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viernes, 7 de septiembre de 2012

CATALUNYA, RESCATE Y FUGA

El próximo día 11, Catalunya celebrará su “Diada Nacional”, un “Aberri eguna” singularizado en esta edición por la compleja situación económica por la que atraviesan sus instituciones. A finales del pasado mes de agosto, la Generalitat solicitó la concesión de un crédito de 5.023 millones de euros al Fondo de Liquidez creado por el Gobierno español.


Los anticatalanistas de siempre achacaron al coste de las “embajadas” o a la emblemática TV3 como causas del colapso financiero de aquella nacionalidad. Pero, no. Las dimensiones económicas de los objetivos situados en la diana de la crítica resulta ridícula comparada con la magnitud del problema fiscal. Pero, siendo así, ¿cómo es posible que Catalunya haya llegado al límite del impago?. Una parte del problema tiene que ver con la evolución de la deuda. Hasta el año 2003 –último gobierno de Jordi Pujol- la deuda catalana ascendía a 10.900 millones de euros (el 7,4% del PIB)

Entre 2003 y 2008 (durante los gobiernos tripartitos de Pascual Maragall y José Montilla, pero antes de que empezara la crisis), la deuda absoluta aumentó en casi un 50% y pasó de 10.900 a 15.776 millones de euros. La Generalitat, lejos de ahorrar en época de bonanza se dedicó a tirar la casa por la ventana, gastando mucho más de lo que ingresaba. Explotó la burbuja. Comenzó la recesión. El gasto comprometido y la falta de ajustes llevó a que cuando Montilla y el tripartito se marcharon (2010), la deuda (34.229 millones de euros) DOBLABA la que se encontró al llegar a la Generalitat y TRIPLICABA la que el primer tripartito de Maragall encontró en 2003. En porcentaje del PIB, la deuda catalana había pasado del 7.4% al 17.3%.

Artur Mas llegó al Govern en 2010. A pesar de que su política nada más llegar fue la de aplicar la máxima austeridad no consiguió romper con la tendencia de endeudamiento, alcanzando los 42.000 millones (el 21% del PIB) según los últimos datos del Banco de España. La explicación es sencilla; la austeridad –necesaria a medio y largo plazo- tiende a agravar las crisis económicas a corto, empeorando la recesión y haciendo caer aún más los ingresos. Si a eso se le suma que el pago de los intereses son cada año mayores debido a la prima de riesgo, nos encontramos con que la deuda Sigue incrementandose , aunque su aceleración exponencial remite considerablemente..

Pero, la mala gestión de consecutivos gobiernos en la Generalitat no explica “per se” que Catalunya no tenga acceso a los mercados de capital y se vea obligada a pedir un rescate al Estado. Objetivamente, una deuda del 21% del PIB es muy pequeña si se comparase con el endeudamiento de todos los países de Europa. Es más, si Catalunya tuviera el mismo estatus político que el resto de países europeos, sus actuales parámetros económicos (21% de endeudamiento-PIB y un déficit entre el 1,5 y el 3%) dirían de esta Nación que cuenta con una economía saneada y buena parte de los mercados financieros estarían encantados de prestarle dinero. ¿Porqué no lo hacen?. Porque Catalunya depende de España.

El Gobierno español se ha dedicado a predicar por medio mundo –pese a que el 60% del déficit estatal corresponde a la Administración central- que la responsabilidad del déficit que arrastra corresponde a las autonomías. Y en base repetir el mensaje, los mercados internacionales han cerrado sus puertas a las “despilfarradoras” autonomías. Por el contrario, el Gobierno de Rajoy ha obtenido cierta laxitud –más plazo- a la hora de reconducir su déficit, pero de puertas hacia adentro, Montoro se ha quedado con todo el margen de maniobra suplementario obtenido, apretando a las autonomías para que cumplan con las estimaciones en los límites prefijados de antemano. “Lealtad” institucional de “ordeno y mando”.

Por otro lado, los mercados conocen que los impuestos que pagan los catalanes no son gestionados por la Generalitat sino que se van a España y es el Gobierno del Estado quien decide cuanto de ese dinero regresa a Catalunya –en Euskadi, gracias al Concierto Económico, lo recaudado en Euskadi se gestiona en Euskadi y solo una parte va al Estado-. Esa dependencia y subordinación -se estima que sólo el 60% de los impuestos pagados por los catalanes revierten en Catalunya- hace inviable la sostenibilidad del sistema. De ahí que Artur Mas propusiera la necesidad de un nuevo acuerdo, el “Pacto fiscal”, que Rajoy no ha dudado un instante en rechazar.

Pero la necesidad del “rescate interno” tiene todavía un elemento más. Catalunya no es la única instancia a la que se le niega la financiación externa. Lo mismo les ocurre a empresas solventes como Telefónica, Gas Natural o Iberdrola. Independientemente del sector en el que operen, de su solvencia o del éxito de su gestión, su asociación a la marca “España” es una lacra que las penaliza notablemente, poniendo desorbitados intereses impagables a sus fuentes de financiación exterior. De ahí que a los catalanes no les quede otra que acudir al “fondo de liquidez”.

La mala gestión de diversos gobiernos de la Generalitat, el crecimiento desmedido de su deuda, la deslealtad del Gobierno del Estado, el nocivo sistema de financiación autonómica y el descrédito de las instituciones españolas ha hecho que el “rescate” de Catalunya haya resultado inevitable. Algunos afirman que el rescate demuestra el fracaso del soberanismo catalán. Otros como el pensador Xavier Sala i Martin (*) afirman que “el rescate da la razón a los independentistas: Tal como está estructurada España, Catalunya es inviable. Y España... también.”.

La “Diada” será un termómetro. Apuesto por las altas temperaturas nacionalistas. Rescate y fuga.



*Xavier Sala i Martín , economista de nacionalidad estadounidense, y origen catalán, articulista, catedrático de economía en la Universidad de Columbia y Asesor Jefe ("Chief Advisor" ) del World Economic Forum donde, además, es coautor del Global Competitiveness Report y el padre intelectual del Global Competitiveness Index que ordena a 142 países del mundo por orden de competitividad.


lunes, 30 de julio de 2012

EL MODELO DE ESTADO TAMBIÉN ESTÁ EN QUIEBRA


El modelo del Estado español autonómico está en quiebra. En quiebra económica, pero también en quiebra de modelo. En no mucho tiempo asistiremos a su replanteamiento total. De manera directa y no a través de medidas indirectas recentralizadoras  como ahora observamos. Porque la aprobación de reales decretos leyes, investidos del régimen de “normativa básica”, no son sino una vuelta al poder centrípeto del Estado sobre lo que se considera “periferia”.

La cuestión sobre el modelo de Estado ya no es teoría, que también, sino ejercicio práctico ante la ruinosa herencia de distribución territorial generada por los principales partidos políticos españoles. En la Constitución del 78 se inventaron lo de las autonomías para menoscabar las reivindicaciones nacionales de Euskadi y Catalunya. Y el modelo les sirvió hasta que los reinos taifas, dirigidos por barones socialistas y populares, entraron en una disputa populachera de gastar lo que no tenían en infraestructuras faraónicas, consolidando estructuras administrativas insostenibles (en Extremadura, por ejemplo, el 30% de la población activa son trabajadores públicos).

El “default” de la Comunidad Valenciana –paradigma del dispendio y el nepotismo del Partido Popular- ha iniciado el desmoronamiento autonómico que caerá, en poco tiempo como un castillo de naipes.

Euskadi y Catalunya deben estar alerta ante esta nueva situación y reservar músculo para que, en el momento apropiado, hacer frente al nuevo tiempo que se avecina. Un tiempo que deberá servir para establecer un nuevo estatus político de respeto bilateral, de soberanía compartida y de encaje institucional en el puzle europeo que comienza a vislumbrarse tras la crisis de gobernanza y solidez de la unión monetaria.
Euskadi debe estar alerta. Ante una posible intervención europea, nuestros dirigentes políticos deberán desplegar toda su capacidad persuasiva para hacer entender a  los “hombres de negro” que este país mantiene un sistema económico, tributario y fiscal distinto. Con plena autonomía y diferenciado del “régimen común”. Lo reconoció la Corte de Luxemburgo en la cuestión prejudicial presentada por los territorios forales en materia del impuesto de sociedades.  De ahí que la convergencia fiscal que se reclama desde Alemania –el control directo de la economía europea desde instancias propias- debe ser contemplado por las instituciones vascas como un desafío pues de nuestra adecuada integración a la misma dependerá el sostenimiento de nuestro autogobierno real.

De ahí la necesidad de una acción concertada e intensiva en los próximos meses para hacer llegar a las cancillerías de la eurozona y las instancias comunitarias nuestra singularidad nacional y , también nuestra especificidad tributaria y económica.

