sábado, 18 de julio de 2020

LA BANDA DEL MIRLITÓN

Ver a Carlos Iturgaiz en la noche electoral del pasado domingo provocó un “flashback”  en mi memoria. Fue como revivir  las sensaciones que en un pasado lejano dejaban  la emisión de un arcaico programa televisivo  que mi subconsciente  recrea con  total nitidez.  Se trataba de  un espacio emitido en los años 70 y que yo aborrecía. Su título “Ismael y la banda del mirlitón”.  Se trataba de un programa  de música popular  emitido los sábados por la mañana  que al ser la única oferta televisiva del momento, o lo veías, o no había más tu tía.  Así que no quedaba más remedio que  metabolizar como buenamente se podía  aquel espacio en blanco y negro donde el almirez, la botella de anís o las castañuelas  acompañaban coplas   tradicionales como la  que decía “que sí que, que no que,  que a mi novia le gustan  los albaricoques”. 

Situar un “tubo” semejante en una franja horaria de entretenimiento infantil era como poner a un Cristo dos pistolas. Pero como Televisión Española era “la mejor televisión de España” –no había más-,  debíamos tragarnos el monopolio catódico, en consonancia con el régimen imperante.  Lo cierto es que  los “culturetas” de la época  y algunos  fans de la etnografía  musical popular, estarían encantados con Ismael y su grupo  del “mirlitón”. Ismael era un  músico segoviano que encarnaba  el alma de aquel programa  de armonía folclórica y de raíces  rurales.  Tenía su valor, no lo dudo, pero a mí, aquella puesta en escena, los soliloquios  costumbristas, la bandurria, el laúd o el botijo, no me motivaban para nada.

Contemplar a Iturgaiz  recién acabado el recuento y ante el naufragio electoral  afirmar con una sonrisa en los labios  que “habían derrotado a las encuestas”  me llevó inmediatamente al pasado. A Ismael y la copla castellana  de   “Por el puente de Aranda se tiró, se tiró. Se tiró el tío Juanillo pero no se mató. Pero no se mató…”

Visto desde fuera parece surrealista. Como una secuela de la “escopeta nacional” de Luis García Berlanga, donde la estrategia de  los dirigentes de la derecha española les llevaba a pegarse  un tiro en el pie y , a pesar de ello  aparecer contentos. El “tiro en el pie” fue el símil utilizado por Amaya Fernández , la fugaz presidenta del PP tras Alonso, que ha sido la única en hacer autocrítica. 

Si los populares  han pretendido disimular su debacle, los “power rangers” de Podemos, no han sabido enmascarar su disgusto. Pablo Iglesias, su gran timonel ,  reconoció  “sin paliativos” los malos resultados y se abrió a hacer  una profunda autocrítica. Lo que ocurre es que esas  palabras ya las habíamos escuchado anteriormente  en desengaños electorales pasados. Y la “autocrítica” prometida entonces no llegó nunca o si se hizo, encontró pronto culpables que fueron purgados del universo morado.

La estrategia de campaña llevada a cabo por “Elkarrekin Podemos”  fue desastrosa.

Su desapego por la realidad y el permanente sonosonete del tripartito de izquierdas, no hizo sino convertir a Maddalen Iriarte en el “voto útil” para muchos de sus seguidores. Un  error  de bulto que cualquiera admitiría. Salvo el actual cuadro dirigente de “Podemos Euskadi”. Un equipo dirigente que desprende “soberbia” intelectual, una especie de clasismo de élite que les hace vivir en una ensoñación permanente y cuyo divorcio con la sociedad real comienza a evidenciarse.  Algo que , además, se une al permanente estado de crisis interno que  tal élite alimenta. Un todo que  una ex dirigente vizcaina de Podemos, apartada  de la escena  tras una penosa relación tóxica con sus compañeros de grupo, resumía en un twit de esta manera; “nadie debería extrañarse  de los resultados. Se trataba de sumar y han dividido. Se trataba de trabajar en equipo y han idolatrado . Se trataba de cambiar el mundo y el mundo nos cambió. Poder no sé si pudimos, lo que si sé es que ya no podremos”.

Si el PP de Iturgaiz  me traía a la memoria a la “banda del mirlitón”, la retórica de Roberto Uriarte y los suyos, culpabilizando de su batacazo a la abstención y a la falta de estructura organizativa,  e insistiendo en un tripartito imposible me recordó otro espacio televisivo  “memorable”, presentado igualmente por un personaje singular.

El programa se titulaba “Cantares” y el conductor de aquello, Lauren Postigo.  Genio y figura extravagante desde el Corral de la Pacheca. Ilustración y clarividencia para “entendidos” mientras la mayoría del público, llevado seguramente por nuestra mediocridad, abandonábamos la audiencia durante su emisión. Igualito que ahora.

