sábado, 25 de enero de 2020

LO QUE NOS VIENE

Sin solución de continuidad y teniendo como único dato objetivo   el hecho de que  en septiembre se cumplirán cuatro años  desde que se celebraran las últimas elecciones autonómicas, no  hemos visto  envueltos nuevamente  en la vorágine previa a unas nuevas  votaciones en Euskadi.  La “normalidad” política  nos debería llevar, agotando  plazos, a elegir nuevos parlamentarios allá recién iniciado el otoño. Pero la práctica política  y la funcionalidad institucional  suelen aconsejar recortar, no excesivamente,  los tiempos determinados  para ejercitar una consulta popular. 

Sea como fuere, 2020 será un año electoral y las principales formaciones políticas del país han puesto en marcha sus maquinarias para ir completando  sus tareas de contingencia. 

El PNV y su peculiar sistema interno en la toma de decisiones, ha decidido ya poner en marcha el entramado  electoral. El Euzkadi Buru Batzar ha citado ya a la afiliación a las asambleas correspondientes  con la propuesta de Iñigo Urkullu como candidato a lehendakari, Bakartxo Tejería  para revalidar la presidencia parlamentaria  y una veintena de nombres por cada territorio de cara a confeccionar  las listas en cada territorio. Un complicado proceso que estará completado en la primera semana de marzo. 

El Partido Socialista, socio de coalición del PNV, ha adelantado ya alguna de sus decisiones  en esta línea habiendo nominado  a su secretaria general, Idoia Mendia,  como candidata a la presidencia.  La “entronización” de Mendia tendrá, seguramente, consecuencias en la alteración de la “tranquilidad” observada en la relación  de los socios de gobierno. La búsqueda de la “diferencia”  y el acento  en el perfil propio  tiene esas cosas, si bien  no cabe esperarse  en las próximas fechas  (salvo que el conflicto provocado en Irun por su alcalde Santano  se extienda)  un cambio  en las relaciones de las dos formaciones que comparten  responsabilidades de  gobierno en la mayoría de las instituciones del país.  

El “movimiento”  y la agitación ronda otros barrios.

Antes de que el lehendakari haya anunciado que  ejercerá su prerrogativa de disolver el Parlamento y convocar elecciones, antes de que haya una certidumbre sobre cuando  se desarrollarán los comicios autonómicos, algunos se han situado  en los tacos de salida  de la carrera electoral. Y, en un afán por cobrar ventaja, los hay quienes han comenzado a correr, como pollo sin cabeza, en  un recorrido errático  y alocado. 

Entre estos se percibe a la derecha  española, menguante en nuestro país y aquejada de una ansiedad  extrema, lo que le hace aislarse aún más en una posición socialmente  minoritaria. Una hiperventilación que  está causando  la deserción de muchos de sus cuadros  tradicionales en el conjunto del País Vasco  pese a los intentos baldíos  de Alfonso Alonso por recuperar la moderación. 
El PP de Casado  representado en Euskadi por Amaya Fernández, Raquel González y Beatriz Fanjul ha vuelto a plantear a  la exigua representación de “Ciudadanos” en Euskadi  formar parte de una coalición “constitucionalista” como “Navarra Suma”  para las próximas elecciones vascas.  

Fernández, cuyo verbo  resulta inflamable cuando  se dirige al nacionalismo vasco,  ha compartido, junto a VOX, la decisión de recurrir  ante los tribunales el decreto del Gobierno vasco que desarrollaba la premisa de la Ley Municipal  según la cual las instituciones locales  vascas  podrían regular el uso del euskera y el castellano en sus relaciones internas y públicas en función de la realidad sociolingüística del municipio, garantizando , en todo caso, el derecho de la ciudadanía a escoger el idioma en su relación con la administración municipal.. 

En este caso –como en otros- , los populares  se han sumado a VOX en las descalificaciones  contra el Gobierno vasco, el euskera y todo lo que pase a su alrededor. Además de los recursos judiciales –unos  tildando el decreto de “anticonstitucional” y otros,  sorprendentemente, por “racista”- han promocionado una feroz campaña  publicitaria en redes sociales propagando  una irreal denuncia de “discriminación” lingüística,  de “segregación de los castellanohablantes”, de “atropello” identitario y de vulneración de derechos. Mentiras y falsedades  repetidas hasta la náusea  en la búsqueda del agravio. Y diría más, buscando el odio a lo vasco, al nacionalismo y a las instituciones gobernadas democráticamente por éste. "No vamos a tolerar –declaró en un encendido alegado la diputada Macarena Olona- el odio hacia la nación española, sus símbolos, sus tradiciones, su cultura, su lengua común que no es otra que el español, que se expande desde hace décadas por la incomparecencia del Estado ante las fuerzas secesionistas". Amén Jesús!

El PP de Amaya Fernández  pretende  progresar por ese mismo camino  a lomos del caballo de Abascal, y en ese galope desbocado  conducirá a su formación hacia el abismo  de la marginalidad. En esa deriva  seremos testigos de momentos insólitos e incluso surrealistas.  Unionismo  histriónico  hiperventilado por parte de una derecha en la que no se ve representada  ni la tradicional oligarquía de Neguri. 