No hay duda de que algo se mueve. Y se mueve rápidamente. Tanto en el marco español como en el Europeo. Basta echar un vistazo a los diarios especializados y a los comentaristas políticos de las webs que se dicen confidenciales. Por poner un ejemplo de lo dicho, encontramos recientemente un artículo de Jose Antonio Zarzalejos, un hombre muy conocido aquí y no precisamente por su cercanía al nacionalismo vasco.
Zarzalejos escribía recientemente un ensayo que titulaba “Cambiar el Estado para evitar el naufragio”. Entre otras cosas decía lo siguiente;  “¿Hay que licenciar el actual estado autonómico? No tengo la menor duda de que hay que hacerlo, estableciendo -como propugnaba el catedrático de Derecho Constitucional, Jorge de Esteban (diario El Mundo, 20 de enero de 2011, “El Estado de las autonomías, en entredicho”)- o un Estado asimétrico autonómico (distintos niveles de competencias y, por lo tanto, de autogobierno), o un Estado federal corresponsable (todos los territorios con similar nivel competencial).  Sabemos que la gran cuestión nacional siguen siendo Cataluña y el País Vasco, que con Galicia fueron las comunidades que el constituyente de 1978 consideró, sin decirlo en la Constitución, nacionalidades. La generalización autonómica -el café para todos- fue un planteamiento de la izquierda en Andalucía, secundado por la burguesía sevillana, que disparó el principio dispositivo de las autonomías e hizo entrar a España en una desastrosa espiral de emulación entre comunidades. El default valenciano es muy expresivo.”

“Desde la consideración de que España es una entidad histórica, social, jurídica, económica absolutamente real y permanente –proseguía el comentarista de cabecera de la derecha española-, su Estado ha de adecuarse a las realidades territoriales diferentes que la configuran. Y el Estado autonómico actual -con comunidades creadas a capón, muchas sin sentido histórico ni actual alguno, demasiadas sin la más mínima percepción de autogobierno y otras sin suficiencia territorial, demográfica y económica- no es el recipiente ni político ni jurídico idóneo. Pudo serlo durante un tiempo, pero dejó de serlo. Y lo hizo cuando falló -porque tenía que fallar- el mecanismo de entregar el gasto a las comunidades (sanidad, educación, servicios sociales) y la recaudación al Estado, salvo en el País Vasco y Navarra. La disfunción generó dos consecuencias letales: un gasto al que le faltaban instancias de control y que propiciaban desigualdades y la creación de clases políticas territoriales que rememoraban el feudalismo medieval, o sea, lo que ahora millones de ciudadanos denominan casta política.”

“España –decía Zarzalejos- no se va a romper en modo alguno porque planteemos de nuevo, después de 34 años de vigencia de la actual Constitución, un diseño diferente a la generalización autonómica. No tiene sentido alguno que nuestro país disponga de 17 autonomías y que el Estado federal alemán lo integren 15 estados federados y el Estado libre de Baviera. También carece de sentido el sistema de solidaridad interterritorial porque unas autonomías no aportan nada -por pobres o por su sistema concertado- y otras, mucho -y no sólo Cataluña, también Madrid o Baleares-. La alteración del principio de igualdad en el contenido de la ciudadanía es otro efecto perverso de este puzle que después de más de tres décadas no hemos logrado encajar en todas sus piezas.

Ha tenido que ser la crisis económica la que nos haga ver con más nitidez este panorama y llegar a la conclusión de que, o renovamos un pacto constitucional diferente al de 1978, o estamos condenados a ser gobernados desde fuera con criterios tecnocráticos y estrictamente funcionales. En rigor, el mejor plan de ajuste que cabría esperar de un Gobierno como el del PP y de una oposición que requiere de una cierta épica para rehabilitarse consistiría en resetear España para insertarla en un Estado sostenible en el que la unidad y la diferencia convivan con ya claras y definitivas reglas del juego. Si no se hace, el naufragio.”

Lo dicho. Los ojos bien abiertos y alerta ante el cambio que se avecina. Que el desgobierno de López y los suyos no pille con la guardia baja.


viernes, 1 de junio de 2012

LA AVISPA Y LA BANCARROTA ESPAÑOLA

¿Cual es el animal que pone los huevos más grandes?.

La pregunta se las traía. Sobre todo, conociendo a mi padre que siempre buscaba el doble sentido a sus interrogantes.
.- Los huevos más grandes?....ummm. ¿La avestruz acaso?
.- No. La avispa.
.- ¿La avispa? –repetía yo con extrañeza-.
.- Sí. Que te pique una avispa en los huevos y ya verás cómo se te ponen de grandes.

Lo cierto es que mi curiosidad no daba para tanto como para experimentar si lo que decía Donato era verdad o no. Debía serlo, pero, a ver quien era el guapo que se atravía a desafiar tal conclusión. Por fortuna, no me he visto obligado a contrastar la relación entre los huevos y las avispas, pero, por cercanía y similitud, hace un par de años, tuve una experiencia “sui géneris” con una abeja.

No fue por propia voluntad. Ocurrió fortuitamente. Por no estar a lo que se debe estar. Era una tarde de fin de semana del mes de julio. Tórrida. Deslumbrante. Sin brizna de viento que refrescara el ambiente. Acomodado en el sofá, veía en la televisión la etapa correspondiente del Tour de Francia. El pelotón, como yo, sufría de amodorramiento. La carrera y yo languidecíamos bajo el tedio de una veraniega tarde. De cuando en vez, un sorbito de brebaje reparador. Un cafecito enriquecido con una dosis –siempre generosa- de coñac para contrarrestar la cafeína. Traguito va, traguito viene. Y la “serpiente multicolor” aletargada en un tropel de corredores que parecían no avanzar un kilómetro. Así que ocurrió lo inevitable; me rendí. Cautivo y desarmado, me entregué al sueño.

La siesta no fue larga. Apenas veinte minutos y los ciclistas seguían, dale que te pego, en el último tramo de la etapa. Pausadamente me fui incorporando. Tomé el “katilu” –el tazón, al ser opaco, es el mejor recipiente que hay para que nadie sepa lo que bebes- y me apresté a apurar los restos de aquella mezcla. Llené la boca del licor cafeinado y noté que algo extraño se había colado con el líquido. Un primer sobresalto, y su secuela inmediata. “Algo” me picaba en la lengua. Escupí –puse la estancia hecha un cristo-, pero no se desprendía. Expectoré de nuevo y nada. Saqué la lengua y con los dedos pude arrancarme aquello que se aferraba a mi apéndice bucal. Era una abeja cuyo aguijón seguía firme en la masa muscular.

El revuelo consiguiente fue monumental. “Qué ha pasado? Qué ha pasado?”. “Nada –contesté al momento- , que me ha picado una abeja en la lengua. “Dónde?”. “En la lengua”. “Pues, para las picaduras de abeja, lo mejor es el amoniaco”. “Amoniaco?. Sólo me faltaba aplicarme amoniaco en la lengua”. “Ten cuidado, no se te vaya a hinchar”. Y , entonces, me acordé de los huevos y las avispas.
.-Tranquilos, que estoy bien. Que eztoy fien. quezzdoy fffien. ¿Bien? (mecaggüen lazz avizzpaz de los huevozzz).
En unos minutos, la lengua no me cabía en la boca.

Ya se sabe, en boca cerrada, no entran mosas. Ni abejas.


Mariano Rajoy y su ministro de economía , Luis De Guindos, deben tener una sensación similar a la que yo tuve aquella tarde. Por no estar a lo que debían, ahora pagan las consecuencias. El déficit público, mayor del declarado. Las comunidades autónomas gobernadas por su partido, las que más agujero ocultaron. La caja-banco dirigida por sus militantes , en quiebra. El resto del sistema financiero, en entredicho. La credibilidad exterior, por los suelos. La prima de riesgo, por las nubes. La bolsa, en picado. Las inversiones extranjeras , en retirada acelerada. Y Rajoy, en lugar de callar, se obstina en repetir que “no habrá rescate”. Ni intervención. Un traguito más de amargo brebaje. Hasta enmudecer finalmente por una picadura dolorosa; la insolvencia.

España tiene el honor de ser el primer país de la historia en arruinarse. Desde finales del siglo XVI no ha podido hacer frente a sus deudas en más de una decena de veces, siendo Felipe II el primer mandatario en presentar un `concurso de acreedores´. La última vez que el Estado español suspendió pagos fue el siglo pasado tras la Guerra Civil. La bancarrota siempre ha sido un terreno conocido por España. La falta de emprendedores y los grandes eventos, desde el imperio donde no se ponía el sol, hasta el paraíso del ladrillo y la especulación, han forjado el carácter de una economía inestable, insolvente y fluctuante, incapaz de encontrar la estabilidad y un modelo de crecimiento sostenible.

