sábado, 19 de octubre de 2024

PESCA POR ARRASTRE

 Hace ya un tiempo que no pesco. La última vez que acudí a un río y lancé mis aparejos para tratar de echar a tierra un salmón o unos reos fue en el año 17.  Una semana después de aquel magnífico recuerdo a orillas del Cares, me pescó un proceso bacteriológico que casi me lleva a echar las redes en el lago Tiberíades junto a San Pedro. Desde entonces, solo echo la caña  en sueños.  Mis “colegas” de afición han seguido intentándolo. Unas veces con mejor  fortuna  y otras con “cero capturas”. Pero siempre disfrutando de buenos momentos en una rebosante naturaleza, gozando de  la buena compañía  y de una tertulia ante un plato de fabes y una botella de sidra.

En todo este tiempo de mi inactividad me cuentan que el número de peces que se ven en los cauces de los ríos ha descendido notablemente. Que para contemplar un salmón “bañarse” en una “postura” hay que tener muchísima fortuna. Y que las truchas y los reos escasean en las transparentes aguas de toda la vertiente cantábrica. Parece como si la actividad de la pesca deportiva se estuviera acabando.

Detrás de esta situación siempre está la actividad humana. Años de capturas masivas fuera de los estuarios de agua dulce, contaminación no revertida, incremento de licencias, cambio climático,  repoblaciones  escasas o fallidas, furtivismo…Todo ha influido en este declive imparable. Pescar se está poniendo imposible y a ello acompañan las múltiples iniciativas públicas que en lugar de vedar temporalmente  determinados cauces, buscando una regeneración de la población piscícola,  normativizan un galimatías de órdenes reglamentarias que apabullan a quien pretenda pescar bajo el paraguas de la legalidad vigente.

Por si esto fuera poco, para complicarlo aún más en nuestro ámbito geográfico,  ha aparecido   la Armada. Sí, los militares de la marina, cuya comandancia guipuzcoana se ha propuesto resucitar a Francisco Franco  -sí como lo oyen- en una normativa  dictada en 1959 .

La Ayudantía Naval del Bidasoa, dependiente de la Armada del Ejército español y el ministerio de Defensa, ha desempolvado un viejo convenio firmado entre España y Francia el 14 de julio de 1959, en el que se regulaba la pesca en la desembocadura del río Bidasoa y la bahía de Higer. Ahora, la Ayudantía de la Armada reivindica el control de su aplicación tal y como se estableció entonces en un documento firmado, ni más ni menos, que por Francisco Franco y Charles de Gaulle.

 

El organismo militar ha iniciado una campaña de advertencia entre los aficionados a la pesca de Gipuzkoa para señalarles que en los últimos diez kilómetros del río Bidasoa -desde Endarlaza hasta su desembocadura en la bahía de Higer-  sólo están autorizados para practicar la pesca los vecinos de Hondarribia, Irun Biriatu y Hendaia.

 

En ese tramo fluvial, la licencia de pesca expedida por las instituciones vascas se ha convertido en papel mojado ya que , según la comandancia de marina , el derecho de pesca  “se acreditará  por una tarjeta expedida por los Comandantes de las Estaciones Navales -Ayudantía Naval del Bidasoa – tras presentación  del Documento Nacional de Identidad y el certificado de empadronamiento”.

 

El convenio franco-español de 1959 ahora rescatado en un gesto extemporáneo y ridículo, fue actualizado en una cumbre entre los dos gobiernos -Comisión internacional de los Pirineos- en el año 2004 modificando algunos de los artículos originales de la trasnochada normativa. En concreto se concretó la prohibición total de la pesca nocturna y se actualizaron  las cuantías de las multas a imponer a los infractores de esta  “internacional” regulación , oscilando  los castigos entre los 40 y los 1000 euros.

 



Franco y las perdices abatidas "en una sola jornada"


Desconozco si a De Gaulle le gustaba o no pescar. Al otro firmante del protocolo del Bidasoa le “encantaba”  todo aquello que tuviera que ver con la caza o la pesca. En ambas modalidades, “patascortas” era “sobrenatural”. El “caudillo” llegó a posar en una foto  tras una cacería en Santa Cruz de Mudela  con cuatro mil seiscientas una perdices abatidas en una jornada.  Y en la pesca, el dictador tampoco se quedaba corto. Entre sus hazañas piscícolas destacaban las ballena y cachalotes capturados desde el yate Azor (dos al año), siendo recordados aún  por nuestra gente el depósito de un cetáceo  en Donostia y otro en Bermeo en 1963-. Además, se hicieron famosas las escabechinas de salmones que “atrapaba”  Franco en sus incursiones por los ríos Sella y  Narcea a donde  se trasladaba con un séquito de cinco automóviles “Cadillac” y varios autobuses  ocupados por guardias civiles.

