Este año sí. Habrá partido de fútbol en Navidad. No sabemos cual será la denominación del seleccionado vasco pero , ahora, parece lo menos importante.
Tras varios intentos de "tira y afloja" de la antisistémica ESAIT intentando cargarse el chiringuito, ahora la denominación de la escuadra verdiblanca ya no es el problema. Ni Euskal Herria ni Euskadi. Euskal Selezioa.
El Gobierno socialista, por boca de su director de deportes ha dicho que no hace de esto cuestión. Que Euskal Herria refleja una realidad sociocultural (hasta ahí todos de acuerdo menos los cérvidos reinventores del arrano belltza). Y que Euskadi es la denominación oficial de la actual Comunidad Autónoma (para otros también el concepto político de una nación construída en base a la voluntad de su ciudadanía).
El nombre hoy es lo de menos. Lo que hace un año obligó a la suspensión del encuentro, hoy nadie lo cuestiona. Si hay que jugar con el nombre del "Cacabelense" pues qué más da. Lo único importante, al parecer , es que , al ser éste el último año de Joseba Etxebarrria como profesional , el ariete guipuzcoano pueda jugar - perdón, enfundarse la camiseta- de este equipo en un partido oficial-oficioso.
Todo sea para que el "gallo" cante por última vez y nos regale con sus volteretas por el cesped de San Mamés. El fútbol es lo de menos y la seriedad de una política de consecución de la oficialidad de las federaciones vascas, también.
Habrá partido. ¿Fútbol?. A saber. Espectáculo?. Seguro. Y nuestras tragaderas seguirán elásticas. Con Euskadi, Euskal Herria, el Cacabelense o lo que decida un grupo de privilegiados que en lugar de jugar al pelotón, juegan a tocar las pelotas, pero las ajenas.
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