Ahora toca pagar los platos rotos de un globo hinchado por el endeudamiento alocado. Por el crédito insensato. Por la teoría de “gastemos que ya pagará el siguiente”. Se ha vivido del “rendimiento rápido”, el “esfuerzo cero”, de apuntar lo que se debe en la barra de hielo. Pero ha llegado el momento en el que ni la deuda pública – la generada por las administraciones- , ni la privada (esa que al final se la han quedado las entidades financieras en el “debe” hasta hacerlos quebrar), admiten vivir más tiempo en la ficción. Los tiempos de las verdades a medias, de la ocultación de activos “toxicos”, del engaño en el déficit, de las facturas en el cajón, ha terminado. España se caerá del guindo y reeditará una nueva bancarrota en su historia. Deberá ser rescatada desde el exterior. Y el coste de esa ayuda hará que, por primera vez, las nuevas generaciones se vean abocadas a vivir peor que sus predecesores. Algo que en el desarrollo humano jamás concebimos. Pero así será. Serán más pobres mañana que hoy.

Los vascos, si no andamos listos, si no recuperamos pronto el rigor y los valores que cimentaron en los últimos treinta años el diferencial competitivo de nuestro país, nos veremos arrastrados por la decadencia. Espabilemos, no vaya a ser que la avispa quiera demostrarnos en carne propia que es el animal que pone los huevos más grandes.







jueves, 31 de mayo de 2012

NIALL FERGUSON; “EUROPA; FEDERACIÓN O DESINTEGRACIÓN”

Acabo de leer una magnífica entrevista. La publicaba el diario “El País” el pasado 26 de mayo. Magnífica por el contenido, por la ideas en ella presentadas y por la lucidez de un personaje, Niall Ferguson , capaz de no dejar indiferente a nadie. Este profesor de Harvard, Oxford y Stanford no tiene pelos en la lengua y considera que el futuro de Europa está en manos de Alemania, cuyas clases dirigentes se miran el ombligo y no quieren pagar el precio por el euro, del que han sido los primeros beneficiarios. Según él, “si el proyecto europeo se hunde, caeríamos en el caos, la irrelevancia y a la decadencia más absoluta”.



Niall Ferguson




En su último libro, “Civilización. Occidente y el resto”, Ferguson asegura que “Occidente dominó el mundo con seis instrumentos: la competencia, la ciencia, el imperio de la ley, la medicina, la sociedad de consumo y la ética del trabajo”. Sin embargo, la actual coyuntura, sobre todo en Europa, le lleva a pensar que nos encontramos en plena decadencia del sistema.

A continuación, reproduzco una de las partes sustanciales del encuentro periodístico. La totalidad de la entrevista se encontrará en - http://cultura.elpais.com/cultura/2012/05/23/actualidad/1337784001_542589.html -

PREGUNTA. En su libro usted hace un diagnóstico bastante pesimista sobre el futuro de Occidente y, más concretamente, de Europa. Parece que padecemos todos los síntomas de la decadencia de las civilizaciones. Pero al final es optimista y apunta que todavía podamos revertir esta tendencia.

RESPUESTA. Sí, depende de nosotros. No podemos hacer que una civilización se perpetúe por siempre, pero como descubrió el Imperio Austrohúngaro, tal vez podemos decidir el momento de nuestra muerte. Europa tiene ahora una elección muy clara; la libertad de determinar cuándo, cómo y si vamos realmente hacia abajo. En mi libro apunto los seis elementos que nos permitieron dominar el mundo durante siglos, de los que el resto del mundo carecía: la competencia entre los países y dentro de los países, la revolución científica, el imperio de la ley y el gobierno representativo, la medicina moderna, la sociedad de consumo y la ética del trabajo.

 Ahora, el resto del mundo los está copiando con éxito y nosotros damos muchas cosas por hechas; esencialmente nos preocupamos por las que no importan. Solo tenemos que trabajar duro para mejorar, para ser más competitivos, para mejorar la educación científica de modo que nuestros hijos estén mejor preparados. No es el destino, el destino no existe; hay sistemas complejos que crean los seres humanos que tienen una tendencia a desintegrarse, pero está en nuestras manos mantener nuestra civilización en funcionamiento.

P. ¿Tenemos las herramientas? El pasado martes había una huelga en la educación para protestar por los recortes. ¿No es precisamente una mejor educación lo que necesitamos? Usted cita las razones fiscales como uno de los elementos determinantes de las caídas del Imperio Romano, de la Dinastía Ming o del Imperio Otomano.

R. Como toda civilización que tiene problemas, tendemos a acumular deuda. ¿Por qué? Porque la actual generación quiere vivir a expensas de las generaciones futuras y mantener intacto su alto nivel de vida. La deuda es el síntoma de que se quiebra lo que Edmund Burke llamó el contrato social entre generaciones, y lo irónico de esos jóvenes que se manifiestan contra la reforma fiscal es que ellos son los que más desesperadamente necesitan que el Gobierno español deje de tomar prestado el 9% del PIB cada año, porque serán los que acabarán pagándolo.

La crisis fiscal es un síntoma de algo profundamente equivocado en nuestras sociedades. No podemos evitar tener que cortar los excesos del Estado de bienestar: la edad de jubilación tiene que aumentar, el mercado laboral tiene que ser mucho más competitivo. No hay otra elección. Pero cuando miro a la situación en España y alrededores veo que Europa tiene ahora una elección clara: dar el paso a convertirse en una federación, unos Estados Unidos de Europa o como quiera llamarlo. Esto mejoraría sustancialmente las posibilidades de España, de Portugal, de Francia y de Italia, incluso de Grecia, porque crearía lo que ha faltado hasta ahora, la contrapartida fiscal de la Unión. Si existiera una Europa federal, los recursos alemanes estarían disponibles para algo más que aumentar el consumo en Alemania o el ahorro. Esta opción existe. Hay otra opción: la desintegración de Europa, que puede suceder muy rápidamente. Una de las claves de estos sistemas complejos que creamos los hombres es que pueden existir en un aparente equilibrio durante un tiempo y desmoronarse con gran rapidez. Lo hemos visto con la Unión Soviética. La Unión Europea puede fácilmente desintegrarse si no tomamos las decisiones correctas en las próximas semanas o meses.”

viernes, 16 de marzo de 2012

EXPORTACIONES VASCAS Y BILDU

Cada vez que sale a la luz un dato económico nuevo cunde el desánimo. Ni brotes verdes ni “signos positivos” que diría De Guindos. La industria vasca, motor de nuestra economía, se resiente de la inactividad general. Como es sabido, nuestra actividad industrial tiene tres ámbitos básicos en los que sustenta su acción. El mercado español, el consumo interno y las exportaciones. Cada uno de ellos, prácticamente a tercios, hace que el resultado de nuestra industria sea positivo o negativo.


El mercado español se encuentra en franca recesión y, pese a las declaraciones del Ministro de Economía y Competitividad, los vigías que otean el horizonte mantienen su predicción de que “no hay tierra a la vista”. El consumo interno sigue contraído. El notable crecimiento del paro, el recorte de las cuentas públicas, la falta de estímulos y de inversión hacen que el gasto familiar se achique.

Sólo las exportaciones sostienen la esperanza de crecimiento. Francia y Alemania, destino de buena parte de nuestros productos industriales, no terminan por arrancar y eso lo notan nuestras factorías. Pero no todo el mundo está en crisis. El mundo, por lo general, crece y a un ritmo notable. Crece la actividad en Estados Unidos y ese progreso se constata con mayor ritmo en otras partes del planeta. En China, India, Latinoamérica... La crisis no es mundial. Es fundamentalmente europea.


Encontrar ese nuevo nicho de mercado es el objetivo básico de la industria vasca. Incrementar las exportaciones haciendo que la balanza externa gane peso respecto al mercado español es el desafío. Abrir las puertas de esos mercados debe ser la prioridad de la política industrial del país. Una política en la que las administraciones públicas deben poner todo su empeño para acompañar y ayudar a las empresas vascas a vender sus productos allí donde haya demanda.

Una delegación político-empresarial del Gobierno vasco, presidida por el lehendakari visita la India en los próximos días. El país asiático crecerá este año cerca del 7% -lo ha venido haciendo al 9% en los últimos años- y su desarrollo sostenido en el tiempo presentan a este país como la “segunda China” en el nuevo mapa económico internacional.

Explorar sus potencialidades y aprovechar las oportunidades que aquel inmenso país –el segundo en volumen demográfico- pueda reportar a las empresas vascas no resulta desdeñable. Todo lo contrario, y como tal debe reconocerse.

En el otro punto del globo, en el hemisferio sur, Chile es, junto Australia, el país con mayor crecimiento en 2012 de cuantos integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y su tasa de expansión del 5,1% se ha visto recortada transitoriamente al 4%, si bien las perspectivas para el próximo año se mantienen estables alrededor del 5%.