Las historias que cuentan los ribereños  de aquellas pesquerías no hablan  de submarinistas que  engancharan peces en los anzuelos, pero el “acierto” del “generalísimo”  para con los salmónidos  nada tenía que ver con su destreza  sino con la maestría de los “gancheros” que le acompañaban y con el hecho de que cada vez que  el sátrapa de “El Pardo” anunciaba  su intención de pescar, la guardería cerraba las presas y los peces se acumulaban masivamente en el remonte  del río quedando a merced de cualquier pescador.

Los que han salido de pesca y han ocupado el espacio con señuelos de todo tipo han sido los representantes de EH Bildu. En el más puro estilo populista de Pello Otxandiano, han puesto en escena un nuevo capítulo de “tendemos la mano”, la serie de suspense táctico que lleva en antena desde la pasada campaña electoral autonómica.

Tras unos meses de “impasse”, la mesa política de EH Bildu  ha retomado su  guion en búsqueda de la contradicción permanente de la mayoría gobernante en Euskadi.   Así, Otxandiano, volvía  a su papel de opositor “moderado” que tendía  su mano  para un acuerdo presupuestario global  en el conjunto de las instituciones vascas  . La propuesta, hecha  de forma genérica en un pleno parlamentario de control al gobierno de Imanol Pradales, tuvo su ampliación en una carta posterior remitida por EH Bildu a los dos partidos políticos  conformantes de los gobiernos de coalición existentes en la Comunidad Autónoma Vasca.

El ofrecimiento  dejaba de ser inocente en tanto en cuanto EH Bildu lo orientaba  “para cambiar el rumbo de las políticas públicas de Araba , Bizkaia y Gipuzkoa”.  O, lo que en palabras de Iker Casanova,  “dar un giro de 180 grados a la acciones institucional  porque el actual modelo está agotado”.  El presunto acuerdo no era sino la arrogante intención  del partido opositor de protagonizar el arranque político haciendo una enmienda a la totalidad a la acción de gobierno de nacionalistas y socialistas.

EH Bildu se había propuesto “pescar”, pero por “arrastre”. Su “buena voluntad” le llevaba a hacer una propuesta de negociación global , rompiendo el procedimiento lógico  y natural de analizar las cuentas y los proyectos en cada ámbito institucional.  “Global”, porque “somos un solo país” y ganar visión de país, de conjunto”. Lo importante, una vez más, era el envoltorio, no el contenido. Porque las materias incluidas en la supuesta agenda de negociación, aún siendo coincidentes en el ámbito de la preocupación pública, nacían desenfocadas  desde un punto de vista de la realidad económica institucional.

El Lehendakari Pradales lo dejó claro; para pretender hacer frente a las intenciones expresadas por EH Bildu serían necesarios  1500 millones de euros más que los presupuestos  existentes. ¿Propuesta realista o tacticismo  de libro?

Pero, además, el supuesto “acuerdo global” venía condicionado por otro aspecto nada desdeñable; el requisito exigido de acordar una con ellos una reforma fiscal “a la europea” y no haciendo seguidismo de la política tributaria “madrileña de Ayuso”.  Es decir, pacto presupuestario y pacto fiscal  en una única balanza económica  que rompiera con el modelo existente.

Negarse a negociar con quien, supuestamente  ofrece su “sincera voluntad” de colaboración  puede resultar difícil de  entender. Pero cuando existen dudas razonables  de la voluntad última de una propuesta, lo que debe hacerse es  someter la misma a “la prueba del algodón”. Es decir,  ver si esa “supuesta voluntad de acuerdo” compadece con la posición que EH Bildu manifieste a cada presupuesto presentado, tanto por el Gobierno vasco como por las Diputaciones forales. Que en cada ámbito hagan públicas sus alternativas y sus intenciones. Así y así y solo así podremos determinar si la “voluntad de acuerdo” es simple palabrería o decisión verdadera. Si lo que se pretende es arrimar el hombro o pescar relevancia social . Pesca por arrastre.  Cetaceos, salmónidos y todo lo que se cruce por delante.

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