viernes, 16 de abril de 2010

TIC-TAC. SON MENOS CINCO

Una corta epístola de apenas tres folios circula en los ámbitos católicos y cristianos con la rapidez y la expectación de un best seller. Se trata de una carta sencilla, sin grandes dotes retóricas pero cuyos contenidos parecen haber removido los propios cimientos de una comunidad cristiana huérfana de respuestas satisfactorias por parte de su estructura eclesial.

La misiva va dirigida al Papa, Benedicto XVI y la escribe un longevo Jesuita egipcio - libanés de rito melquita, el padre Henri Boulad. Su tono es respetuoso y propio de quien conoce perfectamente de lo que habla, pero su descarnado análisis de la crisis en la que se encuentra la Iglesia Católica, convierten el escrito en una bomba de relojería para la curia imperante en el Vaticano.

Boulad, quien ha atraído la atención de miles de fieles silentes en Euskadi y en el mundo occidental, apremia en su argumentario a la oficialidad. “Le agradeceré – se refiere al Papa- sepa disculpar el tono alarmista de esta carta, pues creo que “son menos cinco” y que la situación no puede esperar más.”.

Así, pasa revista al “constante declive” de la práctica religiosa en el mundo, a la caída vocacional, al envejecimiento y desaparición del número de sacerdotes.

El casi octogenario jesuita denuncia igualmente el lenguaje de la Iglesia que califica de “obsoleto, anacrónico, aburrido, repetitivo, moralizante, totalmente inadaptado a nuestra época.”.Censura el paternalismo de un clero que trata a los cristianos como a menores de edad y cuyas declaraciones morales grandilocuentes “sólo producen dejadez e indiferencia”.

Boulad constata la involución de la doctrina oficial, del Vaticano II al Concilio de Trento. Se queja amargamente de la burocracia, de la huida hacia el tradicionalismo conservador, de mantener solamente una imagen de “honestidad artificial” y se permite cuestionar descarnadamente el inmovilismo de la oficialidad cristiana “¿Hasta cuándo seguiremos jugando a la política del avestruz y a esconder la cabeza en la arena? ¿Hasta cuándo evitaremos mirar las cosas de frente? ¿Hasta cuándo seguiremos dando la espalda, crispándonos contra toda crítica, en lugar de ver ahí una oportunidad de renovación? ¿Hasta cuándo continuaremos posponiendo ad calendas graecas una reforma que se impone y que se ha abandonado demasiado tiempo?”.

El longevo jesuita ejipcio-libanés, cuyo escrito comienza a estar avalado por miles de cristianos de base, ha puesto a Ratzinger y su curia ante un espejo que nadie quiere ver. Sus simples apreciaciones, que demandan un “aggiornamento radical” de la Iglesia, aventuran un debate encarnizado de profundas consecuencias y que puede profundizar, aún más, las diferencias entre la oficialidad vaticana gobernante en el catolicismo y su “ekklesia” –asamblea- extendida por el mundo.

“Son menos cinco”, para la Iglesia católica y para otras organizaciones también. La evolución de los acontecimientos, la imparable transformación social, la falta de perspectiva para diagnosticar la propia posición, la resistencia de lo existente frente al cambio, etc, hacen que muchas organizaciones de todo tipo prefieran languidecer en una agonía previsible antes que provocar una catarsis que ponga patas arriba su propia condición de entidad.

El alejamiento de la ciudadanía de la política, la configuración de los sindicatos como estructuras protectoras de su propio interés (o de sus fieles) retomando discursos cercanos a la dialéctica revolucionaria de finales de los 70, el reforzamiento del individualismo interesado en un espacio abierto y global, son síntomas de una quiebra acentuada en la que cada cual tiene su espejo indeseado en el que mirarse.

Las organizaciones políticas intervienen mediatizadas por dualidades esquizofrénicas. Dicen y hacen lo que les pide el universo exterior a riesgo de enfadar a su propia familia militante. Y viceversa. Contentan a los parroquianos desafectándose de una mayoría que les contempla, cuando esto hacen, como un grupo sectario de liturgia demodé.

Vivimos amarrados a conceptos y lenguajes periclitados por una realidad utilitaria en la que el “prêt a porter” se ha convertido en chandal y deportivas, en la que la nacionalidad o la bandera se interpreta más con el monedero y con el interés particular que con la emoción o la épica.

Son “menos cinco” para muchos. Para algunos se acabó el tiempo .Las pistolas o la violencia han hecho llegar el contador a cero. Cero de esterilidad. Cero de futuro. Cero de oportunidad.Se acabó el tiempo también para los que han conseguido sobrevivir de salvavidas en salvavidas, aferrándose al clavo ardiendo que les ha permitido la estabilidad de funambulista.

Otros conservan, conservamos, la herencia patrimonial como el PCUS mantuviera el mausoleo de Lenin, venerando una mortaja de gloria y epopeya pasada. Réditos que se acaban, que se acabarán, si un “Boulad” propio no lo remedia y si no somos capaces de, con valentía, reconocer que el tiempo se agota y es necesario repensar, reformular y adecuar qué hacemos y para qué estamos. Y todo ello combatiendo la tiranía del día a día, de la necesidad imperiosa de ganar el espacio necesario que nos permita respirar un rato más para tomar impulso y seguir adelante. Tic-tac, son menos cinco.

2 comentarios:

  1. Por si hay alguien interesado en leer el texto completo de Henri Boulard, esta accesible en el siguiente enlace:

    http://docs.google.com/fileview?id=0B0wJ8g0zsmswNjE0OWQzNzMtZjZkOS00YzY2LTg5NTMtY2YzZTAxYmY5ZjY2&hl=es

    En la misma línea, merece la pena leer también la carta de Hans Kung criticando abiertamente la línea del papa actual:

    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Carta/abierta/obispos/catolicos/todo/mundo/elpepisoc/20100415elpepisoc_3/Tes

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  2. Koldo

    muy interesante el articulo. Me gustaria oir tu opinion sobre dos ideas:
    1. Frase de Mandela. " el día que me preocupe de dejar de ser lider, dejaré de estar preparado para ser lider".
    2. Los politicos que son? deben ser? tractores o interpretadores de la voluntad social?

    Como puedes ver ambas frases giran respecto al liderazgo de los politicos, más bien sobre la ausencia de liderazgo de la clase politica.

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