Hasta allí se han desplazado una treintena de Pymes vizcainas y las dos universidades de la mano de la Diputación Foral de este territorio. El objetivo, el mismo, abrir mercados a nuevas exportaciones vascas (Chile es el tercer mercado en importancia para las empresas de Bizkaia en América latina).


Los resultados de ambas iniciativas institucionales se verán en el medio plazo, pero esa apuesta exterior llevada a cabo por el Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia, es el camino adecuado para que, no sin esfuerzo, Euskadi pueda recobrarse de la actual crisis e iniciar un nuevo ciclo industrial de avance y consolidación. Un nuevo ciclo de menor dependencia con el mercado español que tardará, aún años en salir del agujero en el que se encuentra sumido.

Pero no todas las instituciones del país mantienen ese compromiso decidido por acompañar a nuestro tejido productivo para salir de la crisis.


Gipuzkoa padece la inanición de una administración atrapada entre la espada de la gestión y la pared de un discurso de revolución insostenible. Ni un estímulo a la inversión, ni una medida que mitigue la dureza de la crisis.


Su Diputado General, Martin Garitano ha anunciado medidas de reactivación económica, pero su aprobación, como dice José Mota, no será hoy sino mañana. Garitano esperará a mayo para presentar su plan anti crisis. Eso, si la recaudación se lo permite. Quizá Garitano desconozca que los recursos públicos provienen de la riqueza generada, básicamente, por las empresas. O, lo que es lo mismo, que si no hay actividad, tampoco habrá dinero para la Diputación. Aunque pretenda mantener a la vaca permanentemente enchufada a la ordeñadora.

Eduardo Zubiaurre, presidente de ADEGI, le ha dicho muy educadamente que la parálisis gobernante de Bildu condena a Gipuzkoa a la recesión. Que hay que espabilar. Pero ni por esas.


El único estímulo conocido es que Gipuzkoa también se apunta al tema de la exportación. Sí, exportará basura. Toneladas de desperdicios a Soria y Guadalajara. ¿Será ese el concepto de innovación que nos reserva la Izquierda Abertzale?

martes, 28 de febrero de 2012

SI A LÓPEZ NO LE IMPORTA, ¿A QUIEN IMPORTA EL DÉFICIT?

Cristobal Montoro hizo pública ayer la cifra del déficit público en el Estado. La previsión pactada con la Unión Europea del 6% del pib se vio sobrepasada en dos puntos y medio y el nuevo compromiso para el presente ejercicio del 4.4% aparece como una entelequia.


Las Comunidades Autónomas han sido, en gran medida, el principal factor de distorsión del desajuste final. Se han gastado más de lo que tenían y , pese a los duros ajustes y recortes públicos que en algunas comunidades –Catalunya- se han dado, han desbaratado cualquier posibilidad de sostenimiento del gasto, vital para afrontar con garantías un proceso de recesión y de crisis.

En Euskadi algunos sentirán el alivio tonto de estar en la media o por debajo de los niveles de incremento del déficit. Pero ese no es argumento válido.

El Gobierno presidido por el Lehendakari López se comprometió a no superar el 1,3% del déficit pactado. Algunos, hace escasas fechas, sacaban pecho, argumentando que la fortaleza de las cuentas públicas permitiría a los socialistas cumplir con lo pactado. Pero no. Las “décimas” de incremento que recientemente auguró el Consejero Carlos Aguirre, se han convertido en el doble del déficit previsto. 2,56% del PIB. En la línea de lo denunciado días atrás por Iñigo Urkullu y el PNV . Un vaticinio que concitó todo tipo de desconsideraciones y groseras acusaciones contra los nacionalistas a quienes desde las filas gubernamentales imputaron una campaña de desprestigio contra Euskadi.


Ahora, una vez aflorada la crudeza de la situación, el ejecutivo socialista, a quien poco parece importar la salud financiera de nuestras instituciones, intentará justificar el agujero en virtud a “problemas contables” o , como ha dicho Txarli Prieto, a que el déficit ha crecido por la culpa de los demás y porque los socialistas han preferido atender a las necesidades frente a las exigencias de los mercados. ¿Alguien, además de Prieto, se lo cree?

Cualquier familia sabe que no debe gastar por encima de sus posibilidades. Que tiene que atemperar los gastos a los ingresos si no quiere encontrarse con una situación insostenible que la hipoteque y la haga “sinvivir” en el descubierto. Es, el sentido común. El que los dirigentes socialistas no tienen. Es mejor gastar y hacer el agujero más grande que apretarse el cinturón.

Pero eso les pasa porque son otros los que deciden en los ingresos. Ellos – según dicen- sólo pueden actuar en el gasto, y en el colmo de la insolencia se permiten preguntar a los demás qué hospital o que colegio deberán cerrar para ajustas sus cuentas.



Parecen olvidar que desde hace más de treinta años este país ha funcionado con el mismo esquema que hoy soporta el entramado institucional (haciendas forales , territorios históricos e instituciones comunes depositarias del desarrollo de los servicios públicos).

Su solución pasa por invertir el esquema y residenciar el ingreso en quien gasta. Discurso perverso pues “sensu contrario” podrá decirse que gastarán mejor y con más rigor quienes gestionan los ingresos, aunque para defender esto nadie haya pedido que desaparezca el Gobierno vasco y traslade sus políticas de gasto a las diputaciones. Vamos, que tonterías, las justas.

El Gobierno vasco ha duplicado su déficit. Esa es la realidad, aunque para quienes están instalados en Lakua vale la cita de que “la realidad no te impida un buen titular de prensa”.
Por eso, ante la evidencia, echarán la culpa a los demás y lanzarán sus dardos hacia el adversario. Y , si es necesario utilizarán el “ventilador” para intentar ocultar su incapacidad e indolencia. Ya lo demostró la pasada semana Idoia Mendia.

Ha llegado el momento para ellos de utilizar nuevos señuelos. Ahora toca la pacificación y las medidas propositivas que no han pactado con nadie. Es el tiempo de la demagogia y de la consigna porque el déficit ¿a quien importa?.

Mucho me temo que haya comenzado el tiempo del artificio, de la impostura, del sálvese quien pueda y al precio que sea. Ha llegado el momento de la sal gorda, de los discursos de “las derechas” y la “izquierda renovadora”. El espacio del regate en corto, la improvisación y el atajo. ¿Ha comenzado la carrera electoral?. Para Patxi López, seguro que sí.

viernes, 10 de febrero de 2012

UN POLÍGRAFO, POR COMPASIÓN

Lo peor en la política –y en otros aspectos de la vida- es la confusión. El bote de humo o la tinta del txipirón. Y es que hay quien pretende que nos fijemos en el dedo que apunta a la luna en lugar de centrar nuestra mirada en el satélite.

 
Primera cuestión; lo que sobrevuela en la polémica de los últimos días no es el grado de solvencia de Euskadi o la fortaleza económica de nuestro país. Lo que el PNV ha reclamado es el diagnóstico y la transparencia en las cuentas públicas del Gobierno vasco.

Segunda consideración; la petición de clarificar el estado financiero viene dado por el afán de arrimar el hombro ante una coyuntura delicada y comprometida. A un enfermo habrá que diagnosticar certeramente para saber qué dolencia padece y cuales son las mejores medicinas que deberá ingerir para poder sanarse. No es lógico tratar una úlcera estomacal con pastillas para la tos.

Tercera reflexión; la realidad tozuda siempre aflora o como diría mi madre, antes se le pilla al mentiroso que al cojo. Si la situación económica del Gobierno vasco no es “comprometida”, ¿por qué se pidió auxilio al PNV para buscar nuevas fórmulas que nutrieran de recursos económicos a la Administración autónoma?.

Cuarto apunte; Por el actual camino del “despiste” y del desmentido permanente, terminaremos por analizar las declaraciones del Gobierno y de sus representantes con la asistencia de un polígrafo. ¿Es tan complicado mantener un discurso coherente al menos durante una semana?. Un ejemplo palmario. El miércoles día 1. Mientras Rodolfo Ares e Iñigo Urkullu conversaban en Arkaute sobre la necesidad de estudiar la aplicación del “céntimo sanitario” y cerraban un encuentro del Consejero de Economía y el Diputado General de Bizkaia para analizar dicha materia, otro consejero, el de Sanidad –supuesto afectado por la medida- afirmaba en un acto público que “la sostenibilidad de la sanidad pública no pasa por fórmulas como el copago o la subida de impuestos” (publicado por el diario “El Mundo” el 2 de febrero).

Apenas siete días más tarde, el mismo Rafael Bengoa decía todo lo contrario y proponía gravar el consumo de carburantes con un céntimo por litro como medio de obtener financiación extraordinaria para el sistema sanitario público. (Que alguien traiga un polígrafo, por compasión).