Otros que desde hace tiempo  tienen apoyados sus pies en los tacos de salida para impulsar su carrera, son los representantes de EH Bildu.  La formación  de la “izquierda independentista” elegirá a su candidato a lehendakari antes del 17 de febrero. Todas las quinielas vaticinan que, esta vez sí, será Arnaldo Otegi quien encabece  la propuesta de EH Bildu. Esperemos que no haya elementos externos que lo impidan y que se levante de una vez la injusta inhabilitación  dictada contra él por los tribunales españoles. 

La “izquierda independentista”  cree que este es su momento. El momento de acabar con la hegemonía del PNV. Lleva  trabajando su estrategia desde tiempo atrás. Y  en las próximas semanas  provocará “chaparrones” de iniciativas. Desde  una gira  herriz-herri para denunciar  la “traición” del PNV en el “nuevo estatus” hasta “buzoneos explicativos” o la huelga general del día 30 en la que se mezclan churras con merinas y que ha llegado a provocar, por instrumentalización del colectivo, el cisma en el movimiento de pensionistas.   

EH Bildu utilizará  todo a su alcance. Desde una recogida de firmas diseñada por “Gure esku dago”, hasta la denuncia  insistente de “casos de corrupción” de los jeltzales.  Con Larraitz Ugarte de activista parlamentaria pero con el propio Arnaldo Otegi de mentor. Sí,  es el dirigente de Elgoibar quien cree que todos los del PNV  son unos “chorizos”, y el de Sabin Etxea  un partido “corrupto” que se “financia con mordidas”. A veces, a Otegi  se le escucha hasta el pensamiento.   

Otegi, que de encabezar la candidatura se convertirá en el aspirante a lehendakari de más edad  que se presente a los comicios, tiene al PNV entre ceja y ceja.  Lo ha tenido siempre. Y sueña en su fuero interno con alumbrar un gobierno “de izquierdas”  que  desplace al nacionalismo de Ajuria Enea. Por eso, no hay posición del PNV  que no sea criticada. Si  se postula para buscar el acercamiento de los presos, porque  tal decisión no ha sido consultada. Si  cierra un acuerdo con Sánchez que habla de los “sentimientos nacionales de pertenencia”, por no defender en casa el derecho de autodeterminación.  

Cualquier causa  entra en la agenda de crítica. Lo tienen explicitado en un documento interno  en el que citan al PNV como “freno del tránsito  entre un autonomismo agotado y un marco de soberanía” y  hablan de su posición en relación al nuevo estatus como un “elemento táctico”. ¿Solamente táctico? Sí.  Un subterfugio para conseguir un objetivo. 

EH Bildu y su  comercial en jefe preparan la tormenta perfecta para hacer sucumbir al PNV. Eso significará discurso de “brocha gorda”  pero saben  -así se los repite Casanovas siempre que puede-  que para abatir al PNV deben ganar en Bizkaia.  Por eso  si con un ojo miran a los nacionalistas,  con el otro  observan a “Podemos” cuyo “globo se deshincha” según ellos.  El electorado de los morados  es el “oscuro objeto de su deseo”. Republicanismo, feminismo, ecologismo, la “izquierda transformadora”. Mano de hierro en guante de seda. Moderación impostada. Tacticismo. Doctor Jekyll y Mr. Hyde.  Y todo ello  mientras se zumba al PNV, que es lo que mejor saben hacer. 

El problema del estrabismo político es que  con objetivos tan dispares,  centrarse puede resultar una quimera. Y de mirar a sitios distintos, en lugar de avanzar  se puede perder  el equilibrio  y caer a tierra.  No sería la primera vez que les ocurra. Pero esta sí, quizá sea la última,  en la que Arnaldo  tenga un papel determinante. 

Es lo que nos viene en este año. Adi egon!

2 comentarios:

  1. Koldo sin ánimo de entrar en polémicas contigo -eres mas sabio que yo- , me ha gustado tu publicación hasta que has empezado a descalificar y centrifugar basura mezclando lo de los "tacos de salida" que utiliza EH Bilbu con sus "chaparrones" ideados para desbancar al PNV. Con esa verborrea centrifugadora literaria llegas a mezclar hasta Gure Esku Dago, -ahora solo Gure Esku- y su campaña de petición de firmas, que a pesar de tu comentario negativo creo que apoyarás. Sin mezclar churras con merinas, tiende puentes de encuentro que el camino de los logros en este país que no dudo que tambiénserá el tuyo, lo tenemos que hacer los nacionalistas sin estravismo y juntos. No descalifiques a los opositores ni veas cosas raras donde solo hay estrategia, está bien que mires a los lados, pero tiende puentes y aunque yo no creo que lograré verlo, todos los nacionalistas vascos entre los que no estoy lo conseguiremos.

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  2. Amigo Koldo,ni yo tampoco por otras razones y yo si me encuentro entre los nacionalistas vascos. No se si lo utilizarán o no, pero GED, como en tantos movimientos del tipo, en el que en su generación "espontánea" hay huellas dactilares marcadas, es uno de los movimientos que cortocircuita a ciertas personas de ambos polos y de historial ligado a la violencia, la urticante de momento iniciativa del GB sobre Memoria Histórica. Y esa iniciativa, al menos en lo que a mí respecta, marca nuestras señas de identidad, más incluso que nuestra naturaleza de vascos. Lo de JEL, tiene significado.
    Y siempre con la misma historia, no importa la bazofia que esta gente eche sobre nosotros, tenemos que ser exquisitos hasta en los acentos sobre lo que les decimos, aunque el mensaje sea absolutamente cierto. Vamos, no poner la otra mejilla, pero casi.

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