Las dos principales figuras que hicieron de “Ciudadanos” el partido que pretendía sustituir en el gobierno al PP, es decir su carismático líder Albert Rivera y su ex secretario general Jose Manuel Villegas, han decidido abandonar la empresa que les acogió tras su salida de la política –el bufete de abogados “Martínez-Echevarría”- un segundo antes de que fueran despedidos por los dirigentes de dicha entidad por la “baja productividad” demostrada por quienes en su momento fueron presentados como rutilantes fichajes de la compañía.
Los dos pimpollos naranjas, que pretendieron dar lecciones de nueva política y de comportamientos ejemplares a todo el mundo han sido desenmascarados por la firma empresarial que los contrató hace apenas dos años y que ahora, en informaciones publicadas por “El confidencial” acusa de no pegar un palo al agua. Según dicho medio, la salida de la empresa de los ex políticos es calificada como “desesperada estrategia de comunicación emprendida como huida hacia adelante (Rivera y Villegas exigen el pago de sus retribuciones hasta 2025), al encontrarse arrinconados por los radicales incumplimientos que no solo alcanzan a los resultados, si no a la propia actividad (o mejor, inactividad) e incluso falta de presencia".
Las mismas fuentes de la compañía acusaron a Rivera de que "su corta experiencia jurídica, concretada en solo dos años como becario en La Caixa, junto con una pasividad e inactividad no vistas nunca en la empresa privada, ha resultado intolerable para Martínez-Echevarría Abogados, desde donde se le ha requerido reiteradamente para que elevara ratios de presencia, trabajo y rendimiento a unos mínimos que no avergonzaran a sus propios compañeros de despacho". Vamos, que no iba a su puesto de trabajo
¡Ahí queda eso!. Inactividad, falta de implicación, desconocimiento, discursos vacíos, palabras sin soporte real, exigencias de protagonismo acusadas y ensalzamiento personal. Albert Rivera en estado puro
Si esto mismo se hubiera dicho de la “gran esperanza blanca” por un adversario político años atrás éste hubiera sido colgado por los opinadores chiquilicuatres que abundan en los medios de comunicación españoles y que son incapaces de advertir qué es real y qué no lo es y que encumbraron a Albert Rivera hasta el olimpo político estatal creyendo e impulsando su candidatura para sustituir a Mariano Rajoy al frente del gobierno madrileño.
Hoy, por su
propios méritos-carencias, Albert Rivera vuelve a estar en pelotas. Ya no
engaña a nadie. Ni a quienes creyeron en él
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