Quinta consideración. Se ha puesto en boga un reproche contundente; “No es de fiar”. Lo ha dicho Idoia Mendia, portavoz del Gobierno López y Jose Antonio Pastor, portavoz del PSE. La recriminación iba a dirigida a Iñigo Urkullu, presidente del PNV.


¿Por qué no es de fiar Urkullu?. ¿Por haber dicho que la situación económica del Gobierno vasco es delicada?. ¿Por pedir transparencia, que se conozca la situación real de la hacienda autonómica? ¿Por desvelar que el “coordinador” del Gobierno vasco le pidió, con angustia o sin ella, auxilio para reabastecer de recursos económicos a su gabinete?.

¿Quien no es, aquí, de fiar? ¿Quien debe presentar las cuentas claras y sólo ostenta descalificaciones? ¿Quienes, a toda costa tratan de evitar que se demuestre que su gestión se basa en el “yo invito y tú pagas”?. ¿Quienes viven instalados en el principio de “que pague el siguiente”?. ¿Quienes sin ningún pudor han mantenido y afirmado públicamente que Euskadi ha salido ya de la crisis?.

Dejemos de mirar al dedo y contemplemos la luna. Datos:


El próximo día 14 se reunirá el Consejo Vasco de Finanzas. Allí, las tres diputaciones presentarán la liquidación de lo recaudado en 2011 y su desfase respecto a las previsiones establecidas. La caída recaudatoria como consecuencia de la falta de actividad económica en el país dejará un agujero en el Gobierno vasco de, aproximadamente, 700 millones de euros.
Carlos Aguirre vaticinó el otro día que su gabinete no cumplirá el compromiso de déficit en el 2,3% establecido. “Se incrementará en unas décimas –dijo-“. Sí, hasta el 2,5%. Casi el doble. 1.700 millones de euros gora-behera.


Más. En menos de tres años, el Gobierno López ha aumentado la deuda en 4.858 millones, es decir, la ha multiplicado por 8,6 (un incremento del 757%). Por poner un ejemplo; como si cada contribuyente vasco hubiésemos asumido un préstamo de 5.500 euros. Pero no es todo. Para el presente ejercicio (2012), el presupuesto aprobado por el PSE y el PP autoriza un nuevo endeudamiento por importe de 1.038 millones de euros, por lo que, a final de año, la deuda viva del Gobierno López superará los 6.500 millones.

Esa “brillante” gestión tiene, además, un efecto inmediato. Quien gobierne en 2014 deberá, de saque, destinar 800 millones de euros de su presupuesto a pagar los intereses generados por la deuda. Ni más ni menos que 800 millones en intereses. Más que el presupuesto de Gipuzkoa. Y, suma y sigue.

El pasado mes de octubre, el Gobierno vasco determinó –según sus datos- que la economía vasca crecería este año el 1,4%. Según esa previsión oficial se estableció la estimación de recaudación para este ejercicio. A finales de diciembre el mismo Gobierno vasco, la redujo la previsión de crecimiento al 0,7%, pero la estimación recaudatoria no. Estaba ya prefijada. Atémonos la faja. Para qué seguir. ¿Mirar la luna?. Sólo si a los inquilinos de Lakua se les somete a la “maquina de la verdad”. Fíate y no corras.

Y los de Bildu de cierre patronal revolucionario. ¡Qué panorama!.




Hemeroteca del 2 de febrero.
Ni copago ni más impuestos










Hemeroteca de 9 de febrero. Céntimo sanitario


miércoles, 8 de febrero de 2012

LAS DÉCIMAS DEL CONSEJERO AGUIRRE

Seguimos dando vueltas y más vueltas a la situación de las cuentas públicas.


Para poder curar a un enfermo lo primero que se establece es diagnosticar su dolencia y certificado el mal que le aqueja, poner un tratamiento adecuado que la haga remitir.

Por eso, no es recomendable utilizar los desfibriladores cardíacos si el paciente no ha sufrido un infarto, ni las simples aspirinas curarán una neumonía.

Los consejeros Carlos Aguirre e Idoia Mendia . Foto DEIA
Pero a Carlos Aguirre, el Consejero de Economía y Hacienda que hasta en dos ocasiones anunció a bombo y platillo que Euskadi había salido ya de la crisis, eso le importa un bledo.

Anunció que comparecería públicamente para dar a conocer la situación real de las cuentas del Gobierno vasco y su rueda de prensa fue un cúmulo de descalificaciones políticas. Su discurso, lleno de reproches a los demás, nos dejó claro una cosa; el Gobierno vasco no cumplirá su compromiso de déficit.


La Administración de Patxi López se había comprometido a cumplir un déficit máximo del 1,3% del PIB. La bajada en la recaudación de las Diputaciones –siempre otros tienen la culpa-, imposibilitará al Consejero Aguirre, cumplir su compromiso. El Déficit, según en Consejero de Economía, será superior “en unas décimas” –dijo-.

Naranjas de la china. El déficit del Gobierno vasco en 2011, será, como mínimo, el 2,5% del PIB (el doble de lo acordado), si bien nadie garantiza que dicho porcentaje se incremente finalmente cuando se disponga de todos los datos necesarios en el cierre del presupuestario. La “décima” de Agirre supondrá un monto suplementario cercano a los ochocientos millones de euros con lo que la cifra global de desfase estará próxima a los 1.700 millones de euros. Joder con la “décima”.

Más datos que se ocultan. En menos de tres años, el Gobierno López ha incrementado la deuda en 4.858 millones €, es decir, la ha multiplicado por 8,6; la ha incrementado el 757%.

Es como si cada contribuyente vasco tuviéramos un préstamo de 5.500 € con el Gobierno vasco. A ello tenemos que añadir que para el año 2012, los Presupuestos aprobados autorizan un endeudamiento neto adicional de 1.038 millones de euros, por lo que en 2012 la deuda viva del Gobierno vasco superará los 6.500 millones de euros.

Ahora empiezo a entender lo “irresponsable” que es Urkullu.

Y , de momento, una cosa más. Con estos números, quien llegue a gobernar en Euskadi en 2014 tendrá una herencia maravillosa. De saque, sin mover un dedo, deberá consignar en su presupuesto y posteriormente pagar 800 millones de euros como intereses de la deuda acumulada. 800 millones, el 8% del presupuesto global o en equivalencia, la cantidad total del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa ( más que la suma de los presupuestos de Bilbao, Donostia y Gasteiz-Vitoria). 800 millones, de entrada, para pagar los intereses de la deuda contraída por el Gobierno del “cambio”.

Pero, tranquilos, que no pasa nada. Que ni hay urgencias ni la situación es difícil. Todo son invenciones de Urkullu, que se ha vuelto loco y que como acaba de decir Pastor, “tiene una actitud malévola y malintencionada”.
Este enfermo tiene una málisima salud de hierro. Joder con la “décima”.



martes, 7 de febrero de 2012

“L´ÉTAT C´EST MOI”

 
Se atribuye a Luis XIV la célebre cita de «L'État, c'est moi» («El Estado soy yo»). Sin embargo, todos los historiadores vienen a colegir que la mencionada afirmación, a tenor de la fecha que se atribuye, no pudo salir de los labios del monarca francés que tendría un mes de vida cuando se pronunció por primera vez. Más bien, tal afirmación, fue forjada por los enemigos del absolutismo político que Luis XIV, o el “Rey Sol” representaba.


Louis XIV

La política, el “Estado”, la “comunidad” han sido muchas veces la excusa en la que refugiar responsabilidades personales o grupales. Ese absolutismo de parapeto ha vuelto a la palestra en relación a la controversia suscitada entre el PNV y el Gobierno Vasco en relación a la situación de las cuentas públicas de la comunidad.

Las críticas de brocha gorda han tratado de desplazar el centro gravitacional de las declaraciones de Iñigo Urkullu hacia un supuesto menoscabo de la solvencia y de la fortaleza de la sociedad vasca. Y al hilo de ese bote de humo, no han sido pocos los que se han sumado a un linchamiento mediático y opinativo del presidente del EBB. Hasta el Delegado del Gobierno, que por prudencia debiera mantenerse alejado del debate político partidario, ha pretendido participar de la fiesta del despiste.


Urkullu no ha dudado de la credibilidad ni de la solvencia de la sociedad vasca. Ni de su potencialidad económica. Ni de sus sectores productivos. Ni de la capacidad de superación y de trabajo de Euskadi.


Urkullu no atacado el músculo económico de Euskadi, ni ha cercenado su imagen exterior. No. Lo que Urkullu ha situado en el centro del debate es la fragilidad de la gestión económica de una Administración, de un Gobierno, cuyo coordinador plenipotenciario se le aproximó en varias ocasiones a la búsqueda de auxilio económico para sus debilitadas cuentas públicas.

