento y ABC. Además, entre los accionistas figura Jorge Dezcallar, ex  director del CESID  durante el segundo mandato de José María Aznar.  Y en el consejo de administración de   Expal Systems –la filial de los morteros- aparece Rafael Bardají, antiguo asesor de Defensa, ex alto cargo de la fundación FAES y luego dirigente de Vox.

 Cada vez que se rasca un poco más, el acuerdo del Consejo de Ministros cobra más morbo. La lista de ilustres protagonistas continúa. El predecesor de Vargas en la presidencia fue  José Fernando Sánchez-Junco, hermano del abogado personal  del rey emérito. Hasta el verano de 2019, también fue consejero  de la armamentística,  Jaime Carvajal Urquijo, amigo íntimo de juventud de Juan Carlos I y en otra junta de las filiales del grupo Expal, se encontraba José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao, asesor externo  de la Zarzuela que transmitió a Iñaki Urdangarin  las directrices a adoptar  sobre el instituto Nóos cuando las cosas  comenzaron a emborronarse.

De la entidad compradora poco que decir. Por opacidad. La luxemburguesa Prill Holdings SARL, está formada por dos sociedades inscritas en las islas Caimán cuyos accionistas  resultan imposibles de identificar.

La propuesta aprobada en el Consejo de Ministros fue presentada por el departamento de Defensa que dirige Margarita Robles  y el gabinete en el que Pablo Iglesias es vicepresidente segundo,  y  en el que  se sientan ministros y ministras de Unidos Podemos, dio el “placet” a una operación  en la que se mezclan todos los ingredientes  habidos y por haber y que los “morados” de la “nueva política” respaldaron sin rechistar. Fabricación y venta de armas, sociedades opacas, paraísos fiscales, intereses económicos ocultos,  “puertas giratorias”, la corte del Emérito…Un papelón  que alguien deberá explicar. Por lo  menos al bombero activista que se jugó su carrera  con una acción reivindicativa  de papel mojado.

Quienes a diario convivimos con los morados observamos que la base social que representa a los círculos, al menos en Euskadi,  nada tiene que ver con la sofisticación política de Pablo Iglesias. En tan sentido, da la sensación de que las distancias existentes entre las acciones del vicepresidente segundo y sus  compañeros de formación política –al menos en Euskadi-  son cada vez más amplias.  Es decir, que Garrido o Uriarte, fieles “pablistas”  en la ejecutiva de Euskadi,  apenas  tienen soporte  o autoridad en relación a sus cargos  y militantes  de aguas abajo (concejales, junteros, parlamentarios) cuyo funcionamiento y criterio es autónomo.

En esas bases con voz propia se piensa que sus dirigentes están perdiendo el norte. Que la moqueta  se ha convertido en su cielo que asaltar.  De ahí que, también en el Estado,  comiencen a rebelarse. No entienden, por ejemplo,  por qué  Iglesias se había negado a pedir la comparecencia de Villarejo en la comisión del caso Kitchen. Tampoco han comprendido  su estrategia de cara a las elecciones catalanas. "Que el líder de Podemos haga campaña por ERC en Catalunya –ha señalado su ex colaborador Ramón Espinar- forma parte de un juego de rehenes: intercambiar apoyos en el Parlament por los del Congreso para mantener capacidad negociadora con Sánchez mientras pierde más y más votos" Y ha sentenciado: "Ya da igual la política. Solo importa el poder".

Hay quien asegura que pasados los comicios catalanes, Podemos  y su líder, deberán afrontar su crisis más severa. Un trance en el que, además de las apreturas internas,  se le sumará el peso de la factura que Pedro Sánchez  quiera hacerle pagar  por su insolencia  permanente  en el seno de la coalición.

Quizá asistamos al penúltimo acto  de Pablo Iglesias  como referente de los morados. En la penumbra  de su organización  vuelve a dibujarse  el perfil de Juan Carlos Monedero como guía del movimiento. Su vuelta sería  como abjurar  de los logros políticos alcanzados para  retornar al activismo partisano. Si eso ocurre,presenciaríamos la disolución de la “nueva política”.

 

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Por aquí dicen otra cosa respecto al caso del bombero.
    A ver si usted y DEIA tienen la valentía de contactarle para que ofrezca su punto de vista en el periódico y en este blog...

    https://threadreaderapp.com/thread/1355544505609412609.html

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