La extrema derecha ha terminado por entrar en el Parlamento Vasco.  El requisito electoral de superar el 3% de los votos emitidos unida a la escasa participación (y, no lo olvidemos, al voto de más de 4700 alaveses y alavesas) harán que la ultraderecha  campe en solitario por el grupo mixto de la Cámara de Gasteiz.  Ya lo hizo en el pasado  Gorka Maneiro y UPyD en una experiencia nada edificante  para el sistema parlamentario. De ahí que resulte  conveniente, en la actual perspectiva,  establecer un “cordón sanitario” que limite el impacto económico y de iniciativa que disponga la representante ultra , sin cercenar los derechos básicos que asisten a cualquier parlamentario. Veremos si alguien se opone a limitar la acción de VOX.

Si el PP y Podemos han sido los principales afectados por la pérdida de apoyos y de sus correspondientes escaños, en el lado  positivo se sitúan  el PNV, EH Bildu y los socialistas. Estos últimos  confiaban en obtener un mejor resultado en las urnas  impulsados por el “tirón” de Pedro Sánchez. Pero ni la imagen del gobernante  ni la caída de Podemos  ha alimentado su impulso.  Quienes sí lo han rentabilizado  ha sido EH Bildu que  recupera en parte -aun tienen margen-  el electorado fugado hacia los de Pablo Iglesias en el pasado. EH Bildu ha cosechado un buen resultado, tanto territorialmente como  en el conjunto de la comunidad, alcanzando casi el 28% de los votos y 21 escaños (3 más que en la legislatura pasada).

El PNV por su parte también ha podido beneficiarse en una parte  difícil de cuantificar, de la pérdida de posiciones del PP (fundamentalmente en Araba) y su porcentaje de votos en relación a los emitidos se sitúa en el 39,12%  y 31 escaños (tres más) .

Ambas formaciones  se constituyen  de esta manera como las vigas centrales del mapa político vasco.  Los de Otegi, que consideran que aún no han tocado “techo”, se aprestan a configurar una dura oposición. Habida cuenta de  que si se reeditara el actual pacto de gobierno  nacionalistas y socialistas  obtendría la mayoría absoluta en el Parlamento, la “oposición” de EH Bildu  trasladaría su presión a la calle.  De ahí el llamamiento de Otegi a constituir “mayorías sociopolíticas  soberanistas y progresistas”.  Como el propio Otegi ha dicho, no cuenta entre los soberanistas con el PNV ni con los socialistas entre las fuerzas de izquierda, ha de entenderse que el llamamiento a la unidad de acción realizada por  EH Bildu va dirigida a los principales sindicatos del país  de cara a plantear una abierta confrontación con el gobierno saliente de las urnas.

La dureza con la que atacado al nacionalismo gobernante durante la campaña,  las gravísimas acusaciones que sus representantes han dedicado y las líneas de análisis que los editorialistas de la izquierda patriótica han apuntado de cara a un escenario a medio plazo, nos auguran un panorama sin tregua ni posibilidad de acuerdo entre las dos primera formaciones políticas del país. Así lo han establecido los dirigentes de EH Bildu que alentados por los “buenos” resultados cosechados, creen  que en los próximos cuatro años llegará el momento de sustituir al PNV en el liderazgo del país.

Y para conseguirlo no habrá descanso posible en su acoso. 

EH Bildu sabe que para alimentar la confrontación contará con unas circunstancias  generales favorables. Con incertidumbre económica. Con Incremento del paro y de la conflictividad. Y con una pandemia  que lejos de remitir  rebrota por el relajación social.  Pero tal coyuntura, que alimentaría la preocupación social por el agravamiento de las condiciones de vida, debería motivar  no ya la protesta sino la necesidad de medidas que paliaran y mitigaran la crisis. Eso es precisamente lo que el PNV va a intentar. Conformar , lo más rápidamente posible, un gobierno que haga frente a la depresión que llega. Es la gran diferencia hoy por hoy  entre el PNV y EH Bildu. Unos piensan en el bien común, en el país, y otros  actúan en interés propio, de sus propias estrategias de partido. Todo muy legítimo. Pero cada cual se retrata donde quiere.


3 comentarios:

  1. Veo en Alemania que solo escribes en Deia 0.0 en blogs 1.0 claro el mundo 4.0 IoT(Internet of Things) como muy lejano para ti bueno aqui tienes Carlos Iturgaiz será Lehendakari en 2028 y ha logrado un resultado entre 25 y 50% superior a Alfonso Alonso https://www.linkedin.com/pulse/carlos-iturgaiz-ser%C3%A1-lehendakari-en-2028-y-ha-logrado-jorge-zuazola/

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  2. Pues ánimo y a darle a la botella de anis

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  3. A mi si me gustaba La Banda de Mirlitón. Quizá porque soy más viejo. De todas formas esta bien el simil.

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