Y, no. No fue una aproximación habitual, de las “muchas” en que el Gobierno de Patxi López ha pedido colaboración al PNV para avanzar frente a la crisis. No, fue un acercamiento para que el PNV flexibilizara su posición en la búsqueda de recursos extraordinarios –el céntimo sanitario a modo de recargo en el consumo de hidrocarburos- que alimentaran las hambrientas arcas gubernamentales. Fue, una llamada desesperada, porque, de seguir por los actuales derroteros, el mes de marzo “el gobierno estará pelado”. “Pelado” sí, aunque quien lo afirmara en privado negará ahora ser el autor de la cita. Es su sino.

El PNV, por boca de su presidente había hecho gestos públicos que anunciaban su voluntad de “arrimar el hombro”. Pero, una y otra vez, desde el mismo gobierno del coordinador-consejero de Interior, se deslegitimó la sinceridad del ofrecimiento jeltzale.


Así que no casaba la imperiosa necesidad trasladada en privado y la soberbia desfachatez demostrada en público.



Por eso, y por sentido de la responsabilidad el PNV marcó el terreno: colaboración sí, pero antes transparencia, afloramiento de la situación económica, diagnóstico de la gravedad del paciente y, luego, si es posible, remedio para tratar la dolencia.

Urkullu contactó, antes de su comparecencia pública del pasado viernes , con el líder del socio gubernamental. Con Antonio Basagoiti. A él le hizo partícipe de de la profunda preocupación suscitada en el PNV por la salud de las cuentas públicas. Le relató lo sucedido y le adelantó la inmediata petición de clarificación contable. Basagoiti atendió la explicación. Y, horas más tarde, se sumó a la melé contra el PNV y su presidente.

La respuesta a la cuestión central planteada por Urkullu – la clarificación de las cuentas- ha sido el escapismo. “L´État c´est moi- Euskadi soy yo” y quien dude de mi solvencia pone en cuestión y en riesgo la imagen pública de Euskadi. Y, a partir de ese momento, el pim, pam, pum que demuestra la bajeza y la escasa talla de quienes nos gobiernan y quienes les apoyan.



Sigue en el aire la pregunta; cual es el déficit real del Gobierno vasco, cuanta deuda nueva ha contraído y a qué la ha dedicado. Cuantos compromisos presupuestarios ha trasladado a años posteriores al ya vencido 2011. Cuanto tendrá que pagar el próximo gobierno de intereses. Cuanto del presupuesto se ha ejecutado y qué recortes ocultos existen. Transparencia, veracidad, certidumbre son las claves para salir del atolladero.

Cuando uno tiene la impresión que quien gestiona sólo piensa en girar su factura al siguiente; cuando la opinión generalizada es que el agujero financiero de hoy –que se hace más grande cada día- condicionará gravemente las políticas públicas del futuro y que quien es responsable, o irresponsable de tal desastre, sólo parece responder “ante Dios y ante la historia”, (como el Rey Sol) , llega al convencimiento de que el fin de un ciclo está próximo. Luis XIV tuvo un longevo reinado pero su absolutismo gobernante heredó uno de los cambios más trascendentes de la historia: la revolución francesa.

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL LEHENDAKARI LÓPEZ Y EL CIERRE DE ESCUELAS Y HOSPITALES

Hacía tiempo que no escuchaba unas declaraciones más irresponsables y llenas de soberbia. Las hizo quien ostenta la máxima representación de este país, el Lehendakari Patxi López. El presidente del Gobierno vasco exigió el pasado jueves a la Diputación de Bizkaia que "reconsidere" su rechazo a la reforma fiscal que él propugna en solitario o, en caso contrario "que nos diga qué quiere recortar, qué escuelas y hospitales quiere cerrar". Bochornoso, sin más.



Resulta impropia de un dirigente institucional una afirmación semejante. Primero, porque, al día de hoy, nadie conoce pormenorizadamente cual es la reforma tributaria que propugna. Nadie lo sabe –creo que ni él- porque ni la ha detallado, ni ha presentado propuesta alguna más allá de la propaganda y la demagogia discursiva de “ricos y pobres”.


En segundo término, porque sus vagas intenciones propagandísticas, no han gozado de ningún apoyo concreto, más allá de una ambigua sintonía de los dirigentes de Bildu (qué casualidad, que las posiciones más cercanas sean las de quienes no han precisado aún sus objetivos de gobierno).


En tercer lugar, porque el cargo de Lehendakari debe ser mucho más que un mero observador que cuan predicador se dedique a abroncar o a aconsejar a los demás sobre lo que deben o no hacer. Y el presidente López lleva más de dos años de legislatura leyendo papeles y haciendo declaraciones sobre lo que, según su guión, toca hacer a los demás. A las Diputaciones, a los empresarios, a los partidos políticos, a la sociedad…A todos menos a su gobierno


Algún día dirá qué va a hacer él y su equipo.


Cuarta reflexión. Sus palabras de anteayer denotan una ignorancia sonrojante en relación a la situación económica y la crisis. López desconoce lo básico. Los recursos públicos han caído porque la actividad económica no genera los excedentes que hacen posible una mayor recaudación. Es decir, que si no hay pedidos, no hay trabajo, no hay facturación, no hay beneficios. No hay retenciones, no hay consumo y no hay dinero para las arcas públicas.


El sistema tributario sirve para redistribuir la riqueza generada. Si no hay riqueza no hay nada que repartir. (Se lo ha dicho todo el mundo. El más claro Lazpiur, pero López ni ha escuchado ni quiere hacerlo).


Quinta consideración. Un lehendakari debiera saber que por mucho que se ordeñe veinte veces a la misma vaca ésta no dará más leche si no se ha alimentado. Un lehendakari que se precie de serlo debe conocer que las Haciendas forales no son el banco emisor de moneda, que no tienen la máquina de fabricación de billetes que tira de tinta y papel a su antojo y los convierte en euros.


Sexta impresión. Un lehendakari debe ser algo más que un consultor recostado en el diván. El gobierno que preside forma parte del entramado institucional de este país que durante años de autogobierno ha funcionado bajo el principio de riesgo compartido. Es decir que mientras las cosas vayan bien, lo irán para todos, pero que cuando se tuercen, cada cual debe asumir su responsabilidad y las medidas correspondientes a adoptar.


En este sentido cabe indicar que en el Consejo Vasco de Finanzas del pasado año, fue el Gobierno del lehendakari López quien pidió a las diputaciones forales que hicieran un esfuerzo y elevaran la tasa, el nivel de recaudación previsto para este ejercicio. Un incremento difícil de creer, a tenor de la coyuntura económica, pero que su ejecutivo consideró imprescindible para cumplir con sus compromisos de gasto. Es decir, que quiso hacer las cuentas al revés. Pienso gastarme tanto y necesito tanto para cuadrar, luego recaudaremos lo que haga falta. Impresentable. Hasta la última familia de este país sabe que tendrá que adecuar sus gastos a los ingresos que consiga y no a la inversa. El Gobierno de López no y ahora culpa a otros de cerrar escuelas y hospitales.


Séptima reflexión. La política económica de derroche y desfase del lehendakari López ha hecho multiplicar por seis el endeudamiento de su gobierno. Ha dilapidado los excedentes y ha convertido unas cuentas saneadas en una deuda galopante. Y dice necesitar más.


Octava cuestión. Su soberbia le lleva a reprochar a la Diputación de Bizkaia la responsabilidad de su lamentable balance económico, cuando la Hacienda de este territorio es la que más se ha aproximado a las estimaciones de recaudación y su equipo foral ha encaminado sus deberes para ajustar el gasto a sus compromisos.


Novena consideración. Hemos pasado el ecuador de la actual legislatura y el lehendakari sigue sin presentar un plan económico. Un año desde la transferencia de las políticas activas de empleo y seguimos sin noticias de Lanbide. Llevamos más de dos años de discurso permanente. De “consejos vendo” y de nada más. Dos años pasados de tiempo perdido, de incapacidad, de insolvencia.


Décimo y último considerando. En los próximos días, el Lehendakari López deberá comparecer ante el Parlamento en el Pleno anual de política general. Comienza a ser hora de que él y su gobierno comiencen a conjugar la primera persona del singular y el plural para presentar a la ciudadanía un compromiso y una responsabilidad que les vincule. Y es hora también para el rigor, aunque , a tenor las bochornosas palabras escuchadas el pasado jueves de boca del lehendakari, mucho me temo que dicho concepto – rigor- ni esté ni se le espere en el hemiciclo de Gasteiz.



lunes, 12 de septiembre de 2011

RUBALCABA SALVA EL CULO IN EXTREMIS

Esta vez no ha permitido que le dejen con el culo al aire. Alfredo Pérez Rubalcaba anunciaba este fin de semana, “in extremis” que había pedido a Rodríguez Zapatero que su gobierno rehabilitara el Impuesto de Patrimonio de manera inmediata.


De esta forma, el candidato socialista, recobraba el protagonismo ante una medida inminente del gobierno saliente, que, según diversas fuentes ya había aprobado tal decisión semanas antes. Sin embargo y para evitar un nuevo desencuentro con Rubalcaba, quien presentaba tal medida como una de sus propuestas estrella para la próxima legislatura, el ejecutivo cesante habría postergado su decisión oficial. Había que dar tiempo a su candidato a que ajustara el paso y, nuevamente, no quedara en fuera de juego.

Zapatero lo había dicho en numerosas ocasiones, hará lo que fuera para apoyar a Alfredo. Si es preciso se quemará a lo “bonzo” para no dañar a su candidato y pese a que la reforma constitucional fue una medida unilateral que sorprendió a su cabeza de lista, la inminente rehabilitación del impuesto sobre el patrimonio no podía, nuevamente, dañar la estrategia del jefe de cartel socialista a las elecciones generales.

Por eso la puesta en escena de este fin de semana. “Yo he pedido al gobierno –decía Rubalcaba- que reinstaure ya el impuesto de patrimonio ahora, para que el próximo gobierno pueda contar ya con la recaudación que esto genere”.

Lo cierto es que, aunque el gabinete Zapatero apruebe la medida –que está ya hecho-, su aplicación será una incógnita ya que este impuesto es de gestión autonómica. Es decir que serán las Comunidades Autónomas las que decidan si lo aplican o no y los entes gobernados por el Partido Popular se han aprestado a señalar que, en su ámbito competencial, el Patrimonio no se aplicará.

Luego, estamos ante un nuevo brindis al sol. Un gesto.
El tiempo pasa y la economía española sigue en el trapecio, al albur de las corrientes de aire que lleguen de Grecia o Italia.

El pasado jueves, según vaticinaba, se dieron a conocer las tasas de déficit público de las comunidades autónomas. Datos escalofriantes. Se conocía igualmente la imposibilidad de un gran paquete de cajas de ahorro de alcanzar el nivel de financiación privada exigida por el Banco de España para su continuidad en el sistema. Y, afortunadamente, el Banco Central Europeo, en un gesto de proteccionismo ante la amenaza de la recesión, no subió el tipo de interés comunitario. Jueves negro maquillado.

No obstante, el gran desafío de la economía española, pasa por el impasse de tres meses sin gobierno que gobierne y sin parlamento, a la espera de la celebración de los comicios generales y la conformación posterior de un nuevo ejecutivo.


Alguien ha sugerido la necesidad imperiosa de reeditar un pacto de Estado, como aquellos de la Moncloa que en plena transición estabilizaron y dieron una vía de certidumbre a la economía española. Pero, ¿cómo llamar a un acuerdo si no hay quien convoque ni quien dirija el cónclave?.

Lo que parece evidente es que, a la crisis financiera le va a tomar el relevo una crisis institucional. El PSOE habla abiertamente hacer desaparecer las diputaciones provinciales. En privado, esta formulación se amplía hasta las autonomías. “Todas menos Euskadi y Catalunya” –dicen-. El río empieza a sonar. Habrá que estar atentos para que la torrentera no pretenda pasarnos por encima. Y , si es así, quizá haya llegado el momento de intentar saltar por encima.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

JUEVES 8 DE SEPTIEMBRE, JUEVES NEGRO

Mañana, jueves 8 de septiembre, está subrayado en el calendario como una fecha fatídica. Jueves negro. Negro para la economía de España. Negro para Zapatero y Elena Salgado. Negro, muy negro, para Rubalcaba.


La falta de credibilidad en el plan de ajuste italiano, las decisiones del Banco Central Europeo en relación al precio del dinero, y la situación de Grecia, con pie y medio fuera del sistema euro, parecen ser las causas de que lleven a los mercados a arrastrar al reino de España hacia el precipicio.

Ni la reforma constitucional, ni las medidas de ajuste, ni el funambulismo del gobierno a la hora de hacer equilibrios económicos, pueden detener un deterioro que amenaza catástrofe a la vista de los próximos tres meses de desgobierno –paréntesis entre la disolución de las Cortes y formación de un nuevo ejecutivo tras las elecciones del 20-N-.


Ha bastado una palabra de Christine Lagarde, presidenta del Fondo Monetario Internacional; “recesión”, para que el resfriado pandémico que económicamente afecta a Europa, se convierta en neumonía. Durao Barroso se ha tirado al ruedo de forma inmediata para negar la mayor; “no habrá recesión en la Unión Europea”. La ministra española, Elena Salgado ha hecho lo mismo. Pero el pánico ha vuelto a encender todas las luces rojas. La prima de riesgo sobre la deuda soberana de España e Italia ha vuelto a dispararse y , al parecer, ni la intervención del Banco Central Europeo, servirá ya como bálsamo que atempere las consecuencias de de lo que parece una quiebra inevitable.

Por si fuera poco para el Estado español, el gobierno de ZP debe dar a conocer ya, sin más dilación, la situación real del endeudamiento autonómico, y en ese plano, los rumores extendidos señalan que salvo Euskadi, Madrid y alguna otra comunidad autónoma de pequeña dimensión, todos los demás ente autónomicos han sobrepasado con creces los límites establecidos. Una mala noticia que no llegará sola, ya que se acrecientan las informaciones en relación a la intervención de nuevas cajas de ahorro. Entidades que no han superado el listón de su solvencia en el mercado y que deberán ser nacionalizadas.

Zapatero jamás pensó que tendría un final político tan aciago. Porfió, una vez despejada la incógnita de su continuidad, por aplicar los ajustes que nadie quería llevar a la práctica.
Pensó que el coste de tales medidas recaería sobre él y no sobre su candidato. Ajustó la fecha de las elecciones, pensando que tendría plazo. Y se quedó corto, ya que la velocidad de los acontecimientos le dejó sin calendario para aplicar nuevas medidas. Fue, como el bombero, de aquí para allá con la manguera sofocando cuantos incendios le salían al paso. Y su buena suerte antropológica se tornó en la más ceniza desdicha.

Mañana llega el “jueves negro” y necesita nuevos extintores que ataquen las llamas. Serán los últimos. El juego parlamentario se le acaba. No habrá Cortes en 20 días y necesita plazo legislativo si quiere seguir aprobando iniciativas. Y las va a aprobar, porque la amenaza de una intervención aprieta. Es la palabra que Zapatero no quiere ni oír mencionar. Por eso irá más allá en el reducido tiempo que le queda para aprobar nuevos decretos ley que puedan ser ratificados por la Cortes antes de su disolución.

Mañana, sí mañana mismo, jueves negro, celebrará Consejo de Ministros. El viernes es fiesta en la Comunidad de Madrid. Y tendrá que ser mañana el momento del último conejo en la chistera. El consejo afeitará un poco más a Alfredo Pérez Rubalcaba. Le dejará sin programa, sin promesas. Pero ZP cree que es lo que toca. El país, su país, por encima de su partido. Necesita margen para mayor recaudación, para eliminar déficit. Y eso se llama….impuesto de patrimonio. Entre 1.500 y 1.800 millones de euros más estimados –en teoría y con efecto práctico en 2012-.

Hay que rebajar el calor del infierno que viene, aunque Rubalcaba se queme en el camino.

Pese a todo, lo peor está por llegar. El paro no decrece. La economía no arranca, el consumo se contrae y Alemania, ¡ay Alemania!, no está por la labor de que todos en Europa se beneficien de su esfuerzo económico. Lo suyo le ha costado para que las cigarras chupen ahora de la piragua.
Y España no tendrá parlamento, al menos, en tres meses. Que escenario tan negro. Empieza mañana, jueves 8 de septiembre.

viernes, 17 de junio de 2011

ESPAÑA SE PARECE, CADA VEZ MÁS, A GRECIA

Hacía tiempo que no tenía un escritorio tan limpio. Apenas dos papeles. Es una de las cosas buenas que aportan los cambios. Cuentakilómetros a cero.


Ya tendré tiempo en convertir la mesa en una especie de caos universal. Papeles y expedientes desorganizados y revueltos, pero siempre detectables.


El curso político, una vez pasadas las elecciones y transcurrido el tiempo de las constituciones municipales y de las Juntas Generales, también aborda una nueva etapa.
Durante unos días, las formaciones políticas han estado ocupadas en la dialéctica de los pactos, de la suma de votos, de la configuración de mayorías y minorías.


Hemos asistido a disparates mayúsculos. “El PNV tiene un pacto vergonzante y clandestino con Bildu” (PSE). “El PNV ha pactado con el PP y los socialistas para sacarnos de la mesa de juntas” (Bildu). “Tengo constancia del pacto entre el PNV y Bildu” (Lehendakari López). “El PNV ha sumido a las instituciones en una crisis de inestabilidad” (Rodolfo Ares).
Hemos escuchado una cosa y su contraria en el mismo momento en un frontón de declaraciones que debiera hacer sonrojar a más de uno. Pero la humildad no es elemento que caracterice a determinada clase política.

Faltan aún por configurarse los equipos de gobierno de las diputaciones. Y mientras eso no suceda, tendremos la desdicha de continuar escuchando, de vez en cuando, mensajes similares a los soportados hasta ahora. Son cosas de “la política”.

Mientras, la situación económica de crisis se agudiza. Grecia en bancarrota total amenaza seriamente a la economía del euro, y el Reino de España es estrangulado por los mercados que imponen el pago de su deuda soberana por encima de los doscientos ochenta puntos básicos. Además, los “deberes” que la Unión Europa impuso a Zapatero, no terminan de cumplirse plenamente. La reforma del mercado laboral inconclusa, la negociación colectiva, las pensiones, el recorte del déficit público, la reconversión del sistema bancario (cajas), el establecimiento de un techo autorizado de gasto, etc no terminan de hacer frente a la gravísima situación de la economía española.

Dicen que España no es Grecia pero las imágenes de la Plaza de Catalunya se parecen mucho a las que de Atenas hemos observado meses atrás que a la Barcelona que creíamos conocer. No, España no es Grecia, pero cada vez se le parece más.

A la “pulmonía” económica se le añade el rumor de que uno de los nuevos bancos surgidos de las fusiones de cajas, no podrá hacer frente definitivamente a la dotación de fondos necesaria para su salvación. Además, Botín y los suyos –que magnífico apellido de banquero-, referencia de “solvencia” para algunos “entendidos”, pasarán por la Audiencia Nacional por presunto delito de fraude contra la Hacienda pública y blanqueo de capitales.

No hay más que desgracias económicas. España vuelve a asomarse al precipicio. Se habla –lo ha dicho Felipe González- de la necesidad de achicar espacio institucional (suprimir las diputaciones provinciales), de agrupar ayuntamientos, de recortar autonomías, de generar un pacto global sanitario. Medidas extraordinarias para tiempos excepcionales.

Sí, parece que llega “Paco con la rebaja”. Y el “patriotismo constitucional” de vacaciones. PSOE y PP a la greña para ver quien, en su pulso político, rentabiliza más de cara a las elecciones generales en ciernes. España moribunda y sus dos principales partidos, como en los aguafuertes de Goya, a cachiporrazo limpio.

Que Euskadi no es una isla lo sabíamos, y la tendencia económica general sigue teniendo su reflejo aquí. Baja el IPC lo que evidencia que el consumo se ha retraído. La recaudación pública se resiente. Grandes empresas, de especial trayectoria en este país, se han visto obligadas a vender su inmovilizado para, en alquiler, superar el charco de la falta de liquidez. Hasta el Gobierno vasco, imposibilitado de acrecentar su endeudamiento, ha tenido que echar mano de un crédito puente (se habla de 300 millones de euros) para aliviar su agotada tesorería.

Momentos duros e intensos. La crisis no se va. Se queda y parece que para tiempo. Aunque determinada clase política no se entere, impostando la realidad con mensajes de “galgos o de podencos”. De “escoltas” o de “condena del victimario pasado”. Es como si lo político y lo institucional fuera una trifulca en la que lo importante es molestar al adversario. Peleas de patio de escuela mientras el fuego está a punto de llegar a las aulas.

Confío que los nuevos gobiernos forales que se generen en los próximos días distingan lo relevante de lo aleatorio. Espero, que las nuevas diputaciones pongan también su contador a cero y centren su impulso en afrontar la crisis económica. Si queremos resistir, no nos queda otra, deberemos hacer un nuevo agujero en el cinturón, un nuevo ajuste, y, con austeridad en el gasto, establecer prioridades y, a dar pedales sin extenuación para generar actividad y empleo.

España se parece, cada vez más, a Grecia. ¿Euskadi?

miércoles, 18 de mayo de 2011

UN PLAN DE “CHOQUE” PARA EL METRO Y UNA “CRISIS” PARA LAKUA

Por fin los directivos de Metro Bilbao han reconocido lo evidente. Ha habido un cúmulo de incidencias –averías, retrasos, etc- que han afectado negativamente al servicio público de transporte y a miles de usuarios. Como respuesta a esta degradación del funcionamiento, los gestores del Metro han anunciado un “plan de choque”.


Podían haber sido un poco más ingeniosos en su propuesta porque hablar de “choque” en referencia al Metro es, cuando menos, una imprudencia semántica. Con toda la pasta gansa que se vienen gastando en comunicación, hablar de “choque” asusta un poco.

Los que dieron la cara ante la opinión pública –Gasco estaba desaparecido o de campaña en Donostia y Arriola , ¿existe el consejero Arriola?- centraron sus argumentos para razonar los problemas acontecidos en las obras de soterramiento del suburbano en Maidagan (Getxo) y en la necesidad de ajuste de las nuevas unidades del tren, introducidas para el incremento de capacidad de viajeros.

Casualmente, ambas medidas fueron implementadas por los equipos predecesores a la actual mayoría nominal socialista que controla monolíticamente desde hace más de un año el transporte ferroviario vizcaino. Es decir, que si alguien –que los hay- hubiera apurado el reproche, la culpa la tendría el PNV o los gobiernos de Ibarretxe.

Admito que compatibilizar el tráfico de trenes con unas obras de soterramiento en el trazado puede generar problemas y que se produzcan deficiencias en la marcha habitual de un servicio. Pero, ¿qué tiene que ver que se actúe en Getxo para que un tren se detenga en Erandio o en Deusto?. ¿Qué tiene que ver para que las escaleras mecánicas o las rampas no funcionen? ¿O para que una unidad no llegue a su destino en Basauri y los viajeros deban desplazarse desde Etxebarri en el “tren de san fernando”? ¿Qué tiene que ver el soterramiento de Maidagan para que haya suciedad en las estaciones?. O para que el fluido eléctrico provoque retrasos continuados?.

Un buen compañero y amigo me decía el pasado martes que él, a lo largo de los últimos años había sido un usuario permanente del Metro. “He hecho miles de viajes en los últimos años. Y jamás he visto un deterioro del servicio como ahora. Hoy, por poner un ejemplo, a las diez de la mañana, pasas la mano por las barandillas de las escaleras y te manchas porque están sucias. ¿Dónde están aquellas brigadas de limpieza que dejaban el Metro como la patena?”.

No supe contestarle. La denuncia de los trabajadores de este servicio, que acusan a los responsables de Metro Bilbao de no invertir en el mantenimiento de la infraestructura y de las unidades está ahí.

El plan de “choque” anunciado anteayer costará “cero euros a la sociedad Metro Bilbao”. Sí, cero euros. Lo dijo su Consejero delegado. El mismo personaje, que, a la vez, gerencia el Consorcio de Transportes, matizó que sería esta entidad la que abonaría los casi siete millones de euros que supondrá el mencionado plan de colisión, perdón, de choque. A nadie se le ocultará que trasladando el coste al Consorcio de Transportes, será la Diputación vizcaina la que se haga cargo de la mitad de la cuenta. Es lo habitual; yo invito y tú pagas. Ahora bien, si el gasto establecido redunda en la mejora del servicio y el retorno del Metro a los estándares de calidad que siempre ha tenido, será una inversión adecuada y necesaria.

Aunque mucho me temo no sea así. La experiencia del Gobierno del “cambio” nos augura lo peor.

Seguimos de campaña, pero por debajo del ruido, continúa la frustrante gestión del ejecutivo autónomo. El Consejero de Sanidad Bengoa, cuya prepotencia me era desconocida, ha reclamado para sí la gestión de las personas dependientes, una gestión llevada eficazmente por las diputaciones ya que organismos independientes han puntuado de “sobresaliente”. Si nuestra sanidad tarda ya más de ocho meses en atender a quien necesita para su normal movilidad una implantación de prótesis rotuliana, sólo le faltaría a Osakidetza ocuparse de las personas dependientes. Vamos, una estupidez.

De Lanbide no diremos nada, porque no hay nada que decir. No hay ni cursos para los desempleados que los solicitan. Y del Departamento de Economía, pues que es como un sin vivir. Revisando 1.600 partidas presupuestarias susceptibles de nuevos recortes. Nuevos recortes o nuevo endeudamiento –si se lo permiten-.

Vamos, que el “cambio” empeora. Si a este panorama le añadimos que las previsiones electorales vaticinan un claro desgaste para Patxi López, estaremos a las puertas de un nuevo tiempo. Nuevo tiempo de crisis política e institucional. Crisis en la que el rumor de un ajuste gubernamental en Lakua comienza a sonar con fuerza. Pero, no adelantemos acontecimientos.



El Consejero Delegado del Metro Bilbao y Gerente del Consorcio de Transportes, Iñaki Prego, en un acto electoral del Partido Socialista en Basauri. ¿Pero no dijeron que era un técnico y no un político?